Nadie tiene la menor duda de que castellano y
catalán han convivido con naturalidad hasta ahora enriqueciendo a la sociedad.
Pocos
cuestionan que el catalán sea el "centro de gravedad" del sistema
escolar en Cataluña. Así lo ha reconocido el T. Constitucional y el Tribunal Superior
de Justicia de Cataluña que subrayan su relevancia y la necesidad de que conviva con el castellano
en el sistema educativo. No tengo el menor atisbo de duda de que la mayor parte
de la sociedad catalana desea que se enseñen ambas lenguas. Más el inglés, por supuesto.
El peso
relativo de estas debe decidirse con flexibilidad. Los consejos escolares y
la comunidad educativa deberán modular los proyectos educativos concretos de
cada colectivo social. Donde predomine el castellano, poténciese el catalán y
en el caso contrario, que se mejore el castellano. Sin sectarismos y sin partidismos
arbitrarios. Con respeto y pragmatismo.
El
bilingüismo de la sociedad catalana es
un tesoro de valor inapreciable. Todos deberíamos estar orgullosos tanto dentro
como fuera de Cataluña. Confrontar a las lenguas es propio de nacionalismos
supremacistas radicales e ignorantes.
La
Constitución Española es mejorable, pero lo que expresa en al Artículo 3 sobre
este tema es impecable:
1. El
castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles
tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2. Las demás
lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades
Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
3. La riqueza de las distintas
modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que
será objeto de especial respeto y protección.