Hace unos días cayó en mis manos este texto de Ángel Petisme, (Calatayud,
Zaragoza,1961), el conocido cantante, compositor y escritor, principalmente poeta. Me agradó tanto que quiero compartirlo. Expresa lo que muchos sentimos por Cataluña y reprocha al rey que en su último discurso no propusiera diálogo y una reforma de la Constitución para que pueda llevarse a cabo un referéndum legal. No sé si tal propuesta compete al rey o al presidente del Gobierno, pero en cualquier caso aquí están sus palabras y una de sus canciones, precedida de una especie de mitin político:
"Adoro Catalunya, sus gentes y su forma de ser y sentir, su lengua
preciosista, sus poetas (Salvat-Papasseit, Espriu, Martí i Pol…), su música
(Tete Montoliu, Sisa, Albéniz, Lluís Llach, Albert Pla…). Me encanta fumar de
madrugada en la Plaça del Diamant de Gracia junto a la estatua de Colometa
mientras riegan los barrenderos. Adoro los calçots con salsa romescu, la
escalivada, el pan tumaca…Tengo muchos amigos catalanes que son ya mi familia.
No es momento de más confrontaciones y crispación sino de pedir la paz y la palabra,
como decía Blas de Otero. “Paz para el
amor y para la causa. Paz para el pensamiento y para el camino. Paz para la
semilla y para el átomo. Paz para la obra y para el hombre”.
La única bandera que debemos enarbolar ahora es la blanca. El blanco es el
color más fuerte, el que define la inocencia o pureza que cada uno tiene y que
puede conservar mientras no se desvíe del camino correcto. Las banderas son
trapos teñidos si nos sumen en la oscuridad y la violencia. Las patrias no son
nada sin la gente que las llena de canciones de niños y trabajo, de pizarras y
luz. No hay bandos ni trincheras. Los políticos han fracasado con sus espurios
intereses oscuros.
Es el momento del amor y la razón de la gran sociedad civil de la
fraternidad. Es la hora de parar todo este sinsentido y atropello a la
condición humana. El rey, como jefe supremo del estado, en su comparecencia
debió proponer una reforma de la vieja Constitución del 78, una mesa de diálogo
y un referéndum legal y con todas las garantías donde los catalanes puedan
expresar sus deseos de futuro.
Nuestra fragilidad humana, nuestra triste capacidad para convertirnos en
piezas deshumanizadas de un puzle infernal para caer en el odio, deben terminar
ya.
Es la hora solar de la generosidad, la imaginación y la belleza".
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