El alcance de la actual pandemia
es impredecible. Si echamos un vistazo a la historia, observaremos precedentes
de plagas, pestes, fiebres tifoideas, cóleras, viruelas, gripes y otras
miserias humanas que provocaron tragedias demográficas
y graves repercusiones de carácter social hasta que el tiempo o los avances científicos
lograron erradicar y controlar sus efectos.
La Covid-19, la pandemia que nos
está tocando en desgracia, plantea un
gran reto a la ciencia y a la fortaleza humana. Mientras llega el desenlace de
este episodio podemos sacar alguna que otra enseñanza:
La prepotencia de la especie
humana no tiene fundamento alguno. En un mundo global, la velocidad de la
propagación de los agentes patógenos se ha convertido en una correa letal de
transmisión que evidencia nuestra fragilidad. La evolución humana y los avances científicos parecen arrugarse
ante un enemigo, que para más inri, resulta invisible.
La crudeza de esta epidemia
debería hacernos reflexionar acerca de los valores sobre los que se ha
construido nuestra sociedad. Quizás lleguemos a la conclusión de que nuestra
fortaleza es ficticia y nuestra ética...más que cuestionable.
El enemigo patógeno es plural. Hoy está incidiendo este al que se la ha puesto el nombre de covid19, pero hay muchos más rondando. Son una constante histórica. El asunto a desentrañar, si se puede, es por qué este ha triunfado más que otros mencionados hace años y que se quedaron en algunas zonas del mundo, aunque tendríamos que saber mejor cuántos muertos causó el ébola en África, no vaya a ser que como es el continente castigado y que no queremos conocer pues ignoremos también sus males. Sí, nuestra fortaleza es relativa, para este mal y para otros. Nuestra ética, en fin...seguro que tampoco ser revisa después de este episodio. La prepotencia humana tiene un fundamento, claro, pero es la soberbia por sí misma, el creernos los demiurgos del universos, los transformadores (depredadores) de la naturaleza.
ResponderEliminarTe paso un vídeo que he visto hoy y que me parece interesante, es muy cortito, de ¡un historiador! Por fin.
https://www.youtube.com/watch?v=Wc3Ew_uv1ns
Muy interesante e ilustrativo el enlace del vídeo que me adjuntas. Muchas gracias, Fackel.
EliminarSomos muy frágiles y esto hay que entenderlo, se constata en cada minuto de nuestra existencia y adoptar una postura de supremacismo de especie es una torpeza mental de graves consecuencias.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
A veces nos engañamos a nosotros mismos, pero en el fuero interno sabemos de nuestra fragilidad y pequeñez.
EliminarSaludos, Francesc
No es este el primer aviso. Hace tiempo que se derriten los polos, que la temperatura ha cambiado de ciclo, que llueve poco y cuando lo hace es a raudales, que que la capa de ozono ya no es nada, que la polución nos invade...¿porqué nos extraña lo de la pandemia?
ResponderEliminarEsto es el empezar. O cambiamos o la Naturaleza nos cambia. No hay más.
salut
Nos extraña y nos sorprende porque ha llegado a nuestro mundo. Antes estaba lejos y no es lo mismo...
EliminarComo últimamente he expuesto estas cuestiones con amplitud en el blog, y además en la misma línea de tus planteamientos, añadir que la megalomanía humana, ese sentirnos lo más de lo más, nos hace vulnerables, y nos convierte en blanco fácil de muchas amenazas, es una actitud kamikaze que nos hace caminar al borde del precipicio.
ResponderEliminarQué todo esto nos sirva para aprender unas cuantas lecciones, y ponernos en nuestro sitio, que ni mucho menos es el pedestal que pensábamos.
Cuídate, Luis Antonio.
Seguro que aprenderemos. La duda es si lo conservaremos en la memoria o no...
EliminarCuídate tú también, amigo Paco
A esa conclusión hemos llegado y no me parece nada malo conocer nuestra finitud y nuestra fragilidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis Antonio.
Una historia de terror se hace desde el miedo que existe en uno mismo pero sublimándolo a una historia diferente para no arruinarte la vida. Copiar modos y maneras de otros te hace caer en la metaliteratura erudita y te hace perder tu autenticidad. Es lo que creo.
Un abrazo
https://suicidasperezosos.blogspot.com/
No es malo conocer los límites y tener un grado de humildad. De prepotencias también sabemos algo...
EliminarUn abrazo
La soberbia ha caracterizado a Occidente en los últimos siglos. ¿Aprenderemos? Sólo algunos.
ResponderEliminarEsto pasará porque todo pasa, porque ahora la ciencia es mejor, la técnica ha progresado mucho. Pero las miserias humanas, ay, las miserias humanas...
Si de esta no aprendemos bastante, apaga y vámonos...
EliminarEl estilo de vida actual y la globalización han permitido que este veneno haya viajado tan ricamente por el mundo colándose por cualquier hueco posible. La interpretación de todo esto tiene que ser personal para ir cambiando la manera de estar en la vida.
ResponderEliminarGracias por tu profunda reflexión.
EliminarOjalá que la reflexión nos lleve por el buen camino...
ResponderEliminarOjalá
EliminarEn 2018 la malaria ejecuto a 405·000 personas en el mundo, hubo 228 millones de infectados y lo que es peor, el 67 % de las muertes son niños menores de 5 años. Pero como son negros, mestizos, hindus, amarillos y encima pobres, pues que se jodan, que no nos importa. Y esto si tiene solución, que conste. La vacuna vendrá rápido, hay mucho dinero en juego y todos sabemos porque nos movemos las personas...
ResponderEliminarUn saludo y salud.
Tienes razón, entre los muertos también hay clases. Pura hipocresía de nuestro primer mundo...
EliminarQue nuestra fortaleza es ficticia y que nuestra ética es cuestionable es tan evidente que salta a la vista...
ResponderEliminarYo no soy cientificista, porque quienes la desarrollan tienen estomagos y todo depende del según, sin, sobre, tras...
La expansión silenciosa que ha tenido el virus este y la particularidad y singularidad de su estructura es muy extraña (quien quiera puede llamarme cospiranoico, me da igual) y la incidencia que está teniendo en las libertades y modus vivendi de la población debería hacernos pensar amplio y profundo sobre este bicho más allá de la "verdad" publicada...
Me temo que no vamos a aprender nada y además nuestra libertad de pensamiento y de expresión va a estar muy tutelada y condicionada... ojalá me equivoque, pero yo ya no me creo nada si no es con los resultados a la vista... lo que está pasando es muy raro, tal vez me lo parezca a mí solo por carecer de criterios discrecionales técnicos sobre el tema, pero a veces el instinto y la experiencia también cuentan...
No sé, iremos viendo qué hemos aprendido, qué nos enseñan (si la patita tiene harina o no), adónde nos quieren llevar y adónde nos dejamos llevar...
Abrazo
Puedo pecar de ingenuidad, pero confío en que la mayoría aprendamos algo
EliminarCreíamos haber alcanzado con el progreso el dominio de la naturaleza. Estábamos confiados y pensábamos que la naturaleza no podía ya sorprendernos y menos derrotarnos. La experiencia del coronavirus, de esta plaga medieval para que nadie, ningún país estaba preparado, nos ha vuelto seguramente menos arrogantes, más humildes y en el futuro tendremos mejores aptitudes para dedicar a la ciencia y a la técnica que poco a poco van conquistando la naturaleza, los recursos necesarios, para no tener en el futuro sorpresas tan desagradables y tan negativa como ha sido la de estos días, la de estas semanas.(Vargas Llosa)
ResponderEliminarPerder arrogancia y ser más pragmáticos es dar pasos hacia adelante.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Vargas LLosa