sábado, febrero 04, 2017

MONOLOGUEANDO SOBRE EL MONÓLGO



El ser humano es sociable y necesita comunicarse, pero con frecuencia se encuentra solo. Entonces, habla consigo mismo. A eso, y a partir del siglo XX,  se le viene llamando “monólogo interior”. Es, pues, tan antiguo como la humanidad. A los que monologan en voz alta se les llama algo peor, salvo que estén hablando con el móvil camuflado.  Conviene ser libres, pero discretos. Hay mucha incomprensión y demasiados prejuicios.  El monólogo pretende combatirlos. En la práctica se trata de una conversación, más o menos audible o incluso silenciosa, que mantiene una persona consigo misma, fingiendo que es su interlocutor. Una manera de consolarse o de hacerse compañía como otra cualquiera. A veces el monólogo es más ambicioso y pretende reflexionar en voz alta y a solas. El monólogo se ha hecho famoso desde el momento en que se convierte en técnica literaria que trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas, el pensamiento libre verbalizado, caótico, quebrantamiento de la lógica, dispersión, pasear por los ámbitos desconocidos de la mente, dar cauce al inconsciente, ejercicio de salud mental, asociaciones libres de ideas desordenadas y palabras sin control, fluir de conciencia, soledad, escritura automática, ausencia de prejuicios y censura, expulsión de obsesiones, de demonios... El Ulises joyciano puede resultar insufrible, pero el monólogo de Molly Bloom, mujer espléndida y procaz, es único, tiene entidad propia. Igual que las Olas y la Dalloway de Wolf con personajes desbocados que vomitan sus depresiones por la violencia bélica y el menosprecio que sufría la mujer. ¿Qué decir de las cinco horas flagelantes ante el féretro del  Mario de Delibes con reproches que esconden la necesidad de expiar la propia culpa? ¡Pobre Carmen! Examen de la condición humana, mirar hacia dentro, escuchar y expresar la voz interior, increpaciones exaltadas e insultos incontenidos, imaginación desbordada, conciencia en movimiento, tal vez invención literaria, creatividad sin límites ni aduanas, ruptura de reglas morales, sociales, ortográficas. Todo eso y más es el monólogo. Con frecuencia practico el monólogo interior. Para escuchar las sandeces y exabruptos de según quienes, me quedo con los propios...


21 comentarios:

  1. Confieso que, en voz alta y a solas, es una de mis prácticas favoritas desde mi niñez, y he leído que, en contra de lo que se piensa y se dice acerca de quienes lo practicamos, es sumamente saludable, aunque en mi caso resulta inevitable por lo natural que me resulta a estas alturas.

    Un beso, Luis Antonio.

    Fer

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    1. Yo nunca lo hago en voz alta. Quizás por prejuicios o por temor a perder intimidad conmigo mismo. Lo hago, sobre todo, cuanto intento conciliar el sueño o cuando tengo algún momento de paz que me permite esa auto-dedicación.

      Se dicen muchas cosas sobre las "bondades" del monólogo interior: desde quienes lo asocian con enfermedades mentales hasta los que lo asocian con personas de gran prestigio que hablaban para sí mismas. Einstein "solía repetir sus frases a sí mismo en voz baja"...

      Muchos besos, Fer

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  2. Bonita disertación sobre el monólogo, Luis Antonio.

    Además es una actividad saludable, como indica Fer PAZ.

    Verbalizar aquello que discurra por tu cabeza, ya sean sesudas cuestiones o trivialidades, es una necesaria toma de conciencia con uno mismo, contextualiza tu existencia en el "aquí y el ahora" y por supuesto más allá de ese marco.

    A veces lo utilizo para dicerme a la cara que soy un gilipollas, o un tío estupendo, faltaría más.

    "Claros del bosque" de María Zambrano es un monólogo en el que me gusta adentrarme.

    Un abrazo, amigo.

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    1. Verbalizar, sí, pero solo con la mente. No hay necesidad de recurrir a la expresión fonética. Cuanto más interior e íntimo sea, mejor.

      Si uno no se dice a sí mismo lo que piensa, no lo hará con nadie. Creo que somos o debemos ser nuestros auto interlocutores más fiables. Poder ser sincero sin prejuicio alguno es forzosamente saludable. Hacer teatro continuamente agota. Creo.

      Muy buena María Zambrano, un a de las figuras capitales del pensamiento español del siglo XX. Menos mal que, al retorno de su exilio, se le hizo justicia con los premios Príncipe de Asturias y Cervantes...Añora a personas de esta entidad, buscares de principios morales y formas de conducta que se puedan aplicar a la vida cotidiana.

      Otros autores de buenos monólogos: Luis Martín Santos, Juan Goytisolo, Samuel Becketñ, William Falkner, Albert Cohen...

      Un abrazo, Paco

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    2. "Buscadores" (perdón)

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  3. Cuando el interlocutor, amigo Luis A., no está al alcance…, surge la comunicación monologar, en general, los blogs tiene este papel, y el género epistolar también se puede contemplar como tal, al igual que la proyección poética (que abierta al universo) juega a su vez en ese rol…pero el beneficio intrínseco que genera, le da verosimilitud y grandiosidad…
    Un abrazo

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    1. Yo también estoy convencido de ese beneficio que genera esta especie de viaje por ese continente virgen, verdadera patria de todos los sueños y todas las musas.

      Sin duda la práctica del monólogo interior nos permite ahondar en la parte más profunda, enigmática y verdadera del espíritu...

      Un abrazo, Dionisio

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  4. Excelente entrada.
    Y sí, deberíamos monologar más. Machado nos dio la razón de por qué hacerlo.

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    1. Muchas gracias, Pedro. Ahora mismo no caigo a qué razón de Machado haces alusión. ¿Te refieres, quizás, a "Un olmo seco"?

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  5. Es bueno de vez en cuando escucharse y aplacarse, quien mejor nos conoce: que nosotros mismos¿o no?.

    Feliz semana

    Un abrazo.

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    1. Escuchar a los demás y a uno mismo es saludable y enriquecedor. No tengo la menor duda. Sin embargo no lo practicamos lo que deberíamos. Al menos, en mi caso

      Abrazos, Bertha

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  6. Un bonito monólogo escrito sobre el monólogo hablado y que conste que en un principio pensé que ibas hablar de los monologuistas cómicos que tanto afloran en la televisión y en los teatros desde la crisis, quizás porque un tipo en un escenario es más económico que otras posibilidades. Monologuistas, éstos, que me cansan bastante ya que salvo contadas y maravillosas excepciones, son simples difusores de tópicos y lugares comunes.
    Comparados con ellos, los ejemplos que has puesto, como el monólogo final de Molly Bloom en el Ulises -no tan insufrible , por favor- de Virginia Wolf, de Cinco horas con Mario o el monólogo de Hamlet de donde debió nacer todo, nos han ofrecido al mundo la primera comprensión experimental de como funciona nuestra mente con tanto éxito como para alimentar gran parte de la mejor literatura de los últimos ciento y pico años.

    Un abrazo.

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    1. Pues debes tener razón y hay que buscar más allá del siglo XX para hallar un ejemplo tan clásico y tan reconocido como el de Hamlet.

      "El perro del hortelano" de Lope de Vega también presenta varios sonetos que pueden considerarse monólogos...

      Pero todos conocemos los más singulares y que ya se han citado anteriormente.

      Tampoco soy muy devoto seguidor de esa especie de monólogos cómicos que llevan a cabo algunos actores como técnica teatral. Quizás porque no abundan los notables en este género.

      Una abrazo, amigo Krapp

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  7. jajaja pues mira, mi querido LUIS ANTONIO, no te imagino yo monologando contigo mismo por mucha sandez que se escuche fuera, que es verdad jajaja ni siquiera yo que soy un lorito suelo hacerlo, al menos no en voz alta .. dentro de mi, es constante lo que gorjea mi pobre cabeza. Sin embargo tengo una duda y aprovecho la ocasión ya que tu eres profe especialista en lenguaje ... estos magistrales discursos de los que hablas, sobre todo el de Molly Bloom que es de lo poquito que conseguí leer cómoda y fácil del Ulises, el resto - nunca lo terminé - fue sufriendo, aun cuando como con el Quijote reconozca su valor, es otro libro que ha podido muchísimo más que mis ganas :-) te decía, en realidad ¿ no es un soliloquio? ¿en qué se diferencia un monólogo de un soliloquio? no sé si son sinónimos o existen diferencias entre ellos ... suponía que un monólogo era cuando se verbalizaba en voz alta y soliloquio cuando el monólogo era interior... no sé, ya me ilustraras tú. Cinco Horas con Mario, preciosísima novela .. aunque a mi Carmen se me atragantó como personaje ; ) ... hay que ser muy bueno para mantener la atención del lector durante un monólogo extenso de hecho, cuando alguien no permite meter baza en una conversación es el típico reproche que se hace .. a ver, deja de monologar, que aburres ; )

    Tú no, ni mucho menos tus entradas ... de hecho ya volveré para aprender de tus enseñanzas si eres tan amable de aclarar mis dudas ... mil besos LUIS ANTONIO ...
    Aunque a mi siempre me guste más dialogar que monologar, más que nada porque mis sandeces me las conozco de carrerilla ; )

    MmmuaaaksS!

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    1. Un MONÓLOGO (mono = uno, logos = palabras) es un SOLILOQUIO: alguien que habla solo o consigo mismo.

      En un MONÓLOGO INTERIOR no habla nadie : son pensamientos caóticos y dispersos, los que tenemos que describir. No hay necesidad de ajustarse a las normas... Para muchas personas es casi imposible escribir un monólogo interior lo bastante caótico como para que parezca eso: un monólogo interior.

      El monólogo interior no es una invención literaria, sino algo que nos sucede a todos los humanos. El cerebro nunca deja de trabajar (ni en sueños), y está permanentemente "hablando", sin posibilidad de hacerlo callar ni un instante. Lo que sí se ha inventado, como expongo en la entrada, es la técnica literaria, gracias sobre todo a James Joyce.

      Así pues, estimada María, tú debes hallarte entre las personas que más habla si sumas lo que hablas consciente con lo inconsciente... Ja, ja, ja.

      Espero haber aclarado alguna de tus dudas. Es normal asociar todos estos términos que tienen bastantes aspectos en común.

      Muchos besos, estimada y simpática María



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    2. Mil gracias mi querido profe, aunque debo estar muy espesa yo hoy porque no veo la diferencia, si es que la hay... y sí.. jaja no tengas la más mínima duda que soy una máquina de destrucción masiva de palabras, verbalizadas o solo pensadas .... buuufffff mi mente es como una olla exprés, absolutamente incombustible ; )

      MmuaaaaksS!

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    3. La diferencia es muy sutil, pero existe: verbalizar no es lo mismo que pensar. El problema se plantea cuando decimos que también se llama monólogo interior a la técnica literaria que trata de reproducir con signos lingüísticos esa especie de caos mental...

      Más besos

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  8. Tengo que confesar que lo practico mucho, unas veces con cierto nivel y otras veces es un runrun sobre cuestiones cotidianas bastante intrascendente. Estoy contigo en que para lo que hay que oír fuera, mejor el refugio interior.

    Abrazos!!

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    1. Si te planteas lo de nivel, restas espontaneidad...

      Besos

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  9. Me gusta escucharme y hablar conmigo misma desde mi interior, como si fuera una reflexión, o como se quiera llamar, a mí me parece que aprendemos mucho de nosotros mismos, el saber escucharnos primeros a nosotros mismos, y deberíamos hacerlo más frecuentemente.

    Siempre interesantes tus temas, amigo Luis Antonio.

    Un beso.

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    1. Escuchar es una gran virtud que no tiene la consideración que debiera. Escuchar a todos y a uno mismo enseña

      Muchos besos, María

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