Todo lo concerniente a Teruel me interesa. Por eso sigo con mucha curiosidad los escritos de EVARISTO TORRES OLIVAS, columnista del DIARIO DE TERUEL hasta hace poco, que goza de merecido prestigio entre sus incondicionales. Sus artículos tienen la virtud de no dejar indiferente a nadie. Y eso es mucho. Aunque el tema central de sus columnas es Teruel, hoy me permito mostrar una, titulada “Tradiciones”, (de su libro: A PALO SECO.- Ed. Aula Cella Cultural) de horizontes más amplios tanto en el tiempo y como en el espacio:
TRADICIONES
“En Arabia Saudí, por cualquier chorrada, te meten en la cárcel y te inflan a hostias. Azotes lo llaman. Pero no un simple zurriagazo, que con ser una barbaridad, es uno sólo. Estos no se andan con chiquitas a la hora de arrear candela. Un ciudadano saudí ha sido condenado a cinco años de prisión y mil latigazos por contar sus fantasmadas sexuales en una televisión. No es que apruebe la fantochada de este Dinio árabe pero, joder, por muy tontolculo que sea, no hay derecho a que quieran amortizar la compra del látigo con una sola persona. Y las mujeres aún lo tienen peor. Por cualquier quítame allá esas pajas, las emprenden a “zaborrazos”. Lapidación, hablando en fino. Matar a pedradas. Pero como los jeques que mandan en esas “democracias” tienen petrodólares a porrillo, se pasan por sus pétreas partes todos los derechos humanos y tiran la piedra sin esconder la mano. Manifestaciones culturales y tradiciones se llama eso. Al igual que nosotros ensartamos toros con espadas, puntillas y banderillas, por tradición, a otros les da por rebanar clítoris, domar a latigazos y apedrear a las personas, también por tradición. Somos un país que respeta todas las tradiciones y cuando los jeques vienen a España, los llamamos primos y hermanos y los abrazamos con mucha ternura y mucho cariño. ¿Hay algo más grande que las tradiciones? No. Hacen mal los pueblos que renuncian a su identidad cultural. Como la India que persigue a las multitudes enardecidas que exigen a la mujer que pierde a su marido que se arroje a la pira funeraria de su querido esposo. Una hermosa tradición que arranca de la diosa Sati que se inmoló por amor a su esposo Shiva. Y aquellas magníficas voces de los castrati o capones, emasculados aplastándoles los huevos para que nos emocionaran con la ternura de su voz de niño. Llenaban de luz y de amor con sus cantos las celebraciones litúrgicas y los guateques de los papas. Todas esas ricas tradiciones se han ido al garete por culpa de unos ignorantes que no saben respetar las nobles costumbres de los pueblos. Solamente unos pocos, como nuestros primos que mandan en Arabia Saudí, han sabido conservarlas. Desde la Edad de Piedra.”
Ahora añado un fragmento del Prólogo de A PALO SECO – pero haciendo aquí las veces de Epílogo - escrito por ANTONIO CASTELLOTE, amigo y compañero de Evaristo, autor de varios libros y del blog Bernardinas que recomiendo, sobre todo, a los amantes de la buena literatura:
“El propósito de una columna no es tanto lucirse como repartir juego, instalarse en un punto de vista al que cualquiera puede acceder para interpretar la realidad en torno. Se necesita una humildad extraordinaria para no caer en el lucimiento fácil y al mismo tiempo emplear las mejores armas de la retórica. Es decir, para ser tan llano, tan directo, tan arrojado incluso, se necesita manejar muy bien el idioma. La primera lectura de una columna de Evaristo hace que restalle un lenguaje escabroso, adobado con todo tipo de corrientes malsonancias, pero todas ellas están engarzadas en una sintaxis impecable, en un ritmo vertiginoso, en una articulación del idioma que igual habría servido para una exposición abstrusa si el autor no tuviera el don de la claridad.
Esta conjugación de formas, la sintaxis culta y el improperio, aparte de ser la mezcla idiomática que mejores resultados ha dado desde siempre a nuestra literatura, es un ejemplo de lo que los antiguos llamaban la indignatio, un catálogo de recursos para zaherir y desenmascarar, y también para conservar la apostura del hombre airado que, si no abandona su elocuente seriedad, suele provocar sonrisas cómplices en los lectores, cuando no abiertas carcajadas”.
Es cierto que Teruel existe... y bien buenos son sus escritores.
ResponderEliminarMagníficas reflexiones.
Para tener en cuenta, Luis Antonio.
ResponderEliminarAunque con algunas tradiciones no estemos muy de acuerdo.
Un abrazo.
Alicia
Da gusto pasearse por los blogs cuando sus dueños nos ofrecen platos llenos de palabras bien combinadas y términos acertados. De literatura, en otras palabras. Por otra parte, esto de las tradiciones es un arma doblemente afilada que confunde al personal. Por un lado te atrapa porque por definición es algo que nos pertenece, pero por otra parte, las tradiciones no siempre son deseables en la actualidad. Tal vez en otros tiempos lejanísimos, la sensibilidad humana andaba por otros derroteros y aceptaba estos hechos como normales y bienintencionados, pero el paso del tiempo no es en balde y hace cambiar a las personas, por eso las tradiciones han de revisarse, y no cometer barbaridades amparándose en esta fuerza (ficticia) de la tradición.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta este estilo de escritura periodística, es claro, mordaz y hace reflexionar. El prólogo me ha dado una idea de que va el asunto, muchos lectores se lo saltan cuando son una introducción perfecta a la obra. De Arturo Pérez Reverte tengo un libro recopilatorio de sus escritos, "Con Animo de ofender", en un diario.
ResponderEliminarBesos Luis Antonio.
Por lo que has puesto es un maestro de esa indignatio citada. Si me gusta ese estilo poderoso, contundente, duro, implacable pero sin perder la compostura aunque Pérez Reverte al que cita Rosalía no siempre lo consigue y se le va la mano.
ResponderEliminarFina ironía la suya. Me ha gustado esa pequeña muestra.
ResponderEliminarQué bueno...
Muchísimas gracias por tus palabras de bienvenida, Luis Antonio. Quizá parte de la "culpa" de mi regreso a Contrapoeticam hayan sido tus también amables palabras de un correo de hace algunas semanas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para mí, todo un feliz descubrimiento. Gracias.
ResponderEliminarHe visitat el blog d'aquest periodista - EN RESUMIDOS CUENTOS - i he comprovat que gairebé tot el que escriu gira entorn de la política a Terol. M'agrada, però és una llàstima que no s'ocupi més de qüestions nacionals o mundials.
ResponderEliminarUna abraçada, Luis Antonio
Me ha gustado el artículo de Antonio Castellote. Implica ideas claras sobre qué quiere decir y la acidez necesaria para expresarlo con cierta gracia. Tiene fuerza. Yo me doy cuenta de que escribo muy blandamente quizás porque sé que las palabras son muy peligrosas y potencialmente hirientes. No deja de ser estimulante ver un estilo potente ¿varonil? y aragonés que llama al pan pan y al vino vino.
ResponderEliminarNo se puede negar que el estilo de este paisano tuyo tiene fuerza y es contundente en sus argumentos.
ResponderEliminarDesde luego que hay cada tradicición que ya se la podía haber tragado la noche de los tiempos. Me refiero a todas las que comportan un sufrimiento para las pobres víctimas de semejantes agresiones.
Todo lo que podamos hacer para abolir semejantes salvajadas será poco.
Un fuerte abrazo, Luís Antonio.
Como bien dice Cristal, “hay cada tradición que ya se la podía haber tragado la noche de los tiempos. Me refiero a todas las que comportan un sufrimiento para las pobres víctimas de semejantes agresiones”.
ResponderEliminar¡Cuántos utilizan la tradición como argumento para defender lo indefendible y cuántas atrocidades se han cometido y se comenten en su nombre...!
No es fácil saber hacer uso de la “indignatio” a la que hace referencia Antonio Castellote en su Prólogo al libro de Evaristo Torres. Esa suerte de “lenguaje escabroso, adobado con todo tipo de corrientes malsonancias, pero todas ellas están engarzadas en una sintaxis impecable” es muy difícil de saber utilizar cuando corresponde. Evaristo lo consigue a la perfección en esta columna sobre las “Tradiciones”, pero cuando las alusiones son de carácter personal...lo mismo puede provocar sonrisas de complicidad en los lectores que indignación incontenida en los aludidos. Por eso, como dice Joselu, muchos optamos por escribir “blandamente”... Será temor o quizás incapacidad para utilizar el idioma por estas fronteras de límites confusos, pero como decían antaño, uno suele arrepentirse menos de callar que de hablar
Hay tradiciones que son un atentado contra las personas, su individualidad y su libertad. El que quiere someter a alguien se agarra a cualquier cosa y la tradición es un saco donde ha entrado de todo, sobre todo en aquellos pueblos donde reina la incultura y la miseria. Injustificable como argumento y me parece bien que se rebata con contundencia, léxico y lenguaje apropiados a la altura de la brutalidad de la tradición de que se trate.
ResponderEliminarMuy agradecida por la cita.
ResponderEliminarTe mando más besos.
No abundaré, en lo que ya ambos sabemos de sobras... pero siempre viene bien hacer hincapié y no olvidar que la barbarie y la injusticia siguen muy presentes en este mundo.
ResponderEliminarA cristal00k:
ResponderEliminarSigamos, so pena de resultar reiterativos o pesados, haciendo hincapié..