No sé de quién es la frase que da título a esta entrada, pero es harto conocida y hoy la hago mía. Incluso hay una bitácora por ahí con dicho título...
Las percepciones que tenemos de los demás son altamente subjetivas. El mundo que captamos es el que hemos creado nosotros mismos a través de nuestras experiencias y, con frecuencia, refleja nuestras expectativas, necesidades, objetivos, frustraciones... Se trata de un microcosmos que refleja nuestra manera de ser y de estar aquí y ahora. Por eso, en la entrada anterior escribía: ¿Las cosas son como son o como imaginamos o queremos que sean?
Cuando se le dice a un maestro que un alumno es excepcionalmente brillante, el maestro tiene tendencia a observar precisamente aquellas conductas que, de alguna manera, refuerzan estas creencias. Hasta el punto de que el rendimiento del mismo alumno también tiende a mejorar. Y cuando te dicen que un alumno es un desastre te predisponen a verlo así. Por eso me cierro los oídos cuando algunos colegas docentes te transmiten una visión extremadamente negativa de los alumnos con los que vas a lidiar durante el recién comenzado curso...(Efecto Pigmalión, le llaman algunos). Acepto de buen grado las buenas referencias de los demás, pero me niego a que me predispongan negativamente contra alguien... aunque tanto unas como otras estén cargadas de prejuicios, pronósticos y anhelos con mucho, poco o ningún fundamento.
Lo siento, pero no creo en la asepsia al hacer juicios sobre las personas o las cosas. Eso lo comprendieron los científicos hace muchos años. Mucho años antes incluso de que Heisenberg lanzase su famoso Principio de incertidumbre. Si ésto pasa en la física como no pasará en la psicología, en sociología o en el trato social con otros inidviduos.
ResponderEliminarVemos lo que creemos.
El hipocondríaco se ve enfermo aún después de hacerse innumerables análisis clínicos que demuestran que está sano. Pero es que él necesita sentirse enfermo.
Vemos lo que creemos necesitar ver.
La carga subjetiva es tan fuerte, que basta dar un vistazo al panorama político y sus apreciaciones sobre la crisis económica, para hacer ciertas tus consideraciones.
ResponderEliminarVemos lo que nos interesa ver. Lo cual no anula nuestra capacidad de ser aproximadamente objetivos y críticos. Vamos, que la realidad no creo que sea una proyeccion sin más de nuestro cerebrito.
Qué difícil es tener criterio propio y estar siempre alerta. Qué necesario.
ResponderEliminarBastante nos condicionan ya nuestras propias gafas de ver el mundo como para tener que ponernos las de los demás, y peor si lo que hacen es oscurecer la imagen...
ResponderEliminarMás bien diría que las cosas son como cada uno de nosotr@s las percibimos en un instante dado... Y acaso no pueda definir el término instante...
ResponderEliminarEl efecto Pigmalión ronda incluso demasiado... Me comentaba el otro día un docente que en P3 ya se podía anticipar el futuro de los pequeños... Podría gritar, pero se hace tarde...
Te dejo un beso...
Tan mal me parece una cosa, como la otra. Más que nada porque resta objetividad. Pero claro, también las opiniones de los demás son importantes, por si uno va y resulta que estaba errando. Pero vaya, que partir de la base de otros, a mí no me convence en absoluto.
ResponderEliminarYo me creo lo que veo. Lo tengo clarísimo vamos. Y me dejan pasmadas las personas que se creen lo que quieren. Un flipe, esto. Pero vaya, que cada cual tiene su realidad y si una inventada a otra persona le es útil, mientras no perjudique al vecino, como aquel... :)
Saludos, turolense.
Existe cierta mezcla entre lo que vemos, creemos y nos cuentan. Y luego depende del conocimiento de cada uno hacer la síntesis y sacar sus propias conclusiones.
ResponderEliminarCuantos más prejuicios más fácil equivocarse.
Besos.
Muchas gracias por tus besosm inntare algunos que sean "interesados" jaja. Un beso muy fuerte por estar ahí a pesar de mis silencios.
ResponderEliminarLas referencias nunca son objetivas, siempre van cargadas de nuestra opinión. Así que es peligroso dejarse llevar por las referencias ajenas, por si coinciden en poco con las nuestras.
ResponderEliminarYo soy absolutamente subjetiva, desde luego, pero hay creo que a la hora de asimilar lo que veo, me lo creo o no por sí mismo, sin mi interpretación personal.
ResponderEliminarEstoy pelín espesa y me he explicado fatal. Espero que me entiendas... Tira de subjetividad, por favor, Luis :D
Un beso
Hay otro dicho que complementa al que tú nos propones "todo es del color del cristal con que uno lo mire". Y sí, estoy totalmente de acuerdo en que tenemos multitud de prejuicios que no nos van nada bien. Cuando se nos dice que un alumno es bueno, no pasa nada porque nuestra percepción es positiva, pero cuando nos dicen que es malo, todo lo que le vemos hacer al alumno tiene una carga de negatividad que le pesa como una losa al pobre alumno, así es que no me gustan estos informes que nos pasan a principio de curso donde ya nos marcan cómo van a ser nuestros alumnos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tampoco a mí me ha gustado nunca que me predispongan contra una persona, sea un alumno o una persona que acabas de conocer.
ResponderEliminarBajo mi punto de vista debemos intentar huir de prejuicios y toda clase de generalizaciones pobres.
Y por supuesto nunca he creído en la objetividad a la hora de emitir juicios, cada uno, como se dice en mi tierra tiende a "arrimar el ascua a su sardina".
Besos y abrazos.
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarYo tampoco creo en la asepsia, pero evito, sobre todo, dejarme condicionar por los juicios negativos...
Al Dr. Vitamorte:
En el campo de la docencia, “etiquetar” a los alumnos es muy delicado. Siempre hay quienes se lo creen todo. Sin más verificación personal.
A Pedro Ojeda Escudero:
Por la deficultad que entraña tener criterio propio, no pocos hacen suyo el criterio de los demás...
A Sujari Bejarive:
Total e incondicionalmente de acuerdo con tu comentario
A Borraeso:
Hay algunos que, sin fundamento alguno, van de adivinos y profetas por la vida. Un niño de P-3 es un diamante en bruto, todavía...
Otro beso para ti
A V ¿Verónica?:
ResponderEliminarLas opiniones de los demás son respetables. Lo de válidas hay que verificarlo. Las nuestras, por supuesto, no son mejores que las de los demás, pero tenemos derecho y obligación de tenerlas y de obrar en consecuencia...
Saludos y bienvenida
A Athena:
Totalmente de acuerdo contigo. Incluso en lo de los besos...
¿No me cuentas nada de París?
A Violeta:
Un placer volver a saber de ti, después de una ausencia tan prolongada.
Otro beso no menos fuerte
A Tesa:
A veces, y esto es muy delicado, se escuchan con más morbo las referencias negativas. Más peligroso, todavía.
A Novicia Dalila:
ResponderEliminarEres transparente incluso estando espesa.
Besos, Novicia
A Miguel:
Me satisface saber que tenemos experiencias muy similares, Miguel.
Otro abrazo
A Cristal:
En mi tierra, tan distante de la tuya, también dicen lo mismo...
La predisposición en contra será tan subjetiva como la contraria, pero hace más daño. Creo.
Besos y abrazos a “mogollón”, Cristal
Hay que evitarlo porque no siempre se acierta...sorprende el alumno, la relación con su docente o su repentina madurez o a saber... pero reconozco que muchas veces se nos escapa. Más es en mi caso para avisar a los compañeros de las posibles dificultades con ciertos alumnos por ¿ganar tiempo y energías?... pero predispone, es cierto y eso, como dices tú, puede hacer daño porque no eres objetivo. En fin. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminar¡Buen curso Luis!
Otro abrazo
Todos los alumnos tienen aspectos positivos y negativos. Subrayar sólo los últimos es injusto...
ResponderEliminarFeliz curso, Mamen. Te lo mereces
Un fuerte abrazo
Por eso es tan importante, y tan dificil de conseguir, la mirada "pura" del zen. El volver a la inocencia como se suele decir.
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