Tuve un profesor en la Normal de
Magisterio que siempre nos estaba machacando con las mismas ideas sobre la
educación, la inteligencia y el
provecho que podía o no sacarse de ella. “La inteligencia – nos decía
con énfasis – no sirve de nada si no se utiliza para resolver problemas
concretos que nos plantea la vida”. Y a continuación, el reiterado símil
con los juegos de cartas: “En la vida ocurre lo mismo que en el juego del
guiñote (1). Nos reparten unas cartas al azar y puede ocurrir que sean buenas,
malas o regulares. Es mejor tenerlas buenas, pero al final el que las sabe jugar es el que gana”. Y
acostumbraba a finalizar su perorata diciendo que en la escuela se pretende
enseñar a jugar bien las cartas que a cada uno le han tocado en suerte...
En el guiñote como en cualquier otro juego de naipes es
evidente que, a igualdad de cartas, gana el que mejor sabe jugarlas. Sin
embargo cuestiono lo que nos decía dicho profesor, pues la experiencia me viene poniendo de
manifiesto una y otra vez que a poco que se sepa “tocarlas”... es muy
difícil perder con buenas cartas.
Pero con el principio que albergo
más dudas – y bien que me pesa - es con
el de que en la escuela se enseña a jugarlas...
(1). Guiñote:
Según el Estatuto de Aragón (oficioso) de Joaquín Carbonell y Alberto Miranda y
en su artículo 16:
“El
guiñote es el juego por excelencia de Aragón. En él se manifiesta el brío y la
prosopoya·
“El
guiñote para el aragonés es una demostración de talento, como para el ruso el ajedrez,
para el argentino el psicoanálisis o para el alemán la física nuclear”
Pues yo estoy de acuerdo con ese profesor en parte. Sí es cierto que el resultado de la partida es cómo se juegan las cartas y que a veces una mala mano puede devenir provechosa y lo contrario, unas cartas fantásticas pueden no dar los resultados que se podrían esperar a priori, porque se juguen mal o se infrautilicen los triunfos. Pero estoy de acuerdo contigo en que en la escuela siempre se enseñe bien a los alumnos a jugar sus cartas. No todos los profesores tienen ese talento ni esa inquietud....
ResponderEliminarUn beso, Luis
Hay profesores que te dejan un recuerdo indeleble. De otros hasta olvidas el nombre...
EliminarBesos y feliz verano, Novicia
Totalmente de acuerdo: de que sirve una persona con una inteligencia si no se la saben despertar una mala orientación conduce al fracaso.-Cuantos mediocres por saberlos orientar sacan una buena partida de la vida.Y otros por culpa de una mala... solo, pasan sutílmente.-Una de mís tías es zurda y en aquella época ser zurdo era poco más que ser un endemoniado.La profesora comenzo a machacarla con atarle una mano y comenzo a tartamudear y se convirtió en una niña brusca con fracaso.Mí abuela cómo buena vasca(lo digo por la cultura matriarcal) que tubo la gran suerte de nacer en la república fué un día sin avisar y se encontro con esta imagen.Hablo de esta tía en particular porque désde niña ya decian que era sumamente inteligente pero tubo la mala suerte de nacer en una dictadura: que ser inteligente es un poco más que un insulto.Y caer en manos de una fanática aunque no era religiosa pero era un colegio religioso.
ResponderEliminarQue suerte que este profesor fuera un iluminado porque lo que siempre ha imperado ha sido favorecer a los mediocres.
Siempre se dice que en la vida hay que saber jugar bien la baza.
-No sabía de que este juego de cartas tiene este nombre "guiñote".Pués sería de obligación que todos supiésemos a temprana edad saber manejarlas.
Un abrazo Luís Antonio.
...tuvo de tener glu que me he pasado.
EliminarLa cuestión es saber qué se entiende por cartas buenas o bazas. ¿Somos conscientes de las que nos han tocado en suerte para poder usarlas?
EliminarEl guiñote es un juego muy popular en Aragón, pero la gente joven ya se halla un tanto ajena al mismo.
Besos, Bertha y felices vacaciones.
Buen símil... pero le falta un detalle: ¡Los fulleros y tramposos! Esos se hacen políticos, economistas y jueces.
ResponderEliminarun abrazo
Los fulleros y los tramposos saben jugar hasta sin cartas y los demás somos tan inocentes que le dejamos hacer... En el lejano y legendario Far West americano los colgarían de un árbol...
EliminarUn abrazo
Creo que tu profesor tenía algo de razón, creo que las cartas que tocan tienen mucho que ver en la resolución de los problemas con los que nos enfrentamos en la vida también, y en la escuela se comienza un proceso que uno continúa luego en otros ámbitos o solo para jugar las cartas.
ResponderEliminarPero desde luego la escuela no enseña todo y tal vez lo más importante que nos deja es el empezar a conocer toda la variedad de cartas, jugadores, trampas y formas de jugar el juego de la vida.
Un beso.
Yo cuestiono que la escuela enseñe realmente a vivir la vida y a afrontar lo que conlleva...Creo que la calle ejerce mucha más influencia.
EliminarBesos y mucha salud, Fer
La escuela no lo enseña todo ni mucho menos. Y la inteligencia no está en sacar buenas notas. Ese profesor tiene mucha razón al decir que una persona es inteligente cuando sabe afrontar las cuestines que la vida presenta con buenas o malas cartas... por que nunca se sabe, a veces sirve más ser astuto que inteligente, todo depende...y según...
ResponderEliminarUn abrazo Luis Antonio, aprendo contigo y tus entradas...
Como bien dices, aunque con otras palabras, en el mundo en que vivimos triunfan más los listos que los inteligentes...Lástima que los listos estén reñidos con la honestidad...
EliminarGracias por tus gentiles palabras, mj
Un abrazo y feliz resto de verano
Estoy de acuerdo contigo con buenas cartas es más difícil fracasar. Para el resto, lo más importante es saber recuperarse de las derrotas y volver a la partida sin mácula y a pesar de las cuchufletas de aquellos que han tenido más suerte y te restriegan su victoria por las narices.
ResponderEliminarEn la escuela nunca se ha aprendido nada demasiado importante. Casi siempre, las mejores lecciones son las que aprendimos a la contra de lo que allí nos impartían.
Totalmente de acuerdo con todo lo que expones, amigo Krapp.
EliminarUn buen profesor que seguramente te ha ayudado en muchas cosas de tu vida con sus ideas.
ResponderEliminarTener buenas cartas y no saberlas utilizar es como tener un mal juego, así es la vida.
Un abrazo
A veces no se utilizan las cartas que nos han tocado en suerte porque se ignoran. En los juegos de cartas, las bazas están muy claras.
EliminarUn abrazo
Pregunta ¿el guiñote es como el mus? porque si es así, te aseguro que un buen jugador puede barrer con malas cartas a uno bueno, salvo que las cartas del mar jugador sean cuatro cerditos ( cuatro ases ) en cuyo caso ni los dioses del Olimpo pueden nada contra eso:-) meeeeencanta el mus, es el único juego de cartas que me gusta y por eso he supuesto que tu guiñote es mi mus, porque efectivamente es el ajedrez de los naipes... el resto de juegos son rutina y suerte, nada de neurona, a mi me gusta estrujarlas con lo que sea, aunque tenga pocas:-)
ResponderEliminarLa inteligencia, sin trabajo, es como la potencia sin control, no sirve de nada... incluso puede hacer que te salgas en las curvas con mayor facilidad. Eso sin entrar a que hay muchos tipos de inteligencia... a mi la que más me gusta y me admira es la emocional y la natural, que nada tiene que ver con la acumuladora de datos, para esa ya tenemos a los ordenadores.
Un beso muuuy grande, si juegas al mus, un día tenemos que echar una partidita ;-)
El mus y el póquer son juegos de farol en los que puede ocurrir lo que tú dices. Hubo una época en que también me aficioné al mus, pero el guiñote, en el que juegan dos parejas, es muy ameno. las cartas son decisivas, pero es vital la complicidad con el compañero y la estrategia, claro...También participo e algún campeonato.
EliminarLa inteligencia emocional ya comienza, por fin, a incorporarse a la enseñanza convencional. El problema es la falta de preparación y la convicción de su importancia del profesorado...
Acepto el envite de echar una partida cuando...se tercie.
Besos y feliz resto de verano, María
La inteligencia es la capacidad que un individuo tiene para adaptarse al medio.
ResponderEliminarPor lo tanto algo de razón llevaba tu profesor, y por supuesto con mas medios mejor resultado.
Cierto. Además de buenas cartas, hacen falta medios humanos y materiales.
EliminarFeliz verano, dapazzi
No conocía ese juego de cartas. Me encanta el nombre que tiene.
ResponderEliminarEn cuanto a las ideas de ese profesor, yo sí las comparto en cierto modo. Es decir, lo que creo es que en el juego del guiñote de la vida deberíamos procurar que las cartas que nos tocan sean siempre buenas y, a partir de ahí, saberlas jugar o no ya será otro cantar.
No podemos contentarnos con las cartas que nos reparten.
El problema es que las cartas son caprichosas y a veces las buenas se hacen mucho de rogar...
Eliminaren mis pagos, lanzado a trabajar de niño,
ResponderEliminarla maestra (la vida) me enseñó que el más
inteligente es aquel que escucha, aprende
a aprender y no envita nunca el órdago
si no tiene 31
un abrazo
Pues tu maestra también tenía buen criterio.
EliminarUn abrazo
Buenas ideas os inculcaba ese profesor que tuviste.
ResponderEliminarUn beso.
Cierto. Por eso lo recuerdo con gran estima.
EliminarBesos, María
Te traslado aquí, el comentario que dejé en la entrada anterior porque no vi la manera de hacerlo en ésta:
ResponderEliminarNo he visto la manera de comentarte en la última entrada donde saber jugar las cartas en la vida,es como poco,una tarea que tal vez se pretenda enseñar en la universidad,institutos,colegios o cualquier centro docente,pero lo cierto es que la baraja se reparte y la suerte está echada.Si tenemos la suerte de tener buenas cartas,difícil es perder la ronda.
Quede claro que no sé jugar al Guiñote ni a muchos juegos de cartas,pero estoy jugando como cualquiera desde que recuerdo.
De sabios intelectuales en economía,prefiero no opinar,porque a buen seguro notarías el humo que me sale cuando tan solo de pensarlos me irritan...
:)
Besos.
Lo esencial es tener buenas cartas y saber jugarlas. Con esos dos ingredientes, ningún problema.
ResponderEliminarFeliz resto del verano, Marinel
Besos
Pues aforismos ilustres y en principio llenos de razón aparte, no eres el único que piensa eso...
ResponderEliminarLa casa por el tejado
De todas formas, con algo de suerte, siempre hay "ese" maestro que recordamos más que a cualquier otro... porque en su día te abrió un mundo o te dio unas pautas o unos valores distintos, que eso sí, nada tenían que ver con la moral al uso, o con lo que "decía o aún dice... el libro" de los papanatas.
ResponderEliminarEl mio era aragones, y se llamaba José Manuel Blecua
ResponderEliminarJOSÉ MANUEL BLECUA me examinó de Ingreso de bachiller en el instituto Goya de Barcelona y años después me dirigió la Tésis de Licenciatura en la U. Barcelona. Es el padre del actual Presidente de la Real Academia de la Lengua Española, tambiën llamado José Manuel...
EliminarBesos, Cristal
El mio era aragones, y se llamaba José Manuel Blecua
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