Hay que reflexionar, y me temo que no lo hacemos
mucho, sobre los valores que han de contribuir a la mejora de la vida en común
frente a la privacidad y autocomplacencia que tienden a generar tanto las
libertades como el bienestar creciente.
Suena a cierto anacronismo abordar el tema de las
virtudes en pleno siglo XXI. Es evidente que el término está en desuso. Suena a
"moralina" estrecha de otra época.
Hoy se utiliza más la expresión "ética
laica", término más desvinculado de la fe religiosa y de sentido más
universal.
Lo cierto es que existe cierta confusión entre los
términos: virtudes, fines, valores, cualidades o deberes.
Recomiendo el libro VIRTUDES PÚBLICAS de Victoria
Camps. Vale la pena y contribuye a tener ideas claras sobre lo expuesto anteriormente.
Hace tiempo que me convertí al hedonismo y, de su mano, a la misantropía.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante conversión. Si quedan plazas libres, me apunto...
EliminarSaludos
Hay palabras que realzan la esencia y el sentir de toda una época.
ResponderEliminarVirtud bien puede ser una de ellas. Es cierto que tiene una fuerte connotación moralista, cuando el catolicismo tenía un gran peso en la sociedad, aquel catolicismo más férreo e intransigente de antaño, hizo uso y abuso de ella, adscribiendo un significado de rectitud y obediencia del buen cristiano, por eso en el laicismo de hoy nos suena anacrónica. Me quedo con su valor en los antiguos filósofos griegos.
Palabras como “pecado” a penas tienen relevancia ahora, pero imagina su poder en la Edad Media.
Hoy nos significan palabras como internauta, o estamos familiarizados con palabras sin edad, por ejemplo refugiados… tan antigua y tan actual.
Yo me otorgo la “virtud” de la duda, siempre.
Un abrazo, Luis Antonio.
Paco, eres un genio. Tus comentarios me enriquecen y no te imaginas lo agradecido que te estoy.
EliminarUn abrazo
O.K.
ResponderEliminarGracias. Creo que sé quién eres, pero no lo desvelaré públicamente....
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