Nicholas Christakis.
Los dos años últimos de pandemia del Coronavirus
han marcado un negro episodio en la historia de la humanidad. Sus consecuencias
han extrapolado el ámbito sanitario, causando evidentes metamorfosis en las
relaciones interpersonales, vida cotidiana y el actuar político y social. Las
epidemias de mayor o menor relevancia existen desde que tenemos historia
escrita. Muchos sobrevivientes hemos perdido a algún familiar o amigo. Es
innegable que la virulencia de la misma ha descendido considerablemente. Algo
tendrá que ver la vacunación masiva…
La pandemia por el nuevo virus COVID-19 ha
cambiado a la humanidad por sus graves repercusiones en múltiples campos; no
solamente en el de la salud, sino también en el económico, político y social.
Desde la perspectiva ética, las crisis siempre llevan a la reflexión y en este
caso ha sido evidente el reencuentro con un aspecto de la condición humana, la
vulnerabilidad. La sociedad actual, hedonista y autónoma extrema, ha tratado de
olvidarse de este aspecto, que la incomoda, pero que no puede ser ignorado bajo
esta terrible crisis. La vulnerabilidad posee también un aspecto ético
importante y por ello es necesario su reconocimiento y la voluntad de minimizar
sus efectos.
Calificada como una de las mayores pandemias
de los últimos 100 años, el Coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan a mediados del mes de diciembre de 2019, ya suma
más de 1 millón de casos y supera los 50.000 muertos en todo el mundo, cuyo epicentro según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) se ha traslado a Europa, particularmente
Italia.
En estos días, se ha hablado y comparado a las pandemias del
último siglo, como la Gripe española (1918-1919), Gripe asiática (1957-1958),
Gripe de Hong Kong (1968-1970), VIH/SIDA (desde 1981 a nuestros días). Por su
parte, las epidemias más conocidas del siglo XXI: SARS (2002-2003), Gripe aviar
(2003-2004), Ébola en África occidental (2013-2016), la gripe AH1N1 y el actual
Coronavirus. ¿Qué similitudes y diferencias detecta entre ellas?
En el año 2024 podríamos entrar en un
período de postpandemia, dice el sociólogo, médico y profesor de Ciencias
Sociales y Naturales de la Universidad de Yale, Nicholas Christakis.
En su nuevo libro, "Apollo's arrow: the
profound and enduring impact of coronavirus on the way we live" (La Flecha
de Apolo: el impacto profundo y duradero del coronavirus en la forma en que
vivimos), analiza los efectos de la pandemia en la sociedad desde una
perspectiva histórica y anticipa lo que puede ocurrir en los próximos años.
Considerado por la revista Time como una de las
100 personas más influyentes del mundo y por la revista Foreign Policy como uno
de los 100 mejores pensadores globales, Christakis es una voz respetada en el
ambiente académico. Por eso sus proyecciones sobre los cambios sociales y el
futuro de la humanidad han tenido resonancia.
Molesto con la Casa Blanca por la forma en
que ha enfrentado la pandemia, el investigador tiene esperanza en que las
vacunas nos ayudarán a salir de esta crisis, aunque advierte que la inmunidad
grupal no se logrará rápidamente.
Sus investigaciones lo han llevado a
argumentar que luego de enfrentar el impacto biológico de la pandemia durante
2021, tendremos que lidiar con las secuelas sociales, psicológicas y económicas
del virus por un buen tiempo más, antes de entrar en la época de la postpandemia.
Bibliografīa: Martha Nussbaum,
quien proporciona una visión conjunta sobre la consideración de la
vulnerabilidad y la justicia, enfoque muy necesario en la sociedad actual.