"El cuento de la lechera" ha dado lugar a una expresión popular, que se usa
cuando alguien imagina o sueña con algo imposible. Su significado es similar al
de la expresión "hacer castillos en
el aire" (hacerse ilusiones, ¿vanas?)
Nunca me ha
gustado este cuento, salvo el desenlace. La lechera es egoísta, presumida y
solo aspira al beneficio propio. Por eso
me gusta el final... Se lo merece. Sin embargo, tengo que reconocer que el
deseo de mejorar que manifiesta la lechera es totalmente humano y plausible.
Igual pienso de los independentistas... Esta convicción me llevó en su momento
a leer "És l´hora dels adéus"
de Xavier Sala i Martín, pero no me convencieron sus tesis. Este economista magnifica las ventajas y pasa de puntillas sobre los indudables problemas que generaría a corto y medio plazo. Sin embargo, me
consta que este libro goza de múltiples simpatías, por no decir devociones, entre los secesionistas. Un reproche que hago a estos, pero que siempre cae en saco roto, es
la escasa o nula consideración que tienen por los que no piensan como ellos, por los que están sumidos en el silencio... En
el cuento de la lechera, solo ella sufre las consecuencias del despiste que le
provoca la caída. En el tema de la secesión, las consecuencias de ese proyecto,
que a muchos nos resulta desafecto, insolidario e increíblemente arriesgado, nos perjudicaría a todos, caso
de llevarse a cabo fuera de la legalidad, sin reconocimiento internacional y con un apoyo exiguo...
Todo esto viene
a cuenta porque Josep Borrell y Joan Llorach acaban de publicar un libro con
connotaciones de la legendaria fábula de Esopo/Samaniego en el título: "Las cuentas y los cuentos de la
independencia". Para estos autores, Junqueras y Mas son una especie de
"lecheros" que prestan más
oído a las emociones plenas de ensueños
y entelequias que a la hipotética verosimilitud de sus planteamientos
independentistas. También denuncian mentiras y argucias poco éticas para captar
voluntades...
Así pues, y con
ánimo de completar la información escuchando a unos y a otros, he leído "Las cuentas y los cuentos de la
independencia" y aunque echo a
faltar conocimientos sobre cuestiones fiscales y económicas para opinar con un
mínimo de criterio, tengo la sensación de que ha valido la pena y me ha
aclarado bastantes dudas. No todas, ¿eh? El capítulo 4, especialmente, el que trata de los 16.000 millones de euros que el Estado español sustrae a Cataluña, ha sido
bastante didáctico y esclarecedor. Como ya se han hecho
algunas reseñas de este libro, cometido que no voy a mejorar, he seleccionado la
que expongo a continuación y que pertenece a José B. Terceiro (El País):
Josep Borrell y Joan Llorach desmontan los argumentos
económicos usados a favor de la independencia: las balanzas fiscales ‘a la
alemana’ o la pérdida de 16.000 millones
Las cuentas y los cuentos de la independencia rememora
la fábula de la lechera de Esopo/Samaniego, en versión masculina, pues también
hay lecheros: Junqueras y Mas, ambos a dos,
a los que les pueden más sus emociones que la verosimilitud de sus
planteamientos. Una entelequia independentista a dúo disonante, diseccionada en
un libro de fácil lectura que requiere, por parte del lector, cierta dosis de
curiosidad intelectual y un apreciable grado de vocación de aprendizaje.
El libro
analiza críticamente sus argumentos en favor de la independencia de Cataluña.
Su diagnóstico es rotundo: Junqueras y Mas han estado engañando a los catalanes
en muchas cuestiones. En particular, desmonta la extendida creencia de que, con
la independencia, Cataluña dispondría, de forma inmediata y permanente de 16.000
millones de euros adicionales que “España les roba a los catalanes”. Esta
argumentación obvia el detalle, nada menor, del coste de todos los servicios
públicos que el Estado español presta a los catalanes desde fuera del
territorio catalán, y que una Cataluña independiente tendría que asumir y
pagar.
Los autores,
dos ingenieros y economistas catalanes (el primero con una apreciable
experiencia política española y europea), recuerdan el papel de los medios de
comunicación públicos, y de los controlados por la Generalitat, que han actuado
como propaladores de las tesis oficiales sin preocuparse por verificar la
veracidad de tales afirmaciones. Se ha logrado así convertirlas en una cuestión
de “dignidad” y que el independentismo sea cultural, mediática y
socioeconómicamente hegemónico, lo que no quiere decir que, por el momento, la
opción a favor de la independencia sea mayoritaria. El libro sostiene la idea
de que los problemas de la relación entre Cataluña y el resto de España pueden
resolverse sin tener que recurrir a soluciones tan traumáticas como la
separación.
Soluciones de
tipo federal como las aplicadas en Quebec, Massachusetts o Baviera presentan
menos costes y más oportunidades, en un momento de la historia en que las
relaciones entre los países han dejado de ser juegos de suma cero para
convertirse en proyectos de integración creciente y prosperidad compartida. Y,
en cualquier caso, adoptar como ejemplo a Irlanda (como lo hace Junqueras)
vuelve a obviar aspectos tan dramáticos como los dos años de guerra con los
ingleses, seguidos de otro año de guerra civil.
El libro, al
margen de las emociones, en contra o a favor de la independencia, desvela con
claridad cuánto hay de discutible o simplemente falso en las tesis
proindependentistas. Se recopilan las declaraciones de Mas y Junqueras y se
señalan las falsedades, los errores y las medias verdades. “Los cuentos que se
han contado utilizando las cuentas mal hechas”.
Cuando
Junqueras se refiere a la asfixia económica “producida por el expolio español,
sufrido por Cataluña durante 26 años”, lo hace sobre la base de la siguiente
afirmación: “Si cada año no desapareciese de nuestro país un 8% de nuestro
producto interior bruto, en 10 años lo doblaríamos y cada 10 años seríamos el
doble de ricos. Habríamos cuadruplicado nuestro producto interior bruto”. Como
los autores señalan, Junqueras se ha quedado corto ya que, bajo su hipótesis,
Cataluña no solo sería el país más rico del mundo, sino que (si Junqueras
manejara correctamente el cálculo del interés compuesto) alcanzaría una
renta per capita de
más de 200.000 dólares (el doble de la renta de Qatar y cuatro veces mayor que
la de Alemania). Resulta patente la falta de rigor de la argumentación de
Junqueras.
A la sociedad
catalana se la ha engañado con una inventada comparación con Alemania
Otra falacia
manejada por ambos a dos es
que España drena, vía déficit fiscal, una parte desproporcionada de los
recursos de Cataluña, entre el 8% y el 9%. Añadiendo que todo lo que piden es,
simplemente, que se la trate como Alemania a susLänder, que limita su déficit fiscal al 4%-4,5%, como
demuestran las balanzas fiscales que el Gobierno alemán supuestamente publica
anualmente. Estricta invención. No existen las balanzas fiscales en Alemania,
ni limitación alguna al déficit fiscal de los Länder. A la sociedad catalana se la ha engañado con una
inventada comparación con Alemania, el cuento de las balanzas fiscales alemanas
que nunca existieron. Lo han ido contando por el mundo para recabar apoyo a su
causa, sin conseguir más que el descrédito que merece quien demuestra estar tan
mal informado o una manifiesta voluntad de engañar.
En el capítulo 4 se ofrece una clara y rigurosa
exposición de los conceptos relacionados con la elaboración de las balanzas
fiscales, su tipología y métodos de cálculo y especialmente la controvertida
cuestión de la neutralización del déficit público estatal, los métodos
utilizados para hacerlo y su relación con el ciclo económico. La Generalitat
justifica el famoso déficit de 16.000 millones de euros calculándolo por un
método muy particular, técnicamente llamado método del flujo monetario y neutralizando el déficit
público estatal por los ingresos.Los autores
explican cómo ese método produce la mayor estimación del déficit debido a lo
artificioso e inadecuado de sus hipótesis, y que en absoluto se puede asimilar
con el beneficio fiscal que aportaría la independencia.
El libro
presenta numerosos ejemplos para mostrar lo falaz de suponer que a Cataluña
solo la benefician los servicios públicos estatales que se producen en su
territorio. ¿No se benefician los catalanes de la red de embajadas y consulados
en el extranjero, aunque obviamente no haya ninguno en territorio catalán? ¿No
benefician los servicios de defensa a los catalanes aunque el Ejército tenga
escasa presencia en Cataluña? Las balanzas fiscales calculadas por el método de
carga-beneficio tienen en cuenta estos aspectos, a diferencia de las de flujo
monetario, que, al no tenerlos en cuenta, incrementan la estimación del déficit
fiscal en casi un 50%.
El libro
presenta numerosos ejemplos para mostrar lo falaz de suponer que a Cataluña
solo la benefician los servicios públicos estatales
Los autores
explican cómo el cálculo utilizado por la Generalitat (el muy particular método
monetario con neutralización del déficit estatal por los ingresos) deja de lado
el hecho incontrovertible de que una Cataluña independiente debería financiar
todos los servicios que ahora recibe del Estado, se produzcan o no desde el
territorio catalán. ¿O es que no iba a tener su red de embajadas y consulados,
su propia defensa y sus propios sistemas de gestión tributaria? ¿Es que alguien
lo suministraría gratis?
El libro
analiza en detalle los métodos y el significado de la “neutralización” del déficit
público estatal, y muestra cuán equívoco es sumar los impuestos efectivamente
pagados en el año con la estimación, utilizando el método que más la aumenta,
de los impuestos que supuestamente habría que pagar en un futuro indeterminado
para financiar dicho déficit.
Se recuerda
que, como ha señalado el Tribunal Constitucional, la independencia es una
opción política legítima. Pero los autores consideran que no tiene en la
sociedad catalana el amplio y continuado apoyo social que requiere para
convertirla en realidad. Y pretender hacerlo por la mayoría simple de
diputados, cuando hace falta mayoría de 2/3 para reformar el Estatut o para
decisiones de importancia infinitamente menor, como suprimir un organismo como
TV3, es un despropósito. Y hacerlo de forma unilateral, rompiendo con la
legalidad constitucional, es un viaje a ninguna parte. Una mayoría simple de
diputados independentistas no puede proclamar la independencia sin situarse y
situar a las instituciones catalanas fuera de la ley. Se trata de construir un
Estado alternativo. Por si cupiera alguna duda, la reciente reiteración de
Junqueras: su declaración de que “construir un nuevo Estado es mucho más
importante que el hecho de que lo presida uno u otro”.
Después de
constatar, en este inteligente y didáctico libro, la invalidez de las tesis de
Mas y Junqueras se le viene a uno a la mente, en el mejor de los casos, el
verso de Samaniego: “¡Qué palacios fabricas en el viento!”. En el peor,
condenar la transgresión de la legalidad vigente del Estado español por su
máximo representante en Cataluña.