Supongo que convencer a los que tienen fobia a las personas por ser de uno u otro lugar, una u otra raza, es tarea inútil. Hay quienes, desengañados, dicen que tales maneras de pensar y sentir son incurables. ¡Pobres!. Sin embargo hay que condenar estos prejuicios, sin paliativos, porque son totalmente injustos, inadmisibles e inmorales. Tanto si la fobia se hace extensible a catalanes, vascos, madrileños como si se hace a rumanos o moros, hay que decir tajantemente que no hay una única manera de ser catalán, vasco, madrileño, rumano o moro. Lo que sí que hay es una serie de tópicos estúpidos y atávicos basados en meras anécdotas sesgadas o sin fundamento alguno que deberían erradicarse mediante el conocimiento más profundo de la realidad sociológica, histórica, moral y cultural de estos pueblos y consiguientemente de sus gentes. Hacer creer al ignorante, en este caso al que siente una u otra modalidad de fobia o xenofobia que existe un concepto único capaz de definir y reducir abstractamente toda una realidad compleja es tremendamente peligroso. Cataluña, País Vasco, Madrid, Rumanía y el Magreb son realidades demasiado complejas como para despacharlas con esos improperios trasnochados que se hacen extensibles a todos por el mero hecho de ser de aquí o de acullá. Acaso, ¿todos los aragoneses somos iguales? Pues lo mismo pasa con los demás. En todas partes hay de todo, como en botica. Y ya está bien de generalizar sobre las personas de uno u otro origen como si fueses clones. La injusticia que se comete con estas generalizaciones sólo es propia de mentes obtusas y cerriles. Ninguna especie viva es tan variada y heterogénea como la condición humana. De acuerdo que hay rasgos identitarios, culturales, morales, raciales, etc. que caracterizan a unos grupos con respecto a otros, pero de ahí a juzgarlos a todos con el mismo rasero hay un abismo.
Y también, para terminar, me gustaría
expresar que algo que no ayuda a estas personas a que sean más flexibles y
tolerantes es que sientan a otros alardear de ser de uno u otro lugar con
actitud excluyente y soberbia. Nacemos donde nacemos y en ello no hay mérito ni
demérito alguno. Se trata simplemente del azar, de la fortuna o del destino.
¡Qué más da!‘
Rubrico tu texto. Estoy harto de las fobias, manías, xenofobias o simplemente odios a los otros, sean de aquí o acullá. En cierto modo son conductas derivadas de la ignorancia, también del egoísmo, manando de tópicos y frases hueras que denigran a unos y otros. No es nuevo, pero es inaceptable a estas alturas. Y sin embargo van a venir tiempos peores porque el odio es siempre un caldo de cultivo magnífico para oscuras tentaciones de poder e imposición, que suelen ser antidemocráticas. Pero el concepto de democracia como de libertad en este país nuestro se ha alterado, está cada vez más desprovisto de valor y claridad, cualquier cosa es democrática y libre simplemente porque saco provecho egoísta de ella, ¿no? Doctrina Ayuso debería llamarse.
ResponderEliminarDije que las fobias son hijas de la ignorancia y el analfabetismo. Pero hasta personajes muy cultos cultivan las ideas y el lenguaje de odio. Luego acaso es que no son personajes cultos y sí sumamente ignorantes...y malvados. Tu último párrafo tiene un matiz muy interesante.
Lo mismo pienso de tu último párrafo. La cultura es positiva en líneas generales, pero no libra de estar cargado de unos u otros prejuicios...
EliminarGracias por tu interesante aportación, Fackel
Dices, y con muy noble intención, que la tópicos y prejuicios racistas deberían erradicarse con un conocimiento más profundo de la realidad sociológica; resulta significativo que Santiago Abascal, una de las figuras políticas más xenófobas que tenemos, es licenciado en sociología, nada menos.
ResponderEliminarOjalá la cosa fuera tan sencilla como hacer ver al ignorante, según señalas y concuerdo contigo, su error en cuanto al concepto que tiene de otras personas foráneas, pero el asunto es más complejo; Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros (licenciado en ciencias económicas y empresariales, con máster en finanzas en USA), Jean-Marie Le Pen (licenciado en ciencias políticas y derecho, y otros tantos), son relevantes personajes xenófobos y no tienen nada de ignorantes, como tampoco lo tenía Hitler. La ignorancia contribuye a la xenofobia, sin duda, pero no debemos quedarnos ahí, la cuestión exige un análisis profundo.
Eso sí, nada de lo que dices sobra en esta cuestión y yo mismo firmaría tu texto, estimado Luis Antonio.
Un abrazo.
Tu aportación es adecuada inteligente. Muchas gracias, Paco
EliminarUn abrazo
Tener miedo es necesario la fobia a veces tambien lo es
ResponderEliminarsaludos desde Miami
Tener fobia a las injusticias y maldades en general está más que justificado.
EliminarSaludos desde Barcelona
Un día en una comida de verano hace unos años en el pueblo donde vivo hablamos del racismo y mis vecinos de al lado me decían que ellos no eran racista., Les preguntaba yo si les daba igual que a mi casa, al lado de la suya, viniese una familia de gitanos, ellos me contestaron que les daba igual, que ellos no eran racistas.
ResponderEliminarEn verano adquirí una nueva casa y cuando me despedía les dije que había vendido ya mi vivienda, ellos me preguntaron que a quien se la había vendido, les conteste que a una familia con cuatro hijos, que querian una casa grande, que eran gitanos, peor que no pasaba nada. Sus caras eran un "poema", al día siguiente les dije que era mentira, que no había vendido la casa y que se la había alquilado a un matrimonio. Nadie es racista hasta que le toca cerca.
Un saludo
Daniel. Yo viví una experiencia hace unas décadas. Y real, no de ficción. Vendí el piso, sencillo y con precio bajo, a una familia gitana además de toda la vida en aquel barrio. Vivían a la vuelta en un caserón antiguo y en condiciones que dejaban que desear. Así que hacerse con un piso muy normal pero al menos de pocos años fue para ellos una gloria. Recuerdo cómo durante varios días, antes de firmar el acuerdo, pasaron a verlo sucesivamente abuelos, padres, tíos y ya sabes, un clan al completo. Yo lo había anunciado y lógicamente se lo vendería al que me diese más dinero. Pero nadie se interesó en condiciones que a mí me interesaran, así que en pocos días cerré la venta con esos vecinos gitanos. Por cierto en ese barrio no había nadie más de esa procedencia, eran conocidos y que yo sepa además nunca habían tenido problemas con nadie. A los pocos días de venderlo y cuando ya estaba recogiendo las cosas para irme me encontré el coche en la calle con las cuatro ruedas pinchadas. ¿Sabes lo que me dijeron algunos vecinos? Que por qué no se lo había dicho a ellos (y eso que el cartel de venta estaba puesto en el portal) Que lo hubieran comprado entre todos (no se lo cree ni el que lo dijo) Pero quedaba claro cómo se lo habían tomado no sé si todos o al menos algunos vecinos del edificio. Cuando pasó un tiempo supe que los vecinos no habían tenido problema alguno en que llegara una familia gitana. Por cierto, no me quedó duda de quién había sido el de los pinchazos a las ruedas, y procedía de uno de los que teníamos más confianza o al menos amistad. Por supuesto, pasé del tema. Por sus miserias los conoceréis.
Eliminar¿Ves cómo la realidad supera la ficción?
Con harta frecuencia colisionan teoría y práctica-
EliminarSaludos
¿Somos racistas o somos clasistas? ¿Si los célebres familias Flores o Carmona viniera a vivir cerca nos importaría más que si lo hicieran unos blancos pura cepa, pero que vivieran en la mendicidad? ¿Los jeques de Puerto Banús son menos moros que los que recogen la fresa?
ResponderEliminarEn fin hay muchos ejemplos al respecto. Solo puedo reafirmarme en lo que he escrito en mi última entrada de mi blog: la identidad única es un engaño. Tras la identidad de lo que eres o dices ser siempre se esconden otras cosas.
Un abrazo
Las dos cosas, sumadas en muchos casos y separadas en otros. Y eso sucede en los lugares más increíbles. Yo, por ejemplo, he visto más racismo en Perú entre blanquitos e indígenas, que en Almería y Murcia entre "moros" "negros" y nacionales, lo cual es el colmo. Aquí también nos separan las costumbres inherentes a la religión, pero en Perú ni eso, allí solo la raza y la clase social.
Eliminar"la identidad única es un engaño. Tras la identidad de lo que eres o dices ser siempre se esconden otras cosas"
EliminarTotalmente de acuerdo con tu frase, estimado Dr. Krapp.
A hippie:
EliminarRepito, la diferencia es de grado pero casi todos somos algo, poco o mucho racistas y clasistas.