Reproduzco textualmente este artículo de César Antonio Molina. No quiero ocultar que coincido, en gran medida, con lo que expone. Si fuera mío el texto lo presentaría, no obstante, con formas menos radicales. Nadie ignora que en Cataluña estamos divididos entre partidarios y detractores del independentismo, pero se evita por unos y otros caer en el enfrentamiento. Todos los nacionalismos, sin exclusión alguna, son nefastos. El apartado 2 es harto ilustrativo.
1. El nacionalismo es el mayor
destructor de la libertad. ¿Se es hoy totalmente libre en Cataluña, no siendo
nacionalista? ¿Se es libre en los colegios, universidades, empresas,
instituciones públicas, en la calle misma? Lo que allí está sucediendo se
asemeja mucho a la película La vida de los otros. Una
libertad vigilada sin cesar.
2. El nacionalismo asesinó a millones
de personas a lo largo del siglo XX. Cuando finalizó la guerra de la ex
Yugoslavia, el número de muertos rondaba los 200.000, más dos millones de
desplazados. Desde la Segunda Guerra Mundial ningún conflicto europeo fue tan
violento. Con sus características propias, la guerra en la ex Yugoslavia fue
una guerra civil de carácter étnico. En 1970, los nacionalistas croatas (cómplices
del nazismo, como quisieron serlo los nacionalistas vascos pero sin éxito),le
dijeron a Tito que su existencia estaba amenazada por la asimilación al resto
de los pueblos yugoslavos. La hegemonía étnica regional acabó en una limpieza
étnica vergonzosa para Europa. En los Balcanes la tensión continúa. La siembra
del odio se eterniza.
3. El nacionalismo desprecia la
democracia y la separación de poderes. Le molesta todo lo que no pueda
controlar. Los derechos y libertades ya están coaccionados en Cataluña por
una Generalitat que representa a una parte de los ciudadanos y desprecia al
resto.
4. El nacionalismo selecciona a sus
ciudadanos, los discrimina, e instaura en la sociedad desigualdades selectivas
entre ellos. Marca a quienes son afines o no. Favorece a unos sobre
otros.
5. En el nacionalismo solo hay súbditos de
esas ideas, como en los antiguos regímenes absolutistas, y no ciudadanos que es
lo que somos ahora.
6. Excepto casos contados, ningún
gran artista, escritor o intelectual ha apoyado jamás estas ideas. Tampoco en
Cataluña, a pesar del clientelismo; o en el País Vasco. Siempre han defendido
la convivencia. Y esta actitud es heroica ante las presiones.
7. El nacionalismo étnico, y el de
catalanes y vascos lo es, suplanta la fe religiosa. Por cierto, la Iglesia
Católica tiene una gran culpa por haber apoyado a estos movimientos. Hermanos
contra hermanos. No hay ni un vasco ni un catalán puro. ¿En qué se
basan? ¿Por qué habría que ser absolutamente puro? Tampoco los nazis lo eran.
8. El nacionalismo no busca la
libertad o la prosperidad, sino que pretende que la nación se convierta en la
norma y el molde del estado político. Todo así queda subordinado a esta idea
fanática.
9. El nacionalismo es una cruzada, en
el peor sentido, contra quienes no participan de sus ideas.
10. El nacionalismo destruye el
conocimiento. La razón es sustituida por las emociones más primitivas y
antropológicas. Se despilfarra el saber, el trabajo y los recursos económicos.
Miseria, destrucción y hundimiento en vez de ensalzar la convivencia, la
libertad, la vida y el progreso.
11. El nacionalismo es la mejor
escuela de sectarismo, fanatismo y barbarie. Ya se ha comprobado lo que se ha
enseñado en las escuelas catalanas a los niños, y en las del País Vasco.
Y la utilización absolutamente partidista de los medios de comunicación.
¿Acaso TV3 es ejemplo de imparcialidad? Ni en el peor franquismo hemos visto
actos semejantes de manipulación. Estos y otros medios informativos están
dedicados permanentemente al odio racial, cultural y político. ¿Se puede a la
larga vivir así?
12. El nacionalismo va contra el
Estado de derecho. Ya hemos visto sus peleas contra el poder judicial. No le
gusta la separación de poderes porque ejerce una fuerza supervisora sobre
ellos, y en un sistema totalitario esto es inconcebible. De ahí la petición al
Gobierno que intervenga, saltándose al Tribunal Supremo, para
liberar a los políticos presos.
13. El nacionalismo puede llegar a
ejercer una violencia física. Pero, sobre todo, ejercer, a diario, una extrema
violencia simbólica sobre sus ciudadanos: invade la vida privada, señala,
marca, condena a través de las redes sociales. Excluye, en definitiva.
14. El nacionalismo ejerce una
violencia institucional animando con dinero público a aquellas organizaciones
que llevan a cabo la labor de propaganda, enaltecimiento y movilización de
masas dedicadas a estos fines.
15. El nacionalismo va contra sus
vecinos geográficos, echándoles las culpas de los males que ellos mismos
provocan. No piensan que, siendo o no independientes, tendrán que seguir
conviviendo con ellos a lo largo de los siglos.
16. El nacionalismo ampara la
corrupción porque él mismo es un movimiento corrupto.
17. El nacionalismo impone
descaradamente, y sin prueba documental alguna, una verdad oficial, única, al
margen de la realidad histórica.
18. El nacionalismo no enseña a sus
jóvenes e indefensos ciudadanos, sino que los adoctrina incluso contra sus
familiares y los hace desfilar con antorchas como en el Berlín de
la quema de libros.
19.Obama, rememorando a los
clásicos, dijo: "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su
piel, su origen o su religión. Las personas aprenden a odiar, y si pueden
aprender a odiar, se les puede enseñar a amar, pues el amor es un sentimiento
más natural para el corazón humano que su opuesto". El nacionalismo en
Cataluña, y no solo allí, enseña a odiar no a amar.
20. El nacionalismo es un problema
español y europeo. Putinaguarda a que Europa desaparezca como lo
hizo la URSS. Una Europa partida en mil pedazos ¿qué fuerza tendrá? ¿Qué es hoy
de aquella potente Yugoslavia que incluso se enfrentó a la URSS? Nada. Un
conjunto de países irrelevantes, molestos permanentemente entre sí, pendientes
de nuevas peleas.
21. El nacionalismo es cómplice de los
enemigos de Europa, de aquellos que quieren destruir su unidad, su paz, su
libertad, su democracia, su estado de bienestar, su economía, su cultura
milenaria.
22. El nacionalismo es un proyecto
oligárquico, clasista, identitario, étnico, excluyente, irracional, fanático,
sectario y emocionalmente desequilibrado.
23.Edward Luttwack escribió un
libro titulado Golpe de estado: un manual práctico. En este ensayo se enumeran
las múltiples maneras, violentas o no, en que hoy en día se puede llevar a cabo
un golpe. Por ejemplo, hacerse con el control de la maquinaria estatal (en este
caso la Generalidad); utilizar a los funcionarios; tomar los centros de
comunicación y emitir propaganda, aunque esto lo llevan haciendo años, darlo
por fin como hecho consumado; desatender los requerimientos de las autoridades
legítimamente constituidas y a las leyes que rigen la convivencia. Nancy
Bermeo clasifica los golpes de estado modernos así. El golpe ejecutivo:
quien está en el poder y decide suspender las instituciones democráticas; el
fraude en jornada electoral: amañando elecciones ilegales; el golpe promisorio,
pendiente de nuevas elecciones para legitimarse; la expansión del poder a
través de los funcionarios obligados.
24. Un referéndum, la panacea del
nacionalismo y de los populismos, por sí mismo, no es democrático. Los
ciudadanos, convertidos en meros espectadores, solo pueden decir sí o no a una
pregunta que ni siquiera se les ha consultado. Los políticos nacionalistas
deciden lo que los votantes han querido decir en realidad. Además, si no están
conformes con el resultado, podrán hacer tantos referéndums como deseen.
25. El nacionalismo es un totalitarismo
de las ideas.
26. Un país de más de quinientos años no
se puede destruir de la noche a la mañana por las ocurrencias de unos cuantos
fanáticos fracasados. Porque la verdadera realidad última no es la
independencia de Cataluña, sino la destrucción de España.
27. El nacionalismo ha envenenado a
los partidos políticos de izquierda por un malsano y enfermizo complejo de
inferioridad.
28. El nacionalismo utiliza a las
lenguas y culturas como armas bélicas, cuando son patrimonio común del cual nos
sentimos orgullosos y al cual todos hemos ayudado a salvaguardar y respetar.
29. El nacionalismo es racista
y xenófobo. La mentira y el engaño son sus bellas artes.
30. De nada vale que el nacionalismo
se gaste nuestro dinero en difamarnos por el mundo. El orbe sabe que España es
una de las democracias más avanzadas.
En fin, repasemos la lección para lo que
se viene encima este otoño. Seamos fuertes, porque somos hoy día un
importante bastión europeo contra la barbarie.
*César Antonio Molina es escritor, ex director del Instituto Cervantes
y ex ministro de Cultura. Su último libro es Las democracias suicidas (Fórcola).