Dedicada a Paco Castillo, un andarín ¿impenitente o empedernido? (Aquí su magnífico blog:
https://palabrasafavordelviento.blogspot.com/2019/07/unmiercoles-por-la-manana.html)
La imagen que encabeza esta entrada es la portada de un libro que me han recomendado encarecidamente personas con mucho criterio. No he esperado al Día de Sant Jordi para adquirirlo. Ya está en mis manos y comenzada la lectura. Acostumbro a subrayar los textos que me parecen merecer la pena. Cito uno de muestra:
"Hoy la humanidad está sentada, plantada como un árbol sobre sus pies. Delante de sus pantallas de móviles, ordenadores o televisores, al volante de automóviles o en la oficina, el sedentarismo es un problema grave de salud pública"
Pues de aquellos asentamientos primigenios de los recolectores al sedimentarismo individual de la post-industrialización hay una sonora y deplorable caída en lo sedentario, de riesgo alto y de higiene por los suelos. Promete el libro, voy a enterarme de quién se trata el tal Le Breton. Muchas gracias.
ResponderEliminarLo estoy leyendo y me gusta. Muchas gracias por tu aportación.
EliminarSalludos cordiales
Muchas gracias, Luis Antonio, por tu recomendación. Me interesa lo que diga este antropólogo.
ResponderEliminarSaludos.
Francesc Cornadó
Lo mismo digo. De momento estoy satisfecho con lo leído. Saludos cordiales, Francesc
EliminarPues muchísimas gracias por la dedicatoria, estimado Luis Antonio, me siento muy halagado con tu gesto.
ResponderEliminarHe buscado algo de David Le Breton, pues no conocía al autor de este más que interesante ensayo, así que de un caminante a otro solo me queda apuntarlo, y bien mirado mi blog no deja de ser, en buena medida, las peripecias de otro caminante.
Además veo que compartimos el ideal por esa liturgia del caminar; tomar conciencia de ti mismo a través de ese diálogo silencioso entre el cuerpo en movimiento y la mente, cuyos pensamientos van fluyendo al caminar y observar en silencio.
He dicho muchas veces en el blog que para mí caminar es reflexión, aprendizaje endógeno a partir de lo exógeno.
Reitero mi sincero agradecimiento por la dedicatoria y, claro está, por presentarnos este atractivo libro.
Un abrazo!
Cada uno tiene sus gustos literarios, pero me atrevería a aventurar que dicho libro de agradará.
EliminarAbrazos
También soy un caminante vocacional desde hace bastantes años. He leído de David Le Breton el Elogio del caminar hace años. El verdadero caminar es en solitario, es cuando uno se encuentra profundamente con uno mismo y la experiencia del camino. Si uno anda treinta o cuarenta kilómetros a lo largo de un día, algunas cosas ocurren dentro de nuestra mente y nuestro organismo debido a la extenuación que produce serotonina y endorfinas que nos hacen sentir felices, aunque cansados. El camino nos devora y cuando el cansancio nos aflige, cesa el pensamiento y la mente se queda serena ante el atardecer. Sentimos nuestro cuerpo, frágil pero resistente, como un instrumento de conocimiento sensorial. Sin duda, hay toda una filosofía en el hecho humilde de caminar que conoce bien Paco Castillo que es un excelente observador. Una jornada en que uno camine diez horas por ejemplo siempre es vehículo de felicidad. En mis peores momentos lo he experimentado y, tras la caminata, mi mente se ha transformado, es así.
ResponderEliminarEntre tú, Paco Castillo y David Le Breton nos vais a contagiar esa pasión por el acto de caminar y contemplar los paisajes. Ojalá sea un contagio permanente...
EliminarSaludos cordiales
El comienzo me ha hecho abrir el apetito. Desconozco el autor, así que no puedo opinar, pero insisto, el comienzo me ha gustado.
ResponderEliminarGracias
Salut
Un libro que capta el interés de un lector desde el principio resulta prometedor. Lo digo con conocimiento de causa
EliminarSaludos cordiales
He visto recomendado el libro, del que no sé nada, en el muro de algún amigo mutuo en Facebook. Qué tú lo recomiendes me anima a buscarlo y encontrarlo.
ResponderEliminarCaminar es bueno, aunque sea dando vueltas por el pasillo de casa.
5 kilómetros mínimo al día.
Un abrazo
Me hace gracia el final de tu comentario. Soy, como tantos, de los que ha paseado bastante por el pasillo y las habitaciones de la casa. ¿Por qué será? Me temo que la respuesta es más que obvia.
EliminarUna abrazo