SAGRADA FAMILIA DE BARCELONA: ¿Remite la polémica?
Con motivo de la visita del Papa a Barcelona el próximo día 7 y la consagración que llevará a cabo del templo de la Sagrada Familia se reabre la polémica sobre dicha obra que se inició en 1965 por parte del decano del Colegio de Arquitectos que expresaba su punto de vista en contra de la continuación de las obras del templo por razones diversas, entre las que cintaba la falta de planos originales de Gaudí y la inadecuación de dicho templo para las necesidades religiosas de una sociedad moderna. Lo cierto es que las obras han continuado a más ritmo del previsto por aquel entonces y ya se habla de que podría estar finalizada en 15 ó 20 años, es decir a los 150 de su inicio. El previsible final de esta obra “eterna” reduce la polémica a meras manifestaciones personalistas que no acaban de calar en el conjunto de la sociedad barcelonesa. Creo.
Al frente de toda esta obra, tomando el relevo de Gaudí, se encuentra el arquitecto Jordi Bonet, hijo de quien fuera uno de los colaboradores del genio modernista en esta obra. Con 85 años, Bonet dice que sigue al pie de la letra las indicaciones de Gaudí, aunque también recibe el apoyo de las nuevas tecnologías. “Gaudí era consciente que nunca vería esta obra acabada, ni un solo tramo terminado. Perodejó las cosas listas para que sus sucesores siguieran su camino. Nosotros no nos inventamos nada, seguimos sus maquetas, sus planos y su uso de la geometría como ciencia exacta”
Otra polémica que suscitó enfrentamientos más viscerales fue la que provocó el paso del trazado del tren de alta velocidad a escaso metros de una de sus fachadas. Finalizada la tunelación, no ha sucedido nada y los ánimos se han serenado, aunque hay expertos, entre ellos el propio Bonet, que no se atreven a cantar victoria, porque dicen que las reacciones del subsuelo son lentas, requieren años.
Podría citar numerosos testimonios de personalidades muy conocidas tanto de partidarios como de detractores, pero me limitaré a citar la última que ha saltado a los medios estos días. Se trata de Oriol Bohigas, presidente del Ateneu Barcelonès, uno de los arquitectos de la ciudad más beligerantes con la continuación de la obra de Gaudí, que no ha dudado en calificarla de“marranada arquitectónica” y ”uno de los desastres culturales de Barcelona”.
Sobre cuestión de gustos, nada que objetar, pero este edificio, situado en el centro de Barcelona, con los años se ha convertido en uno de los signos de identidad más universales de la ciudad y del país. Junto con La Alhambra de Granada son los dos monumentos más conocidos y visitados de España. Creo que tiene más partidarios – entre los que me encuentro - que detractores. Da carácter a la ciudad condal y despierta más admiración que rechazo. Eso no quita que algunos nos sorprendamos y manifestemos cierto estupor ante la aparente falta de armonía entre las distintas fases de su construcción. Afortunadamente se está construyendo bajo el concepto de templo expiatorio, que quiere decir que se financia de manera totalmente privada.Los donativos desinteresados y la recaudación procedente de laentrada donativode los casi tres millones de visitantes anuales son los que permiten la construcción. Si se hiciera a costa del erario públicos seria otra cuestión, ¿no?
Yo no tengo tan claro que no haya dinero público invertido allí, aunque los ingresos por turismo superarán a los gasto. Sinceramente, yo prefiero la parte de Gaudí a lo continuado (que me parece no una marranada, sino soso y feo), pero ya se sabe que en gustos no hay nada escrito. En los debates ha habido demasiada estupidez por las dos partes. Eso sí, que la terminen de una vez, para evitar dar vueltas a lo mismo.
A mí me admira la parte gaudiniana. Su fachada es maravillosa, pero cuando voy a la otra, la decorada por Subirachs, tengo la impresión de estar ante la guerra de las galaxias o una especie de pop art que me recuerda las iglesias industriales que se construyeron en los años sesenta. Nada serio. Creo que sus dos fases evidencian la distancia entre el genio y la mediocridad imitadora. El resultado actual es lamentable, un pastiche insufrible. Pienso que no se debería haber continuado. Un cordial saludo.
Levanto mi mano como partidaria. He visto el edificio en una visita a Bcn hace tres años y tiene un encanto especial y peculiar que no deja a nadie indiferente. El calificativo de marranada define a quien pudiera hacerlo, aunque no te guste o tenga "fallos técnicos" por qué faltar al respeto de quienes lo están dando forma.
Yo lo visité hace varios años, en mi finde loco por aquella tierra, y mencanto. Es impresionante. No tengo cualificación para percatarme de los posibles fallos técnicos y tampoco me importan a no ser que impliquen un posible desmoronamiento... Intenté subir andando hasta arriba pero casi me ahogo a mitad de camino (entonces me fumaba dos paquetes al día, supongo que fue el motivo). Me parece el mejor símbolo para la ciudad. La pena es que ninguno de nosotros la vaya a ver terminada. Me encantaría poder verla algún día sin andamios.
Que no acaben la obra, por favor ¿ si no luego de que se iba a discutir en Barcelona? Pero si hay que acabarla tengo una idea: empezar otra tercera catedral con diseños de Bofill para que sean polémicos y financiada por empresas fotográficas japonesas que bien que le han sacado partido económico al dichoso edificio.
Luis Antonio, no pierdo las esperanzas de conocer "La Sagrada Familia", antes de morir. Mi mujer y yo también, somos admiradores de Gaudí. Como dice unos de tus comentaristas, "sobre gustos no hay nada escrito", por el contrario yo creo que se ha escrito mucho, y lo malo es que tantas opiniones confunden, especialmente si proceden de gente que poco entiende del tema, u opinan consuperficialidad porque lo ignora. Creo que la Sagrada Familia, es una obra monumental, arquitectónica y artísticamente una maravilla. Que importa si se gastó platas del Estado o nó, es una obra única en su género y un tetimonio de ingenio y creatividad de un catalán de un talento notable. Saludos cordiales.
Siempre me ha parecido un monumento genial, que le ha imprimido a la ciudad de Barcelona personalidad y encanto. Desde luego, no sería la misma ciudad sin este emblemático templo.
Ya le pasaba a las catedrales medievales, que tardaron varios siglos en terminarse. Parece que "La Sagrada Familia" lleva el mismo camino.
Lo verdaderamente importante es que las obras respeten las ideas de Gaudí y termine siendo lo que el gran artista había soñado.
Lo que no llego a entender, es si el trazado del AVE, no podría discurrir por otros derroteros que no afectasen al monumento. Me cuesta a veces creer que las obras en este país se planifiquen siempre tan mal.
Esperemos que todos los inconvenientes se resuelvan y las obras se terminen felizmente algún día.
Sería una pena que esa construcción que da identidad a Barcelona y a España entera fuera dañada por un desliz tecnológico como lo puede ser un tren cerca de sus zonas sensibles. Mira ya que triste el fin del puente del diablo en Santander. Como sea, un gran abrazo maestro.
En estos tiempos de parques temáticos, de edificios deslumbrantes y de pompa y de circunstancia, ese templo no podía quedar al margen. Cuando se descubre el enorme atractivo de la arquitectura de Gaudí, todo se hace poco para convertirlo en otro elemento más del inventario urbano al servicio del uso turístico masivo, algo en lo que Barcelona se lleva la palma. La fidelidad al genio pasa a un segundo plano, pues de lo que se trata es de la parafernalia rentable y lucrativa. El debate ha quedado relegado en aras de la efectividad que permite su consideración como fetiche arquitectónico. Y nada más apropiado que aprovechar la afición al marketing y a la feria mediática que rodea a todo cuanto tiene que ver con la iglesia católica para que la mercadotecnia esté asegurada, con independencia del rigor del producto utilizado.
Creo que ayer quedó patente que el edificio es una maravilla. La nave, en la vista aérea, daba esa sensación de divinidad que todo templo religioso pretende.
Un templo es un mensaje, que nadie lo olvide. Ese mensaje no puede ser nunca a gusto de todos. Y máxime en una obra de esta envergadura, que se alarga en el tiempo.
Las grandes obras que no fueron terminadas por sus autores iniciales, todas tuvieron sus fraudes y detractores.
Nadie sabe si esa parte nueva sigue al pie de la letra la pretensión de Gaudí, pero aunque no lo haga, el resultado que vi ayer me basta.
Aquella nave, aquellas columnas, aquella altura hipnótica, aquella luz entrando a raudales por todos los óculos y vitrales, daba esa sensación que pretendía el gótico, la luz divina entrando en el templo.
Altura, pureza, columnas imitando la naturaleza, todos los símbolos de la cristiandad, modernizados, pero no olvidados...
En definitiva, un templo único, aunque ahora tenga la denominación de basílica.
La visita del Papa, lejos de la demagogia de todos los bandos, puso ese maravilloso templo, de nuevo en el foco del mundo.
Fue más beneficiosa para Barcelona la visita, que para el propio Papa, que sabía de sobras que no iba a calar su mensaje en un país que no está por la labor.
Me molesta mucho, toda la demagogia que he escuchado estos días.
En esa olla de intereses de los políticos, que no tuvieron reparos de aprovecharse del tirón de una ceremonia como esa, tan mediática, hay algo siempre indecente.
La indecencia de ver sólo indecente al otro.
Todos los días, todas las noticias son mucho más obscenas que la visita de ese Papa, que se limita a repartir su mensaje anacrónico entre unas ovejas que no van a seguirlo, pero que necesitan esa representación, porque nadie como la Iglesia es capaz de llevarla a cabo con esa grandiosidad.
El obispado catalán no cabía en sí de gozo ante el rango alcanzado por el templo. Esa simbología del Vaticano apostando por una obra tan polémica, es muy importante para los representantes locales de la Iglesia.
Dejo un enlace, donde a la izquierda salen los personajes clave de esta visita y sus intereses.
Polémica siempre será nuestra bienamada ahora basílica...
...
Los puntos suspensivos son pocos para todo lo que pueda llegar a sugerirnos... Sólo un ejemplo: yo, y acudo aquí al yoísmo, no la veo como un símbolo religioso pero se me vuelven estrellas los ojos cada vez que la miro...
Por otro lado, me divierte la idea: Cuál sería el discursito de Gaudí si pudiese levantar la cabeza?
Sagrada Familia crece a diferente ritmo que Gaudí... aunque no cese de pasear su sombra o quien la aluda...
A PEDRO OJEDA ESCUDERO, JOSELU, VANESSA, TESA, ALICIA MARIA ABATILLI, NOVICIA DALILA, DR. KRAPP, P. VÁZQUEZ “ORIENTADOR”, HÉCTOR AGUILERA, MIGUEL, CRISTAL, GEORGE GAUTIER, FERNANDO MANERO, ANÓNIMO, EL HOMBRE INVISIBLE, BORRAESO:
Me satisface comprobar que todos vuestros comentarios expresan un reconocimiento, más o menos expresivo, de la relevancia de la obra cumbre de Gaudí. Me vais a permitir que os manifieste mi opinión, tras lo que ha significado la visita del Papa a la Sagrada Familia, en la próxima entrada.
Yo no tengo tan claro que no haya dinero público invertido allí, aunque los ingresos por turismo superarán a los gasto.
ResponderEliminarSinceramente, yo prefiero la parte de Gaudí a lo continuado (que me parece no una marranada, sino soso y feo), pero ya se sabe que en gustos no hay nada escrito.
En los debates ha habido demasiada estupidez por las dos partes.
Eso sí, que la terminen de una vez, para evitar dar vueltas a lo mismo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mí me admira la parte gaudiniana. Su fachada es maravillosa, pero cuando voy a la otra, la decorada por Subirachs, tengo la impresión de estar ante la guerra de las galaxias o una especie de pop art que me recuerda las iglesias industriales que se construyeron en los años sesenta. Nada serio. Creo que sus dos fases evidencian la distancia entre el genio y la mediocridad imitadora. El resultado actual es lamentable, un pastiche insufrible. Pienso que no se debería haber continuado. Un cordial saludo.
ResponderEliminarYo aún no conozco la Sagrada Familia, aunque no será por ganas. Es uno de los sitios que tengo que planear ir un día de estos no muy lejano.
ResponderEliminarBesos!
Levanto mi mano como partidaria.
ResponderEliminarHe visto el edificio en una visita a Bcn hace tres años y tiene un encanto especial y peculiar que no deja a nadie indiferente.
El calificativo de marranada define a quien pudiera hacerlo, aunque no te guste o tenga "fallos técnicos" por qué faltar al respeto de quienes lo están dando forma.
Tus palabras hacen conocer aquello que jamás pueda ver.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alicia
Yo lo visité hace varios años, en mi finde loco por aquella tierra, y mencanto. Es impresionante. No tengo cualificación para percatarme de los posibles fallos técnicos y tampoco me importan a no ser que impliquen un posible desmoronamiento... Intenté subir andando hasta arriba pero casi me ahogo a mitad de camino (entonces me fumaba dos paquetes al día, supongo que fue el motivo). Me parece el mejor símbolo para la ciudad. La pena es que ninguno de nosotros la vaya a ver terminada. Me encantaría poder verla algún día sin andamios.
ResponderEliminarUn beso, Luis, y feliz finde pío :P
Que no acaben la obra, por favor ¿ si no luego de que se iba a discutir en Barcelona?
ResponderEliminarPero si hay que acabarla tengo una idea: empezar otra tercera catedral con diseños de Bofill para que sean polémicos y financiada por empresas fotográficas japonesas que bien que le han sacado partido económico al dichoso edificio.
Eso, que la acaben ya... o que no la acaben. Gustos para todos.
ResponderEliminarLuis Antonio, no pierdo las esperanzas de conocer "La Sagrada Familia", antes de morir. Mi mujer y yo también, somos admiradores de Gaudí. Como dice unos de tus comentaristas, "sobre gustos no hay nada escrito", por el contrario yo creo que se ha escrito mucho, y lo malo es que tantas opiniones confunden, especialmente si proceden de gente que poco entiende del tema, u opinan consuperficialidad porque lo ignora.
ResponderEliminarCreo que la Sagrada Familia, es una obra monumental, arquitectónica y artísticamente una maravilla. Que importa si se gastó platas del Estado o nó, es una obra única en su género y un tetimonio de ingenio y creatividad de un catalán de un talento notable.
Saludos cordiales.
A mí me encanta. Así, sin más. Es una obra genial. Una obra, además, que da carácter a la ciudad Condal. Una maravilla se mire como se mire.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre me ha parecido un monumento genial, que le ha imprimido a la ciudad de Barcelona personalidad y encanto. Desde luego, no sería la misma ciudad sin este emblemático templo.
ResponderEliminarYa le pasaba a las catedrales medievales, que tardaron varios siglos en terminarse. Parece que "La Sagrada Familia" lleva el mismo camino.
Lo verdaderamente importante es que las obras respeten las ideas de Gaudí y termine siendo lo que el gran artista había soñado.
Lo que no llego a entender, es si el trazado del AVE, no podría discurrir por otros derroteros que no afectasen al monumento. Me cuesta a veces creer que las obras en este país se planifiquen siempre tan mal.
Esperemos que todos los inconvenientes se resuelvan y las obras se terminen felizmente algún día.
Muchos besos, Luís Antonio.
Sería una pena que esa construcción que da identidad a Barcelona y a España entera fuera dañada por un desliz tecnológico como lo puede ser un tren cerca de sus zonas sensibles. Mira ya que triste el fin del puente del diablo en Santander. Como sea, un gran abrazo maestro.
ResponderEliminarEn estos tiempos de parques temáticos, de edificios deslumbrantes y de pompa y de circunstancia, ese templo no podía quedar al margen. Cuando se descubre el enorme atractivo de la arquitectura de Gaudí, todo se hace poco para convertirlo en otro elemento más del inventario urbano al servicio del uso turístico masivo, algo en lo que Barcelona se lleva la palma. La fidelidad al genio pasa a un segundo plano, pues de lo que se trata es de la parafernalia rentable y lucrativa. El debate ha quedado relegado en aras de la efectividad que permite su consideración como fetiche arquitectónico. Y nada más apropiado que aprovechar la afición al marketing y a la feria mediática que rodea a todo cuanto tiene que ver con la iglesia católica para que la mercadotecnia esté asegurada, con independencia del rigor del producto utilizado.
ResponderEliminarCreo que ayer quedó patente que el edificio es una maravilla. La nave, en la vista aérea, daba esa sensación de divinidad que todo templo religioso pretende.
ResponderEliminarUn templo es un mensaje, que nadie lo olvide. Ese mensaje no puede ser nunca a gusto de todos. Y máxime en una obra de esta envergadura, que se alarga en el tiempo.
Las grandes obras que no fueron terminadas por sus autores iniciales, todas tuvieron sus fraudes y detractores.
Nadie sabe si esa parte nueva sigue al pie de la letra la pretensión de Gaudí, pero aunque no lo haga, el resultado que vi ayer me basta.
Aquella nave, aquellas columnas, aquella altura hipnótica, aquella luz entrando a raudales por todos los óculos y vitrales, daba esa sensación que pretendía el gótico, la luz divina entrando en el templo.
Altura, pureza, columnas imitando la naturaleza, todos los símbolos de la cristiandad, modernizados, pero no olvidados...
En definitiva, un templo único, aunque ahora tenga la denominación de basílica.
La visita del Papa, lejos de la demagogia de todos los bandos, puso ese maravilloso templo, de nuevo en el foco del mundo.
Fue más beneficiosa para Barcelona la visita, que para el propio Papa, que sabía de sobras que no iba a calar su mensaje en un país que no está por la labor.
Me molesta mucho, toda la demagogia que he escuchado estos días.
En esa olla de intereses de los políticos, que no tuvieron reparos de aprovecharse del tirón de una ceremonia como esa, tan mediática, hay algo siempre indecente.
La indecencia de ver sólo indecente al otro.
Todos los días, todas las noticias son mucho más obscenas que la visita de ese Papa, que se limita a repartir su mensaje anacrónico entre unas ovejas que no van a seguirlo, pero que necesitan esa representación, porque nadie como la Iglesia es capaz de llevarla a cabo con esa grandiosidad.
El obispado catalán no cabía en sí de gozo ante el rango alcanzado por el templo. Esa simbología del Vaticano apostando por una obra tan polémica, es muy importante para los representantes locales de la Iglesia.
Dejo un enlace, donde a la izquierda salen los personajes clave de esta visita y sus intereses.
http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20101107/54065744060/visita-historica-del-papa-a-barcelona-para-dedicar-la-sagrada-familia.html
Muy pocas catedrales se hicieron "de golpe", con la idea inicial del arquitecto. En eso no va a ser diferente la S. F.
ResponderEliminarEspero que te guste La huida del cangrejo. Claro que no soy objetivo al recomendártelo por ser "parte interesada" ;-)
Polémica siempre será nuestra bienamada ahora basílica...
ResponderEliminar...
Los puntos suspensivos son pocos para todo lo que pueda llegar a sugerirnos... Sólo un ejemplo: yo, y acudo aquí al yoísmo, no la veo como un símbolo religioso pero se me vuelven estrellas los ojos cada vez que la miro...
Por otro lado, me divierte la idea: Cuál sería el discursito de Gaudí si pudiese levantar la cabeza?
Sagrada Familia crece a diferente ritmo que Gaudí... aunque no cese de pasear su sombra o quien la aluda...
Beeesos!!!
¡Qué va! Es un sí. Te envié un correo a tu dirección de hotmail ¿no lo recibiste?
ResponderEliminarPor supuesto que puedes usarlas.
A PEDRO OJEDA ESCUDERO, JOSELU, VANESSA, TESA, ALICIA MARIA ABATILLI, NOVICIA DALILA, DR. KRAPP, P. VÁZQUEZ “ORIENTADOR”, HÉCTOR AGUILERA, MIGUEL, CRISTAL, GEORGE GAUTIER, FERNANDO MANERO, ANÓNIMO, EL HOMBRE INVISIBLE, BORRAESO:
ResponderEliminarMe satisface comprobar que todos vuestros comentarios expresan un reconocimiento, más o menos expresivo, de la relevancia de la obra cumbre de Gaudí. Me vais a permitir que os manifieste mi opinión, tras lo que ha significado la visita del Papa a la Sagrada Familia, en la próxima entrada.
Un cordial abrazo para todos y muchas gracias
Muy interesante, francamente interesante este blog.
ResponderEliminarSerá cuestión de volver de vez en cuando.