La obra abarca un análisis de la relación del carácter y la inteligencia
con la felicidad. Junto con el mensaje bíblico judeo cristiano, constituye uno de los pilares fundamentales del pensamiento
occidental acerca de la moral y la buena vida sobre los que posteriormente se
erigió la ética occidental.
Selecciono un texto de "Ética a Nicómaco" de Aristóteles que cita Daniel Goleman en su obra “Inteligencia emocional”:
“Cualquiera puede
enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en
el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo
correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”
¿Cuántos enfados absurdos
evitaríamos si en el preámbulo de los mismos nos viniese a la mente dicho
texto?
Vaya, no le quito razón al bueno de Aristóteles, pero muchas veces mis enfados tienen mucho de acto liberador (sobre todo en una situación de tráfico), de soltar lastre, un acto espontáneo en ocasiones, y por tanto no sometido a esos filtros de tanta corrección...
ResponderEliminarTeorizar sobre el comportamiento suele ser más fácil que llevar a la práctica sus teorías; no pocos filósofos teorizaban sobre esto o aquello y se contradecían con sus actos. Sabemos que luego, en la realidad, actúan variables fuera de nuestro control y mandan toda esa "bien intencionada teoría" al carajo.
Reitero, muy sensato todo lo que predica Aristóteles... pero déjame que me libera de tanta perfección, hasta en el modo de enfadarse, en esta vida, aunque solo sea en algunas ocasiones, que de puro perfecto me van a dar todas en el mismo carrillo, y la moral judeo cristiana está muy bien pero en otros momentos se puede ir de paseo.
Ya está, Luis Antonio... ya he soltado lastre, jaja.
Un fuerte abrazo.
Me parece estupendo que hayas soltado lastre. Y aprovecho para decirte que estoy de acuerdo con lo que expresas. Recordemos aquello de que "una cosa es predicar y otra dar trigo
EliminarUn fuerte abrazo, Paco
Tenemos una colección de fallos en este sentido de los que, además, no aprendemos...
ResponderEliminarPero no hay que perder la esperanza de mejorar un poco...al menos.
EliminarSeguramente unos cuantos, nunca quiero enfadarme, pero hay unas cuantas cosas que me enfadan. Desde luego lo que dice Aristóteles está muy logrado.
ResponderEliminarTodos tenemos motivos para enfadarnos. Otra cosa es el grado de racionalidad que llevan consigo...
EliminarAbrazos!!
ResponderEliminarMás abrazos para ti salpicados de brisa marina...
EliminarEl enfado es territorio de la emoción no de la razón y ahí no entran epigramas y aforismos por lo que la experiencia me dicta.
ResponderEliminarUn abrazo
Sabia experiencia, la tuya...
EliminarCreo que todos debemos enfandarnos de vez en cuando, no me gusta la gente que no se enfada por nada, pero también detesto a los que están continuamente enfadados con todo y por todo, quizás estos últimos lo que están enfadados es consigo mismos. Aristóteles era un tío muy listo, o eso dicen, no todo podemos estar a su altura.
ResponderEliminarUn saludo.
Enfados, sí, pero con moderación, ¿no?
EliminarSaludos
Otro abrazo para ti, amigo Dr. Krapp
ResponderEliminarInforme para una academia, Kafka, cada tanto hace bien releer ese cuento.
ResponderEliminarSdos.
Tomo nota.
ResponderEliminarGracias y saludos