Con esta entrada finalizo la publicación del artículo de Xavier Diez publicado en el Diario 16. No sé si ha contribuido a aclarar ideas y dudas o a incrementarlas. Es difícil opinar sobre un tema que alimenta más las emociones que la capacidad de raciocinio. En cualquier caso quiero que quede claro que mi propósito no ha sido otro que provocar debate. También poner de manifiesto, una vez más, que todo lo que sea levantar muros, destruir puentes y manifestar supremacismo de unos frente a otros me produce un gran desasosiego porque la convivencia queda inevitablemente dañada. Los nacionalismos, todos, provocan dichas secuelas. Lo repetiré una y otra vez: los patriotismos son otra cosa...
Agradezco encarecidamente todos los comentarios publicados en este espacio y también los correos electrónicos que he recibido de quienes han preferido dicha modalidad de comunicación. De lo que manifiestan unos y otros se aprende siempre.
Mentira número 5: son golpistas
Mentira número 5: son golpistas
Esta
es el mantra más repetido por la derecha nacionalista española, que considera
que el referéndum del 1 de octubre, junto con su preparación y su incardinación
en el marco jurídico, así como la declaración de semanas después fue un “golpe
de estado”. Resulta más que curioso que aquellos que no tienen problemas a
minimizar, y en algunos casos a reivindicar el régimen franquista, sean
aquellos que más se desgañiten para exigir la aplicación permanente del
artículo 155.
Sí que hubo un golpe, pero fue inducido por el jefe del estado en su alocución (un implícito llamamiento a la represión) del 3 de octubre. Sus palabras fueron interpretadas como una carta blanca por parte de los cuerpos policiales y el poder judicial (y el TC) para encarcelar con cargos ficticios a buena parte de sus protagonistas, para impedir el nombramiento del presidente Puigdemont forzando vergonzosamente la legalidad o para acusar de terrorismo a quienes cortaban carreteras poseyendo pitos amarillos, como es el caso de Tamara Carrasco. Los jueces europeos no se podían creer lo que veían, de manera que diplomáticamente han desautorizado la justicia-ficción elaborada desde el Supremo, rebajándola reiteradamente por los tribunales europeos a la segunda división europea, justo al lado de Turquía.
Bonus Track núm. 2: es paradójico que, teniendo en cuenta que la generalización constitucional de las autonomías (el Café para Todos) se realizó, indiferentemente de la voluntad de la mayoría de territorios, y con un mapa autonómico surrealista, para diluir la innegable condición nacional de Cataluña y el País Vasco, a lo largo de la aplicación del 155, el único territorio sin autonomía fuera precisamente éste.
Sí que hubo un golpe, pero fue inducido por el jefe del estado en su alocución (un implícito llamamiento a la represión) del 3 de octubre. Sus palabras fueron interpretadas como una carta blanca por parte de los cuerpos policiales y el poder judicial (y el TC) para encarcelar con cargos ficticios a buena parte de sus protagonistas, para impedir el nombramiento del presidente Puigdemont forzando vergonzosamente la legalidad o para acusar de terrorismo a quienes cortaban carreteras poseyendo pitos amarillos, como es el caso de Tamara Carrasco. Los jueces europeos no se podían creer lo que veían, de manera que diplomáticamente han desautorizado la justicia-ficción elaborada desde el Supremo, rebajándola reiteradamente por los tribunales europeos a la segunda división europea, justo al lado de Turquía.
Bonus Track núm. 2: es paradójico que, teniendo en cuenta que la generalización constitucional de las autonomías (el Café para Todos) se realizó, indiferentemente de la voluntad de la mayoría de territorios, y con un mapa autonómico surrealista, para diluir la innegable condición nacional de Cataluña y el País Vasco, a lo largo de la aplicación del 155, el único territorio sin autonomía fuera precisamente éste.
Mentira número 6: Se ha roto la convivencia
El
mes pasado conocí a un joven de Ceuta que había encontrado trabajo en Girona
como educador. Confesó que, cuando explicó a su familia que se venía a Cataluña,
su madre lloraba desconsoladamente como si hubiera sido enviado a la Guerra del
Vietnam. Llevaba ya algunas semanas aquí y pudo comprobar que todo lo que le
habían explicado sobre Cataluña era mentira. Que nadie le perseguía por no
hablar catalán (como sucede con el 20% de la población). La idea de la ruptura
de la convivencia no es ningura realidad, sino un proyecto deliberado dirigido
por Ciudadanos y que como ya confesó públicamente uno de sus líderes, Jordi
Cañas, anhela la ulsterización del país. No es fácil que esto suceda, porque la
sociedad catalana es sumamente compleja y heterogénea y lleva ya un siglo
administrando la diversidad. En las familias, lugares de trabajo, sindicatos,
comunidades de vecinos, grupos de amigos existen opiniones dispares, pero no se
ha roto ninguna a causa del independentismo. Si algún núcleo familiar se ha
dejado de hablar es a causa de razones mucho más profundas y personales. En
entidades de la sociedad civil, como el sindicato CCOO, tras una consulta
realizada este año, el 40% de los afiliados se declaran independentistas, pero
no existe ningún movimiento que indique que la entidad se vaya a romper con una
dirección que se, no sin cierta ambigüedad, se desmarca del independentismo. En
otras palabras, a pesar de los intentos de división por parte de partidos como
Ciudadanos o el PP, o la intoxicación mediática, Cataluña no se rompe, sino lo
que se está rompiendo son los lazos personales, económicos y culturales con una
España que parece llevar puesto el implante que contempla a los catalanes que
ejercen como tales como “roaches” o cucarachas. Porque buena parte de los
catalanes, sean independentistas o no, están bastante hartos de un estado que
se esfuerza en mostrar a diario su hostilidad y que posee un doble rasero a la
hora de tratar a sus ciudadanos. No es normal que una chica como Tamara
Carrasco, que ha participado en un corte de carreteras y se le haya encontrado
en casa “una careta de Jordi Cuixart y un pito amarillo”, haya sido acusada de
“terrorismo” por la Audiencia Nacional, y en cambio, un ultraderechista, amigo
de la Guardia Civil, con un gran arsenal de armas de juego y que tenía
planificado atentar contra el presidente de gobierno, no sea considerado
terrorista.
Bonus
Track núm. 3. Se
ha hablado de acoso y agresiones a unionistas, e incluso se ha magnificado el
hecho que al juez Llarena se le haya pintado de amarillo el portal de su casa.
Pero lo cierto es que los actos de violencia registrados van en una única
dirección. Tras los 1.066 heridos del 1 de octubre contra los ciudadanos que
pretendían votar, según el prestigioso Anuari.Cat, se registraron, entre
octubre de 2017 y febrero de 2018, 139 incidentes violentos de carácter
ideológicos, todos ellos ejecutados por la ultraderecha, entre los cuales,
varias veces han participado personal de las fuerzas policiales del estado.
Ello ha implicó decenas agresiones físicas por llevar lazos amarillos y un
total de 101 heridos de diversa consideración. Uno de los periodistas más
destacados en el conocimiento de la ultraderecha (y uno de los más amenazados
de Europa) fue agredido por un agente de policía de paisano, entre multitud de
testigos y pruebas gráficas, al grito de “Arriba España” y “Viva Franco”. En
los días de octubre, varios coches de ciudades como Girona, Cassà o Verges
aparecieron con las ruedas pinchadas. Precisamente en Verges, ciudad natal de
Lluís Llach ha sido atacada varias veces por comandos ultraderechistas. El
coche particular de la diputada republicana Jenn Díaz fue destrozado, Catalunya
Ràdio y una escuela de Barcelona fue asaltada violentamente por una
manifestación ultra y así un sinfín de situaciones silenciadas en los medios
españoles. Desde este punto de vista, el nacionalismo español busca
desesperadamente romper la convivencia.
Mentira número 7: No hay presos políticos ni exiliados, sino políticos presos y huidos de la justicia
Mentira número 7: No hay presos políticos ni exiliados, sino políticos presos y huidos de la justicia
Sé
que esto es duro para muchos españoles que tienen en alta estima su país. Pero,
tras los acontecimientos de octubre, el “a por ellos judicial” implica que
personas de una calidad humana intachable han sido encarcelados preventivamente
por formar parte de un gobierno, desconvocar una manifestación o permitir un
debate en el Parlament, lo que contrasta, por ejemplo, con el caso de la Manada
u crímenes de gravedad extrema o corrupción evidente. La situación se entiende
únicamente a partir de las instrucciones jerárquicas de una judicatura, que, en
los niveles estratégicos, mantiene un franquismo evidente, y probablemente
tiene mucho que ver con instrucciones tácitas de una jefatura del estado que no
oculta su odio hacia unos catalanes, que en más de un ochenta por ciento se
declaran republicanos. Amnistía Internacional, 40 premios Nobel, magistrados
alemanes, belgas, suizos o británicos han denunciado lo que los medios
españoles se obstinan en reconocer: son presos políticos y exiliados. A
cualquier profesor o catedrático de derecho le estalla la cabeza ante este acto
de derecho-ficción. Pero, por si hacía falta alguna indicación más, los varapalos
judiciales europeos a la hora de negar todas las extradiciones hacia los
líderes independentistas exiliados, han dejado a la judicatura española a la
altura de la turca. De hecho, no creo nada casual que a Felipe VI le sentaran
al lado del presidente Erdogan en la ceremonia del centenario del final de la
Primera Guerra Mundial. Incluso el Supremo ha retirado las euroórdenes ante la
evidencia, lo que implica claramente que en ningún caso sean “huidos”, puesto
que pueden circular por todo el mundo menos en un país llamada España y en una
Cataluña donde se aplica, a la práctica un “estado de excepción”.
Bonus Track núm. 4: Es bien conocido que antes del 1 de octubre, uno de los juzgados de Barcelona se dedicó a investigar ilegalmente al mundo independentista, y que tras el “a por ellos judicial”, se encausó a más de 1.200 personas por cosas del estilo “alcaldes que firman manifiestos”, tuiteros, manifestantes o maestros que fueron denunciados, a instancias de los mandos de los cuarteles, o por páginas web anónimas por supuesto adoctrinamiento. En otros términos, una “causa general” contra el independentismo y los “delitos de opinión”. En el momento en que estos casos han pasado por jueces ordinarios, todo ha sido archivado. A pesar del deterioro del sistema judicial, la mayoría de magistrados no parecen dispuestos a sacrificar su integridad profesional y ética (a pesar de que ello les impida progresar en su carrera). Por cierto, todo forma parte de una trama destapada por periodistas denominada “Operación Cataluña”, a cargo de políticos conservadores y cloacas del estado. Este conjunto de informaciones periodísticas probadas y contrastadas se resumieron en un documental que se pasó en Cataluña y el País Vasco, y que ha sido vetado por las televisiones generalistas.
Mentira número 8: Nadie reconocerá a Cataluña / Cataluña nunca será independiente
Bonus Track núm. 4: Es bien conocido que antes del 1 de octubre, uno de los juzgados de Barcelona se dedicó a investigar ilegalmente al mundo independentista, y que tras el “a por ellos judicial”, se encausó a más de 1.200 personas por cosas del estilo “alcaldes que firman manifiestos”, tuiteros, manifestantes o maestros que fueron denunciados, a instancias de los mandos de los cuarteles, o por páginas web anónimas por supuesto adoctrinamiento. En otros términos, una “causa general” contra el independentismo y los “delitos de opinión”. En el momento en que estos casos han pasado por jueces ordinarios, todo ha sido archivado. A pesar del deterioro del sistema judicial, la mayoría de magistrados no parecen dispuestos a sacrificar su integridad profesional y ética (a pesar de que ello les impida progresar en su carrera). Por cierto, todo forma parte de una trama destapada por periodistas denominada “Operación Cataluña”, a cargo de políticos conservadores y cloacas del estado. Este conjunto de informaciones periodísticas probadas y contrastadas se resumieron en un documental que se pasó en Cataluña y el País Vasco, y que ha sido vetado por las televisiones generalistas.
Mentira número 8: Nadie reconocerá a Cataluña / Cataluña nunca será independiente
Resulta
muy arriesgado, en política, o en la vida en general, utilizar el futuro
imperfecto. Ni quien esto lea, ni quien escribe posee la facultad de adivinar
el futuro. Pero con cierta formación y honestidad intelectual podemos intentar
aprender del pasado y comprender el presente. Ahora que se cumplen cien años
del final de la primera guerra mundial es necesario saber que en Europa se ha
pasado de 26 estados independientes a 51, lo que implica un promedio de uno
cada cuatro años. Y, aunque cada caso tiene sus peculiaridades, se repite un
mismo patrón: un estado grande y plurinacional incapaz de administrar su
diversidad. A diferencia de dos décadas atrás, en Cataluña existe una masa
social suficientemente amplia que ha abrazado el independentismo como proyecto,
lo que supone una espada de Damocles sobre Madrid y que hace de España un
estado tremendamente frágil y vulnerable. Es cierto que a ningún país europeo u
occidental le hace demasiada ilusión la independencia de Cataluña. Pero la
regla número uno de las relaciones internacionales es el interés; i la número
dos, la hipocresía. Varios gobiernos pueden utilizar el “conflicto interno”
para presionar a las autoridades españolas para conseguir favores o tratados
que les suponga un beneficio (y que perjudiquen a la sociedad y la economía
española). De hecho, ya está pasando, cuando la flota rusa ha podido
reabastecerse en las colonias españolas del norte de África. Y, por supuesto,
el reconocimiento de Cataluña no se producirá… hasta que se produzca. La
actuación burda y estúpida del gobierno español ha acelerado, además, la
degradación de su prestigio internacional (la presencia de España ya se ha
visto afectada a partir de la relegación en varios organismos internacionales
como la OSCE o la UE) y su situación diplomática (especialmente gracias a
ministros de competencia discutible como Margallo o Borrell) lo hace estar en
una situación de debiliad. En contraposición, la forma cómo Canadá, con un
problema parecido, encaró el conflicto, mediante un referéndum, unas reglas
claras y una negociación posterior hizo de este país norteamericano una
potencia más sólida que antes de 1980.
Mentira número 9: los catalanes son supremacistas / nacionalistas / nazis, …
Mentira número 9: los catalanes son supremacistas / nacionalistas / nazis, …
Esta
ha sido una de las más repetidas últimamente al más puro estilo goebbeliano. Se
fundamenta probablemente en el hecho tradicional de que Cataluña es una
sociedad tradicionalmente más urbanizada que España y que ciertamente algunos
sectores del catalanismo no siempre han sido muy diplomáticos en su relación
con Andalucía. Ciertamente, personajes como Antoni Duran Lleida (por cierto, un
reconocido unionista y representante de lo más rancio y apolillado de la
antigua burguesía catalana) utilizó en más de una ocasión los tópicos sobre
andaluces vagos. Pero la realidad es bastante diferente: la propia Constitución
establece una asimetría en las relaciones entre lenguas y culturas: obliga a
conocer el español, pero no el catalán, al cual trata como lengua de segunda
fila. Es más, el estado ha saboteado cualquier intento de que éste, con más de
diez millones de hablantes (y que es hablado por uno de cada cinco ciudadanos
del estado), sea oficial en España o en la Unión Europea, donde sí que lo es el
maltés, el esloveno o el finés, con muchos menos hablantes. Además, el trato
del estado al catalán se ha caracterizado por un desprecio sistemático. Resulta
muy sintomático que existan más cátedras universitarias de catalán en Alemania que
en la España monolingüe. Los catalanes no se sienten superiores a los
españoles, ni a los portugueses, ni a los argentinos, sino algo que parece
molestar mucho más: iguales. Es España la que se niega a dar un trato
igualitario, de nación a nación. Es cierta incapacidad ontológica de aceptar de
que Cataluña es una nación que, de acuerdo con las teorías de Bennedict
Anderson, Ernest Gellner, Anthony Smith hace que este territorio y las personas
que lo componen se puedan identificar como tales. Incluso la floja definición
de la Real Academia de la Lengua “conjunto de personas de un mismo origen y que
generalmente hablan la misma lengua y poseen una tradición común” se acomoda a
una realidad objetiva. Sí, ciertamente muchos tienen tatuada la creencia que
los catalanes se han inventado su pasado y que hablan catalán para fastidiar.
Pero creer en ello no significa que la realidad no pase por encima del deseo
del nacionalismo español de homogeneizar el estado al más puro estilo francés.
Desde
el nacionalismo banal de quien posee un estado (Michael Billig nos recuerda que
son éstos quienes disimulan su nacionalismo a partir considerar la exhibición
de sus símbolos como algo natural), se considera a quien no comulga con la idea
cuasi religiosa de la unidad de España como un hereje, y utiliza el apelativo
de “nacionalista” para desacreditarlo. Pero, como ya hemos señalado, Cataluña
es una sociedad plural y compleja y sus deseos de independencia responden a un
proyecto de ruptura respecto a un estado hostil y autoritario. Para ello han
desarrollado unas redes de sociedad civil que permiten movilizarse activamente
por cientos de miles. En vez de tratar de entender por qué hay tantas personas
que ya no quieren ser españolas, buena parte de la opinión pública y publicada ha
decido relacionarlas con la Alemania nazi… paradójicamente por parte de un
estado que acogió a miles de ellos, que fue construida en su forma actual
mediante el franquismo, y que utiliza la represión para tratar de mantener un
statu quo crecientemente discutido.
Apunte final: España debería visitar al psicoanalista
Apunte final: España debería visitar al psicoanalista
En
este apagón informativo / implante cerebral que rige la conducta de buena parte
de la sociedad española (no olvidemos que 6 de cada 10 españoles justifican la
represión contra los independentistas, tratados como “roaches” o “cucarachas”)
hay datos que muchos, diría que casi todos, desconocen. Si hablamos de la
Cataluña contemporánea, exceptuando a José Montilla (2006-2010), todos,
absolutamente todos los presidentes catalanes han sido víctimas de la represión
del estado. Prat de la Riba, primer presidente de la Mancomunidad (una
pre-autonomía anterior a la República, entre 1914 y 1924) murió prematuramente
a causa de los diversos encarcelamientos en su etapa de líder catalanista.
Francesc Macià (1931-1933) fue exiliado y encarcelado varias veces. Lluís
Companys (1933-1940) fue encarcelado, exiliado, entregado por la Gestapo a
España, y finalmente fusilado. Josep Irla (1940-1954) fue exiliado y su
patrimonio robado por el franquismo. Josep Tarradellas (1954-1980) pasó 38 años
en el exilio. Jordi Pujol (1980-2003) fue represaliado por el franquismo y pasó
algunos años en prisión. Pasqual Maragall (2003-2006) fue defenestrado por el
partido socialista, y cruelmente difamado por los medios españoles. Artur Mas
(2010-2016) ha sido procesado y finalmente le han incautado su patrimonio en un
acto de venganza del estado. Y, Carles Puigdemont también ha tenido que
exiliarse. ¿Qué le pasa a España con los catalanes?
Durante
siglos, Cataluña ha buscado inútilmente su encaje con el estado. Pero las cosas
han cambiado, probablemente de manera definitiva. Una parte substancial, quizá
mayoritaria y en ascenso, ya no quiere saber nada de una España empapada de
franquismo y catalanofobia. O peor aún, de una España que, a la manera
inquisitorial, ve en la existencia de una identidad nacional alternativa como
una peligrosa herejía. Ahora, una masa social resentida y organizada
aprovechará la mínima oportunidad para completar su proyecto o desestabilizar
al estado. Ya sé que soy ingenuo, porque cualquier analista venido de cualquier
sitio sabe perfectamente que es a partir del diálogo y la negociación que un
conflicto de esta magnitud puede tener algún viso de solución. Pero para ello,
la sociedad española debe arrancarse el implante que llevan puesto para poder
leer la realidad de manera objetiva.
Luis Antonio, solo un apunte, NUNCA y digo NUNCA he oído llamar a los independentistas como dice este señor,
ResponderEliminar"(no olvidemos que 6 de cada 10 españoles justifican la represión contra los independentistas, tratados como “roaches” o “cucarachas)" ¿de donde ha sacado este señor esto?
Y los independentistas encarcelados políticos o no, estaban sobradamente informados de que sus actos consttuian presuntamente un delito, decidieron libremente cometerlos y ahora tendran que asumir las consecuencias.
Quizás es que algunos independentistas a causa de un onanismo extremo que solo les permite verse el ombligo, no levantan la vista y ven al resto de España. La ultraderecha radical del independentismo esta causando un grave problema que se pudiese haber evitado si Rajoy no hubiese sido tan pánfilo, a los demás, a los causantes de esto,a los ultranacionalistas, no se les hubiera dejado tener tanto "cuartelillo", porque se escogió en castigo en vez de la prevención...
España voto la Transición en forma de Constitución y se voto por mayoría aplastante y no puede ser que una parte rompa un todo y el que debe proteger la voluntad del pueblo español, se quede mirando...
Un saludo
Yo tampoco tengo esa percepción. Sí me consta que los deseos independentistas no son bien vistos en el conjunto de España.
EliminarLos independentistas, ahora encarcelados, llevan excesivo tiempo en prisión preventiva. La Justicia, quizás por carencia de medios, es lenta en exceso y esto da pie a muchos para tenerle escasa, por no decir nula, consideración.
Saludos
Por cierto, ¿alguien se imagina que lo que han hecho estos lo hubiese hecho la gente de VOX? ¿que dirían ante una afirmación de VOX diciendo las calles son nuestras?, ¿El inmenso imbécil que es Torra también destituiría a los Mossos por emplearse?.
ResponderEliminarSi en un punto de España alguien no puede manifestarse de forma libre bajo la amenaza de estos idiotas, eso es un problema grave y si lo alienta el presidente regional, más... Ya debiera haberse intervenido la region, asi de sencillo, para garantizar los derechos de TODOS, no de una parte, y si se interviene y quieren manifestarse, que se manifiesten...
Todos los ultranacionalistas son iguales... miserables...
Un saludo...
El alumbramiento de VOX tiene mucho que ver con la radicalización independentistas. Los nacionalismos se retro alimentan entre sí. Y no puedo estar más de acuerdo con tu frase final...
EliminarSaludos
La coacción, el insulto, la descalificación, la marginación contra lo “español” han dominado la administración, la cultura, la educación, los medios de comunicación, el ambiente social que se ha hecho irrespirable para los sectores sociales que no son de pura cepa catalanes y que no aceptan ni el falso relato de la opresión y el expolio por parte del Estado español ni apoyan la independencia.
ResponderEliminarPor no decir todo, algo de eso hay...
EliminarPero quiero pensar que solo es una minoría radicalizada la que participa "clima" tan enrarecido
Rectifico: de ese "clima..."
EliminarPoco más que añadir, a raíz de lo que ya he comentado sobre esto. Me parece bien que nos lo hagas llegar, amigo Luis Antonio, así corroboramos como muchos nacionalistas se inventan una película surrealista, pero para muchos no cuela, claro.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Bastante de surrealismo hay en dicha película y no eres el único que ha llegado a esa valoración.
EliminarUn abrazo, Paco
Eso es lo que nos falta en España: debatir. Debatir de verdad. Gracias.
ResponderEliminarDebatir racionalmente y escuchar al interlocutor. Ese es el camino. Lástima que lo recorramos tan poco...
EliminarMe parece muy encomiable tu actitud y predisposición Luis Antonio, de darnos a conocer y hacernos partícipes de esa embridada de-sintonía, en toda la compleja y heterogénea catarsis, del mal fluir de la convivencia en CATALUÑA…que tiende a ser utilizada en detrimento de su desarrollo y la buena concordia; FRENANDO, IMPIDIENDO o LIMITANDO, con esa mala praxis, la no predisposición al crecimiento y expansión de ese gran pueblo, nacionalidad, autonomía, ponerle el nombre que queráis…para qué con lo acordado, consensuado, sujeto a la NORMA, dejar que la bonanza armónica sea el ADN que germine todo lo mejor que tiene y puede tener en el futuro…Un abrazo amigo Luis Antonio y FELICES FIESTAS Y PROSPERO 2019.
ResponderEliminarMuchas gracias, Dionisio. Tus cuidadas y seleccionadas palabras diestramente combinadas por tu exquisito gusto me resultan muy gratificantes y aleccionadoras.
EliminarTambién te deseo lo mejor para estas fiestas que, por encima de todos, han de ser entrañables
Un abrazo, amigo admirado
Solo un irresponsable, que da la casualidad que es el president de la Generalitat, puede invocar la vía eslovena para conseguir la independencia. El mismo irresponsable que atacó a los Mossos d'Esquadra por sus actuaciones en las manifestaciones de Girona y Terrassa, y les desautorizó sin ni siquiera esperar a una investigación que valorara la actuación.
ResponderEliminarNo sé quién eres y las siglas me confunden, pero eso no impide que pueda estar muy de acuerdo con lo que expones. Me costa que muchos que comparten su ideología independentista están en desacuerdo con sus "formas" y actitud incoherente.
EliminarSaludos