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martes, marzo 27, 2018

En Cataluña ya estamos en guerra civil (MIQUEL GIMÉNEZ)


En Cataluña estamos viviendo estos últimos años un situación muy incómoda, puesto que la sociedad está dividida en dos comunidades muy diferenciadas:  la de los independentistas y la de los  contrarios a la secesión. Hasta ahora ambas han mantenido las formas, se han manifestado pacíficamente en defensa de sus ideas o ideales y no se ha llegado a la confrontación. Ayer por la noche, sin embargo, se rompió esta coexistencia. Una oleada de tensas protestas hizo acto de presencia en la calles por el arresto del ex-presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,  en Alemania. Unos manifestantes, liderados por la ANC, se personaron frente al consulado alemán en Barcelona para pedir que no se extradite a Puigdemont y otros, capitaneados por las CDR, lo hicieron ante la Delegación del Gobierno con intenciones más aviesas. A 100 metros de dicha Delegación se provocó una gran tensión cuando un millar de manifestantes arrojaron objetos contra los agentes antidisturbios de la policía autonómica. Estos realizaron varias cargas y disparos al aire. Resultado: un centenar de heridos, incluidos una decena de "mossos", y varias detenciones. Algo parecido sucedió en las otras capitales catalanas.
¿Tiene solución este conflicto? A corto plazo, no. La solución, si la hay, está en el medio... Ni independencia ni statu quo. Se impone una "tercera vía", que tendrá que ofrecer más autogobierno y más competencias. Eso exigirá retocar la Constitución actual que, aun siendo consensuada en su momento por todos los partidos, está demostrando que no tiene solución para abordar los conflictos de carácter territorial en España. La reforma tendrá que garantizar la igualdad de derechos a todos los españoles.
Los hay, sin embargo, que ven esta situación con otros tintes más oscuros. Reproduzco textualmente el artículo de opinión que publica hoy Miquel Giménez en Vozpópuli, pero haciendo constar la convicción, una vez más,  de que no participo de tamaño pesimismo.
"Se puede intentar disfrazar, disimular o, simplemente, esconder, pero es evidente que a día de hoy existen dos bandos en Cataluña y que unos están dispuestos a emplear todos los métodos para salirse con la suya. El interrogante es saber que van a hacer los otros para defenderse.

Las bondades que entraña provocar al Estado

Pilar Rahola, que ha mutado en hagiógrafa del poder nacionalista burgués a la condición de agitadora social, defendía en una tertulia de la emisora del Conde de Godó, Grande de España, subvencionado por todos los lados y protector de especímenes como Eduard Pujol, el del patinete y ahora vocero separatista, que hay que provocar al Estado. Ante la imposibilidad de investir a Puigdemont, ha dicho que propone a Carles Riera, de las CUP, como candidato a la presidencia de la Generalitat. “Hay que apoyar la candidatura que más moleste al Estado”. Lo dice una millonaria, ¡a las barricadas!

Lo grave de la hora presente no es la frivolidad con la que se produce ante el micrófono o la cámara televisiva esta señora, o cualquier otro integrante de la pléyade comunicadora separatista. Lo auténticamente preocupante es que lo hagan mientras en toda Cataluña el conflicto se ha trasladado del terciopelo del Parlament, la moqueta de los despachos o los medios de comunicación a la calle.

Este fin de semana, a raíz de la detención en Alemania del fugado Puigdemont, se han vivido escenas de una gran violencia en la capital catalana, en Girona, en Tarragona, en las carreteras del Principado. He ahí el resultado de años y años de adoctrinamiento, de hacerle creer a la gente cosas que ellos mismos sabían que eran imposibles – lo reconoció el propio Artur Mas en una entrevista -, de sembrar la semilla de la superioridad moral de unos y de la bajeza de otros. Lo que se plasma en los contenedores incendiados, las carreteras cortadas, las pintadas intimidatorias o el tremendo puñetazo que le propina un energúmeno separatista a un joven que portaba una bandera española no es más que esto: no sabemos perder, no queremos perder, no nos da la gana de que ganéis vosotros. Rahola dixit, lo que provoque más al Estado, es decir, lo que haga más daño, lo peor, lo que sea con tal de que no ganen ellos. Porque toda esta gente sabe que lo tiene más que perdido, pero es tal su arrogante carácter que están dispuestos a cualquier cosa antes que decir que lo sienten.

Es guerra civil, insisto, cuando un miembro de los Mossos es descubierto por sus propios compañeros participando en el asedio a la Delegación del Gobierno

Ese clima amenazante que ha durado meses, que se hacía cada vez más gris, más ominoso, ha acabado por estallar. Cuando un alto cargo de la Generalitat se permite insultar al ex portavoz de Ciudadanos JordiCañas llamándole miserable y diciendo que le da asco, para después insultar a un colega periodista con los epítetos de ladrón, fascista o extorsionador es que algo falla. ¿Saben qué? Que el insultador es Agustí Colominas, ex gerente de la fundación de Convergencia, la CATDEM, y actual director de la escuela de administración pública de la Generalitat. No nos engañemos, esto solo pasa en un país que vive en guerra contra sí mismo, en el que los odios han ocupado el lugar de las razones, en el que la víscera ha ganado a la neurona.

Es guerra civil, porque en mi tierra la mentalidad de Cheka es mucho más abundante que la de ir al frente, de ahí que en las redes sociales se encuentren obscenidades como la que tuiteó @csaune en la que daba información acerca de donde trabaja y como se llama la esposa del juez Pablo Llarena, ahora con protección policial debido a las pintadas amenazadoras hechas por Arran delante de su casa en Gerona. La infame tuitera decía “hay que difundir – los datos de la esposa – para que sepan que ya no podrán ir por la calle a partir de ahora”.
Es guerra civil, insisto, cuando un miembro de los Mossos es descubierto por sus propios compañeros participando en el asedio a la Delegación del Gobierno. Es enfrentamiento entre dos maneras de entender a Cataluña, una que quiere el conflicto porque ya no sabe por dónde salir y la otra que, simplemente, aspira es a vivir en paz, con un trabajo digno, un Estado que ampare al débil y un sistema justo para todos.
¿Hará falta un muerto para que se ilegalice a los que defienden la violencia?

Siempre se jactó el separatismo de su carácter pacífico, no violento, casi seráfico. Ya saben, la revolución de las sonrisas. Nunca han reconocido ni lo harán que su postura conllevaba, necesariamente, una carga de violencia ideológica. Multar a un sencillo comerciante por no rotular en catalán ¿no era violencia? Obligar a los niños a estudiar solamente en catalán, escondiendo debajo de la alfombra el castellano ¿no era violencia, y de la peor clase, porque se practica contra inocentes? Vean como entienden estas gentes el concepto de violencia cuando la misma Ómnium, la que tiene a Jordi Cuixart, su dirigente, en la cárcel, califica los hechos vandálicos de este domingo como una cosa “pacífica y ejemplar”. Lo ha dicho su actual presidente, Marcel Mauri, que añadía “En cualquier país del mundo, cuando encarcelan a todo su gobierno la gente sale a la calle y lo quema todo, pero aquí eso no pasa”. Le hace falta acudir a un buen oculista, porque el centro de Barcelona estaba iluminado ayer noche por incontables containers incendiados por los suyos.
Y es que negar la evidencia es también un síntoma de guerra civil, porque de todos es sabido que la primera víctima en cualquier guerra es la verdad. Los Mossos heridos son guerra civil. Las piedras, pintura, salfumán, botes de humo, lejía, palos, sillas de las terrazas, incluso algunos extintores que les arrojaron, son guerra civil. Los conductores intimidados por piquetes de cafres que cortan el tráfico y toman las matrículas de aquellos que no secundan, amenazándolos con gritos de “Sabemos quién eres, ya te pillaremos, hijo de puta”, son guerra civil. Los Mossos separatistas como el que participaba en las agresiones contra la policía autonómica, son guerra civil. TV3, dando todo el día consignas acerca de los sitios donde existen tumultos, casi invitando a la gente para que se sume, informando sesgadamente, lanzado soflamas en favor de los sublevados presos o detenidos, es guerra civil.
Ellos saben perfectamente que esto es una guerra y quieren ganarla como sea. Pervirtiendo la democracia mediante referéndums que no son más que charlotadas dignas de un gerifalte africano"
Un separatista que trabaja en esa televisión que debería haber sido la primera en recibir una aplicación vigorosa del 155, Jair Domínguez, autor de momentos televisivos repugnantes como cuando disparó a una fotografía del por entonces rey Juan Carlos, lo ha dejado claro. El colaborador del programa “Està passant”, presentado por Toni Soler, otro de los beneficiados del proceso, dijo textualmente en su cuenta de Instagram que “habrá muertos para conseguir la república catalana y será terrible porque, en el fondo, no nos gusta la violencia”. En el fondo, menos mal. Es el mismo individuo que escribió en la revista “Esguard” que quería atar al ministro Zoido, tumbarlo encima de una mesa de neurocirujano, clavarle la cabeza con tonillos y cordeles para que no se moviese ni un milímetro y cortarle con un cúter la papada para podérsela comer. El mismo que, aliviado, manifiesta que por fin han descubierto que la república no llegará con lacitos amarillos o manifiestos, sino con sangre y fuego. Eso es guerra civil, es vomitivo, es incitación al odio, a la violencia, al enfrentamiento. Y delito, claro.
Ellos saben perfectamente que esto es una guerra y quieren ganarla como sea. Pervirtiendo la democracia mediante referéndums que no son más que charlotadas dignas de un gerifalte africano, adulterando la vida parlamentaria, defendiendo a los delincuentes cual si de héroes se tratase. El último peldaño que les quedaba era el de justificar la kale borroka y ya están en ello. Solo en Barcelona: cargas policiales, un centenar de heridos – veintitrés son Mossos – y nueve detenciones. Eso sí, no habrán escuchado por parte de la pseudo izquierda más que el silencio cómplice de los podemitas catalanes o el vergonzante llamamiento del socialista Miquel Iceta para que se cree un gobierno de concentración.
La irresponsable pasividad también es un síntoma de guerra civil. Ahora se trata de saber si los que defendemos la ley y el orden vamos a enterarnos de lo que hay o seguiremos matando moscas, como aquel emperador que se entretenía en tales ocios mientras que su guardia pretoriana llegó y le cortó el cuello".

martes, noviembre 28, 2017

ENTREVISTA A GREGORIO MORÁN: PERIODISTA IMPLACABLE E INDEPENDIENTE




Hace días que estoy dando la tabarra con el conflicto de Cataluña. Se impone una pausa. Y como no tengo nada mejor que contar, me apropio de una entrevista que me ha enviado el Dr. Krapp que vale la pena leer. La publicó ayer PEDRO SIMÓN en el diario EL MUNDO. Gregorio Morán, el entrevistado, es un periodista y escritor provocador nato, pero tiene buena información, es tremendamente agudo  y da la sensación de que es independiente. Todo lo que manifiesta es de "armas tomar" y no deja a "títere con cabeza". Esta manera de ser le ha ocasionado conflictos. El último, ser despedido de La Vanguardia por uno de sus artículos poco complaciente con la Generalitat de Catalunya.

La TV, el fascismo, Cataluña, la CUP, las nuevas tecnologías, Javier Cercás y algunas de sus novelas, Felipe González, Aznar, Rufián, el poder económico, deterioro de la sociedad catalana, Pujol,  servidumbres del periodismo, Oriol Junqueras, corrupción, Cebrián, los Jordis, Sánchez Mazas, Puigdemont, son algunos de los temas que aborda. El de Cataluña, como se ve, es inevitable...


Gregorio Morán (Oviedo, 1947) llega a la cita con su inseparable sombrero, una bufanda marrón, un chaleco, un abrigo, ganas de hablar, pasos lentos, hambre de dulce y un ejemplar de Le Monde enrollado en el bolsillo. Asomando enhiesto como si fuera una pequeña escopeta de papel y saliésemos los dos de caza. Morán, las palabras y la caza. Eso es.

En el salón del escritor y periodista debe de haber una nutrida colección de cabezas que se ha ido cobrando a lo largo de sus libros. Allí donde hay una hagiografía, Morán levanta la escopeta de papel pensando en la taxidermia. La cabeza de Adolfo Suárez. La de Ortega y Gasset. La de García de la Concha. La de Carrillo. La de tantos otros... Acaba de reeditar su Miserias, grandeza y agonía del Partido Comunista de España (Akal) y en esta conversación Morán se cobrará otras piezas.


Como Miguel Hernández, el escritor y periodista afincado en Barcelona -un intelectual que no se calla nada- llega con tres heridas. La de la vida (el problema catalán), la de la muerte (le dio un infarto en julio) y la del amor (La Vanguardia le despidió por un artículo en el que llamaba corrupta a la Generalitat).

Lo primero que quería saber es qué tal está la herida del corazón...

De salud voy bien. Lo que anda mal es lo que rodea la salud. Y eso afecta.

Lo segundo es saber qué tal andan las heridas del alma...

Brrrrr. Unamuno decía aquello de: «El alma, en el almacén...» Pero aquí en Cataluña la situación nos pone a todos al borde de un ataque de nervios. No hay ninguna salida previsible y todo es empeorable... Cuando yo vine a Barcelona, después de tropecientos años en Madrid, era una ciudad tranquila, donde se paseaba, donde se estaba tranquilo y no pasaba nunca nada más de lo que tú pudieras provocar. Sin embargo, en este momento es todo lo contrario. La sociedad se ha tensionado de un modo importante. A mí me echaron del periódico por criticar las instituciones... Hasta el barrio en el que vivo, el Guinardó, donde nació Marsé, se ha convertido en un sitio difícil e insólito. Y no precisamente por la inmigración, sino porque la gente razonable se ha ido. Hay una diáspora real de la inteligencia en Cataluña.

¿A usted qué le ha roto el alma últimamente?
Encontrarte con una sociedad en la que ha salido lo peor de sí misma. Eso te parte el corazón, el alma y el bolsillo. Quien salga una noche por Barcelona lo ve: donde antes había gente a cenar, ahora hay restaurantes desangelados. La gente se ha vuelto más cauta con el dinero. Las relaciones sociales se han deteriorado mucho. Yo tengo, tenía, amigos a los cuales es imposible tratar. Esto en una sociedad mediterránea es insólito... Ese mundo tranquilo con clima benévolo ya no existe. Ahora el clima es hostil. Hay trincheras. Y es muy difícil vivir con trincheras.

Nunca el poder económico tuvo tan embridado a los medios como ahora?

Esto es un problema general de España. Yo no me canso de decir que nosotros tenemos los peores medios de comunicación de Europa Occidental. Lo que queda son los restos del naufragio. La instrumentalización a la que se sometieron los medios de comunicación durante la Transición tuvo unas consecuencias que se están pagando ahora. No hay ninguna empresa que no sea deficitaria. Además, hubo un tiempo en el que a los tiburones de los medios les dio por tener una querida carísima que era la televisión, que les ha arruinado. Sin haber disfrutado de ella. Yo creo que el control de los medios en el caso catalán es más simple y más complejo. Aquí la manipulación es descarnada. TVE es lo que ha sido siempre, una correa de transmisión del poder. Pero hay que reconocer en su honor que tiene unos profesionales que fueron capaces de hacer un documento protestando contra la manipulación de sus jefes. Aquí ocurre lo mismo, pero no hay un grupo de periodistas que haya reaccionado. Es más: una de las cosas más llamativas que me ocurrieron en La Vanguardia en su última época es que los seis miembros del comité de redacción firmaron una carta y se la mandaron al director pidiéndole que censurara mis artículos. Algo que no pasaba ni en el franquismo.

En su caso, ¿qué han intentado que no diga?

Ellos consideraban que mi desdén hacia las instituciones respetables que les pagaban a ellos quedaban afectadas por mi sarcasmo. Aquí la pleitesía de los periodistas con el poder es absoluta desde la época de Pujol. La manipulación del poder en la prensa capitalina, me refiero a Madrid, es considerable, pero no hay que olvidar que Pujol se hacía entrevistas a sí mismo. Escribía las respuestas, pero también las preguntas. Y además titulaba él. En todos los medios que quería. No voy a entrar en detalles porque todos los periodistas están vivos. Y son esos que defienden la libertad de expresión por encima de todas las cosas. Tragaban con eso y con muchísimo más. Además, Pujol decía el día: «Eso lo sacáis en domingo».

¿Hay mucho fascista suelto?

¿A qué llamamos fascista? Fascista es el que no está dispuesto a admitir al otro. Las cosas siguen siendo igual que antes o peores, pero las palabras carecen del significado de antes. Se piensa que un fascista en Cataluña es distinto a un fascista en Oviedo, esto es un error. Un fascista es un fascista aquí y allá, y se caracteriza por la ruptura del consenso democrático. Lo que pasa ahora es que juegan a ver quién es más rápido en sacar el Colt. Si yo te llamo a ti fascista tú ya no me puedes llamar fascista, porque sería una contradicción. Mira, otra de las falacias de la actual situación de Cataluña es eso que dicen los independentistas de «somos pacíficos». Eso lo dice sobre todo Oriol Junqueras, que es como un abad de monasterio antiguo. «Nosotros somos los buenos y ellos son los malos». «Nosotros somos pacíficos y ellos son violentos». Te pueden llenar la boca de flores, pero te ahogan igual. Te lo van embutiendo hasta que no puedes respirar... Como Forcadell, que parece salida de un convento. Esa es la gente que luego te quema.

¿Qué es lo más desconcertante de lo que lleva visto? 

Que el grupo revolucionario más importante de Cataluña, la CUP, se preocupe de pinchar las ruedas de las bicicletas públicas para protestar contra el turismo, es un chiste de Charlie Hebdo. Estos son una panda de impresentables que comen butifarra amb seques [con judías] y se ponen la barretina de vez en cuando o se visten alternativamente. Las palabras carecen ya de sentido: unos revolucionarios que pinchan ruedas y no hay un descojone general. Hacen una asamblea para aprobarlo y todo. Como aquella película de los Monty Phyton que estos no vieron. Estos chavales de la CUP no es que no hayan matado al padre, sino que no han matado ni a la cocinera del padre. Es más bestia: siguen yendo a comer a casa. Porque la escudella que les hace la criada no se la hacen en ninguna parte. Mira, un análisis de una figura como Ada Colau llevaría a consecuencias terribles. La primera y más obvia: estamos en una situación muy compleja provocada por amateurs. Todo es de un amateurismo aplastante. No se valoran las consecuencias de nada.

¿En qué cree usted

Hasta fecha muy reciente creía en los amigos y en una sociedad civilizada. Ahora sólo quiero que me dejen en paz.

¿Dónde están los suyos?

Desde hace muchos años no hay míos. Mi experiencia militante termina el día en que descubro que si ganan los míos [era miembro destacado del PCE], pierdo yo. Entonces me aterrorizaba la idea de que ganaran los que yo conocía muy bien. Que ganen estos entonces del procès, fíjate. Representan la versión 2.0 del carlismo.

Si tuviera que elegir que le llamaran progresista o reaccionario, ¿qué preferiría?

Me producen rechazo ambas etiquetas. He visto tanta gente cruzar la barricada del progresismo a la reacción y (bastante menos) al revés: de la reacción al progresismo... Me siento heredero de los valores de la Ilustración.

¿La fractura interna de Cataluña es tan grande como se dice o se exagera novelescamente desde fuera? 

Es real. No es bueno que esos que nos llaman fascistas y nos insultan y se comportan como totalitarios un día descubran que son totalitarios de verdad. Eso es terrible. Eso es volver a sacar la bicha del nacionalcatolicismo. La xenofobia. El odio al otro... No es lo mismo que te ubiques en un lugar que no es el tuyo a que asumas perfectamente que eres un cabrón xenófobo, un blanco del sur de los EEUU racista y malencarado. ¿Por qué en España no hay funcionado un partido de extrema derecha? Porque la extrema derecha está subsumida en diferentes sitios y, sobre todo, no tiene conciencia de sí misma. Si tú se la das puede ser terrible... Habría que ver lo que están haciendo en Vic. Se ha instalado en la plaza mayor una cárcel con cuatro rejas donde los habitantes pueden sufrir, les dicen, lo mismo que sus líderes políticos. Por horas. Como en una atracción. Les animan a hacerlo. Tienen un timbre para el socorro por si alguien se siente mal, eso sí... Hay que estar dos horas para que den el jubileo. Esto es otro chiste de los Monty Phyton. Una gilipollez reaccionaria. Vamos a flagelarnos como un catolicón. Como un autocastigo. Como en la Inquisición.

¿Todo comenzó cuando empezaron a tocarle los cojones a Pujol?

Ellos piensan que el PP es un partido corrupto, pero Convergencia no... La idea de Franco es que él había hecho mucho por España y era lógico que él se quedara con algo. Pues estos igual. Lo que ha pasado aquí es una responsabilidad en primer lugar de la clase política española. A Pujol le bailan el agua primero Felipe González y luego Aznar. No hay que olvidar que Aznar quita la mili porque se lo piden CiU y PNV. Cuando Pujol sale al balcón de la Generalitat y dice aquello de «a partir de ahora seremos nosotros los que hablaremos de honor y dignidad», él ya tiene el botín. Y lo que está haciendo es agrandar el botín. Lo del Caso Palau fue muy bestia. Como en El Padrino, todos en torno a una mesa, reunidos para repartírselo todo. Garantizando su supervivencia. Porque el Padrino repartía entre sus tropecientos hijos. El Caso Palau es el retrato de esa sociedad, cuyo único adversario hace la revolución pinchando la rueda de las bicicletas. 

Usted ha escrito sobre el Movimiento Nacional de Cataluña y sus medios. Imagino que usted también percibe esto en Madrid. Por ser justos.

Sí. Pero que yo sepa no hay ningún empresario vinculado al PP que haga patriotismo; hacen negocios sin más hostias. Aquí es la desvergüenza de además decir que están haciendo patria. Hay que ser jeta. Eso te da una buena conciencia que de la otra manera no tienes. Aquí, en Cataluña, si no piabas, pillabas.

¿Usted pio?

Pie.

Y no pilló.

No pillé... Aquí varios periodistas se marcharon. Otros están en el dique seco. Y luego están los comederos. Los hay en Madrid, en Valencia, en todas partes. Y aquí en Barcelona, periodísticamente, es un comedero permanente. El Ara, el Punt Diari... Vete a un hospital y mira los fajos de periódicos que hay por la mañana. Los que se regalan a la gente. Subvenciones que se dan en función de lo que imprimes. Así tiran con pólvora de rey. Tu dinero y el mío. 

¿Cree que están en la cárcel todo los que son? [Se come una pasta y tarda en contestar. Niega con la cabeza] ¿Son todos los que están? [Sigue masticando. Asiente].

[Traga al fin] Para que estén en la cárcel todos los que son se necesita una revolución. No pinchar ruedas.

Y por si faltaba algo ahora tenemos a los rusos.

Es como un tebeo de Mortadelo y Filemón. Un remake de Ibáñez: los rusos apoyando el carlismo, Assange diciendo boberías, en fin... De fondo está la liquidación de la izquierda, que en el fondo es una automutilación. El momento en que se vende por un plato de lentejas. Pero ojo, se vende por un plato de lentejas con chorizo, con jamón... Hubo un desplazamiento clarísimo hacia quien tenía el poder. Había quien estábamos en la política por razones éticas. Y había otros que estaban por el poder. En el caso de Cataluña el que concedía el aval del poder era Pujol. Rosa María Sardá, por ejemplo, ha hecho un gesto de un valor temerario: devolver la medalla de la Generalitat. La letra pequeña es muy divertida. El único premio que merece la pena en España es que te den la Cruz de San Jordi [sarcástico]. Porque aunque no está dotado, creo, te pagan las esquelas cuando te mueres... Tus hijos no tienen que soltar un puto duro. Pues bien: la Sardá ha incidido especialmente en que no quiere esquelas.

¿Algún pero con la tecnología?

Llego tarde. Mi mujer me lleva cosas. Yo no tengo móvil y ella sí. Esas cosas. Para mí el ordenador no es más que una sofisticada máquina de escribir. Pero sí te diré algo con respecto al periodismo: el futuro está en los digitales. Pero el poder está en el papel. Por lo tanto el que controla el papel controla los digitales y a la opinión pública.

¿Al final le suenan a lo mismo los jóvenes políticos?

No. No creo que sea comparable un Rufián a un Pablo Iglesias, por ejemplo. No se parecen en nada, ni en la formación, ni en la forma de actuar... Rufián es un quinqui llegado a la política. Lo cual demuestra que la política puede reciclar a un quinqui. No está mal. Eso lo hemos conseguido entre todos... Iglesias es otra cosa. Podemos tiene la dificultad del nacimiento: es el primer grupo político que nace de un departamento universitario. Y eso marca para bien y para mal. Con él tengo una buena relación. ¿Qué une a Levy, Rufián, Errejón, Rivera, Iglesias, Rufián? Cierto amateurismo.

¿Qué proyecto político le ilusiona a usted más?

Ninguno.

¿Ha votado en las últimas elecciones?

No. Llevo tanto sin votar... Después de votar a Tierno para la Alcaldía no volví a votar. A mí en los referéndums del franquismo me decían: «Bueno, pues si quieres vota no, pero vota». Y yo: «No quiero votar no. No quiero votar. Y punto».

Se acaba de reeditar su clásico sobre el PCE. ¿Queda algo del comunista que fue?

La experiencia. La lucha contra la dictadura [se come otra pasta]. Semprún me decía: «Gregorio, hubo una conspiración de silencio contra tu libro cuando salió». Y yo: «Qué mas hubiese querido yo. Lo que pasó es que cuando salió no le interesaba nadie».

En 'Anatomía de un instante', Cercas habla de la ética de la traición. De cómo la Transición fue posible gracias a una triple ética de la traición: la traición de Carrillo al PCE, la de Suárez al Movimiento y la de Gutiérrez Mellado al Ejército. ¿Cómo lo ve usted?

Cercas tiene la capacidad de escribir sobre lo que no sabe. En Soldados de Salamina su imagen de Sánchez Mazas está absolutamente equivocada. Si uno se inventa un personaje se lo inventa, pero no puede suplirlo por uno de carne y hueso. Sánchez Mazas era un fascista sin dudas. Lo decían hasta sus hijos, que le conocían bastante mejor que yo. Eso de la ética de la traición de Cercas me parece una parida. Es como si hubiera dos elementos: ¿qué es lo contrario de la traición?, ¿la fidelidad? ¿a qué? ¿Cuál era la fidelidad de Carrillo, de Suárez o de Gutiérrez Mellado? El poder. Establecer un juicio ético diciendo qué buenos fueron estos que traicionaron... Ninguno de estos se traicionó a sí mismo. Al contrario. Hay una coherencia brutal. El poder. Esto de las tres traiciones suena a bolero.

Detrás de una versión oficial, siempre hay una perversión extraoficial.

Están muy buenas estas pastas, eh... [Coge otra] Sánchez Mazas es único. Pero la ignorancia de Cercas es tal que le pone como dudando... Pero Mazas no dudó nunca. De nada. Era un fascista de tal envergadura que, en el año 65, si la memoria no me falla, visita al Caudillo para decirle que la pena que le ha puesto a su hijo es demasiado leve. Es un canalla. Cercas se atreve a hacer esto con Mazas, no se atreve a hacerlo con Goebbels.

¿Qué le sugiere toda esa gente que está tratando de buscar los restos de sus ancestros de la Guerra Civil?

Fíjese que esta batalla la han dado los nietos, no sus padres. Eso significa que hay una generación castrada. La que va entre los heróicos luchadores por la República y sus nietos, que son gente de honor y dignidad. Con Felipe González se podría haber conseguido, ¿no? Pero no hubo entonces ninguna presión social.

¿Qué opinión tiene de Felipe González, por cierto?

Es un personaje. Cada vez me interesa más. Como para hacer algo. Ha mejorado con el tiempo. A diferencia de Aznar, que ha perdido.

¿Rajoy es un poco el portero que nunca se tira cuando le lanzan el penalti?

Sí. Y las para. No es una inacción que yo atribuya al gallego. Sino al registrador de la propiedad. Un registrador registra. Sabe lo que valen las cosas. Pero es de una lentitud exasperante. No para los que no le votamos ni le votaremos. Sino incluso para los afines. 

En 'El cura y los mandarines' usted ajusta cuentas con la cultura y específicamente con la RAE. ¿Por qué le molestó tanto a Víctor García de la Concha

Conocí a García de la Concha cuando yo llevaba pantalón corto, en Oviedo. Con 10 años. Él era el magistral de la catedral... García de la Concha es un hombre que ha hecho ganar muchísimo dinero a Planeta. Y eso tiene mucho mérito. La Academia es una logia. Y lo demuestra el hecho de que se incorpore la vez a Cebrián y a Anson: esos equilibrios de logia... Pero claro, García de la Concha fue el que decidió que fuera Planeta el que editara y distribuyera el diccionario de la RAE. Que son millones de ejemplares... En mi libro no llegué a llamarle idiota, pero casi. Es un personaje de una ignorancia absoluta. De alguna manera hizo suya una tesis doctoral que no era suya. Toda su vida es una trampa. Ahora dice que no fue cura, pero si te vi yo...

Si yo le digo Cebrián, ¿la primera palabra que le sale es académico?

No. Cualquiera menos esa. Cebrián quedará como uno de esos personajes que representa la transición de la nada a la miseria más absoluta.

¿Puigdemont?

En otra situación sería un personaje divertido. Él es alcalde de Gerona por corrimiento de escala. Nada más.

¿Los Jordis?

Es una pena que no canten. Harían algo interesante. Un dúo con futuro. Como Los del Río.

¿Pedro Sánchez?
No me parece creíble. Hay una fragilidad en el personaje. Necesita tiempo para que se consolide.

¿La vicepresidenta Soraya?

Se está haciendo con el poder. Estoy convencido de que nunca nadie la consideró como un adversario peligroso. Esto suele ocurrir: cuando descubres que tu adversario es peligroso ya es demasiado tarde.

¿Conde de Godó?

No le conozco. No he hablado con él en mi vida. Tomara o no tomara la decisión de echarme, él la avaló.

¿Le han llegado a llamar algo por la calle?

[Mastica una pasta. La última] Por mi carácter, por tener fama de tener mala leche, posiblemente justificada, la gente te aborda en paralelo: «Mira, ahí va ese hijo de puta». Para que lo oigas. Pero tú no tienes por qué darte por aludido. Gente que te dice: «¿Por qué odias tanto a Cataluña?». Yo les digo que soy catalán voluntario y que ellos ni siquiera optaron. Con lo cual lo mío tiene más mérito. También te diré que hay más personas que te paran amablemente y te dicen: «Le leía. Aunque no siempre estaba de acuerdo con sus artículos». A estos les digo: «Me pasa a mí lo mismo».



martes, enero 18, 2011

FRANCISCO RICO: ¿mentiroso?

Francisco Rico (Barcelona, 1942), historiador, filólogo y miembro de la Real Academia Española desde 1986, publicó el pasado 11 de enero de 2011 en El País un artículo titulado "Teoría y realidad de la ley contra el fumador" en el que consideraba, entre otras cosas, que no pocos de los argumentos contra el tabaco carecen de rigor científico”  y que  la modificación legal es "un golpe bajo a la libertad, una muestra de estolidez y una vileza".

El artículo  ha levantado una gran polémica entre científicos,  periodistas, etc – incluso es motivo de debate en varias aulas de las facultades de filología hispánica de Barcelona (1) – porque tiene un  post scríptum que dice así:

"P. S. En mi vida he fumado un solo cigarrillo"  

Que una persona no fumadora ataque la “ley contra el fumador” tiene un significado especial. Es como si sus palabras se revistiesen de una evidente autoridad moral. Pero - y ahora viene lo bueno -  resulta que el Sr. Rico, que finaliza su artículo de opinión asegurando no haber fumado en su vida un solo cigarrillo, es un fumador empedernido y compulsivo, según manifiestan numerosos testimonios totalmente solventes. El tema de debate  no es tanto la argumentación que esgrime en contra de la nueva legislación sobre los fumadores, sino si este catedrático de la U. Autónoma de Barcelona ha mentido como un bellaco o no...… Su condición de fumador o no sería solo una anécdota si no fuera él mismo el que la utiliza como un claro recurso para dotar de mayor legitimidad moral a su posicionamiento tremendamente crítico.

Milagros Pérez Oliva, Defensora del Lector de El País, acuciada por las numerosas cartas de protesta recibidas  decidió preguntar al profesor Rico por las razones de la falsedad. Ésta fue su respuesta:

"Amén de darle al conjunto una nota de color, el post scríptum quiere decir varias de las cosas que literalmente dice, y sobre todo otra no literal, pero obvia: que "Je est un autre" (Rimbaud), la escritura no es la autobiografía y "la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero" (A. Machado). El P.S. me ha producido la triste satisfacción de comprobar lo que yo diagnosticaba: que la ley es una escuela de malsines. Porque casi todos los que se pronuncian contra mi artículo lo hacen buscando hurgar en mi vida y costumbres, espiando a mis amigos y buscando antecedentes incriminatorios. En mis argumentos apenas se entra. En otro lugar he dado una prueba del escaso rigor científico que a menudo gobierna la campaña antitabaco. Pero nadie roza siquiera mis dos puntos principales: la estolidez ("Falta total de razón y discurso", DRAE) del legislador y la vileza que suponen algunos puntos de la ley, notablemente el veto de fumar a los enfermos hospitalizados y, en especial, terminales".

Milagros Pérez Oliva advierte entonces a Rico que "su respuesta es tan críptica que corre el riesgo de que no se le entienda".

Pero el académico es perfectamente consciente:

"No quiero añadir nada más. Si usted quiere interpretarla, es muy libre"

Y eso hace la Defensora a partir de la conversación telefónica mantenida, en aras de aportar claridad a los lectores del diario, publicó el pasado domingo, día 16 de enero,  "La impostura de un fumador", del que extraigo algunos fragmentos:

Sostiene el profesor Rico que la frase puede tener diversas lecturas, pero incluso para quienes interpreten que asegura no haber fumado nunca, eso no quiere decir que se refiriera a él mismo, autor del artículo. El "yo escritor", afirma, no tiene por qué coincidir con el "yo biográfico"(1). Es decir, que quien escribe el artículo es su personaje y no él mismo y, por tanto, para reforzar su posición, puede afirmar tranquilamente que nunca ha fumado”.

Pero Milagros Pérez Oliva no se cree nada y le da duro al académico:

“Lo que en principio parecía un simple error o un problema de expresión, se ha convertido en algo más importante: un asunto de verdad o mentira. Porque al final, lo que se plantea en este caso es hasta qué punto es lícito recurrir a una mentira para defender una verdad. Si el autor de un artículo de opinión puede permitirse faltar a la verdad haciéndose pasar por lo que no es y utilizar esa ficción-mentira como argumento de autoridad, ¿qué crédito podemos dar a la verdad que pretende defender?”

Si el periodismo no se atiene siempre a la verdad, pierde credibilidad, tanto en el género informativo como en el de opinión. Si el profesor Rico quería hacer un ejercicio literario, debería haberse publicado en otra sección y no en la de Opinión. Porque el diario no puede dejar de tomarse en serio cuestiones tan serias como el tabaquismo y sus efectos sobre la salud. Conviene no mezclar literatura y periodismo”.


(1).- Este es el tema de debate en las aulas a las que hacía referencia: ¿Las licencias literarias  pueden o no amparar la mentira en una tribuna de opinión?

 

ARTÍCULOS IMPRESCINDIBLES:

Milagros Pérez Oliva: "La impostura de un fumador"

domingo, diciembre 26, 2010

Iñaki Gabilondo despide CNN +

 

Durante años fui un fiel radioyente de los programas “Hora 25” y “Hoy por hoy” de la Cadena SER dirigidos por  el periodista Iñaki Gabilondo. No lo he seguido tanto como hubiese querido como presentador del informativo “Noticias Cuatro” y del magazín informativo nocturno “Hoy” en el canal CNN+. Ahora que ha llegado su despedida, lo lamento. Y mucho. En el vídeo que muestro, eligió “Nocturno en do menor” de Chopin como banda sonora de una despedida cargada de emociones contenidas. Que en lugar de decir “hasta luego” dijera “adiós” suena a despedida definitiva. Es una auténtica pena porque periodistas de esta “raza” y de esta categoría quedan pocos o quizá ninguno. No sé. Sirvan estas cuatro letras como sencillo homenaje a un profesional de la información como la “copa de un pino”.


Reproduzco uno de sus últimos textos - si prefieres el vídeo, aquí -que bien merece una reflexión:


Iñaki Gabilondo: "Vivimos en una dictadura"

“El curso que concluye no nos parece que haya sido un curso como los demás. Porque lo ocurrido tras la hecatombe financiera ha sido tan aplastante que nos parece que marca un antes y un después. La naturalidad con que ha impuesto su ley en todo el mundo la doctrina que nos arrastró al abismo ha descorrido el cortinón que ocultaba una gran verdad.

Somos súbditos de los mercados. El régimen en el que vivimos es una dictadura, una dictadura muy particular, pero una dictadura; disfrazada con los ropajes de la democracia, pero una dictadura.

Nuestros orgullosos estados, nuestros representantes políticos, la mayoría de nosotros los ciudadanos fingimos no darnos cuenta y manejamos toda la gesticulación de la normalidad democrática pero ya no podemos ignorar que los caminos están marcados, que fuera de ellos no hay salvación y que nuestra libertad sólo puede ejercitarse en el pequeño margen de elasticidad (un poquito más pa’aquí, un poquito más pa’allá) que se nos autoriza.

No estamos desde luego ante ninguna situación que queramos calificar con tremendismo. No hay tremendismo en esta afirmación. En los últimos meses hemos podido comprobar que se ha decretado un modelo obligatorio de gobernación. La socialdemocracia, por ejemplo, ha quedado prohibida de facto. Se le permite gobernar, eso sí, con tal de que no sea con sus propios puntos de vista.

Así que una vez que esta evidencia, era largamente sabida, ha estallado de forma tan clamorosa, se trata de saber ahora qué hacemos: si aceptamos sin reparos esta dictadura, o si lo ocurrido, lo tan evidentemente puesto de manifiesto, desencadena una revisión de fondo sobre la democracia y sobre su futuro. Que no debe ocupar solamente a la izquierda, naturalmente. Pero para la izquierda se convierte en decisivo: o descubre su sentido y su papel en esta nueva realidad o estará condenada a marchitarse y desdibujarse. Es un punto de vista, pero tengo la impresión de que por aquí van aproximadamente las cosas”.




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De ANGIE para LUIS ANTONIO

"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".