Cartel: El Día de los Muertos
Mercadillo
Altar con ofrendas
En algunos cementerios exhuman los cadáveres a los siete años y exhiben los restos.
Vuelvo a publicar esta entrada del 2011. Si algo me impresionó de México fue la experiencia de vivir El Día des los Muertos in situ.
Mi estancia en México ha coincido con una de las celebraciones más singulares de este extenso y variopinto país, El Día de los Muertos. México es un país rico en cultura y tradiciones. Uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ella. Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido y no por el comportamiento en la vida.
Cuando llegaron los conquistadores a América impusieron sus celebraciones como es el caso del Día de Todos los Santos en el que se recordaba a los muertos. Al convertir a los indígenas del Nuevo Mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones católicas europeas y las prehispánicas, haciendo coincidir las festividades del Día de Todos los Santos con la fiesta similar mesoamericana, creando lo que ahora se llama Día de los Muertos.
En el estado de Oaxaca se celebra esta fiesta de manera singular y tuvimos oportunidad de palpar el ambiente en las vísperas de estas fiestas, pero fue en San Cristóbal de las Casas (Chiapas), una de las ciudades más bellas por su armónica composición urbana y la mezcla de estilos colonial e indígena, donde viví y disfruté intensamente de este acontecimiento festivo. Reitero lo de festivo... Creo que el poeta y ensayista Octavio Paz sintetiza, como nadie, el significado de esta fiesta:
“El mexicano está familiarizado con la muerte, se ríe de ella, la acaricia, duerme con ella, la festeja
No es lírica, es la realidad expresada con pocas, pero certeras palabras. La celebración de El Día de los Muertos tiene un carácter eminentemente festivo y familiar, fruto del mestizaje, como expresaba anteriormente, entre los rituales indígenas y la liturgia de la religión impuesta por los conquistadores. La animación bulliciosa y abigarrada de los mercados durante los días que preceden a estas fechas auguran que algo gordo se está preparando. Esqueletos que realizan tareas cotidianas - elaborados con azúcar, papel maché, azúcar, latón, madera, arcilla, hueso - panes especiales, caléndulas o flores de los muertos, juguetes, velas e incensarios, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños, aroma de cempasúchil, la flor naranja de esta festividad. estampas, catrinas (la gran dama de la Muerte, doña Catrina, siempre elegante con sus trajes largos y sombreros sofisticados), ataúdes con inquilino incluido, fantasmas de caramelo, monjes espectrales, piruletas calacas... Muchas de estas cosas se colocan en los altares junto a retratos de los difuntos. Los colores vivos de toda esta suerte de objetos tiñen los altares y las tumbas. Las figuras elaboradas con azúcar están a caballo entre lo macabro, lo pintoresco, lo artístico y lo humorístico...
Las noches que transcurren entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre son por lo general períodos de velación que se destinan a entonar himnos y plegarias. Se cree que las almas de los niños regresan de visita el día primero de noviembre y las almas de los adultos regresan el día 2. Las familias se reúnen al pie de los altares con ofrendas florales, comidas, bebidas, velas e incienso que han montado en sus propias casas y convocan mediante palabras a los familiares que han fallecido en años anteriores, con el fin de que acudan a los hogares para recibir las donaciones. Se cree que los muertos se llevan las esencias y el aroma de las ofrendas que los vivos consumen después. Los muertos poseen una característica ambivalente que condiciona a los vivos. Por un lado son agradecidos y retribuyen con creces las ofrendas, pero por otro se presentan como seres un tanto envidiosos y rapaces ante la vida que perdieron. Las ofrendas constituyen una obligación ineludible de sus descendientes porque el incumplimiento podría acarrearles desgracias. De la misma manera que es obligado colocar ofrendas sobre el altar para que las almas de los difuntos acudan a las casas, los familiares deben corresponder con sus visitas a los cementerios. Por esta razón, entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, los cementerios se convierten en centros de reunión de las familias y en las tumbas, profusamente decoradas, se comparten bebidas y alimentos. Las plegarias y melodías musicales del gusto de los difuntos se suceden a lo largo de estos días y noches. Algunos, con más medios, contratan a mariachis o conjuntos musicales que interpretarán sus sones en pleno cementerio.
Desde la época prehispánica hasta la actualidad, las celebraciones anuales de los muertos han constituido un momento privilegiado del encuentro de las personas con sus antepasados y con los miembros integrantes de la comunidad. Seres reales y almas conviven con naturalidad. Curioso, ¿no?
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Interesante tu entrada para conocer otras costumbres, Luis Antonio, cuando para nosotros la muerte es un drama, para ellos, todo un acontecimiento de celebración familiarizados con ella.
ResponderEliminarUn beso.
A lo mejor es cuestión de fe...
EliminarBesos, María
Yo estuve el año pasado y justamente coincidí también con esta festividad, realmente hacen altares muy elaborados con frutos y los panecillos de los muertos son muy buenos.
ResponderEliminarComo puedes suponer tomé muchas fotos de ellos.
Me alegro que disfrutaras de tu estación.
Un abrazo.
Incluso llevan a músicos a las tumbas para que interpreten las piezas musicales favoritas de los difuntos. Sorprendente...No en todos los estados se celebra con la misma intensidad...
EliminarUn abrazo, Mari-Pi
Interesante entrada para conocer las costumbres de otros pueblos , aunque la impronta española està muy presente.
ResponderEliminarMe gusta visitar ciertos cementerios, donde se descubren verdaderas obras de arte, y como no, a mis seres queridos, también ver a la gente que acude con sentimiento a dejar sus flores, creo que es una celebración muy emotiva.
Saludos.
Han sabido conjugar las improntas mutuas.
Eliminar¿Conoce es cementerio de Génova? Seguro que sí porque eres un experto en cultura artística italiana..
Saludos
El culto a la Santa Muerte,es casi una religión en México.Pero es muy frecuente no solo a la muerte sino en todos sus festejos, de mezclar lo pagano con lo religioso.Son muy dados a festejar todo a lo grande derrochan energía por todos los poros.Es una de sus fiestas grandes a pesar de las muchas que suelen celebrar a lo largo del año.
ResponderEliminarMuy logrado ese cartel y muy interesante la forma de rendirle culto ala doña.
Bueno nosotros somos más sosegados les llevamos flores a nuestros finados y engalanamos las sepulturas.
Un abrazo feliz fin de semana.
..
Así es. La muerte no nos resulta tan familiar como a ellos...Casi es para envidiarlos.
EliminarUn abrazo, Bertha
Ya la comentaron en su día: Omar, Pedro, Ojeda, Dr. Kapp, Miguel, Narci, Cristal00k, Angie...entre otros.
ResponderEliminarHay algo de egolatria en esto de los muertos, muchos son o somos los que pensamos que somos importantes y dignos de recuerdo cuando en la inmensa mayoria de las veces somos fruto de una casualidad biologica. La Iglesia siempre ha sabido amoldarse, muchas Iglesias estan construidas sobre lugares que tenian cultos antiguos, la adaptacion del calendario y las festividades con las estaciones, San Juan y Navidad por ejemplo, este amoldarse al principio para imponerse despues ha sido la causa de su exito. No me gustaban Los Santos, no me gusta Haloween y tampoco me atraen las demas "festividades" al uso, más alla de lo pintoresco del tema o su interes etnografico, que ese si le tienen. Mejico y EEUU nunca me atrayeron, no les quito mérito alguno y estoy seguro de que si voy me gustaria, pero nunca me llamaron la atencion, la verdad. Un saludo.
ResponderEliminarCoincido contigo en la valoración de Haloween, pero no en lo que respecta a EEUU, Hay cosas que no se pueden apreciar hasta que se conocen. Conservo un grato recuerdo tanto de la costa Este como de la Oeste de USA. Me gustó la ruta colonial y de las pirámides de Méjico; me sorprendió la celebración del Día de los Muertos y vine asqueado del machismo, de la violencia y de la corrupción que campean a sus anchas por aquellos pagos. A lo mejor, lo de la corrupción tiene mucho que ver con sus colonizadores españoles...
EliminarSaludos
Todas las viejas culturas sabían como integrar a los muertos en la propia vida familiar y social y es un escándalo lo que ocurre en la actualidad intentando esconder la muerte como se esconde la enfermedad, la deformidad, lal vejez o la locura.
ResponderEliminarTener a la muerte cerca, invitarla a tomar el té, disfrazarla, sentirla que forma parta de la vida de cada cual a través de las pequeñas y grandes historias es la mejor forma de no dejarse impresionar por ella, de no tenerle miedo y de seguir viviendo sin el espanto de saber que es la última invitada.
Los pueblos que se familiarizan con la muerte son más sabios, sin duda
Un abrazo
Me ha encantado tu comentario. Lo de la desmitificación y desdramatización de la muerte es para descubrirse, pero lo de que los pueblos que se familiarizan con ella son los más sabios no lo tengo nada claro. La realidad social, económica y política de Méjico, al menos, dista mucho de la que debería imperar en un país de sabios...
EliminarUn abrazo
Una entrada interesante, informativa e ilustrativa. Coincido con lo dicho por los comentaristas, sobre todo con Krapp. Celebrar la muerte es la mejor forma de integrarla como parte natural de la vida y no temerle. De todas formas, admito que para mí, en lo personal, no me resulta fácil tomarla de manera festiva. Observo el Día de Todos los Santos, recuerdo a mis muertos, y me parece que esta es una tradición mucho más auténtica que el importado Halloween, el cual, al menos aquí en la Argentina, se ha puesto muy de moda.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, estimado Luis Antonio.
Fer
Pues yo siento por la muerte, sobre todo de los seres queridos, algo parecido a lo que tú expresas. Mis padres murieron con 46 y 53 años respectivamente. Algo tendrá que ver esta orfandad prematura para que piense de esa manera...
EliminarDe Halloween prefiero no decir nada. No me gusta y eso que aquí también se ha puesto de moda.
Muchos abrazos, Fer
Lo leí en su momento y me ha gustado releerlo de nuevo. No me fijé, o no me acuerdo de la gran dama de la muerte, doña Catrina, de ahí debe de venir la palabra catre, esa cama para una sola persona. Impresionante el colorido del cartel, tan distinto del triste negro con el que relacionamos a la muerte por estas latitudes.
ResponderEliminarPues yo el otro día me vestí de bruja, toda negra pero sin escoba, menuda bruja de pacotilla, una bruja sin escoba no va a ninguna parte y soy tan despistada que se me olvidó ponerme una peluca que me había comprado para la ocasión. Ahí se quedó olvidada en un cajón, con unos mechones verdes que tenía impresionantes, y eso que me costó elegir porque las había con mechones de otro colores pero al final preferí verdes, me parecía a mí que daban más miedo. Un desastre. ¿Tú te has disfrazado de algo?
Besos.
No sabes lo que daría por verte disfrazada de bruja...Hoy he asistido a un encuentro de escuelas de "country" y dieron la norma de que debíamos ir disfrazados con motivos de Halloween, pero me he saltado esa norma y por eso mi baile en línea ha dejado bastante que desear. Quizás porque me gusta seguir el ritmo a mi manera y aquí está todo matematizado... También es verdad que me hallo matriculado en el curso de Iniciación.
EliminarMuchos besos, Angie. Eres un sol
Tengo una amiga de aquí de blogs, que sabe mucho de esta curiosa tradición: Julie Sopetrán
ResponderEliminarEn uno de sus blogs habla sobre este festejar la muerte y la verdad es que es una manera igual que cuando nos tomamos la vida con filosofía, como suele decirse, sólo que esa parcela del vivir nos resulta menos atractiva a nosotros y ellos se la ponen por montera, le dan calor y color.
La muerte en México debe ser muy feliz.
A mí la muerte me da un repelús enorme, me duele pensar que se me llevará como ya se me ha llevado a muchos seres queridos, así que conmigo no sería feliz, mejor que no venga.
:)
Besos.
Tú lo dices, "le dan calor y color" a esa tradición.
EliminarNo creo que la muerte sea feliz en México ni en ninguna parte, pero lo que sí es cierto es que tienen muy presentes a los muertos cuando llegan estas celebraciones. Los cementerios se pueblan de gente, se comparte la comida, se interpretan canciones, se entablan conversaciones y se hacen partícipes de todo ello a los ausentes.
Tampoco le tengo mucha simpatía a la muerte, la verdad...
Besos
Me ha encantado todo lo que cuentas de esta más que curiosa tradición mejicana LUIS ANTONIO, sin embargo a mi, ni me gusta este culto sonriente a la muerte, ni el tinglado que hemos copiado a los yankies, ni tampoco el tristón nuestro, para mi la muerte no tiene nada que celebrar, ni tampoco nada que la dote de especial importancia más allá de ser un adiós/ hasta luego/ hola/ vete a saber! me gusta mucho más celebrar la vida.
ResponderEliminarNo me dicen nada los cementerios más allá de ser lugares tristísimos y solitarios. No voy nunca porque no siento que allí esté ninguna mis personas queridas. La que más quiero con diferencia que es mi padre la siento en cualquier parte mil veces más cerca que allí. Tengo un cuñado mejicano al que adoro pero al que con todo el cariño del mundo le digo siempre que ni me gustan sus pesadísimas mañanitas por los cumples ( bufff no sabes lo que es escucharle toodos los años cantándome al teléfono ese rollo :-) ni su culto a la muerte por más sonriente que la pongan.. los esqueletos son eso... esqueletos y si sonríen aun me dan más repelús ... como si todos los muertos además de muertos estuvieran chiflados:-)
Muchos besos y gracias por compartir estos viajes tan sugerentes que has tenido la suerte de disfrutar y feliz semana sin esqueletos.. ni brujas pirujas al rededor :))
A mí, la tradición mexicana me gustó y sorprendió como espectáculo. El cementerio estaba lleno de "vida" y no me hizo añorar la tristeza, el apartamiento y la soledad de los nuestros. De ahí a ser participante activo del estilo mexicano hay un abismo.
EliminarHe visitado cementerios - escribí sobre algunos en esta bitácora - que me impresionaron mucho: el de El Cairo donde viven miles de personas junto a las tumbas; el militar de Arlington en Virginia me agradó porque todas las tumbas son iguales, sin jerarquía alguna...; cementerios judíos de Praga y Jerusalén donde domina la piedra; protestantes, sin barreras y de acceso fácil; la Recoleta de Buenos Aires, lujo escandaloso; Père Lachaise de París donde descansan famosos; Génova, etc.
No me gusta el típico cementerio español de pueblo, apartado, encerrado entre altas tapias o muros como si se tratasen de corrales, fríos...Los protestantes, sin embargo, se hallan en espacios abiertos, en parques, están ajardinados, forman parte del urbanismo de las ciudades, se visitan con frecuencia...
Muchos besos, estimada María
y nosotros mandando nuestros muertos a un lugar aséptico y lejano...
ResponderEliminarAsépticos, lejanos y escondidos tras tapias o muros. Solo la copa de algún ciprés nos da algo de información...No me gustan.
EliminarMe parece mucho más sano esa relación con la muerte que nuestra manera de afrontarla teñida de miedo y tratando de ocultarla. En definitiva es una manera de no asimilar la muerte y de no realizar el duelo.
ResponderEliminarSupongo que sabrás que en Irlanda el velatorio se hace con güisqui (que significa "agua de la vida"), cuantas más cajas hay a la puerta del que ha fallecido, más amigos le apreciaban, imagina como acababan estos velatorios. Me parece que en Galicia hay tradición de velatorios similares, a lo mejor por eso nuestro estimado Doktor dice lo que dice al final ;)
Un abrazo!!
Estoy de acuerdo con lo que manifiestas sobre la relación que los mexicanos establecen con los muertos.
EliminarLo de Irlanda me parece una barbaridad y de Galicia tendría que decirnos algo nuestro común amigo, Dr. Krapp, como bien indicas. No sé si hace referencia a la sabiduría de los mexicanos o a la de los gallegos...A lo mejor nos lo aclara.
Abrazos, Luna
Debo confesar que al llegar a Mexico esto de los muertos me impresionó. Para nosotros en cuba, y creo que para ustedes igual, la muerte era todo un drama. Muy solemne, muy sufrida. Aun despues de 20 años aquí no acabo de familiarizarme mucho con estas costumbres, pero no de reconocer que es una tradición muy significativa, aunque también el dichoso halloween gringo permea esta celebración. Creo que se ha vuelto demasiado comercial.
ResponderEliminarabrazos
carlos
Lo del halloween gringo también se ha implantado aquí. Parece ser que encanta a la gente joven...Puro comercio...
EliminarY en lo referente a nuestras costumbres, igual que en Cuba según dices, tampoco es que me agraden mucho. No es fácil conjugar gusto con lo que significa la muerte...
Un abrazo, Carlos
Lo siento, acepto la parte festiva, pero por más que me lo razonen para mí la muerte es algo incomprensible. Es, simplemente, es. Pero no todo lo que es, es aprehensible a la razón. Nacer para morir me resulta igual de incomprensible, que nacer como tránsito a la trascendencia según todo tipo de creencias.
ResponderEliminarCada día estoy más lejos de las costumbres, de los legados, de las tradiciones, de las tribus primigenias... No les entiendo. Imprimen colorido. Intentan desdramatizar todo lo que no entienden, pero a mí no me consuela. Reírse de la muerte, como dicen los mexicanos, creo que no deja de ser un mecanismo de defensa sobre algo que no entienden, que se les escapa. Morir es una desintegración difícil de asumir, a veces tras un deterioro en el que el sujeto es apenas reconocible. Se muere en vida demasiadas veces. Y no solo biológicamente.
Eso sí, ya que hay que morir, intentar quitarle su lado tenebroso a la ceremonia de la muerte es un buen recurso, insisto, un buen mecanismo de defensa. El humor como única arma ante la impotencia sobre la contundencia de los hechos.
Saludos.
Veo que la muerte te suscita reflexiones profundas cargadas de interrogantes. Siento no poder despejar todas esas incertidumbres que manifiestas. Lo único que hago es evadirme lo más posible de esas cavilaciones. A veces, lo consigo.
EliminarDoy fe de que tu frase: "Se muere en vida demasiadas veces" es una verdad como un templo de grande. Afortunadamente se resucita de "las muertes en vida"...
Tomo nota de lo de "morir con humor". Llegados a ese trance, no sé si estará el" horno para esos bollos".
Saludos muy cordiales, Lamberte
Por cierto, resulta curioso que el palabro aprehensible no salga en la RAE, pero sí en otros diccionarios, como el de María Moliner, por ejemplo: aprehensible adj. Susceptible de ser aprehendido.
ResponderEliminarCreo haber leído que eres profesor de lengua, si te apetece, agradecería que me dieras una breve explicación sobre el tema, (aunque no venga al caso) sobre por qué unos palabros son aceptados y otros no.
¿Es arbitraria la decisión? ¿se incluyen por su uso frecuente, como algunos palabros tecnológicos que recientemente ha aceptado la RAE?
Gracias anticipadas.
El Diccionario de María Moliner, obra de la más famosa filóloga y lexicógrafa española, siempre ha ido por delante del de la RALE. Después de muchos años, sigue siendo mi favorito. Quizás porque la autora también es paisana mía...
ResponderEliminarEs cierto que la palabra "aprehensible" no está incorporada al diccionario de la RALE. Sí se halla el verbo "aprehender" (coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando y captar algo por medio del intelecto o de los sentidos) . Algunos lo identifican con el verbo "aprender", pero son dos palabras diferentes...Supongo que la ausencia de dicha palabra obedece al escaso uso de la misma, pero estoy seguro de que si lo solicitan instituciones o personalidades reconocidas podrían aceptarla...Otra opción, recoger muchas firmas y remitirlas al Director de RALE, Don José Manuel Blecua
Últimamente la Academia de la Lengua Española conjuntamente con las de todos los países hispanos están reeditando con cierta frecuencia el diccionario incorporando voces que vienen usándose desde hace tiempo en un mínimo de tres países. El castellano se enriquece a base de sustratos de otras lenguas que se han incorporado al léxico oral. Ahí está su grandeza.
Podría citarte cientos de palabras de origen aragonés que se utilizan dentro de la lengua castellana que se habla en Aragón que todavía están esperando su incorporación. Estos días he hecho una reseña de un libro que acaba de ser publicado (Oráculo verbal y textual) que plantea este asunto. Si llevan usándose muchos años, ¿por qué no se incorporan ya de una vez?
La decisión de aceptar unas y no otras puede ser arbitraria, política o razonada (frecuencia de uso, como bien supones. Las últimas nomas ortográficas, sobre todo las referentes al uso de la tilde, han merecido muchas críticas.
Siempre me ha gustado más impartir clases de literatura que de lengua...
Supongo que cada cual vive estas cosas de la muerte y del recuerdo de los que se van a su menera, aunque la cultura, a veces, nos arrastra un poquito a ese lado folclórico que describes. No sé, yo en este tema tengo mis creencias y mi forma de verlo... pero he de decir que esta forma de ver las cosas ha ido evolucionando...
ResponderEliminarTambién creo que este tema es tan personal y tan especial que el respecto a las formas y maneras de como cada cual lo vive debe ser máximo...
Al fin y al cabo, etimológicamente hablando, la palabra cementerio significa: DORMITORIO... y lo de que el sueño es eterno pues cada uno tiene sus creencias... y en ellas puede caber también la música y un cierto colorido una vez al año... a veces la escenificación del dolor y del recuerdo se hace inevitable y, si no perjudica a nadie, ¡qué mal hay en ello!
Tu texto es magnífico y está lleno de información que para los poco viajados, como yo, resulta interesantísima. Gracias.
Abrazo.
Eres una persona ponderada y respetuosa. También comparto contigo la consideración que debemos tener a las distintas maneras de vivir el Día de los Difuntos, la memoria de los ausentes y el trato que dispensemos a los cementerios. Una cosa no me agrada de nuestra cultura: el hecho de que muchos cementerios, sobre todo en los pueblos, se ubiquen apartados y recogidos entre muros. No insisto en esto porque ya lo he manifestado en comentarios anteriores.
ResponderEliminarUn abrazo