El mundo juglaresco medieval aún persiste en esta única y singular plaza
Me ha conmovido profundamente el atentado terrorista de ayer en la cafetería/restaurante ARGANA de Marrakech. Visitar este icono turístico es casi obligado para tener una perspectiva magnífica y amplia del conjunto de la plaza más fascinante de Marruecos, “Yemaa el Fna”. Recuerdo que cenamos un exquisito Méchoui en este emblemático restaurante y después de un delicioso té a la menta tras otro hicimos fotos con la vieja máquina de carrete desde la terraza de día, pero sobre todo de noche. Contemplo las imágenes que nos llegan del ARGANA, tras la explosión, y no puedo evitar un profundo estremecimiento.
De todos mis viajes, que sin ser pocos, no son tantos como quisiera, he quedado prendado por muchas plazas, pero ninguna me ha impactado tanto como la de Yemaa El Fna de Marrakech por la noche. Parece un parque temático. De esta visita que realizamos a Marruecos hace unos años nos quedamos sorprendidos por las medinas de las ciudades imperiales - Fez, Rabat, Meknès...- que te sumergen en plena Edad Media, por la nueva mezquita de Casablanca con su color de yema de huevo, por los palmerales, por las suaves dunas del desierto del Sahara, por los zocos con aromas que embriagan y especies orientales multicolores, por las escuelas coránicas con niños apiñados en el suelo recitando versículos del Corán, por el “aroma” fortísimo y el vivo colorido de los curtidores de pieles, por muchas e incontables cosas... Pero nada me fascinó tanto como esta plaza en su efervescencia vital nocturna. Es el centro social más concurrido variado y bullicioso de la medina de Marrakech. Ningún edificio llamativo, caos circulatorio, urbanización inexistente. ¿Qué tiene de especial, entonces? ¿Por qué es tan famosa esta plaza? Simplemente, por la gente, la oferta lúdica y la animación festiva que te traslada al pasado.
La llamada "ciudad roja", con los laberintos de sus zocos, sus murallas almorávides, sus regateos y palmerales y, sobre todo, con la explosión de vida y de talento que rezuma cada noche en la plaza de Yemaa El Fna no deja a nadie indiferente. Esta ciudad-oasis de palmerales y estanques, el bastión bereber del sur de Marruecos, es decir, Marrakech la roja, ha sido siempre la preferida de los buscavidas y vendedores de lo más inverosímil y variopinto. La leyenda insiste en que cuando éste era apenas un sediento punto de paso en la ruta de las caravanas, una tribu llegada del Atlas se asentó en el lugar y de los dátiles que habían traído para subsistir en un lugar tan yermo brotó el frondoso palmeral de sus alrededores en el que hoy se disimulan hoteles de lujo y mansiones palaciegas de ricos y famosos, sobre todo franceses. El saber popular jura también y perjura que cuando la Koutoubia (minarete del siglo XII, que sirvió de modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla) se levantó en el corazón de la ciudad, ésta comenzó a sangrar, tiñéndola entera. De ahí también que se le diga la roja a esta ciudad vibrante cuyo latido más hondo hay que pulsarlo en la Plaza de Yemaa El Fna. Es el centro de la vida diaria. No hay un lugar igual en todo Marruecos. Durante el día parece un aparcamiento con algunos encantadores de serpientes, músicos, o vendedores de agua, vestidos a la manera tradicional, buscando un turista a quien sacarle unos dirhams por una foto. Pero a media tarde la plaza vuelve a la vida, con decenas de puestos vendiendo todo tipo de comida a buen precio, acróbatas, encantadores de cobras, malabaristas, domadores de monos, recitadores de cuentos, tragavidrios, escupidores de fuego, brujas, sacamuelas, combates de boxeo jaleados con pasión, escorpiones paseando por la cara de Moha, percusionistas, toda clase de músicos bailarines y acróbatas, cabriolas de payaso, agilidad de saltimbanquis, tambores y danzas folclóricas, chillidos de monos, pregones de médicos y herbolarios... Juan Goytisolo, que reside desde hace años en esta ciudad, ha inmortalizado esta plaza con sus bellas descripciones, que se pueden imitar, pero no emular: "Los moradores y visitantes de Marrakech disfrutan sin saberlo de un privilegio único: el de poder presenciar un mundo juglaresco desaparecido desde hace varios siglos. Djemaa el Fna es un sitio lleno de turistas sin ser un sitio turístico, pues el marroquí sigue, hoy en día, estando en la plaza de la misma manera que hace diez siglos".
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Yemaa el Fna, la plaza de los difuntos, fue un lugar donde, en otros tiempos, se ajusticiaba a los criminales, o a los que se sublevaban contra el poder del sultán, exponiendo luego sus cabezas a la vista de los transeúntes. Designada patrimonio oral de la humanidad por la Unesco para su conservación, gracias, sobre todo, al gran trabajo realizado por el escritor Juan Goytisolo, en un intento de preservar el hechizo que ha cautivado a miles de visitantes. Según palabras del mismo escritor: “Una costumbre, un estilo de vida, una manera de pensar tan arraigada a través de los siglos, no debe desaparecer bajo ningún concepto”. La plaza, situada en el corazón de la ciudad es un lugar donde desaparecen las clases sociales: el rico y el pobre, el ladrón y el policía, el universitario y el analfabeto son la misma persona.
Hoy y durante mucho tiempo, la plaza más bulliciosa y variopinta del mundo está y estará de luto. Mis condolencias más sinceras.
FOTOS: No he podido escanear las que hice en su momento. Las expuestas, cómo no, están sacadas a través de Internet.
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Pena que pase lo que está pasando por aquellos que no saben respetar ningún tipo de cultura que no sea un libro sagrado. Muy buen escrito, se nota que está hecho todo él con gran sentimiento, desbordando al mismo tiempo amor y amargura.
ResponderEliminarDía de luto para la cultura, y para los seres humanos.
Salud, y un abrazo.
¡Que triste, Luis Antonio, lo que han hecho con la plaza! Yo también la conocí de dia y de noche y para mí se volvió mágica. Me sentí como uno de ellos y ahora me uno a ellos en su luto.
ResponderEliminar¡Donde vamos a llegar....!
Un abrazo Lola
No he estado nunca en Marruecos, y no ha sido por falta de ganas. Es como nuestro otro lado, que ahora veo cotidianamente en las aulas. La gemelaridad de la Cotubía y la Giralda, por lo que he llegado a saber, son como un espejo en que se reflejan la una a la otra, separadas por un mar que no sé si divide o acerca. Había oído hablar de esta plaza a Juan Goytisolo. Hoy publica en El País un artículo sobre el atentado. Me hubiera gustado conocerla hace un par de décadas. Dicen que es el paraíso del turista, y que se ha ido convirtiendo en una especie de parque temático perdiendo originalidad y esencia.
ResponderEliminarEl atentado parece haber quedado rápidamente desplazado en los diarios españoles, como si no se quisiera dar demasiada relevancia a lo que ha pasado, o que rápidamente hubiera sido desplazado por otras noticias, también del universo árabe (Siria, Gaza, Libia...). Siento este atentado como si hubiera sido en mi tierra, porque Marruecos es algo mío, aunque no lo he visitado. Espero algún día hacerlo, pero me temo que Yemaa El Fna se habrá convertido en una suerte de Barrio Latino de París. Todo cambia y se adapta a los tiempos para bien y para mal.
Un cordial saludo.
No he estado en Marruecos pero he oído hablar mucho y bien de esa plaza. Como imagino que detrás de todo ésto estarán los de siempre es como pararse a reflexión en aquella parábola, por decirlo así, que desarrollaba Humberto eco en El Nombre de la Rosa con las pretensiones de aquel monje asesino que quería eliminar la risa.
ResponderEliminarLa risa, la diversidad, la mistura, la sorpresa, el juego, la fantasía, la libertad de cada cual de hacer lo que mejor le parezca. Todo eso es algo que no se pueden permitir aquellos que creen que la vida debe estar diseñada hasta el más mínimo detalle en un libro sagrado, en un texto político, o en las palabras siempre falsificadas de un líder, un héroe o un santón inmaculado.
No he estado nunca en Marruecos, aunque he de decir que la idea es que algún día podamos ir. Pero este atentado me desasosiega. No podemos huir de las malas intenciones de unos cuantos que quieren amargar al resto.
ResponderEliminar¡Qué pena!
Un abrazo.
Las plazas son símbolos de la forma de relacionarse en cada cultura. Qué hermoso texto.
ResponderEliminarMi condena a los culpables, mi solidaridad con las víctimas.
A CARLOS GALEÓN:
ResponderEliminarAmor y amargura: eso es lo que siento.
Gracias por tus palabras llenas de comprensión, Carlos
Salud y un abrazo
Toda mi solidaridad con las víctimas.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, una lástima que algunos tiñan con sangre el mundo y arrebaten la vida a los demás. ¡Qué decir!
ResponderEliminarYo estuve en esa plaza hace un par de años y sí es especial. La plaza que hay durante el día se transforma durante la noche, nace otra plaza. Cené en la terraza de ese restaurante y tiré fotos a la plaza que, por cierto, salieron fatal. Otra noche cené en uno de los restaurantes que, por la noche y como por arte de magia, aparecen y desaparecen cada día. No cené bien, la comida deja que desear y la higiene también (no hay agua corriente), pero me gustó estar entre ellos, las mesas eran bancos corridos. La gente muy amable.
Me acuerdo de los ricos zumos de naranja de los puestos ambulantes y lo complicado de transitar por el zoco, imposible encontrar la salida en ese laberinto.
Me impactó mucho el contraste entre ricos y pobres dentro del mismo Marrakech, de la pobreza más absoluta de algunos a la riqueza de otros, las mujeres con niños pequeños pidiendo por las calles.
Me gustó escuchar las historias que contaban, mejor dicho, observar cómo la gente escuchaba atentamente a lo que se contaba sin pestañear y cómo el grupo de gente que se acercaba aumentaba por momentos.
Para comprar hay que saber regatear y yo no sé, Luis Antonio, volví de allí solo con una tetera que pagué cara porque la quería y con una alfombra roja que no quería, que no la quería, que no y que no, pero el vendedor salió de la tienda a buscarme y al final me tuve que quedar con ella y aquí en casa la tengo, en el pasillo. Y sorpresa ¿sabes lo que me dijo después de vendérmela?: ¿catalana? Alucina. Yo, con lo madrileña que soy!!
También vime con jabón negro con olor a rosas y a otros dos aromas, y el que me lo vendió, que es quién me llevó a la tienda de las alfombras me dijo que si estaba interesada en un afrodisíaco para poner en las comidas. ¿Pero para qué quiero yo eso?, le dije. Cómo me reí.
En fin, te dejo. Me has despertado viejos recuerdos. Me ha encantado leer tu texto. Y por cierto, la foto del Parque Güell que has puesto en la cabecera es preciosa, dicho sea de paso.
Un beso muy fuerte.
A LOLA:
ResponderEliminarEfectivamente, se trata de una plaza mágica. Ahora, sin embargo, quedará perturbado su encanto por este terrible suceso que dejará, sin duda, una huella dolorosa e imperecedera...
Un abrazo
A JOSELU:
ResponderEliminarQuizá se haya convertido en un parque temático, pero mantiene su atractivo lúdico de carácter medieval tanto para autóctonos como para turistas.
Si algún día está en tus manos, te aconsejo que visites este país. Es muy interesante desde todos los puntos de vista. Los cazaturistas dan un poco la tabarra invitándote a tomar un té en la tienda de alfombras de su primos, pero ya se sabe...
Un abrazo
AL DR. KRAPP:
ResponderEliminarMe ha gustado tu comentario. Ayer y hoy, nuevas noticias desplazan a las de hace dos días. Los sucesos trágicos siguen llenando portadas...No hay tiempo apenas para lamentaciones porque mañana, quizás, el destino o las manos ocultas nos sorprenderán con nuevos avatares...violentos. Los libros sagrados siguen provocando “cruzadas” sangrientas y las respuestas a las mismas son de la misma guisa. La venganza sustituye a la justicia. No sé a dónde vamos a parar...
A MIGUEL:
ResponderEliminarEste y cualquier atentado nos asusta y nos rompe los sueños. Sin embargo hay que confiar en una mañana mejor, ¿no? Con o sin fundadmento.
Un abrazo
A PEDRO OJEDA ESCUDERO:
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Pedro.
Me repito, ya lo sé, un placer volver a tenerte entre nosotros.
A MARIA:
ResponderEliminarUn abrazo para ti
A ANGIE:
ResponderEliminarComparto las sensaciones y recuerdos que expresas sobre ese mundo tan próximo y tan lejano a la vez...
A propósito de las historias que contaban en dicha plaza, tengo proyectado dedicar una entrada al tema de los cuentacuentos.
Lo de regatear se ha de asumir con buen humor. Comprar una docena de calcetines deportivos “LACOSTE” por cinco euros...tiene su gracia, ¿no? Si te llamaron catalana es porque regateaste en exceso. Los madrileños habéis cambiado,antes señoriales, ahora hasta regateáis los triunfos al Barça aunque los gane en buena lid...
Me alegro que conserves buenos recuerdos. Los malos hay que eliminarlos...
Besos, Angie
Que yo no regateé nada, Luis Antonio, que no quería la alfombra roja, ni que fuera voladora,que el único que regateó fue quien me la quería vender, que bajaba y bajaba el precio mientras yo me iba, y regateaba y se enfadaba cada vez más; y su amigo, el que me quería vender el afrodisíaco para la paella, el que me llevó a la tienda, decía que aceptara que si no su amigo se iba a enfadar y que ellos siempre tienen la última palabra en el regateo. Y me la vendió, en la maletita la traje. ¿Compraste calcetines? No me lo puedo creer.
ResponderEliminar¿Y todo esto qué tiene que ver con el fútbol? ¿Hay fútbol hoy?
A ANGIE:
ResponderEliminarCompré dichos calcetines, que me pongo para ir descalzo por casa y sacar brillo en el parquet, una pipa de agua y más cosillas, pero no los afrodisíacos. Hoy por hoy no los necesito todavía...
¿Que si hay fútbol? Ya hace rato que estoy tomando tila para afrontarlo. Comienza dentro de cinco minutos. ¡Chao!
Y besos
MI PRIMERA INTERPRETACIÓN FUE ESTA:
ResponderEliminarEl anuncio promociona la venta de ropa interior de caballeros, marca “Victoria Milán”, que seduce a las esposas ajenas y además es 100% de algodón.
Después de esta “parida” me di cuenta de que no ponía “algodón”, sino “anónimo y confidencial”
Supongo que a estas alturas ya todos habrán caído en la cuenta de qué se trata realmente...
Suscribo a Krapp, palabra por palabra. Y me gusta lo que le contestas en la entrada de La Vanguardia. Mucho.
ResponderEliminarTengo una empanada de entradas atrasadas que no veas, pero me lo estoy pasando genial.
Sigo.
A Cristal00k:
ResponderEliminarMe asombra y complace - cómo no - que te tomes el trabajo de recuperar entradas antiguas.
Más besos ! Aleeee ¡