lunes, julio 25, 2022

Félix de Azúa: Hereje del nacionalismo



Félix de Azúa. Fotografía de Gonzalo Merat.

Un amigo de A Coruña, al que aprecio y admiro, me envía el enlace que conduce a la biografía de un personaje que escribe sobre temas de actualidad. Que lo denominen "Hereje del nacionalismo" es motivo suficiente para dedicarle este espacio. En otras entradas ya he manifestado lo que pienso de los nacionalismos en general. Este artículo me reafirma en mis ideas... El texto es más que extenso, pero no soy amigo de fragmentarlo. "Indulgencia plenaria" para los que sea capaces de leerlo completo.

I. Hereje del nacionalismo

Dos de las señas de identidad más destacadas del perfil público de Félix de Azúa han sido el articulismo polémico sobre cuestiones de política y sociedad y la beligerancia con la que ha criticado el nacionalismo catalán. La suya ha sido una visión edificada a contrapelo del relato dominante que el nacionalismo ha construido desde las instituciones y los medios oficiales a partir de 1980, y que ha querido presentarse como una restitución de la esencia nacional y cultural de Cataluña, soslayando además con él las voces discordantes. Una anécdota, que recordaba hace pocos años el periodista Sergio Vila-Sanjuán, al comienzo de su libro Otra Cataluña. Seis siglos de cultura catalana en castellano, al rememorar un encuentro con el entonces presidente de la Generalitat Jordi Pujol, durante la fiesta de Sant Jordi (día del libro) de 1997, es reveladora de cómo se ha instaurado esa hegemonía: al surgir en la charla la cuestión de la catalanidad de los escritores como Eduardo Mendoza, el político respondía que «No és el mateix».

La visión crítica y sarcástica de Azúa se ha construido a la contra de dicho relato, y proporciona una visión alternativa de una sociedad barcelonesa crecientemente dominada por el nacionalismo conservador e identitario. Basta recordar dos de sus artículos, ya clásicos, sobre esta cuestión: «Barcelona es el Titanic» y «La política cultural socialvergente». Donde expresaba una idea que desde entonces no ha dejado de repetir, que la política cultural catalana no debía haber quedado en manos de, por decirlo citando el primero de esos artículos, unos «ferósticos embarretinados». «Barcelona es el Titanic» se ha convertido en un artículo de referencia del periodismo cultural barcelonés, leído, citado, discutido, y emblema de la expresión de una cierta intelectualidad sobre la decadencia de la ciudad de Barcelona con el alborear de la década de los años ochenta, sometida la urbe a nuevas leyes políticas, mercantiles, con frecuencia a programas de «lavado de imagen» con fines electoralistas, y sobre todo expresión de la frustración de unas expectativas creadas durante el periodo del tardofranquismo y la transición; tiempos en los que la ciudad de Barcelona se había convertido en un oasis de cultura democrática en un país todavía sometido a la dictadura franquista, y en centro de una pujante vida cultural y editorial. En el mismo sentido, en el segundo de esos artículos venía a expresar el malestar de no pocos intelectuales ante las políticas culturales, identitarias y populistas de la administración pública autonómica, «porque con un disfraz mercantilista se está llamando política cultural a lo que es pura y simplemente un soborno libidinal», según el propio Azúa. Lo que a su entender representaba, en efecto, una dirección equivocada tomada por el Estado, una senda de desprecio por la cultura de élite y un énfasis en la llamada «cultura popular», que no era otra cosa que cultura nacionalista y populista.

Gran parte de las contribuciones de Félix de Azúa al periodismo de opinión político y social están recogidas en los libros Salidas de tono (Cincuenta reflexiones de un ciudadano)Ovejas negras y Contra Jeremías. Sin embargo, ha sido en varias de sus novelas donde ha encontrado su mejor plasmación lo que creo que puede calificarse de una literatura «contra-nacional», es decir, escrita en la dirección opuesta a la del nuevo despliegue nacionalista catalán. En particular en las novelas MansuraHistoria de un idiota contada por él mismoDiario de un hombre humillado, y, sobre todo, Momentos decisivos; obras de creación literaria de las que trataré más abajo. 

El nacionalismo catalán, espoleado por la consigna pujolista de «fer país», equiparable en su despliegue a lo que Karl Mannheim definió como «control monopolístico sobre los factores determinantes de la concepción del mundo de su sociedad», ha promovido la idea de identificar comunidad lingüística y nación en la configuración de la identidad cultural catalana, haciendo que la producción literaria escrita en castellano sea minusvalorada por la tradición nacionalista, que ve en ella una intrusión foránea en el territorio lingüístico propio del catalán. Así, una idea que desde los años ochenta ha gobernado el campo cultural catalán, y que se ha convertido en opinión dominante de una parte importante de la sociedad catalana, ha sido la tesis de que de no haber sido por el franquismo el rumbo inexorable de la producción literaria hecha en Cataluña se hubiera realizado exclusivamente en catalán. Y, por lo tanto, de acuerdo con este planteamiento la pervivencia del castellano entre los escritores catalanes representa un cambio de dirección total respecto a lo que habría sido el curso «natural» de las letras catalanas, que el régimen habría desviado de su trayectoria anterior.

En este sentido, y aunque este sea un debate del que no es posible ocuparse aquí, es digno de atención el libro citado más arriba, Otra Cataluña, en el que Sergio Vila-Sanjuán ha tratado de refutar la idea de que escribir en castellano en Cataluña sea una «anomalía» resultante de las consecuencias del franquismo, sino que se inscribe dentro de una tradición con más de seis siglos de antigüedad, recordando, sin ir más lejos, que el castellano fue la principal lengua de expresión escrita en Cataluña en los siglos XVI, XVII y XVIII, o que el renacimiento cultural catalán que sentaría las bases del moderno nacionalismo se hizo por catalanes, hombres de letras, políticos, juristas, que escribieron mayoritariamente en castellano. Del uso, o el abuso, de la historiografía para la asimilación y, en menor o mayor medida, uniformización de los ciudadanos en la Cataluña pujolista y pospujolista es un debate del que se ocupan aún los historiadores. Dicha controversia se remonta a los tiempos del primer mandato de Jordi Pujol. Así, el historiador Enric Ucelay-Da Cal pudo escribir, en 1982, con motivo del número especial que dedicó la revista L’Avenç a la historiografía catalana contemporánea, sobre ese proceso de «restitución nacional» que empezaba a tener lugar que «ara el pujolisme pot prescindir de la història perquè ja la té codificada como a ideologia». Una circunstancia que parece corresponderse con ese impulso emocional constitutivo del nacionalismo, donde la nación se concibe como un gran organismo en el que cada elemento está en armonía espontánea con todos los demás —«un sol poble», es otra conocida consigna del pujolismo—, que Isaiah Berlin había acertado a describir: 

[…] incluso en sus formas moderadas, [el nacionalismo] brota del sentimiento más que de la razón, de un reconocimiento intuitivo de que uno pertenece a un determinado tejido político, social o cultural, en realidad a los tres en uno único, a un esquema de vida que no puede dividirse en componentes separados, u observarse a través de un microscopio intelectual; algo que sólo puede sentirse y vivirse, no contemplarse, analizarse, descomponerse, probarse o reprobarse.

Félix de Azúa es un escritor que experimenta así una situación de doble marginalidad, o de doble excentricidad, al no formar parte del canon catalán, pero figurar, no obstante como escritor catalán, y eminentemente barcelonés, dentro de la historia de la literatura española. Y, lo que es más importante, es un autor cuya obra no se entiende, en parte, si no es leída desde la esfera de lo catalán. Sobre este complejo asunto, él mismo ha recordado, en el artículo «Privilegios del fósil», aparecido en El País en 2010 y recogido en Contra Jeremías, la famosa y polémica encuesta que la revista Taula de Canvi publicó en el año 1977 y en la que se preguntaba a los autores que escribían en catalán su opinión sobre sus colegas, catalanes también, que lo hacían en castellano. Ahí se leen palabras en verdad muy duras para con los autores catalanes que escriben en lengua castellana: por ejemplo, las de Manuel de Pedrolo, que sostenía que «Querer pasar por escritor catalán mientras se escribe en castellano equivale a aceptar los planteamientos franquistas». En lo que es una manifestación de otra idea reiterada hasta la saciedad por los sectores nacionalistas catalanes: la equiparación de todo lo español al franquismo. Hasta un referente de la izquierda española como fue Salvador Espriu exhibió una dureza bestial, cuando al ser inquirido sobre si tendría lugar una «liquidación» de los escritores catalanes en castellano con la restitución de la autonomía de Cataluña, el autor de La pell de brau contestó que esperaba y deseaba que así fuera. 

Azúa ha mostrado una cierta ambivalencia acerca de su ubicación en una determinada tradición literaria, catalana o española (en lengua castellana). Y es menester recordar también que no ha dejado de prestar atención a sus colegas novelistas que han empleado la lengua catalana, englobando el campo literario catalán concebido en su totalidad, con independencia del idioma en que escriban los autores, tal como deja de manifiesto la propuesta de canon personal, en «Novelas y ciudades: Barcelona 1900-1980», sobre las representaciones literarias de la ciudad de Barcelona, y en el que figuran, por ejemplo, tanto La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza como L’Àngel de la segona mort de Julià de Jòdar. Al recordar el episodio de la encuesta de Taula de Canvi escribía: «El fondo de esta dictadura nacional se sustenta en el mito del invasor […] Treinta años más tarde nada ha cambiado, excepto que ahora el mito se enseña en los manuales de bachillerato». Burgués y catalán de nacimiento y familia —«Por nacimiento y por educación soy de la Barcelona que ganó la guerra. Soy hijo de una familia burguesa muy característica, porque la burguesía barcelonesa es extraordinariamente homogénea»—, pero autor en lengua castellana, esta última característica otorga a Félix de Azúa la condición de «forastero» desde los planteamientos del nacionalismo catalán.

La representación de lo «castellano», y más tarde lo «español», como enemigo, como invasor es una corriente subyacente a una parte importante del nacionalismo catalán, que así podemos rastrear hasta en el pensamiento de un padre fundador del catalanismo político como Valentí Almirall, que en su inaugural obra Lo catalanisme culpa a los castellanos de los problemas de desarrollo y prosperidad de Cataluña, puesto que aquellos, al acabar viendo frustradas sus aspiraciones imperiales, volcaron su «impotencia» en la dominación de Cataluña. Esta creencia ha encontrado con el tiempo nuevas formulaciones, por destacar un solo pero significativo ejemplo, puede citarse De la identidat a la independència, el manifiesto del filósofo Xavier Rubert de Ventós, antiguo hombre de confianza del líder socialista catalán Pasqual Maragall y luego impulsor del llamado «procés», sobre la independencia de Cataluña, a propósito de los «països políticament pobres» (naciones sin Estado-nacional propio), enfrentados a los grandes Estados nacionales y sus aspiraciones omnímodas.

Escritores como Félix de Azúa se sitúan, pues, en el borde, en el límite, en la frontera de lo que es catalán y lo que no lo es. Así, el propio Azúa ha asumido, al igual, por ejemplo, que también lo hiciera Manuel Vázquez Montalbán, esa marginalidad cultural que conlleva el hecho de ser catalán y escribir en castellano, estableciendo un paralelismo entre su tesitura con la figura de Kafka, el escritor judío, de nacionalidad checa, que escribe en alemán y vive en Praga. Sobre esta cuestión, también dijo, en una entrevista de 1988 concedida a la revista Quimera, que «española» era el único calificativo adecuado para describir la literatura peninsular escrita en castellano, y que él no pertenecía a la tradición de la «literatura castellana», por escribir, al igual que otros autores, como Marsé, Mendoza o Vázquez Montalbán, no en castellano sino en «catalán-español, que está en la misma relación con el castellano que el boliviano-español». Y, sin embargo, en relación a la ambivalencia que mencionaba más atrás, es pertinente citar lo que decía en el artículo aludido «Privilegios del fósil»: «Que todo sigue igual quiere decir que continúa habiendo gente que escribe en español aunque viva en Cataluña, pero solo si muestra su inquebrantable adhesión al régimen es aceptado por la maquinaria cultural catalana». Donde parece expresar la indignación por esa situación de exclusión a la que el poder político nacionalista somete a los escritores catalanes en lengua castellana. Y, de la misma manera, sus palabras parecen querer indicar que esa circunstancia responde a una lógica política y no a una lógica literaria. No está de más añadir que en esa entrevista citada más arriba, se definía como «totalmente» catalán, aun siendo su lengua de expresión el castellano.

Si el perfil público, o la percepción pública, de Félix de Azúa como escritor oscila entre la catalanidad y la no-catalanidad, su obra de creación no se asemeja a la representación narrativa de una Barcelona mestiza, híbrida, donde se mezclan elementos catalanes y «españoles», que es la que en gran medida puede encontrarse en las obras de novelistas barceloneses como Juan Marsé o Manuel Vázquez Montalbán; varias de las novelas de Azúa, al contrario, retratan a protagonistas a la fuga de sí mismos y de sus medios sociales, persiguiendo casi una marginalidad deliberada, como si con ello vehicularan una voluntad de no querer ser asimilados por la sociedad de la que proceden, y que a veces se manifestará como rechazo frontal (los protagonistas de Historia de un idiota contada por él mismo y Diario de un hombre humillado), y en otras más atenuado (varios de los personajes de Momentos decisivos). Esa exclusión de la «catalanidad» no merma, no obstante, su pertenencia a dicho campo cultural, y su obra consiente, o en ocasiones hasta debe, ser leída desde la óptica de la catalanidad, es más, cuya comprensión no puede ser cabal sin hacer referencia al marco de lo «catalán». Estableciendo un paralelismo con el ámbito de la religión, podría decirse que la ubicación de sus novelas dentro del sistema catalán y nacionalista sería comparable a la ubicación del hereje dentro de un sistema religioso. 

Félix de Azúa se había dado a conocer a finales de los sesenta y principios de los setenta, y alcanzó fama al ser incluido en la antología Nueve novísimos poetas españoles, editada en 1970 por José María Castellet. Su salto a la narrativa llegaría poco después de la operación poética de los «novísimos», en 1972, con su primera novela, Las lecciones de Jena. La primera etapa de su obra narrativa, que se completa con las novelas Lecciones suspendidas y Última lección, tendrá un marcado carácter experimental, muy influido por la novela de Juan Benet, su admirado y reconocido maestro, y el nouveau roman francés. Un periodo de su producción narrativa al que se refirió con ironía retrospectiva muchos años después diciendo que «yo escribía novelas experimentales. Todas las novelas son experimentales, incluso las malas, pero a finales de los setenta se calificaba de “experimentales” a cierto tipo de novelas cuya característica más notable es que no se entendían y en consecuencia nadie se molestaba en leerlas». Su narrativa cambió de rumbo en 1984 con la publicación de Mansura, una novela histórica que representaba su acercamiento más convencional hasta entonces a la escritura novelesca. Mansura narra la estrafalaria historia de un grupo de nobles catalanes que participa en la Séptima Cruzada a Tierra Santa en el siglo XIII, que son derrotados, y luego tomados como prisioneros por los musulmanes en la ciudad egipcia de El Mansura. El libro debe ser leído en clave alegórica, porque tras la peripecia de las cruzadas se esconde el relato de las aventuras de muchas de las gentes de su generación detrás de las utopías políticas y artísticas. El tema de la decepción será uno de los motivos que marcará a partir de entonces sus novelas, y en las que abordará cuestiones como el desengaño, la pérdida de los ideales, el descubrimiento de la insignificancia de uno mismo, y la confrontación dolorosa con la realidad. Bajo el signo de esa decepción se escriben Historia de un idiota Diario de un hombre humillado


jueves, julio 21, 2022

La Venus del Espejo de Velázquez

 


Ojeo un libro de Historia del Arte de cuando estudiaba en la Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona y me detengo en la página que muestra esta bella imagen. Saco algunas notas para esta entrada. 

El calor de este mes de julio es acuciante. Protagoniza todas las noticias y muestra la mala acogida que obtiene por parte de los ciudadanos. Sumo mi queja a la de la mayoría, pero dudo de que sirva de algo... Estas son las notas:

"En 1914 una sufragista inglesa le dio siete puñaladas al cuadro, tal vez protestando contra la exhibición del cuerpo femenino. 

Está considerada como una de las obras maestras, no sólo del autor, sino de toda la pintura europea del siglo XVII. Velázquez representa a Venus de espaldas y recostada, actitud ésta que ningún otro pintor había usado para representar este tema mitológico. Se trata de una dama joven de fino talle, cadera contenida y delicada espalda. La figura del niño representa a Cupido, hijo de Venus y que simboliza el Amor, que sostiene un espejo a la Diosa Venus, la Belleza. Llama la atención como el Amor (el niño) tiene las manos atadas con una cinta, lo que parece aludir a una metáfora por la que el amor sería preso de la belleza, que desdeñosa sólo se contempla a sí misma, símbolo de vanidad. Es la única obra conservada de Velázquez en la que aparece una mujer desnuda, pero hubo otras, hoy perdidas. El rostro difuminado responde a la intención evidente de no facilitar el reconocimiento del personaje. Este detalle pudiera ser la causa de la ¿fealdad? del rostro. Sin embargo, la elegancia y la belleza que se desprenden de esta obra son indescriptibles. Velázquez pinta un bellísimo y sensual cuerpo en una preciosa postura sobre unas telas, blanca por debajo, y negra por encima, contrastando con el tono blanco-nacarado de la Venus y realzando su belleza. El cortinaje rojo subraya el fuerte erotismo de la escena. Cupido (dios del Amor) sostiene el espejo donde se contempla la Venus y en el que apreciamos su rostro, produciéndose con este ardid una visión casi total de la diosa aunque la miremos de espaldas.  Una curiosidad: en el espejo no deberíamos ver el rostro sino el cuerpo de Venus, es otro recurso barroco para resaltar lo que interesa aunque falsee la realidad. Es posible que el pintor exagerara las proporciones, pero por lo demás la figura es inequívocamente palpable. El realzado sentido de la realidad altera sutil pero definitivamente, mediante un estímulo de la imaginación, la relación que se establece entre el asunto y el espectador. No menos importante es la consonancia entre forma y técnica. Pintada a base de seductores contrastes de textura, la superficie posee una calidad sensorial que realza el atractivo sensual del tema representado. La tersura y tonalidad rosada y cremosa de la piel se hacen resaltar mediante la tela o colcha azul grisácea sobre la que se reclina la diosa, mientras que los tonos más cálidos del fondo sugieren un escenario íntimo y reservado. Velázquez intensifica también el cargado erotismo de la pintura por otros medios: por ejemplo, mostrando en su totalidad la parte posterior de la figura, pero revelando sólo parcialmente, en el espejo, la vista frontal. Sin embargo, evita con habilidad un grado excesivo de inmodestia alterando arbitrariamente la imagen reflejada, pues si hubiera seguido las leyes de la reflexión el espejo habría revelado no el rostro, sino otra zona de la anatomía de la diosa"


martes, julio 19, 2022

LA LECTURA Y ESPAÑA




Libros que me llevo al pueblo para el mes de agosto

Leer puede conducir a razonar, a cuestionar, a imaginar mundos mejores. La lectura es, en este sentido, un acto subversivo y con ella podemos oponernos a la marea de codicia y estupidez que amenaza con ahogarnos. Ante la amenaza del diluvio, un libro es un arca.

Un país poco lector: España es uno de los estados de Europa que menos libros compra al año

¿Es que a los españoles no les gusta leer? Según los datos de este último año, somos el quinto país que menos gasta en libros, periódicos o papelería.

Desapego total. Actualmente, España ocupa una de las peores posiciones en cuanto al gasto en cultura en toda la Unión Europea. Más concretamente: un 5,9%. Y apenas un triste 0,6% en la compra de libros, periódicos o artículos de papelería. Solo nos encontramos por encima de Chipre, Portugal, Rumanía y Grecia en cuanto al desembolso total de los hogares, según datos publicados por la oficina de estadística comunitaria, Euroestat. Además, el gasto medio a nivel europeo en esta materia ha caído durante las últimas décadas, pasando de ser 1,8 % del total de los hogares en 1995 al 1,1 % registrado en 2016 y al 0,6% este año.

En el conjunto de la UE, Eslovaquia es el país que más dinero destinó a libros, periódicos y artículos de papelería (2 % del gasto total de los hogares), seguida de Croacia (1,7%), Alemania (1,5%) y Polonia (1,4%).


viernes, julio 15, 2022

ME GUSTA MI PAÍS

Reproduzco un comentario que Daniel F. publicó en mi blog en la entrada anterior. Creo que vale la pena compartirlo. Por eso le he solicitado permiso para  darle más relieve con esta entrada. Aprovecho para  recomendar la visita de su blog: 

Correcaminos (danielfuente.blogspot.com)

"Buenos días, gracias a la Transición que se hizo con los todos los grupos parlamentarios del momento España evolucionó del retraso de Franco a una moderna democracia. Quizás algunos hubieran querido revancha, seguramente los descendientes de los que violaban monjas o quemaban iglesias (no soy católico) o los que cambiaron todo el sistema político de un país a raíz de una elecciones municipales de muy dudoso recuento. O quizás los que sacaron a la fuerza de su casa al líder de la oposición en el 36 para darle unos "democráticos y progresistas tiros" que parece que es lo que se quiere blanquear. Como se quiere blanquear coger a un concejal de un pueblo de 27 años cuya máxima aspiración era hacer un polideportivo para que los chavales no tuvieran que irse a jugar fuera del pueblo, meterlo en un maletero durante dos días, sacarlo atado, ponerle de rodillas y darle dos tiros. O mantener a una persona 532 días sin ver la luz del sol, tortura esta que no han hecho ni Hitler, ni Stalin. O decir la estupidez supina que España es el segundo país del mundo con más fosas comunes y que haya lerdos que se lo crean. O crear 17 parlamentos para satisfacer egos de caciques locales. O generar luchas y enfrentamientos en vez de riqueza, hombres contra mujeres, empresarios contra obreros, vecino contra vecino, izquierda contra derecha, homosexuales contra heterosexuales. España paso de ser país de curas y cortesanos a los nuevos predicadores que te miran desde su "atalaya moral" para darte consejos que no les has pedido y querer aparecer como los salvadores de un agravio que, además, nunca ha existido. Los nuevos cortesanos autonómicos, regionales y nacionales criados a la mamandurria de los partidos políticos y subidos a lo más alto a base de lamer culos y hacer la pelota, cuando no por acostarse con el jefe (Irene Montero).Si alguien piensa que esto no tiene repercusiones, se equivoca, nunca en este país hemos tenido un siglo de paz, quedan 17 años, personalmente soy muy pesimista. Uno debiera reflexionar sobre el porqué Franco ganó la guerra civil estando en inferioridad de condiciones económicas y militares y no siendo ningún genio de estrategia militar, porque no lo era. Quizás es que mucha gente lo único que buscaba era un poco de orden y paz y él lo representaba en los años turbios de una II Republica con sus luces, pero también con demasiadas sombras, solo hay que leer los textos de la época de Clara Campoamor, Azaña y algunos más. En mi trayectoria personal he trabajado con una empresa americana, otra italiana, una japonesa y una alemana y no creo que ningún país sea mejor que el nuestro, solo que quizás hay una mentalidad más enfocada a producir cosas que a "predicar consejos". Este año en Octubre España verá materializada una gravísima crisis económica y en mi opinión lo que debemos hacer los españoles es "hacer piña", no hacer el gilipollas identitario y no generar nuevos conflictos donde no les hay. Ojala me equivoque pero vienen años muy duros, muy duros y tengo muchas razones para decir lo que digo. He viajado por cuatro continentes, bastantes países y he comido en todas las capitales de provincia de España, en la mayoría de los casos yo solo. Me gusta mi país, me siento orgulloso de él y no creo que tengamos que tener ningún complejo.

Un saludo

P.D. Disculpa la extensión"


miércoles, julio 13, 2022

La imagen internacional de España


Siempre se ha dicho que los españoles somos poco  chauvinistas con respecto a la valoración de nuestro propio país. ¿Se puede ser chauvinista con la tasa de paro escandaloso que caracteriza a España? Leo algunos artículos sobre la visión internacional de España en la actualidad y selecciono el que cito a continuación y que en modo alguno puede considerarse objetivo y completo:

 

"A diferencia de 2020, cuando la experiencia de la pandemia produjo un sentimiento generalizado de identidad común y un aumento de la valoración de los demás países y del propio, 2021 viene marcado, desde la perspectiva de la opinión pública, por las consecuencias económicas de la crisis sanitaria. En los países europeos y del antiguo G8, se ha extendido un pesimismo relacionado con las dificultades económicas que, como en la crisis de 2008, ha producido un descenso en la valoración de todo lo público, lo institucional y lo colectivo, incluyendo aquí a los demás países y al propio. 

 

Tanto el Barómetro de Imagen de España como el informe sobre la Reputación de España (Country RepTrak®)4 muestran un descenso de la valoración del país en un marco de caída general de la reputación de todos los demás. Puesto que ese descenso ha afectado de modo similar a la gran mayoría de los países que evalúa el Country RepTrak®, la posición de España apenas ha variado. Ocupaba el lugar número 13 (de entre las 55 principales economías del mundo) y ha pasado a la 14, porque Bélgica ha descendido ligeramente menos. Dado que en la competencia internacional por el prestigio lo relevante no es la valoración absoluta sino el puesto en el ranking, este resultado indica estabilidad. España se mantiene en la cabecera de la reputación internacional, por encima del Reino Unido, Francia, Alemania o Italia.

 

Estos datos se refieren a la valoración general, que mide la simpatía y admiración hacia un país.  Sin embargo, España mejora su posición en los rankings parciales que miden la valoración de aspectos específicos de cada país (economía, gobernanza, educación, tecnología, paisaje, bienestar, seguridad…). En concreto, el país avanza puestos en 15 de los 17 atributos que mide el Country RepTrak®.

Particularmente relevante para España es la recuperación de las actitudes favorables a visitar el país. Si en 2020 la posición de España en atractivo turístico cayó hasta el puesto 14º (datos recogidos en los países del G8), en 2021 se había recuperado hasta el 9º. En buena parte esta recuperación se debe a la extensión de la pandemia a toda la UE y al resto del planeta. En los inicios del 2020, España –junto con Italia, que fue también uno de los primeros Estados en confinar a sus poblaciones– ocupaba una buena parte de la información mundial sobre el coronavirus. Pero a comienzos de 2021, cuando se realizó el campo de esa encuesta, la atención pública sobre la pandemia ya no se enfocaba al sur de Europa. A falta de nuevos datos que lo confirmen, y en ausencia de nuevas cepas que trastoquen las previsiones, el buen desempeño español en la vacunación de su población provocarán un aumento de su atractivo turístico hasta al menos recuperar la posición previa a la pandemia (7ª en 2019).

 

La noticia negativa es la interrupción que la crisis económica ha causado en la tendencia a la mejoría de la autovaloración de los españoles. Esta autoestima había caído de forma notable a raíz de la anterior crisis económica, hasta colocarse significativamente por debajo de la valoración externa, pero estaba creciendo año a año desde 2015 y en 2020 había logrado superar a la valoración externa. Sin embargo, en 2021 los datos muestran una nueva caída por debajo del nivel de aprecio externo. Como ya se ha señalado en otras ocasiones, el punto más débil en la valoración de los españoles sobre España es el relativo al sistema político (ética y transparencia, uso eficiente de los recursos y entorno institucional). Es en este aspecto donde se produce una mayor diferencia entre la valoración externa y la interna, mucho más positiva en el primer caso".

 

domingo, julio 10, 2022

BENEFICIOS DEL ACTO DE ESCRIBIR


 


Leo algunos artículos sobre las bondades de escribir y me quedo con estos apuntes:

Mejora la memoria a corto y medio plazo.

Si el tema nos agrada, mejora nuestro humor. 

Además de enriquecer el vocabulario, mejora considerablemente la capacidad de comunicación.

La escritura regular nos ayuda a poner en orden nuestras ideas y a utilizar mejor nuestra capacidad de razonar.

Fortalece la autodisciplina y la residencia. 

Ayuda a superar en gran medida acontecimientos conflictivos.

Mejora la capacidad de aprendizaje sobre todo si se escribe a mano.

Prepara para ser más creativos tanto sobre el papel como en la vida misma.

Ayuda a curar heridas de carácter emocional y hasta físicas.

Mejora la tensión arterial  y ser un complemento en la lucha contra ciertas depresiones.

La escritura puede hacer que desarrolles la empatía y la compresión hacia situaciones o problemas ajenos a los tuyos.

Según el género tratado puede desarrollar la propia empatía.

Puede funcionar, aseguran, como una especie de meditación, y sin duda favorece la liberación de estrés y la relajación.

Tiene beneficios psicológicos y de hábitos de comportamiento

CONCLUSIÓN: Por  eso y más  razones  he adquirido el hábito de escribir regularmente en mi blog que mantengo activo desde el año 2007. Lo reitero:

¡Hay que escribir, escribir y escribir!



E U D A I M O N Í A: Palabra de un grandísimo significado

                        Feliz Día de San Jorge/Sant Jordi Sigo leyendo el Diccionario de la R.A.E. y no tardo en encontrar una palabra llama...

VANESSA INCONTRADA: Hija de padre italiano y madre española: Nacida en Barcelona. Rostro del Año

VANESSA INCONTRADA: Hija de padre italiano y madre española: Nacida en Barcelona. Rostro del Año
LLEGAR HASTA EL FINAL TIENE PREMIO

De ANGIE para LUIS ANTONIO

"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".