Al final de mi entrada
anterior decía: “Odio tanto la palabra super como la de guay.
A mis alumnos les he dado una lista de palabras cuyo uso está prohibido en mis
clases. Estas dos figuran en dicha lista”
Retiro la palabra odio
porque, además de resultar excesiva,
no quiero que nadie se sienta aludido ni que se enfade conmigo. Sería más correcto y preciso decir que, más
que odiar, me aburren estas palabras
por el uso abusivo que se hacen de ellas hoy en día. Lo mismo podría decir de
todos esos comodines, tolerados en el lenguaje oral, pero que trasladados al
escrito, lo empobrecen. Nadie está libre de cometer errores y yo soy el primero
en descubrir que cada vez que releo uno de mis textos encuentro fallos de toda
índole... Este texto va dirigido tanto al prójimo como a uno mismo. Por si sirve...
Palabras comodín,
también llamadas baúl, (o multiuso, como las llamo yo), son
aquellos nombres, adjetivos o verbos de carácter polisémico que empleamos
cuando no se nos ocurren otras o no nos esforzamos lo más mínimo en buscar
alternativas más variadas, adecuadas y
precisas en un determinado contexto. El abuso de estas palabras, por más que se
tenga conocimiento de otras más acertadas, denota dejadez, pobreza léxica y monotonía
fónica, pero lo más grave es que descoloran la prosa y la vacían de contenido.
El problema de usar este tipo de palabras de forma reiterada que, como bien dice el cliché, lo
mismo sirven para un roto que para un descosido, siempre ha
existido, pero actualmente se ha agudizado más, si cabe...
Algunos ejemplos:
Nombres: cosa....(Cosificación:
todo tiende a ser cosa: un lápiz, un armario, el amor, la envidia, la política...)
Verbos: decir,
hacer, realizar, poner, tener... (Con estos verbos se puede hacer referencia a todo tipo de
acción)
Adjetivos: bueno,
interesante, positivo... Actualmente arrasan super
y guay (Todo lo que merezca un cierto grado de excelencia puede
calificarse con estas palabras)
Posibles causas:
Hoy está de moda escribir
como se habla. Si, al menos, se hablara bien...
En la actualidad la pauta
la marcan los medios de comunicación, el cine, los que hablan en público y no
la literatura o los que saben.
Soluciones:
Sobre todo, leer para enriquecer el léxico y pensar antes de escribir.
También hay diccionarios que permiten encontrar
las palabras adecuadas, tales como el Diccionario
del uso del español, de María Moliner y REDES, de Ignacio Bosque.
P.D. Igualmene abordo este tema en TERUELANDIA,
pero en clave de humor