Cada año, las mismas o parecidas tonterías. Que si el 2023 será peor o mejor. Sucederán tales o cuales cosas. Como son gratuitas, cualquiera se atreve a hacer predicciones. Los agoreros hacen de las suyas, están en su salsa, y nos anuncian catástrofes apocalípticas. Compadezco a los que presumen de certezas cuando hacen vaticinios. Los optimistas tienen poco crédito porque se les tacha de locos y por eso prefieren no ejercer... Algunos, bastantes, políticos incrementan sus promesas con el año nuevo y si se avecinan elecciones, como es el caso, no veas... La desfachatez de la que hacen gala es mayúscula. Insisten en abordar los problemas del ciudadano de a pie y en el altruismo y desinterés personal de su actividad. Más que hablar, se escuchan a sí mismos.
Lo único que podemos decir del futuro, sin errar demasiado, es lo que nos dicta la experiencia del pasado, que el tiempo será variable, que los precios, en general, subirán, que el sol seguirá saliendo cada día con más o menos euforia y que su ausencia la echaremos a faltar...Todo esto es de cajón, lo demás...¡gaitas!
El futuro es impredecible, misterioso y no necesita que lo inventen los demás, sabe hacerlo por sí mismo. Lo más atractivo del futuro es la incertidumbre, el misterio que lo embarga y algunos, empeñados en restarle estos dones. La vida no tendría sentido ni la ilusión razón de ser si el futuro fuese real o estuviese ya escrito. El futuro baila y se contorsiona misterioso ante el presente como si jugara al escondite.
Aunque pueda parecer un tanto crispado por las expresiones iniciales, la verdad es que soy optimista y no tengo miedo de que me llamen loco. El futuro está por escribirse. Días atrás lo identificaba con ese cuaderno nuevo, inmaculado, con sus páginas en blanco. Lleno de promesas. El futuro siempre está por estrenar y lo nuevo acostumbra a ser atractivo. El futuro, es verdad, nunca se alcanza Y ahí está su magia, su encanto, su misterio...su razón de ser. Anticipar lo que va a venir es, decía antes, una estupidez, pero soñar con lo que puede traernos es la mayor y la única certeza de la que podemos alardear.
Después de todas estas elucubraciones llego a la única conclusión posible. El futuro no existe, esa y no otra es la gran verdad y esa y no otra es su grandeza. Podemos soñar con él y esperarlo en vano, pero nunca debemos tenerle miedo, insisto, porque no existe. Por eso, predecirlo, es una solemne estupidez.
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ResponderEliminarLo dijo John
ResponderEliminarConnor en
Terminator,
con el añadido
de que el que
nosotros
construyamos,
ese será el que
exista .
Ninguna de las grandes crisis de este siglo fue prevista por la mayoría de los pronosticadores.
ResponderEliminarPasará que todo seguirá igual. El eterno correr de las estaciones y la soledad del hombre ante el infortunio.
ResponderEliminarSalud