En Cataluña estamos
viviendo estos últimos años un situación muy incómoda, puesto que la sociedad está
dividida en dos comunidades muy diferenciadas: la de los independentistas y la de los contrarios a la secesión. Hasta ahora ambas han
mantenido las formas, se han manifestado pacíficamente en defensa de sus ideas
o ideales y no se ha llegado a la confrontación. Ayer por la noche, sin
embargo, se rompió esta coexistencia. Una oleada de tensas protestas hizo acto
de presencia en la calles por el arresto del ex-presidente de la Generalitat, Carles
Puigdemont, en Alemania. Unos manifestantes,
liderados por la ANC, se personaron frente al consulado alemán en Barcelona
para pedir que no se extradite a Puigdemont y otros, capitaneados por las CDR,
lo hicieron ante la Delegación del Gobierno con intenciones más aviesas. A 100
metros de dicha Delegación se provocó una gran tensión cuando un millar de
manifestantes arrojaron objetos contra los agentes antidisturbios de la policía
autonómica. Estos realizaron varias cargas y disparos al aire. Resultado: un
centenar de heridos, incluidos una decena de "mossos", y varias
detenciones. Algo parecido sucedió en las otras capitales catalanas.
¿Tiene solución este
conflicto? A corto plazo, no. La solución, si la hay, está en el medio... Ni
independencia ni statu quo. Se impone
una "tercera vía", que
tendrá que ofrecer más autogobierno y más competencias. Eso exigirá retocar la Constitución actual que, aun siendo consensuada
en su momento por todos los partidos, está demostrando que no tiene solución
para abordar los conflictos de carácter territorial en España. La reforma
tendrá que garantizar la igualdad de derechos a todos los españoles.
Los hay, sin embargo,
que ven esta situación con otros tintes más oscuros. Reproduzco
textualmente el artículo de opinión que publica hoy Miquel Giménez en Vozpópuli,
pero haciendo constar la convicción, una vez más, de que no participo de tamaño pesimismo.
"Se puede intentar disfrazar, disimular
o, simplemente, esconder, pero es evidente que a día de hoy existen dos bandos
en Cataluña y que unos están dispuestos a emplear todos los métodos para
salirse con la suya. El interrogante es saber que van a hacer los otros para
defenderse.
Las bondades que entraña provocar al Estado
Pilar Rahola, que ha mutado en hagiógrafa del poder nacionalista burgués a la condición de agitadora social, defendía en una tertulia de la emisora del Conde de Godó, Grande de España, subvencionado por todos los lados y protector de especímenes como Eduard Pujol, el del patinete y ahora vocero separatista, que hay que provocar al Estado. Ante la imposibilidad de investir a Puigdemont, ha dicho que propone a Carles Riera, de las CUP, como candidato a la presidencia de la Generalitat. “Hay que apoyar la candidatura que más moleste al Estado”. Lo dice una millonaria, ¡a las barricadas!
Lo grave de la hora presente no es la frivolidad con la que se produce ante el micrófono o la cámara televisiva esta señora, o cualquier otro integrante de la pléyade comunicadora separatista. Lo auténticamente preocupante es que lo hagan mientras en toda Cataluña el conflicto se ha trasladado del terciopelo del Parlament, la moqueta de los despachos o los medios de comunicación a la calle.
Este fin de semana, a raíz de la detención en Alemania del fugado Puigdemont, se han vivido escenas de una gran violencia en la capital catalana, en Girona, en Tarragona, en las carreteras del Principado. He ahí el resultado de años y años de adoctrinamiento, de hacerle creer a la gente cosas que ellos mismos sabían que eran imposibles – lo reconoció el propio Artur Mas en una entrevista -, de sembrar la semilla de la superioridad moral de unos y de la bajeza de otros. Lo que se plasma en los contenedores incendiados, las carreteras cortadas, las pintadas intimidatorias o el tremendo puñetazo que le propina un energúmeno separatista a un joven que portaba una bandera española no es más que esto: no sabemos perder, no queremos perder, no nos da la gana de que ganéis vosotros. Rahola dixit, lo que provoque más al Estado, es decir, lo que haga más daño, lo peor, lo que sea con tal de que no ganen ellos. Porque toda esta gente sabe que lo tiene más que perdido, pero es tal su arrogante carácter que están dispuestos a cualquier cosa antes que decir que lo sienten.
Es guerra civil, insisto, cuando un miembro de los Mossos es descubierto por sus propios compañeros participando en el asedio a la Delegación del Gobierno
Las bondades que entraña provocar al Estado
Pilar Rahola, que ha mutado en hagiógrafa del poder nacionalista burgués a la condición de agitadora social, defendía en una tertulia de la emisora del Conde de Godó, Grande de España, subvencionado por todos los lados y protector de especímenes como Eduard Pujol, el del patinete y ahora vocero separatista, que hay que provocar al Estado. Ante la imposibilidad de investir a Puigdemont, ha dicho que propone a Carles Riera, de las CUP, como candidato a la presidencia de la Generalitat. “Hay que apoyar la candidatura que más moleste al Estado”. Lo dice una millonaria, ¡a las barricadas!
Lo grave de la hora presente no es la frivolidad con la que se produce ante el micrófono o la cámara televisiva esta señora, o cualquier otro integrante de la pléyade comunicadora separatista. Lo auténticamente preocupante es que lo hagan mientras en toda Cataluña el conflicto se ha trasladado del terciopelo del Parlament, la moqueta de los despachos o los medios de comunicación a la calle.
Este fin de semana, a raíz de la detención en Alemania del fugado Puigdemont, se han vivido escenas de una gran violencia en la capital catalana, en Girona, en Tarragona, en las carreteras del Principado. He ahí el resultado de años y años de adoctrinamiento, de hacerle creer a la gente cosas que ellos mismos sabían que eran imposibles – lo reconoció el propio Artur Mas en una entrevista -, de sembrar la semilla de la superioridad moral de unos y de la bajeza de otros. Lo que se plasma en los contenedores incendiados, las carreteras cortadas, las pintadas intimidatorias o el tremendo puñetazo que le propina un energúmeno separatista a un joven que portaba una bandera española no es más que esto: no sabemos perder, no queremos perder, no nos da la gana de que ganéis vosotros. Rahola dixit, lo que provoque más al Estado, es decir, lo que haga más daño, lo peor, lo que sea con tal de que no ganen ellos. Porque toda esta gente sabe que lo tiene más que perdido, pero es tal su arrogante carácter que están dispuestos a cualquier cosa antes que decir que lo sienten.
Es guerra civil, insisto, cuando un miembro de los Mossos es descubierto por sus propios compañeros participando en el asedio a la Delegación del Gobierno
Ese clima amenazante que ha durado meses, que se hacía cada vez más gris, más ominoso, ha acabado por estallar. Cuando un alto cargo de la Generalitat se permite insultar al ex portavoz de Ciudadanos JordiCañas llamándole miserable y diciendo que le da asco, para después insultar a un colega periodista con los epítetos de ladrón, fascista o extorsionador es que algo falla. ¿Saben qué? Que el insultador es Agustí Colominas, ex gerente de la fundación de Convergencia, la CATDEM, y actual director de la escuela de administración pública de la Generalitat. No nos engañemos, esto solo pasa en un país que vive en guerra contra sí mismo, en el que los odios han ocupado el lugar de las razones, en el que la víscera ha ganado a la neurona.
Es guerra civil, porque en mi tierra la mentalidad de Cheka es mucho más abundante que la de ir al frente, de ahí que en las redes sociales se encuentren obscenidades como la que tuiteó @csaune en la que daba información acerca de donde trabaja y como se llama la esposa del juez Pablo Llarena, ahora con protección policial debido a las pintadas amenazadoras hechas por Arran delante de su casa en Gerona. La infame tuitera decía “hay que difundir – los datos de la esposa – para que sepan que ya no podrán ir por la calle a partir de ahora”.
Es guerra civil, insisto, cuando un
miembro de los Mossos es descubierto por sus propios compañeros participando en
el asedio a la Delegación del Gobierno. Es enfrentamiento entre dos maneras de
entender a Cataluña, una que quiere el conflicto porque ya no sabe por dónde
salir y la otra que, simplemente, aspira es a vivir en paz, con un trabajo
digno, un Estado que ampare al débil y un sistema justo para todos.
¿Hará falta un muerto para que se
ilegalice a los que defienden la violencia?
Siempre se jactó el separatismo de su
carácter pacífico, no violento, casi seráfico. Ya saben, la revolución de las
sonrisas. Nunca han reconocido ni lo harán que su postura conllevaba,
necesariamente, una carga de violencia ideológica. Multar a un sencillo
comerciante por no rotular en catalán ¿no era violencia? Obligar a los niños a
estudiar solamente en catalán, escondiendo debajo de la alfombra el castellano
¿no era violencia, y de la peor clase, porque se practica contra inocentes?
Vean como entienden estas gentes el concepto de violencia cuando la misma
Ómnium, la que tiene a Jordi Cuixart, su dirigente, en la cárcel,
califica los hechos vandálicos de este domingo como una cosa “pacífica y
ejemplar”. Lo ha dicho su actual presidente, Marcel Mauri, que añadía
“En cualquier país del mundo, cuando encarcelan a todo su gobierno la gente
sale a la calle y lo quema todo, pero aquí eso no pasa”. Le hace falta acudir a
un buen oculista, porque el centro de Barcelona estaba iluminado ayer noche por
incontables containers incendiados por los suyos.
Y es que negar la evidencia es también
un síntoma de guerra civil, porque de todos es sabido que la primera víctima en
cualquier guerra es la verdad. Los Mossos heridos son guerra civil. Las
piedras, pintura, salfumán, botes de humo, lejía, palos, sillas de las
terrazas, incluso algunos extintores que les arrojaron, son guerra civil. Los
conductores intimidados por piquetes de cafres que cortan el tráfico y toman
las matrículas de aquellos que no secundan, amenazándolos con gritos de
“Sabemos quién eres, ya te pillaremos, hijo de puta”, son guerra civil. Los
Mossos separatistas como el que participaba en las agresiones contra la policía
autonómica, son guerra civil. TV3, dando todo el día consignas acerca de los
sitios donde existen tumultos, casi invitando a la gente para que se sume,
informando sesgadamente, lanzado soflamas en favor de los sublevados presos o
detenidos, es guerra civil.
Ellos saben perfectamente que esto es una
guerra y quieren ganarla como sea. Pervirtiendo la democracia mediante
referéndums que no son más que charlotadas dignas de un gerifalte
africano"
Un separatista que trabaja en esa
televisión que debería haber sido la primera en recibir una aplicación vigorosa
del 155, Jair Domínguez, autor de momentos televisivos repugnantes como
cuando disparó a una fotografía del por entonces rey Juan Carlos, lo ha
dejado claro. El colaborador del programa “Està passant”, presentado por
Toni Soler, otro de los beneficiados del proceso, dijo textualmente en
su cuenta de Instagram que “habrá muertos para conseguir la república catalana
y será terrible porque, en el fondo, no nos gusta la violencia”. En el fondo,
menos mal. Es el mismo individuo que escribió en la revista “Esguard”
que quería atar al ministro Zoido, tumbarlo encima de una mesa de
neurocirujano, clavarle la cabeza con tonillos y cordeles para que no se
moviese ni un milímetro y cortarle con un cúter la papada para podérsela comer.
El mismo que, aliviado, manifiesta que por fin han descubierto que la república
no llegará con lacitos amarillos o manifiestos, sino con sangre y fuego. Eso es
guerra civil, es vomitivo, es incitación al odio, a la violencia, al
enfrentamiento. Y delito, claro.
Ellos saben perfectamente que esto es
una guerra y quieren ganarla como sea. Pervirtiendo la democracia mediante
referéndums que no son más que charlotadas dignas de un gerifalte africano,
adulterando la vida parlamentaria, defendiendo a los delincuentes cual si de
héroes se tratase. El último peldaño que les quedaba era el de justificar la kale
borroka y ya están en ello. Solo en Barcelona: cargas policiales, un
centenar de heridos – veintitrés son Mossos – y nueve detenciones. Eso sí, no
habrán escuchado por parte de la pseudo izquierda más que el silencio cómplice
de los podemitas catalanes o el vergonzante llamamiento del socialista Miquel
Iceta para que se cree un gobierno de concentración.
La irresponsable pasividad también es un
síntoma de guerra civil. Ahora se trata de saber si los que defendemos la ley y
el orden vamos a enterarnos de lo que hay o seguiremos matando moscas, como
aquel emperador que se entretenía en tales ocios mientras que su guardia
pretoriana llegó y le cortó el cuello".
. El independentismo no ha logrado ni el gran levantamiento popular que esperaba, ni el apoyo internacional, ni la adhesión de nuevas capas de la población.
ResponderEliminar¡ Ojalá sea así !
EliminarPersonalmente eliminaba las autonomías y daba más poder a Diputaciones y Ay untamientos. Este estado es una casa de lenocinio, caro, ineficaz e ingobernable.
ResponderEliminarEso supone un cambio de la Constitución
EliminarSaludos
La Constitución la han hecho los hombres no ha caído del cielo , por lo tanto , los hombres pueden , si quieren , hacer otra o cambiar esta . Estoy " casi " de acuerdo con Temujin , si a lo de eliminar las autonomías , no a lo de dar mas poder a las Diputaciones , también eliminarlas y SI a POTENCIAR MUCHO a los Ayuntamientos . En cuanto a lo de la " guerra civil " que dice Giménez creo que es " algo " excesivo pero lo que esta al menos para mi muy claro que ESTO esta cada día PEOR. Hoy un tal Xavier Domenech ha propuesto hacer un gobierno transversal incluyendo incluso a personas independientes , pero le ha faltado tiempo al portavoz del PSOE para criticar la propuesta de Xavier Domenech tachándola entre otros " piropos " de buenismo , y ASI no se puede llegar a ningún acuerdo para que esto ARRANQUE de una vez . No se si en " esto " de Cataluña " manda el PSOE o quizás el PSC tiene algo que decir , en mi opinión Miguel Iceta podría ser un candidato para presidir ese posible gobierno " buenista " que propone Domenech , pero me temo que tanto el PP como Ciudadanos y el PSOE ( que no el PSC ) están pensando mas en sacar réditos electorales para las próximas elecciones del 26 de mayo de 2019 que en intentar seriamente solucionar RAPIDAMENTE el tema catalán . Saludos cordiales LUISANTONIO . He dejado en tu anterior comentario una " respuesta " a la que tu haces al mío anterior
EliminarCuando tengamos la República y tengamos nuestras leyes y nuestra Constitución, podremos por fin pedir al parlamento un derecho heroico y FUSILAR a toda escoria de xarnegos y españoles que nos ha impedido llegar hasta aquí.
Eliminar(Roger Torrrent)
El hombre dice que el no pblico eso, pero la Policia ha dicho que nadie hackeo su cuenta.
https://www.youtube.com/watch?v=Rwmw-qGRKb8, a mi lo que más me gusta no es lo de lloveran hostias, a mi lo que más me "emociona" es "vigilar al vecino", ¿No le suena familiar a nadie esto?...
Un saludo
A galanygarciah: "Xavier Domenech ha propuesto hacer un gobierno transversal incluyendo incluso a personas independientes". Creo que discrepas con el contenido de esta frase, pero tienen perfecto derecho a gobernar esta comunidad autónoma. Eso sí, sin sobrepasar los límites que marca la Constitución.
EliminarSaludos cordiales.
A Temujin: No sé si es verdad o no que Roger Torrrent hizo esa manifestación. Lo que sí es cierto es que descalifica a quien la haya hecho. Cada vez me fío menos de lo que circula por las redes. Es tan fácil crear infundios...
EliminarSaludos cordiales
¿ Discrepar con lo de Xavi Domenech ? NO TODO lo contrario , lo que me ha parecido lamentable es la respuesta INMEDIADTA de José Luis Abalos portavoz del PSOE , ¿ ese partido , el PSOE , es que quiere liderar este país ? pues van bien encaminados hasta ahora con sus actitudes
EliminarLa gran tensión social es evidente, con los graves episodios que estamos viendo. Pero también me parece fatalista el análisis de Miquel Giménez, abocado a la guerra civil. Aunque puede tener su justificación, como indico al final.
ResponderEliminarCreo que la gran mayoría social, pacífica, de este país abortaría cualquier posibilidad, sin violencia pero con firmeza. Aquí hemos vivido el terrorismo de distinto signo, y otros episodios convulsos, y la población no se ha echado a las armas.
La simiente que dejó en nuestra conciencia la guerra fraticida ha fortalecido nuestra determinación para evitar otro enfrentamiento, así lo percibo. Eso por una parte.
En cuanto a estos últimos altercados, Giménez no señala un detalle significativo; una buena parte de esos movilizados para protestar violentamente, exigiendo la libertad de Puigdemont, exhibían una inconfundible parafernalia antisistema, todos encapuchados, etc, se ha visto con claridad, no valoraré ahora si me parece aceptable o no su ideología (sus formas violentas no, desde luego).
Sabemos que repudian el actual sistema capitalista (razones no faltan…). Cataluña y Madrid han sido, son, los grandes motores y valedores en España de este capitalismo abominado por los antisistema, Puigdemont era la cabeza visible de un gobierno catalán sustentado en este moderno capitalismo, que ha tornado al ciudadano en “consumidor”, del mismo modo que lo ha hecho el gobierno nacional y las democracias modernas allende nuestras fronteras.
Una de las “promesas” de Puigdemont y los nacionalistas es una Cataluña liderando la pujanza económica, ese capitalismo vilipendiado, para entendernos.
Entonces… ¿qué hacen estos antisistema pidiendo libertad para Puigdemont? Pues disfrazarse de comprometidos nacionalistas, aprovechando la debacle que se cierne sobre el procés, y hacerse más fuertes intoxicando aún más el casi irrespirable clima social.
Estos encapuchados seguirían dando el “beso de judas” a un Puigdemont líder de una hipotética república catalana, capitalista por supuesto. Conviene identificar bien a todos los actores en liza.
Es posible que Giménez quiera investir su artículo con toda esa carga dramática para que se afronte con rigor y unión la solución a esta fractura brutal.
Un abrazo, amigo Luis Antonio.
Creo, como tú, que el análisis de Miquel Giménez es desmesurado y carente de fundamento. Y si esta situación es algo así como una guerra civil, ojalá todas las venideras - espero que no las haya nunca - sean de esta índole...
EliminarA veces pienso que la sociedad está en una galaxia diferente a la de los políticos y algunos periodistas...
Identificar a la sociedad con grupos antisistema - CUP, CDR, etc. - es un tremendo error. La sociedad, en general, quiere paz y no guerrasciviles...Como bien dices, los antisistemas instrumentalizan a algunos líderes políticos para "pescar en río revelto".
No sé qué pretende Giménez con su artículo incendiario, pero creo que no hace ningún favor a la sociedad en su conjunto.
Un abrazo, amigo Paco
Lamentable. El panorama da asco y el pueblo está enfrentado. Asistimos a agresiones constantes. Ahora, ninguno de estos que llevan un lacito, podrá decir que están haciendo la revolución de las sonrisas.
ResponderEliminarSaludos
Lo curioso y paradójico es que "dicho lacito" lo exhiben, sobre todo, personas mayores... ¿Lo has observado?
EliminarSaludos
El independentismo es unaopción como otracualquiera, pero eso de que vaya aliñado del sempiterno espíritu lacrimógeno y victimísta me indigna sobremanera. ¡ Un poco más de gallardía, por favor !
ResponderEliminar"Lacrimógeno y victimista" y con algunos ramalazos de violencia, ¿eh?
EliminarA veces pienso que hace falta más gallardía para no caer en la provocación que participar de la misma...
Saludos
Si el problema está en cambiar la constitución, yo pregunto: ¿Hay algún bienintencionado o ingenuo que piensa que tal como está hoy en día la cosa política en España es posible alcanzar un acuerdo (consenso) como fue posible en el 78? Yo respondo: no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es muy difícil, por no decir imposible, que hoy se pueda consensuar una modificación de la Constitución, pero el tema territorial y otros lo están exigiendo. Con que se apruebe con una amplia mayoría - 2/3, por ejemplo - ya es suficiente.
EliminarMe alegra saber de ti, Miguel, después de tanto tiempo...
Un abrazo
Frente a los que piensan que este es un mero juego de estrategias yo soy de los que piensan que estamos sembrando el mal futuro. A corto plazo. Además, en salones pequeñoburgueses.
ResponderEliminarLo que sí se evidencia es la distancia que hay entre lo que parece preocupar a los políticos y al conjunto de la sociedad
EliminarLo que comentas al principio es claro y oportuno, en cambio el texto que citas es una auténtica mierda. Lo digo a las claras para que no quede ninguna duda. Es pura mierda porque solo echa mas leña al fuego y porque mete en el mismo saco a independentistas y partidarios de la negociación con un tono despreciativo y por lo tanto injusto. Discursos de esta naturaleza no evitan la confrontación y en cambio la favorecen de forma ostentosa.
ResponderEliminarPara el amigo Temujin: ¿Por qué en vez de cargarnos las autonomías no nos cargamos los estados nacionales? El problema en Cataluña está en las ganas de tener uno, no en el conflicto generada por tener aquella.
España es una entelequia tan falsa y gratuita que un territorio llamado Cataluña, Castilla, Galicia o Euskadi.
Un abrazo
El texto que cito tenía un objetivo: provocar el debate. Y por lo que veo, leyendo la opinión que te merece, lo ha conseguido. Quiero pensar, sin embargo, que en el ánimo del autor había una intención menos belicosa que la que tú piensas...
EliminarSí estoy de acuerdo con que echar "gasolina" para apagar un incendio, lo agudiza más, si cabe...
Supongo que cuando utilizas la expresión "entelequia" quieres decir algo así como lo que expresa la palabra "arbitrariedad"...
Un abrazo
La sociedad está fracturada y enfrentada, el ambiente enrarecido, la incomodidad es manifiesta en los lugares de trabajo, hay gente que tiene problemas psicológicos agravados por todo lo que se está tensionando a la sociedad. Esa es la realidad. ¿Eso puede acabar en enfrentamientos violentos (no me atrevo ni a mentar la palabra guerra? Sí, aunque no es mecánico ese resultado, puede ser que no, pero el enfrentamiento social soterrado es grave y la responsabilidad de dicho enfrentamiento habrá que dilucidar quién la tiene, no es solo un lado quien la tiene, para mi una de las conclusiones más evidentes es el fracaso de la clase política y de la política. Un drama que no sabemos cómo puede acabar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con tu comentario demuestras lo bien que conoces lo que está pasando en Cataluña. No en vano vives aquí desde hace tiempo.
EliminarNo soy más optimista que tú. Por ahora, la confrontación social está soterrada en gran medida. ¿Hasta cuándo? Esperemos que no salga de donde se halla y que el tiempo sea árnica...
Sobre la culpabilidad mayor, no hay la menor duda de que se trata de la clase política. Toda. Solo se podría achacar la responsabilidad a unos más que a otros, pero nadie queda indemne.
Abrazos
Lo que me preocupa es el tinte batasuno que está cogiendo el asunto , cuando lo de Euskadi se habia terminado, esto que es, salir de Guatemala para entrar en guatepeor o que?, se habla ya , de colocación de artefactos , dejando a un lado lo visto en algunas autopistas catalanas .
ResponderEliminar¿Hay alguien que escribe aquí que sea de la misma Barcelona? , decirle entonces que estuve ahí en diciembre , el fin de semana antes de navidad, me encantó , y tuve claro que me iba a gustar la ciudad, no se que tiene que atrapa , tal vez su modernidad, no sé , y me da mucha lastima ver lo que está pasando por cuatro cafres atrasados, tanto, como el ultraderechismo español .
Un abrazo desde Las Palmas Antonio, que ganas tengo de que esa región recupere la normalidad, me figuro que no más ganas que tú .
Disculpa, Orlando. Reproduzco este comentario tuyo en la última entrada publicada y prometo comentarla.
EliminarUn abrazo