Si
leer en voz alta fue la norma desde los comienzos de la palabra escrita, ¿qué
ambiente reinaba en la grandes bibliotecas antiguas? El erudito asirio que
consultaba una de las treinta mil tablillas de la biblioteca del rey
Asurbanipal en el siglo VII a.C., quienes desarrollaban pergaminos en las
bibliotecas de Alejandría y de Pérgamo, el mismo Agustín buscando un
determinado texto en las bibliotecas de Cartago y de Roma, tuvieron que
trabajar en medio de un considerable estruendo. Sin embargo, ni siquiera en la
actualidad todas las bibliotecas mantienen el proverbial silencio. ¿O sí?
Seguro que el Dr. Krapp nos lo aclara...
Pero el estruendo de manejar los soportes de lectura no es el murmullo o el vocerío, según, molestos de las palabras que a veces transcurren por una sala de lectura. No sé.
ResponderEliminarSupongo
EliminarPero no veo la aclaración del Dr Krapp
ResponderEliminarHay que darle tiempo, el Dr. Krapp está muy ocupado.
EliminarEn el mundo digital la Biblioteca es como la rosa. "Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos", frase con la que finaliza uno de los libros que más me ha gustado leer.
ResponderEliminarUn libro de bibliotecas medievales.
Un saludo.
¿Cuál es el título de ese libro? Has conseguido intrigarme.
EliminarEl Nombre de la Rosa de Umberto Eco. Me aprendí los trozos de Latín que vienen en el mismo de memoria en su día, todavía me acuerdo de este y de algunos más. A otros les da por peinar ranas.
EliminarUn saludo
jaja si hoy tuviéramos que leer en tablillas y pergaminos como entonces, seríamos aun más analfabetos de lo que ya somos jaja y no por el ruido, por el esfuerzo que nos supondría hilar más de dos o tres palabras seguidas... eso solo se sigue haciendo en las catedrales del saber los pocos eruditos que nos quedan y jaja aquí, y solo algunos jaja que la mayoría de los que aun subsistís en este mágico mundo de la blogosfera, salvo contadísimas excepciones como tú y unos poquitos más, solo te ponen dos palabras para que les devuelvas la visita y ni te leen... ; )
ResponderEliminarUna alegría enooorme saber que resistes aun aquí, a noche tras años sin abrir el correo del blog de pronto encontré un montón de comentarios que nunca había visto y hoy me ha dado por volver a agradeceros tanto cariño como recibí de vosotros aquí... tanto buenos momentos.. en fin, que gracias y un beso muy fuerte, mi querido Luis Antonio.
Una auténtica gozada volver a saber de ti, estimadísima María. Muchos besos aliñados con un gran abrazo
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