Ojeo un libro de Historia del Arte de cuando estudiaba en la Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona y me detengo en la página que muestra esta bella imagen. Saco algunas notas para esta entrada.
El calor de este mes de julio es acuciante. Protagoniza todas las noticias y muestra la mala acogida que obtiene por parte de los ciudadanos. Sumo mi queja a la de la mayoría, pero dudo de que sirva de algo... Estas son las notas:
"En 1914 una sufragista inglesa le dio siete puñaladas al cuadro, tal vez protestando contra la exhibición del cuerpo femenino.
Está considerada como una de las obras maestras, no sólo del autor, sino de toda la pintura europea del siglo XVII. Velázquez representa a Venus de espaldas y recostada, actitud ésta que ningún otro pintor había usado para representar este tema mitológico. Se trata de una dama joven de fino talle, cadera contenida y delicada espalda. La figura del niño representa a Cupido, hijo de Venus y que simboliza el Amor, que sostiene un espejo a la Diosa Venus, la Belleza. Llama la atención como el Amor (el niño) tiene las manos atadas con una cinta, lo que parece aludir a una metáfora por la que el amor sería preso de la belleza, que desdeñosa sólo se contempla a sí misma, símbolo de vanidad. Es la única obra conservada de Velázquez en la que aparece una mujer desnuda, pero hubo otras, hoy perdidas. El rostro difuminado responde a la intención evidente de no facilitar el reconocimiento del personaje. Este detalle pudiera ser la causa de la ¿fealdad? del rostro. Sin embargo, la elegancia y la belleza que se desprenden de esta obra son indescriptibles. Velázquez pinta un bellísimo y sensual cuerpo en una preciosa postura sobre unas telas, blanca por debajo, y negra por encima, contrastando con el tono blanco-nacarado de la Venus y realzando su belleza. El cortinaje rojo subraya el fuerte erotismo de la escena. Cupido (dios del Amor) sostiene el espejo donde se contempla la Venus y en el que apreciamos su rostro, produciéndose con este ardid una visión casi total de la diosa aunque la miremos de espaldas. Una curiosidad: en el espejo no deberíamos ver el rostro sino el cuerpo de Venus, es otro recurso barroco para resaltar lo que interesa aunque falsee la realidad. Es posible que el pintor exagerara las proporciones, pero por lo demás la figura es inequívocamente palpable. El realzado sentido de la realidad altera sutil pero definitivamente, mediante un estímulo de la imaginación, la relación que se establece entre el asunto y el espectador. No menos importante es la consonancia entre forma y técnica. Pintada a base de seductores contrastes de textura, la superficie posee una calidad sensorial que realza el atractivo sensual del tema representado. La tersura y tonalidad rosada y cremosa de la piel se hacen resaltar mediante la tela o colcha azul grisácea sobre la que se reclina la diosa, mientras que los tonos más cálidos del fondo sugieren un escenario íntimo y reservado. Velázquez intensifica también el cargado erotismo de la pintura por otros medios: por ejemplo, mostrando en su totalidad la parte posterior de la figura, pero revelando sólo parcialmente, en el espejo, la vista frontal. Sin embargo, evita con habilidad un grado excesivo de inmodestia alterando arbitrariamente la imagen reflejada, pues si hubiera seguido las leyes de la reflexión el espejo habría revelado no el rostro, sino otra zona de la anatomía de la diosa"
Es un cuadro suntuoso y me gustan las ondulaciones geométricas del cuerpo de ella repetido en mantas y sábanas lo que sugiere que es el elemento que da sentido al cuadro.
ResponderEliminarUn abrazo
Se nota que eres un observador muy sutil.
EliminarUn abrazo y feliz verano
Ángela Andreu: “ Muy bien descrito, Luis. Es uno de mis cuadros favoritos”
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