Mi quiniela política: PSOE + PODEMOS + CIUDADANOS.

Ningún partido me suscita confianza inquebrantable, pero unos me despiertan menos dudas y repulsa que otros. Esto de ser agnóstico también en materia política es harto complicado. No soy creyente fervoroso de ninguna ideología y no me creo los cielos que prometen unos y otros. Por eso alimento dudas e interrogantes, pero  asumo que hay que optar por el resultado de las elecciones y hacer una lectura lo más constructiva posible. Hacer una quiniela política con estas suspicacias tan palpables es un tanto aventurado, pero trataré de argumentar la que propongo en el titular de la forma más simple:

A).- No veo capaz al Sr. Rajoy ni a su partido de liderar un gobierno de coalición que sepa abordar los retos  que plantea la coyuntura social y política actual. Aunque ahora - la necesidad obliga - asume la necesidad de reformas, no  es fiable que éstas se lleven a cabo con profundidad, actitud abierta y visión de futuro. El inmovilismo y el "verlas venir", que ha caracterizado a su gobierno durante la pasada legislatura, están muy presentes en mi memoria a la hora de descartarlo, aunque pueda presumir de ser la lista más votada...Otra cosa que tengo que reprochar al PP es que, por hallarse encumbrado en el poder, se sienta estúpidamente superior, en lugar de bajar a la calle y conocer y asumir las verdades que realmente preocupan a la mayor parte de la sociedad que se mueve a ras del suelo...

B).- El PSOE, dividido en luchas cainitas internas entre los defensores a ultranza del statu quo y los reformistas más jóvenes , parece querer evolucionar y no perder el liderazgo de la política de ideología progresista. Pretender salvar la propiedad del bipartidismo le puede resultar caro. La regeneración o el reformismo no garantizan nada, pero quedarse postrado ahí le lleva a un declive insoslayable. De hecho, ya lo ha iniciado.  No ignoro las muchas sombras que acompañan a su trayectoria de los años pasados, gobernando y  en la oposición desde la Transición, y las consecuencias que puedan acarrear estas luchas intestinas, pero  creo que sigue teniendo opciones en una coalición con los partidos emergentes y también con los nacionalistas periféricos.  

C).- PODEMOS,  y no albergo la menor duda, es el partido que hoy por hoy se halla más cerca de la calle y de las inquietudes que se respiran en la misma. Su sorprendente éxito se debe a que sus dirigentes expresan en voz alta lo que muchos ciudadanos piensan. Este partido, aspirante al cambio, colisiona frontalmente con el PP, instalado en el poder y con ánimo de mantenerlo a ultranza. Es evidente que sin cambio no hay evolución. PODEMOS, demonizado por muchos temerosos de perder sus privilegios, y no exento de algunas sombras, capitaliza las ganas de transformar formas y fondos caducos y trasnochados. Atenuar las políticas de austeridad y reparar las fracturas sociales creadas es una necesidad urgente. Imagino que las resistencias del mundo económico serán muy poderosas. El pacto de este partido, un tanto revolucionario, vanidoso y  con prisas por cambiarlo todo de la noche a la mañana,  con un supuesto PSOE reformista y una ideología liberal más moderna - CIUDADANOS - es aconsejable.

D).- CIUDADANOS, con pretensiones de ubicarse en el centro del espectro político, presume de ser un partido  pragmático, tecnócrata y moderado. Este partido, al querer contentar al centro izquierda y al centro derecha, sin asustar a nadie, no ha acabado de obtener el éxito que le auguraban algunas encuestas. La ambigüedad deliberada ha podido ser la causa de la evidente desconfianza entre los hipotéticos votantes y la relegación a un   cuarto puesto que no es nada despreciable.  Lo cierto es que se ha hecho acreedor de que se cuente con él y hay que darle la oportunidad porcentual que le corresponde.

E).- Esta coalición (PSOE + PODEMOS + CIUDADANOS) está obligada a tender puentes a los partidos nacionalistas, al margen de que muchos piensen que los secesionistas - caso de Cataluña - no se hacen acreedores más que de darles con la puerta en las narices y aplicarles la legalidad sin agotar todos los cauces de comunicación y diálogo. A decir verdad, no veo muchas diferencias entre los nacionalismos periféricos por su obsesión identitaria excluyente y el nacionalismo español. Todos pecan de prepotencia emocional y patriotera. Responder a las malas formas de carácter institucional con similares formas... descalifica a ambos.

Conclusión: El resultado de las elecciones del pasado 20 D no ha dado el poder a ningún partido concreto, pero transmite deseos de cambio. Eso es ineludible y los partidos deben actuar en consecuencia y buscar puntos de encuentro. Hay que buscar acuerdos, los que sean, y dar respuesta ya a las múltiples y perentorias demandas sociales...