Mi - ¿nuestro? - pensamiento está lleno de escrúpulos, convencionalismos, suspicacias... En definitiva, de prejuicios. A menudo, desconsideramos otros puntos de vista, evidencias en contra, escenarios alternativos de referencia, otros puntos de vista, opciones más imaginativas, etc. Esta pobreza de miras me recuerda las anteojeras que llevan algunos caballos.
Bien, pero fíjate que tienes en portada un libro de Bertrand Russell. Escribió muchos más, entre ellos uno que ahora tengo entre mis manos "Porqué no soy cristiano"...Si vieras la cantidad de pre-juicios que contiene.
ResponderEliminarEn fin, coincido contigo, estamos llenos de pre-juicios.
salut
Bertrand Russell, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Leí el libro que mencionas. En él explica los motivos de su agnosticismo y rebate los argumentos del cristianismo considerando que el miedo es uno de los fundamentos de la religión entre otras cosas. Me gustó y me influyó dicha obra.
EliminarSaludos
Y si “juegas” a destruir prejuicios propios y ajenos, como no andes avisado acabas dentro de una camisa de fuerza.
ResponderEliminarAsí propicia nuestro género la hipocresía en todo los planos que alcanza.
A veces tenemos la vista más agudizada para ver a los demás que a uno mismo...
EliminarHipocresía pura, por supuesto...
Prejuicios tendremos siempre, pero podemos limarlos, reconducirlos, anularlos incluso con ayuda de racionalización y comprensión de otros fenómenos, de las pautas de otras personas. El prejuicio es natural, en cierto modo es una respuesta al temor a lo nuevo y un afán por mantener seguridades, incluso en el espinoso mundo de las ideas. Ahora bien, ¿son prejuicios todo lo que nos parece que son? A veces tener ideas contrarias no supone prejuicios sino superación, aquello de tesis, antítesis, etc. más o menos comprobado en la realidad. Abrazo.
ResponderEliminarBuena reflexión la que haces, amigo Fackel. La comparto y subrayo
EliminarUn abrazo
Tuve un profesor de la asignatura de ciencias que nos decía que debemos ponerlo todo en cuarentena, entonces tenía 14 o 15 años. Aquello supuso una propuesta aque empecé a practicarla y he procurado continuar haciéndolo. De entrada no creerme nada, cuestionar todas las noticias y teorías, y, seguidamente, preguntarme por qué no me lo creo; es un ejercicio magnífico. Librepensamiento, mantener la mente abierta, pensar sin limitaciones, esto es muy difícil, y no siempre se consigue, pero es muy divertido practicarlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Cornadó
muy divertido
Yo de chaval creía a las personas que me causaban buena impresión o a las que tenía bien catalogadas. Con el tiempo he aprendido a cuestionarlas a todas. Y sobre mis propias dudas también podría decir algo...
EliminarUn abrazo
A veces nos falta la nobleza de ese bello animal que muestras en la fotografía, el caballo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Luis Antonio.
La nobleza, no entendida como clase social, es portadora de generosidad, rectitud y carente de maldad. Bien escaso, por cierto...
EliminarUn abrazo, Paco
LUISANTONIO . Desgraciadamente en este pais y por causas diversas , hay demasiados ciudadanos que llevan anteojeras y así nos va . Saludos
ResponderEliminarYo creo que en mayor o menor grado todos llevamos algo de anteojeras...
EliminarSaludos
Pues termino de leer el libro de Antonio Gramsci titulado , Odio a los Indiferentes , muy interesante , lo recomiendo . Cordiales saludos LUISANTONIO
EliminarEs difícil librarse de todo aquello que se nos ha inculcado como una verdad absoluta. Pero afortunadamente somos seres racionales (lo somos?) y podemos custionarnos, pararnos a ver desde otro lugar, abrir nuestra mente, argumentarnos el porqué de nuestra creencia respetando la ajena. En fin, siempre y afortunadamente habrá diferencias, el tema es el convencimiento y que no nos lleven con anteojeras, como al caballo.
ResponderEliminarBesitos, Luis.
Su
Buena reflexión. Sólo quiero hacer una matización: a veces nosotros mismos nos ponemos tales "anteojeras"
EliminarBesos, Su
Ya sabes que hay poca gente dispuesta a caminar a la intemperie y se refugia en lo creído, aunque esto sea limitante y falso. Es difícil desprenderse de toda la capa adquirida de prejuicios, pero hay que dar ese combate.
ResponderEliminarSi creer es tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa o sin que esté comprobado o demostrado, yo creo muy poco...
EliminarLas anteojeras para las caballerías son materiales, las de los humanitos son culturales...
ResponderEliminarCreo que fue Diderot quien dijo que "La ignorancia está más cerca de la verdad que los prejuicios" y Einstein los utilizó para definir lo que llamamos "sentido común"...
Pero más allá del efecto, que son esos prejuicios, habría que preguntarse por la causa que lo produce... y ahí, probablemente, nuestros razonamientos se cargarían, precisamente, de todos los prejuicios que portamos y que estamos en el convencimiento de que son el conocimiento acertado... Yo, para no meterme en un charco, pues tengo una visión muy particular del asunto que planteas como fondo de debate en tu post, no atribuiré a nada ni a nadie esas causas... aunque pienso que hay múltiples evidencias que se manifiestan con "estruendo"...
Hemos hecho demasiados catálogos sobre la mente (aguda, recta, obtusa); de la personalidad, del modo de ser (introvertido, extravertido, simpático, antipático, etc.); del modo de vivir (lo correcto, lo civilizado, etc.); del modo de vestir... del modo de estar... y de otras múltiples facetas de la vida... y todo ello determina y acota nuestra visión (juiciosa o prejuiciosa) en nuestro razonar sobre todo lo que nos atañe y nos acompaña... y hay quienes se sacuden, o cuando menos los atenúan, sus prejuicios a lo largo de su vida y quienes los acentúan de forma patológica... pero, tal vez, esto último que he dicho también sea un prejuicio del que deba sacudir...
También pienso que el concepto de estrechez o amplitud de miras, es un concepto difícil de determinar y, en todo caso, precisa de un análisis holístico desde todos los ángulos y todas las perspectivas posibles... y, aun así, no deja de ser una opinión... aunque tal vez más fundada...
Creo que fue Alejandro Carrión quien dijo que "Las ideas contrarias clarifican las propias" y yo estoy de acuerdo con él; es más, pienso que no sólo las clarifican, sino que muchas veces te hacen percibir tus errores, te ayudan a corregirlos y te muestran nuevos conocimientos a los que no hubieras llegado jamás de no haber escuchado esas opiniones contrarias...
Abrazo
Interesante, amplio y profundo comentario, el tuyo, Impersonem. Gracias.
EliminarA veces tengo la sensación de que los prejuicios y las pasiones son los que gobiernan el mundo. En nombre de la razón, claro....
También estoy bastante convencido de que nadie se libra de tener más o menos prejuicios.
Un abrazo
Siempre nos parece que es el 'otro' el que lleva esas anteojeras. Y, esa forma de mirar, que no de ver... es la que más anteojeras lleva. Quizás, porque el subjetivismo, es inherente al ser humano que nos habita. Negarlo, o creernos los únicos poseedores de la verdad absoluta y el objetivismo... nos ha dado muchos disgustos.
ResponderEliminarEn mi opinión, solo podemos 'escoger', (incluso cuando nos parece que no lo hacemos) lo que más se acerca a nuestro corazón, lo que a otros puede parecerles sinrazón. Porque todo cuanto hacemos o pensamos, está 'cargado' de vivencias, de experiencias. Es decir, de subjetivismo propio.
Es decir, 'anteojeras' llevamos todos! y tenemos derecho a hacerlo. Lo que falta, también dentro del subjetivismo de mi opinión, es más respeto y tolerancia para la opinión del 'otro'.
Un abrazo, Luís Antonio.
La tolerancia puede ser una virtud, pero, al menos a mí, cuesta mucho ser tolerante con los intolerantes.
EliminarMe alegra, no sabes cuánto, tenerte por aquí Cristal. Se te echaba de menos
Un gan abrazo y hasta pronto. Espero...
Lo que pasa es que hay una conspiración para llevar las anteojeras bien puestas desde el momento y hora en que la gente ha renunciado a la discrepancia y alimenta su ideología y su visión del mundo en burbujas en la que solo pueden entrar los que piensan igual
ResponderEliminarLas redes sociales han convertido el mundo en una exacerbación de la lucha bandos que se atacan mutuamente bajo la falsa premisa de que van a poder vencer al otro e imponer sus propios puntos de vista.
Una falacia.
Un abrazo
Es cierto que sintonizamos más y mejor con los próximos a nuestras convicciones o ideas, pero eso ha de ser un estímulo y un reto para escuchar y prestar atención a los diferentes...De todos se aprende.
EliminarUn abrazo
Compartiendo anteojeras se ve mejor..
ResponderEliminarUn saludo.
Buena conclusión. Me la apunto
EliminarSaludos
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