sábado, diciembre 08, 2018

Mentiras fundamentales sobre Cataluña Por Xavier Diez - 19/11/2018



(Continuación?
Con esta entrada finalizo la publicación del artículo de Xavier Diez publicado en el Diario 16. No sé si ha contribuido a aclarar ideas y dudas o a incrementarlas. Es difícil opinar sobre un tema que alimenta  más las emociones que la capacidad de raciocinio. En cualquier caso quiero que quede claro que mi propósito no ha sido otro  que provocar debate.  También poner de manifiesto, una vez más, que todo lo que sea levantar muros, destruir puentes y manifestar supremacismo de unos frente a otros me produce un gran desasosiego porque la convivencia queda inevitablemente dañada. Los nacionalismos, todos, provocan dichas secuelas. Lo repetiré una y otra vez: los patriotismos son otra cosa...

Agradezco encarecidamente todos los comentarios publicados en este espacio y también los correos electrónicos que he recibido de quienes han preferido dicha modalidad de comunicación. De lo que manifiestan unos y otros se aprende siempre.

Mentira número 5: son golpistas

Esta es el mantra más repetido por la derecha nacionalista española, que considera que el referéndum del 1 de octubre, junto con su preparación y su incardinación en el marco jurídico, así como la declaración de semanas después fue un “golpe de estado”. Resulta más que curioso que aquellos que no tienen problemas a minimizar, y en algunos casos a reivindicar el régimen franquista, sean aquellos que más se desgañiten para exigir la aplicación permanente del artículo 155.

Sí que hubo un golpe, pero fue inducido por el jefe del estado en su alocución (un implícito llamamiento a la represión) del 3 de octubre. Sus palabras fueron interpretadas como una carta blanca por parte de los cuerpos policiales y el poder judicial (y el TC) para encarcelar con cargos ficticios a buena parte de sus protagonistas, para impedir el nombramiento del presidente Puigdemont forzando vergonzosamente la legalidad o para acusar de terrorismo a quienes cortaban carreteras poseyendo pitos amarillos, como es el caso de Tamara Carrasco. Los jueces europeos no se podían creer lo que veían, de manera que diplomáticamente han desautorizado la justicia-ficción elaborada desde el Supremo, rebajándola reiteradamente por los tribunales europeos a la segunda división europea, justo al lado de Turquía.


Bonus Track núm. 2: es paradójico que, teniendo en cuenta que la generalización constitucional de las autonomías (el Café para Todos) se realizó, indiferentemente de la voluntad de la mayoría de territorios, y con un mapa autonómico surrealista, para diluir la innegable condición nacional de Cataluña y el País Vasco, a lo largo de la aplicación del 155, el único territorio sin autonomía fuera precisamente éste.
Mentira número 6: Se ha roto la convivencia

El mes pasado conocí a un joven de Ceuta que había encontrado trabajo en Girona como educador. Confesó que, cuando explicó a su familia que se venía a Cataluña, su madre lloraba desconsoladamente como si hubiera sido enviado a la Guerra del Vietnam. Llevaba ya algunas semanas aquí y pudo comprobar que todo lo que le habían explicado sobre Cataluña era mentira. Que nadie le perseguía por no hablar catalán (como sucede con el 20% de la población). La idea de la ruptura de la convivencia no es ningura realidad, sino un proyecto deliberado dirigido por Ciudadanos y que como ya confesó públicamente uno de sus líderes, Jordi Cañas, anhela la ulsterización del país. No es fácil que esto suceda, porque la sociedad catalana es sumamente compleja y heterogénea y lleva ya un siglo administrando la diversidad. En las familias, lugares de trabajo, sindicatos, comunidades de vecinos, grupos de amigos existen opiniones dispares, pero no se ha roto ninguna a causa del independentismo. Si algún núcleo familiar se ha dejado de hablar es a causa de razones mucho más profundas y personales. En entidades de la sociedad civil, como el sindicato CCOO, tras una consulta realizada este año, el 40% de los afiliados se declaran independentistas, pero no existe ningún movimiento que indique que la entidad se vaya a romper con una dirección que se, no sin cierta ambigüedad, se desmarca del independentismo. En otras palabras, a pesar de los intentos de división por parte de partidos como Ciudadanos o el PP, o la intoxicación mediática, Cataluña no se rompe, sino lo que se está rompiendo son los lazos personales, económicos y culturales con una España que parece llevar puesto el implante que contempla a los catalanes que ejercen como tales como “roaches” o cucarachas. Porque buena parte de los catalanes, sean independentistas o no, están bastante hartos de un estado que se esfuerza en mostrar a diario su hostilidad y que posee un doble rasero a la hora de tratar a sus ciudadanos. No es normal que una chica como Tamara Carrasco, que ha participado en un corte de carreteras y se le haya encontrado en casa “una careta de Jordi Cuixart y un pito amarillo”, haya sido acusada de “terrorismo” por la Audiencia Nacional, y en cambio, un ultraderechista, amigo de la Guardia Civil, con un gran arsenal de armas de juego y que tenía planificado atentar contra el presidente de gobierno, no sea considerado terrorista.
Bonus Track núm. 3. Se ha hablado de acoso y agresiones a unionistas, e incluso se ha magnificado el hecho que al juez Llarena se le haya pintado de amarillo el portal de su casa. Pero lo cierto es que los actos de violencia registrados van en una única dirección. Tras los 1.066 heridos del 1 de octubre contra los ciudadanos que pretendían votar, según el prestigioso Anuari.Cat, se registraron, entre octubre de 2017 y febrero de 2018, 139 incidentes violentos de carácter ideológicos, todos ellos ejecutados por la ultraderecha, entre los cuales, varias veces han participado personal de las fuerzas policiales del estado. Ello ha implicó decenas agresiones físicas por llevar lazos amarillos y un total de 101 heridos de diversa consideración. Uno de los periodistas más destacados en el conocimiento de la ultraderecha (y uno de los más amenazados de Europa) fue agredido por un agente de policía de paisano, entre multitud de testigos y pruebas gráficas, al grito de “Arriba España” y “Viva Franco”. En los días de octubre, varios coches de ciudades como Girona, Cassà o Verges aparecieron con las ruedas pinchadas. Precisamente en Verges, ciudad natal de Lluís Llach ha sido atacada varias veces por comandos ultraderechistas. El coche particular de la diputada republicana Jenn Díaz fue destrozado, Catalunya Ràdio y una escuela de Barcelona fue asaltada violentamente por una manifestación ultra y así un sinfín de situaciones silenciadas en los medios españoles. Desde este punto de vista, el nacionalismo español busca desesperadamente romper la convivencia.

Mentira número 7: No hay presos políticos ni exiliados, sino políticos presos y huidos de la justicia
Sé que esto es duro para muchos españoles que tienen en alta estima su país. Pero, tras los acontecimientos de octubre, el “a por ellos judicial” implica que personas de una calidad humana intachable han sido encarcelados preventivamente por formar parte de un gobierno, desconvocar una manifestación o permitir un debate en el Parlament, lo que contrasta, por ejemplo, con el caso de la Manada u crímenes de gravedad extrema o corrupción evidente. La situación se entiende únicamente a partir de las instrucciones jerárquicas de una judicatura, que, en los niveles estratégicos, mantiene un franquismo evidente, y probablemente tiene mucho que ver con instrucciones tácitas de una jefatura del estado que no oculta su odio hacia unos catalanes, que en más de un ochenta por ciento se declaran republicanos. Amnistía Internacional, 40 premios Nobel, magistrados alemanes, belgas, suizos o británicos han denunciado lo que los medios españoles se obstinan en reconocer: son presos políticos y exiliados. A cualquier profesor o catedrático de derecho le estalla la cabeza ante este acto de derecho-ficción. Pero, por si hacía falta alguna indicación más, los varapalos judiciales europeos a la hora de negar todas las extradiciones hacia los líderes independentistas exiliados, han dejado a la judicatura española a la altura de la turca. De hecho, no creo nada casual que a Felipe VI le sentaran al lado del presidente Erdogan en la ceremonia del centenario del final de la Primera Guerra Mundial. Incluso el Supremo ha retirado las euroórdenes ante la evidencia, lo que implica claramente que en ningún caso sean “huidos”, puesto que pueden circular por todo el mundo menos en un país llamada España y en una Cataluña donde se aplica, a la práctica un “estado de excepción”.

Bonus Track núm. 4: Es bien conocido que antes del 1 de octubre, uno de los juzgados de Barcelona se dedicó a investigar ilegalmente al mundo independentista, y que tras el “a por ellos judicial”, se encausó a más de 1.200 personas por cosas del estilo “alcaldes que firman manifiestos”, tuiteros, manifestantes o maestros que fueron denunciados, a instancias de los mandos de los cuarteles, o por páginas web anónimas por supuesto adoctrinamiento. En otros términos, una “causa general” contra el independentismo y los “delitos de opinión”. En el momento en que estos casos han pasado por jueces ordinarios, todo ha sido archivado. A pesar del deterioro del sistema judicial, la mayoría de magistrados no parecen dispuestos a sacrificar su integridad profesional y ética (a pesar de que ello les impida progresar en su carrera). Por cierto, todo forma parte de una trama destapada por periodistas denominada “Operación Cataluña”, a cargo de políticos conservadores y cloacas del estado. Este conjunto de informaciones periodísticas probadas y contrastadas se resumieron en un documental que se pasó en Cataluña y el País Vasco, y que ha sido vetado por las televisiones generalistas.


Mentira número 8: Nadie reconocerá a Cataluña / Cataluña nunca será independiente
Resulta muy arriesgado, en política, o en la vida en general, utilizar el futuro imperfecto. Ni quien esto lea, ni quien escribe posee la facultad de adivinar el futuro. Pero con cierta formación y honestidad intelectual podemos intentar aprender del pasado y comprender el presente. Ahora que se cumplen cien años del final de la primera guerra mundial es necesario saber que en Europa se ha pasado de 26 estados independientes a 51, lo que implica un promedio de uno cada cuatro años. Y, aunque cada caso tiene sus peculiaridades, se repite un mismo patrón: un estado grande y plurinacional incapaz de administrar su diversidad. A diferencia de dos décadas atrás, en Cataluña existe una masa social suficientemente amplia que ha abrazado el independentismo como proyecto, lo que supone una espada de Damocles sobre Madrid y que hace de España un estado tremendamente frágil y vulnerable. Es cierto que a ningún país europeo u occidental le hace demasiada ilusión la independencia de Cataluña. Pero la regla número uno de las relaciones internacionales es el interés; i la número dos, la hipocresía. Varios gobiernos pueden utilizar el “conflicto interno” para presionar a las autoridades españolas para conseguir favores o tratados que les suponga un beneficio (y que perjudiquen a la sociedad y la economía española). De hecho, ya está pasando, cuando la flota rusa ha podido reabastecerse en las colonias españolas del norte de África. Y, por supuesto, el reconocimiento de Cataluña no se producirá… hasta que se produzca. La actuación burda y estúpida del gobierno español ha acelerado, además, la degradación de su prestigio internacional (la presencia de España ya se ha visto afectada a partir de la relegación en varios organismos internacionales como la OSCE o la UE) y su situación diplomática (especialmente gracias a ministros de competencia discutible como Margallo o Borrell) lo hace estar en una situación de debiliad. En contraposición, la forma cómo Canadá, con un problema parecido, encaró el conflicto, mediante un referéndum, unas reglas claras y una negociación posterior hizo de este país norteamericano una potencia más sólida que antes de 1980.

Mentira número 9: los catalanes son supremacistas / nacionalistas / nazis, …

Esta ha sido una de las más repetidas últimamente al más puro estilo goebbeliano. Se fundamenta probablemente en el hecho tradicional de que Cataluña es una sociedad tradicionalmente más urbanizada que España y que ciertamente algunos sectores del catalanismo no siempre han sido muy diplomáticos en su relación con Andalucía. Ciertamente, personajes como Antoni Duran Lleida (por cierto, un reconocido unionista y representante de lo más rancio y apolillado de la antigua burguesía catalana) utilizó en más de una ocasión los tópicos sobre andaluces vagos. Pero la realidad es bastante diferente: la propia Constitución establece una asimetría en las relaciones entre lenguas y culturas: obliga a conocer el español, pero no el catalán, al cual trata como lengua de segunda fila. Es más, el estado ha saboteado cualquier intento de que éste, con más de diez millones de hablantes (y que es hablado por uno de cada cinco ciudadanos del estado), sea oficial en España o en la Unión Europea, donde sí que lo es el maltés, el esloveno o el finés, con muchos menos hablantes. Además, el trato del estado al catalán se ha caracterizado por un desprecio sistemático. Resulta muy sintomático que existan más cátedras universitarias de catalán en Alemania que en la España monolingüe. Los catalanes no se sienten superiores a los españoles, ni a los portugueses, ni a los argentinos, sino algo que parece molestar mucho más: iguales. Es España la que se niega a dar un trato igualitario, de nación a nación. Es cierta incapacidad ontológica de aceptar de que Cataluña es una nación que, de acuerdo con las teorías de Bennedict Anderson, Ernest Gellner, Anthony Smith hace que este territorio y las personas que lo componen se puedan identificar como tales. Incluso la floja definición de la Real Academia de la Lengua “conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan la misma lengua y poseen una tradición común” se acomoda a una realidad objetiva. Sí, ciertamente muchos tienen tatuada la creencia que los catalanes se han inventado su pasado y que hablan catalán para fastidiar. Pero creer en ello no significa que la realidad no pase por encima del deseo del nacionalismo español de homogeneizar el estado al más puro estilo francés.
Desde el nacionalismo banal de quien posee un estado (Michael Billig nos recuerda que son éstos quienes disimulan su nacionalismo a partir considerar la exhibición de sus símbolos como algo natural), se considera a quien no comulga con la idea cuasi religiosa de la unidad de España como un hereje, y utiliza el apelativo de “nacionalista” para desacreditarlo. Pero, como ya hemos señalado, Cataluña es una sociedad plural y compleja y sus deseos de independencia responden a un proyecto de ruptura respecto a un estado hostil y autoritario. Para ello han desarrollado unas redes de sociedad civil que permiten movilizarse activamente por cientos de miles. En vez de tratar de entender por qué hay tantas personas que ya no quieren ser españolas, buena parte de la opinión pública y publicada ha decido relacionarlas con la Alemania nazi… paradójicamente por parte de un estado que acogió a miles de ellos, que fue construida en su forma actual mediante el franquismo, y que utiliza la represión para tratar de mantener un statu quo crecientemente discutido.

Apunte final: España debería visitar al psicoanalista
En este apagón informativo / implante cerebral que rige la conducta de buena parte de la sociedad española (no olvidemos que 6 de cada 10 españoles justifican la represión contra los independentistas, tratados como “roaches” o “cucarachas”) hay datos que muchos, diría que casi todos, desconocen. Si hablamos de la Cataluña contemporánea, exceptuando a José Montilla (2006-2010), todos, absolutamente todos los presidentes catalanes han sido víctimas de la represión del estado. Prat de la Riba, primer presidente de la Mancomunidad (una pre-autonomía anterior a la República, entre 1914 y 1924) murió prematuramente a causa de los diversos encarcelamientos en su etapa de líder catalanista. Francesc Macià (1931-1933) fue exiliado y encarcelado varias veces. Lluís Companys (1933-1940) fue encarcelado, exiliado, entregado por la Gestapo a España, y finalmente fusilado. Josep Irla (1940-1954) fue exiliado y su patrimonio robado por el franquismo. Josep Tarradellas (1954-1980) pasó 38 años en el exilio. Jordi Pujol (1980-2003) fue represaliado por el franquismo y pasó algunos años en prisión. Pasqual Maragall (2003-2006) fue defenestrado por el partido socialista, y cruelmente difamado por los medios españoles. Artur Mas (2010-2016) ha sido procesado y finalmente le han incautado su patrimonio en un acto de venganza del estado. Y, Carles Puigdemont también ha tenido que exiliarse. ¿Qué le pasa a España con los catalanes?
Durante siglos, Cataluña ha buscado inútilmente su encaje con el estado. Pero las cosas han cambiado, probablemente de manera definitiva. Una parte substancial, quizá mayoritaria y en ascenso, ya no quiere saber nada de una España empapada de franquismo y catalanofobia. O peor aún, de una España que, a la manera inquisitorial, ve en la existencia de una identidad nacional alternativa como una peligrosa herejía. Ahora, una masa social resentida y organizada aprovechará la mínima oportunidad para completar su proyecto o desestabilizar al estado. Ya sé que soy ingenuo, porque cualquier analista venido de cualquier sitio sabe perfectamente que es a partir del diálogo y la negociación que un conflicto de esta magnitud puede tener algún viso de solución. Pero para ello, la sociedad española debe arrancarse el implante que llevan puesto para poder leer la realidad de manera objetiva.




15 comentarios:

  1. Luis Antonio, solo un apunte, NUNCA y digo NUNCA he oído llamar a los independentistas como dice este señor,
    "(no olvidemos que 6 de cada 10 españoles justifican la represión contra los independentistas, tratados como “roaches” o “cucarachas)" ¿de donde ha sacado este señor esto?

    Y los independentistas encarcelados políticos o no, estaban sobradamente informados de que sus actos consttuian presuntamente un delito, decidieron libremente cometerlos y ahora tendran que asumir las consecuencias.

    Quizás es que algunos independentistas a causa de un onanismo extremo que solo les permite verse el ombligo, no levantan la vista y ven al resto de España. La ultraderecha radical del independentismo esta causando un grave problema que se pudiese haber evitado si Rajoy no hubiese sido tan pánfilo, a los demás, a los causantes de esto,a los ultranacionalistas, no se les hubiera dejado tener tanto "cuartelillo", porque se escogió en castigo en vez de la prevención...
    España voto la Transición en forma de Constitución y se voto por mayoría aplastante y no puede ser que una parte rompa un todo y el que debe proteger la voluntad del pueblo español, se quede mirando...
    Un saludo

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    1. Yo tampoco tengo esa percepción. Sí me consta que los deseos independentistas no son bien vistos en el conjunto de España.

      Los independentistas, ahora encarcelados, llevan excesivo tiempo en prisión preventiva. La Justicia, quizás por carencia de medios, es lenta en exceso y esto da pie a muchos para tenerle escasa, por no decir nula, consideración.

      Saludos

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  2. Por cierto, ¿alguien se imagina que lo que han hecho estos lo hubiese hecho la gente de VOX? ¿que dirían ante una afirmación de VOX diciendo las calles son nuestras?, ¿El inmenso imbécil que es Torra también destituiría a los Mossos por emplearse?.
    Si en un punto de España alguien no puede manifestarse de forma libre bajo la amenaza de estos idiotas, eso es un problema grave y si lo alienta el presidente regional, más... Ya debiera haberse intervenido la region, asi de sencillo, para garantizar los derechos de TODOS, no de una parte, y si se interviene y quieren manifestarse, que se manifiesten...
    Todos los ultranacionalistas son iguales... miserables...

    Un saludo...

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    1. El alumbramiento de VOX tiene mucho que ver con la radicalización independentistas. Los nacionalismos se retro alimentan entre sí. Y no puedo estar más de acuerdo con tu frase final...

      Saludos

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  3. O' Neyll:10:42 p. m.

    La coacción, el insulto, la descalificación, la marginación contra lo “español” han dominado la administración, la cultura, la educación, los medios de comunicación, el ambiente social que se ha hecho irrespirable para los sectores sociales que no son de pura cepa catalanes y que no aceptan ni el falso relato de la opresión y el expolio por parte del Estado español ni apoyan la independencia.

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    1. Por no decir todo, algo de eso hay...

      Pero quiero pensar que solo es una minoría radicalizada la que participa "clima" tan enrarecido

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    2. Rectifico: de ese "clima..."

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  4. Poco más que añadir, a raíz de lo que ya he comentado sobre esto. Me parece bien que nos lo hagas llegar, amigo Luis Antonio, así corroboramos como muchos nacionalistas se inventan una película surrealista, pero para muchos no cuela, claro.
    Un abrazo!!

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    1. Bastante de surrealismo hay en dicha película y no eres el único que ha llegado a esa valoración.

      Un abrazo, Paco

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  5. Eso es lo que nos falta en España: debatir. Debatir de verdad. Gracias.

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    1. Debatir racionalmente y escuchar al interlocutor. Ese es el camino. Lástima que lo recorramos tan poco...

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  6. Me parece muy encomiable tu actitud y predisposición Luis Antonio, de darnos a conocer y hacernos partícipes de esa embridada de-sintonía, en toda la compleja y heterogénea catarsis, del mal fluir de la convivencia en CATALUÑA…que tiende a ser utilizada en detrimento de su desarrollo y la buena concordia; FRENANDO, IMPIDIENDO o LIMITANDO, con esa mala praxis, la no predisposición al crecimiento y expansión de ese gran pueblo, nacionalidad, autonomía, ponerle el nombre que queráis…para qué con lo acordado, consensuado, sujeto a la NORMA, dejar que la bonanza armónica sea el ADN que germine todo lo mejor que tiene y puede tener en el futuro…Un abrazo amigo Luis Antonio y FELICES FIESTAS Y PROSPERO 2019.

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    1. Muchas gracias, Dionisio. Tus cuidadas y seleccionadas palabras diestramente combinadas por tu exquisito gusto me resultan muy gratificantes y aleccionadoras.


      También te deseo lo mejor para estas fiestas que, por encima de todos, han de ser entrañables


      Un abrazo, amigo admirado

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  7. Solo un irresponsable, que da la casualidad que es el president de la Generalitat, puede invocar la vía eslovena para conseguir la independencia. El mismo irresponsable que atacó a los Mossos d'Esquadra por sus actuaciones en las manifestaciones de Girona y Terrassa, y les desautorizó sin ni siquiera esperar a una investigación que valorara la actuación.

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    1. No sé quién eres y las siglas me confunden, pero eso no impide que pueda estar muy de acuerdo con lo que expones. Me costa que muchos que comparten su ideología independentista están en desacuerdo con sus "formas" y actitud incoherente.


      Saludos

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