No habrá convivencia pacífica mientras seamos incapaces de relativizar la trascendencia infundada que damos a conceptos diferenciadores
como la raza, el sexo, la clase social, las ideologías, las religiones, las
nacionalidades...Lo que tenemos en común los seres humanos, que no es poco, es lo que debería imperar en nuestra mente y en nuestros afectos.
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De ANGIE para LUIS ANTONIO
"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".
el beso que se entrega
cuando hay querer".
Grandes realidades. Muchas personas de buena fe, encerradas en nuestras respectivas prisiones emocioculturales, nos preguntaríamos cómo hacerlo. Existen diversas maneras, algunas tristemente drásticas. A veces nada como una experiencia dolorosa para ampliar la toma de conciencia de algun@s, suponiendo que sus neurotransmisores tengan un funcionamiento "normalito".
ResponderEliminarUn saludo Juan Antonio, y SI, Teruel, bellísimo espacio, existe.
Quizás lo que proceda sea ser coherentes con estos principios o buenos deseos dentro del entorno cotidiano en que nos movemos. No es poco, ¿eh? Aspirar a más está bien, pero hay que ser realistas y conscientes de nuestras limitaciones.
EliminarSaludos cordiales
No veo nada claro que esos buenos deseos puedan realizarse. La verdad es que soy muy pesimista sobre la realidad que nos rodea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tampoco yo los veo claros, pero sigo alimentándolos con realismo no exento de cierta dosis de esperanza. En la realidad que nos rodea hay de todo, ¿no?
EliminarAbrazos
Agradezco tu texto que suscribo plenamente. No soy pesimista,la realidad es mala pero tenemos la obligación de mejorarla aportando nuestro grano de arena y alejándonos del esteticismo esceptico que muchas veces es solo una mera justificación por la incapacidad de actuar.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis Antonio.
Me alegra que coincidamos en un asunto controvertido. Por supuesto hay que poner los medios, porque eso del "maná" que cae del cielo es un mito...
EliminarUn abrazo, Dr. Krapp
ESTO viene a cuento de lo que me dices en tu anterior comentario , y para que no tengas que imaginarte cuanto NOS cuesta el Senado te diré que " oficialmente " NOS cuesta algo mas de 53 millones de euros Saludos LUISANTONIO
ResponderEliminarSalvo que me falte información sobre las bondades de esta Cámara, considero que es un dinero que podría tener otros fines de carácter más social. En este país sobran diputados, senadores...tanto del Estado como de las comunidades.
EliminarSaludos
Me haces reflexionar con tu breve texto, debería primar ante todo no las ideologías ni clases sociales, sino el corazón las personas.
ResponderEliminarBesos y feliz tarde, estimado Luis Antonio.
El corazón y los valores éticos, María. Y el sentido común
EliminarMuchos Besos
Y eso comienza siempre por el diálogo sincero.
ResponderEliminarEl problema es que con harta frecuencia nos escuchamos más a nosotros mismos que a los demás...Eso no es diálogo. Si acaso, monólogo autocomplaciente...
Eliminar
ResponderEliminarTu afirmación Luis A., será posible y siempre deseable, partiendo del pragmatismo dado, acordado, aceptado y válido para desde el RESPETO al mismo y al diferente, persista la RESPONSABILIDAD inherente a cada uno y siempre aceptando las consecuencias sin el medro a costa del otro, en buena lid, alcanzando ese bien posible en el pacto volitivo de una tangible realidad…, nunca traumática sino edificante, en aras de un bien SOLIDARIO que haga de la tolerancia bandera y que del sentimiento ennoblecido aflore lo mejor de todos y compartido: CULTURA en don sin límites.
Un abrazo
También comparto tus buenos deseos expresados, como acostumbras, con un lenguaje excelso.
EliminarUn abrazo Dionisio
Creo que la convivencia pacífica lleva amenazada, llegando a deshacerse muchas veces, desde el propio comienzo de la humanidad.
ResponderEliminarEn nuestra larga historia siempre existió el conflicto, la tensión y las guerras. Con el paso de los tiempos hemos aprendido a vivir con una razonable tolerancia, pero nuestras más altas cotas de paz alcanzadas… nunca han dejado de ser un estado de “calma tensa”, apunto de estallar a la mínima perturbación.
Relativizar la trascendencia de las cosas es sinónimo de restarse importancia uno mismo, desterrar el etnocentrismo, no considerarse el ombligo del mundo (esto es la antítesis del pensamiento nacionalista, el racismo… etc), y muchos, muchísimos, no están por la labor de someterse a tal cura de humildad, y los primeros que no hacen ese gesto de cara a la galería, y son los que más tendrían que hacerlo, son los dirigentes políticos.
Las sociedades se han especializado en vivir sobre el cable de un funambulista, siempre con un equilibrio muy precario, todo se sostiene sobre una gran fragilidad. En todo caso, la humanidad perdería su sentido el día que dejase de encaminarse hacia la pacífica convivencia, por muy utópico que se antoje.
Cuídate, amigo Luis Antonio.
Es cierto lo de la eterna amenaza que sufre la convivencia, pero hay que seguir aspirando a ella y poner todos los medios que estén a nuestro alcance.
ResponderEliminarLos nacionalismos, todos, son peligrosos y dañan la convivencia entre los pueblos. En Europa sabemos bastante de ello. Dos guerras que acabarán siendo mundiales estallaron por culpa de los nacionalismos insaciables en su deseo de ampliar fronteras, someter a otros pueblos... Y estamos hablando del llamado Primer Mundo...
Seguiremos en la brecha, luchando por utopías. ¿Cabe otra opción más digna?
Un gran abrazo, amigo Paco.