Hasta no hace mucho el ONZE DE SETEMBRE era una celebración democráticamente inclusiva, no sabía de clanes ni banderías, tendía puentes y la gente ofrecía la mano abierta con mirada acogedora. De unos años para acá, la Diada es sinónimo de facción, exclusión y ruptura. Estas singularidades son también las que caracterizan a la política catalana de los últimos años. En Madrid también andan cortos de imaginación y de luces. Y así nos va...
En esta ocasión, un visitante inoportuno incidirá presumiblemente mal en la convocatoria que llevarán a cabo los partidos políticos. Me refiero a la pandemia del coronavirus. Imaginar que este enemigo común puede suavizar las tensiones entre los que piensan de una manera u otra es pecar de ingenuidad y falsa ilusión...Ojalá me equivoque y ayude a distinguir lo esencial de lo meramente accidental.
Nunca me han gustado las manifestaciones masivas e impersonales sean del signo que sean, No es aventurado imaginar que las de este año pierdan capacidad de convocatoria e incidan en la reclusión domiciliaria por razones harto conocidas.
Quizás sea injusto y tenga que pedir perdón a las ovejas, pero tales eventos me las recuerdan...
Esperemos que no se concentren y se conviertan en transmisores del maldito COVID. Ya suficientes virus ideológicos han contagido durante demasiados años.
ResponderEliminarSaludos
Seguro que así lo harán. La salud está por encima de las ideologías
EliminarSaludos
Como dato que corrobora lo que dices en el primer párrafo te comentaré que a finales de los 70 coincidimos en Barcelona en esta fecha. En la manifestación, que ya no recuerdo si era más o menos numerosa, pero eso es lo de menos porque las plazas y calles se hinchan cuanto tocan el pito los jefes, como la Plaza de Oriente cuando Franco, coincidían las izquierdas netamente internacionalistas junto con los de las veleidades nacionalistas. Pero...el izquierdismo perdió el rumbo y naufraga todavía.
ResponderEliminarPor lo demás ya paso desde hace tiempo de las concentraciones religiosas.
Comparto lo de "pasar" de esas manifestaciones "pseudo religiosas". Agobian y despersonalizan...
EliminarCuando una celebración de este tipo se convierte en excluyente deja de ser celebración y pierde su sentido.
ResponderEliminarAsí es. Las auténticas celebraciones son las que comparte la inmensa mayoría
EliminarCon Francesc Cornadó
ResponderEliminarSalut
Es difícil no estar de acuerdo con lo que expresa nuestro común amigo, F. Cornadó
EliminarEntre ellos están peleados como víboras.
ResponderEliminarNo seré yo quien ejerza de árbitro...
EliminarUn 11 de septiembre Salvador Allende fue derrotado por el fascismo militar en Chile. Otro 11 de septiembre unos aviones destruyeron y asesinaron a miles de personas en las Torres Gemelas y parte del Pentágono en USA.
ResponderEliminar¿Crees que a la mayoría de la humanidad le importa lo que se conmemora en Cataluña cada 11 de septiembre?
Desde el relativismo de la distancia ves el relativismo de las cosas aparentemente importantes que les importan a los demás.
Un abrazo
Tienes razón, pero a mí me afecta de cerca y no puedo obviarlo. Ya me gustaría, ya...
EliminarUn abrazo
A mi lo de las fiestas regionales ya me cansa, la verdad. Estoy en sintonía con el Doctor Krapp.
ResponderEliminarUn saludo
A mí me cansan las fiestas que, en lugar de divertir, dividen y confrontan...
ResponderEliminarSalludos
Hubo algunos altercados... pero bueno...
ResponderEliminarDebería seguir siendo una celebración democráticamente inclusiva de respeto y disfrute...
Abrazo