miércoles, abril 29, 2020

Anna Freixas Farré: reivindicación del envejecimiento femenino como un privilegio




A mi hija Laura debo el conocimiento de Anna Freixas Farré, una psicóloga que reivindica el envejecimiento como un privilegio. En modo alguno se considera fuera de juego y rechaza de plano todo lo que pueda sonar a prejuicios sociales que atañen a la vejez, sobre todo de las mujeres. Sin duda es una especialista en el conocimiento de esta etapa de la vida de la  mujer ya que lleva varias décadas investigando sobre ella.


Anna Freixas Farré luce canas con la misma naturalidad que habla de sexo o ataca a las empresas que se empeñan en mirarla como target para venderle todo tipo de productos antiaging. Es una mujer mayor, pero su negativa a considerarse fuera de juego no tiene que ver sólo y exclusivamente con un convencimiento personal. Su rechazo a los prejuicios sociales que atañen a la vejez, especialmente la de las mujeres, es el resultado de décadas de investigación, que la posicionan como una de las más destacadas expertas en envejecimiento, particularmente, femenino.


Con cinco libros sobre el tema en los anaqueles, un sinfín de artículos científicos, comunicaciones a congresos, conferencias y tesis doctorales dirigidas, esta catedrática jubilada de Psicología de la Universidad de Córdoba se posiciona en la línea de la Gerontología Crítica, una línea de pensamiento e investigación que trata de deconstruir los falsos mitos y algunos mandatos sociales acerca de las personas mayores. Entre ellos destacan los que afectan a la sexualidad de las mujeres mayores o a su manera de entender el amor, las relaciones personales o la ocupación del tiempo, en una propuesta de entender el envejecimiento no solo como un proceso biológico, sino cultural y social. En esa línea de trabajo encaja a la perfección la última obra de Anna Freixas, Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI, que ya va por su cuarta edición en español y la primera en francés, y que cuenta con un importante número de estudiosos en América latina. La obra combate tanto los viejos prejuicios que presentan a las personas mayores como enfermas e incapaces, como a las últimas corrientes que abogan por el envejecimiento activo.

Respecto a los primeros, Anna Freixas explica que el incremento de la esperanza de vida –una española vive hoy una media de 30 años más que a mitad del siglo XX- ha obligado a la Psicología a redefinir muchos de sus planteamientos, empezando por la división de las diferentes etapas de la vida, que antes clasificaba en infancia, edad adulta y vejez y que ahora contempla una mayor complejidad y llega a distinguir entre tercera y cuarta edad. De la misma forma, la investigación psicológica ha tenido que ampliar sus grandes temas de investigación y no sólo porque vivamos más, sino porque han cambiado muchos roles. Si antes la Psicología relacionaba la vejez con la búsqueda del sentido de la vida vinculando el envejecimiento masculino a la ocupación del tiempo tras la jubilación y el femenino, al teórico síndrome del nido vacío; la llegada a la vejez de las protagonistas de los movimientos sociales de los años sesenta y setenta han puesto bajo el microscopio asuntos como el del deseo sexual en la vejez, las relaciones personales o la actividad intelectual tras el final de la vida profesional.

Freixas ha abordado buena parte de todos esos temas en sus años de investigación y se muestra tajante al sentenciar la muerte de aquellos asuntos. El ‘nido vacío’ es la liberación de la atención de los hijos e hijas; el cuidado se relaciona con un tema que empieza a preocupar socialmente y que Freixas nombra como ‘abuelas esclavas’; y el sexo exige un estudio en profundidad que ayude a mejorar la consideración de quien en estas edades desee mantenerlas.

Envejecimiento activo

En cuanto a las críticas a la corriente del envejecimiento activo, la profesora de la Universidad de Córdoba argumenta que ésta no es más que el intento del sistema de mantener a las personas mayores como consumidoras de todo tipo de productos y servicios, a su juicio, absolutamente inútiles. En este sentido, Freixas defiende que la vejez es un momento que exige reflexión y por tanto silencio y que las propuestas de envejecimiento activo en las que se agolpan todo tipo de actividades resultan verdaderamente agotadoras. “Es imposible reflexionar sobre el sentido de la vida montadas en una moto”, sentencia.

Anna Freixas, con su obra ‘Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI’.

En la revisión de paradigmas que propone la Gerontología Crítica, la medicalización del envejecimiento ha sido ampliamente cuestionada. Aunque entendiendo que el alargamiento de la vida ha sido posible gracias al avance de la Ciencia y de la Medicina, la catedrática de Psicología de la UCO matiza que mientras se entienda el envejecimiento como enfermedad, la vejez mantendrá su imagen negativa ante los ojos de la sociedad. Por eso cree que la inclusión de la Psicología en el área de las Ciencias de la Salud, como defienden quienes abogan por la psicología clínica, contribuirá a mejorar la atención a los mayores.  Y pone como ejemplo el tratamiento que médica y socialmente se ha dado a la menopausia femenina, empezando por determinados tratamientos hormonales que acabaron comprobándose como inútiles y con riesgos importantes para la salud de las mujeres y continuando por la construcción discursiva que asocia menopausia con el fin de la actividad sexual, como si el sexo sólo tuviese una función reproductiva.

Para Anna Freixas, esta catalana que deshizo el camino de miles de emigrantes andaluces a mitad de los años ochenta, envejecer es un cambio más en la vida, como la adolescencia o la madurez y conviene afrontarlo con serenidad, sin el estrés que provocan todos esos tratamientos antiaging que no hacen más que rechazar el propio cuerpo, y, sobre todo, con humor, desdramatizando y desmitificando el hacerse vieja. Y lo dice con la certeza que dan los años de investigación en el tema y la sabiduría de sus 70 inviernos.

Fuente: Elena Lázaro/Asesoría científica: Anna Freixas Farré.





12 comentarios:

  1. Conocía su nombre y alguna noticia, ahora me lanzaré a leerla. Gracias a ti y, claro, a tu hija.

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  2. Alguien inteligente y con sentido común para aprovechar lo que de verdaderamente bueno nos haya brindado la sociedad en la que vivimos.

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    1. Hay cosas buenas, pero curiosamente nos fijamos más en las otras, que también abundan...

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  3. No se, pero que cada uno envejezca como le de la gana y pueda. Supongo que uno envejece como ha vivido, el que fue activo, sigue activo y el que no lo fue, supongo que no se pone a hacer actividades como un frenético. Quizás eso de agrupar a la gente como colectivos es el problema, no se.
    Un saludo

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    1. Muy de acuerdo con tu opinión siempre y cuando eso de envejecer responda a la voluntad de cada uno.

      Saludos

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  4. Felicidades mi amigo no conocia a tu hija.

    Besitos dulces
    Siby

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  5. Creo que las perspectivas que le da al asunto, según la información que tú nos trasladas, es interesante a la hora de abordar el tema de la vejez...

    Pienso que es un campo con muchos determinantes y condicionantes... En el aspecto y facultades físicas, a medida que vamos entrando y avanzando en esta etapa, los telómeros y la mitosis celular juegan un papel importante... que afectan en una u otra medida... y en cada cual tiene su importancia en el cómo, en el qué, en el dónde… con alcance personal, familiar y social…

    En lo de si activa, reflexiva, sedentaria o como cada cual quiera vivirla, pues entrarán en juego, no sólo las condiciones físicas, sino también las mentales y culturales... para unos los viajes, los bailes, el deporte, etc. serán la repanocha, en el mejor sentido, y para otros serán prescindibles o gestionados con moderación y ponderación... No sé, es tanta la diversidad y son tantas las variables que no creo que exista un manual para vivir la vejez... creo que cada cual debe actuar y organizar su vejez como mejor le haga sentir y tendrá que seguir barajando sus circunstancias personales, familiares y sociales como mejor pueda...

    No sé si todo el mundo quiere, cuando llega a la vejez, reflexionar sobre el sentido de la vida (cosa que yo pienso que hay que hacer durante toda nuestra existencia) o a lo mejor hay mucha gente que huye de esa reflexión; yo, que me como el coco mucho sobre el asunto, me encuentro a diario a mucha gente que dice abiertamente que prefieren no reflexionar y vivir "distraída"...

    Y que se les trata y aborda como objetos de consumo, no tengo dudas de ello... Al fin y al cabo, es en la sociedad que vivimos, y mientras estamos vivos somos interesantes como objetos de consumo y negocio...

    Lo de los mayores cuidadores, pues ahí está... ¿Cuál es la solución?

    Lo de la medicalización a mayores (hipermedicalización en muchos casos), pues ahí está... ¿Cuánta ponderación se pone en el asunto?

    Es un tema interesante, no es fácil de abordar por las múltiples variables que habitan en este campo, pero creo que ella abarca perspectivas muy interesantes...

    Abrazo.





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    1. Interesanta, razonable e inteligente reflexión.

      Es evidente que cada uno ha de vivir esa etapa como quiera y sus límites se lo permitan. Pero, en cualquier caso, hay que dignificarla. Se lo merece

      Saludos

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  6. Pues me alegro que se reivindique la ancianidad en el mejor sentido de la palabra tal como se ha hecho a lo largo de los siglos y hoy el capitalismo ha intentado desterrar con el mito de la productividad. Lo que se ha hecho con la gente mayor en esas residencias miserables para que hagan negocios unos sinvergüenzas es un crimen de lesa humanidad que exige juicio y condena.
    Abrazo

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    1. Esperemos que, a partir de ahora, se controlen más y mejor esos geriátricos tan nefastos e inhumanos que se han descubierto. La gente mayor se merece lo mejor

      Un abrazo

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