Los
medios de comunicación han perdido cualquier mínima vocación de servicio
público y son guiados por la lógica implacable de las leyes del mercado.
Noam
Chomsky, en su artículo «Sobre mantenernos informados y la
defensa propia intelectual», nos habla de la necesidad de que toda la sociedad
se mantenga vigilante ante las manipulaciones y falsedades de los medios. El
denominado en su día «cuarto poder» ha cumplido hasta el momento un
notable y meritorio papel de vigilancia y denuncia de los extravíos de los
demás poderes.
En
el siglo XXI, el único poder real —el que todo lo controla y manipula— es el
poder económico, un poder que entre otras cosas es el dueño y señor de los
propios medios de comunicación.