Días atrás exponía en esta
bitácora la frase: "A veces me
pregunto si nos incluimos cuando clamamos por el cambio de todo". Posteriormente
he descubierto que Tolstoi ya la enunció hace tiempo con otro ropaje: "Todos piensan en cambiar el mundo y
nadie en cambiarse a sí mismo". Seguro que a lo largo de la historia
no pocos han manifestado este concepto con unas u otras palabras, pero con el
fondo muy común. Vuelvo a hacer hincapié en este
pensamiento porque sigo albergando
muchas dudas sobre el grado de coherencia que se da entre nuestros deseos y lo
que hacemos a título personal y colectivo.
Estamos de acuerdo en que la
situación actual por la que atraviesa este país, más que regeneración, exige
cambios profundos y estructurales. Las
formas y los fondos de la política han de transformarse para que no acaben
resquebrajándose los cada vez más efímeros cimientos que sustentan la
democracia. Han de modificarse las reglas de juego. Han de renovarse las
instituciones y plantearse si todas tienen razón de ser. Hay que exigir
ejemplaridad a los que nos representan. Hay que potenciar los mecanismos de control
de las decisiones públicas que se financian con el dinero de todos los
contribuyentes. Se tiene que seleccionar
con más tino y rigor a los que imparten justicia para que puedan ejercer su
función con equidad y no aplicando la ley del embudo: lo ancho para los de
arriba y lo estrecho para los de abajo...Podría seguir ampliando esta lista
durante páginas y más páginas, pero quedaría inconclusa y no serviría de nada
si no añadiese que nosotros, los ciudadanos, también deberíamos hacérnoslo
mirar...
Los ciudadanos, con nuestra falta
de autocrítica y latente pasividad, somos cómplices. No albergo la menor
duda... Cómplices de la decrepitud
moral, ética y política que se palpa en nuestro entorno desde hace ya
unos años. A veces llego al extremo de pensar que no somos mucho mejores que
quienes dicen representarnos... Otras, en cambio, veo que las cosas pueden y
deben cambiar si nos implicamos más, mostramos actitudes de compromiso, recuperamos el tono reivindicativo y otorgamos
el voto a quienes, hasta la fecha, no se han hecho acreedores de sospechas e
imputaciones delictivas... Cambiar de actitud y de papeleta no es sinónimo de
garantía, cierto. Perseverar en "más
de lo mismo" supone reincidir en lo ya conocido y que conduce inevitablemente
a la exacerbación de las desigualdades y a la reducción, si todavía cabe, de lo poco
que resta del ya más que menguado patrimonio del "bienestar
social"... Ese y no otro es el reto que tenemos ante las próximas
convocatorias a las urnas... Y no es baladí.
Estamos frente a la misma tesitura en mi país, salvando todas las distancias que los aventajan a Ustedes. Me llevo las citas y el placer de compartir este pensar en voz alta e intercambiar pareceres que tan bien me hace, por cierto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. estimado Luis Antonio.
Fer
Compartir pareceres siempre enriquece. Sin embargo, lo que no debe consolarnos nunca es el mal ajeno...Sigo la actualidad social y política de Argentina y espero y deseo que se atisbe, como mínimo, algún conato de luz en el horizonte...
EliminarAbrazos, Fer
Un buen comentario el tuyo, es así... Para cambiar el mundo, hay que empezar por nosotros mismos, por no caer en lo que criticamos. Y no se puede arreglar el mundo con palabras, sin acciones...
ResponderEliminarMuchos besos
El cambio nos implica a todos cuando la realidad es ampliamente cuestionada y esperemos que sea para bien...Sin cambio, no habría progreso, pero es cierto que el cambio no siempre lo garantiza.
EliminarBesos, Carmen
Tolstoi como anarquista individualista (interesante la lectura de Henry D. Thoreau) incidía en la importancia de la revolución interior, comparto esta necesidad que no es incompatible con la lucha social. De las urnas no espero nada, pero eso es harina de otro costal y sé que, hoy más que nunca (bueno ha habido otros momentos igualmente difíciles), es ir contracorriente.
ResponderEliminarAbrazos!!
Yo tengo pendiente eso de la revolución interior. Tampoco espero mucho de las urnas, pero obviarlas...me dejaría mala conciencia.
EliminarAbrazos, Luna
Aquí está peor por si te sirve de consuelo.
ResponderEliminarPor mis tierras te dejé un nuevo post para que conozcas a la Terapeuta Soledad, por eso de si la necesitas. jajajajaja según me dijo, a mis amigos, no les cobra.
Abrazos
CArlos
Como he expuesto más arriba, no me consuela el mal ajeno y menos todavía si se trata de gente y países a los que tengo en gran estima...
EliminarEstoy esperando que tu terapeuta me conteste dándome hora y fecha de visita. Parece ser que mi dolencia mental la tiene un tanto desorientada...
Un abrazo
Algo de parte y culpa si que tenemos.-Pero la pregunta sería :Estamos dispuesto a dejar nuestra forma de vida por unos ideales?.
ResponderEliminar-Estas puestas en escena con la independencia de Catalunya, esta pasando un poco la factura...-El otro día en una reunión de padres.- Un padre, me preguntó que si yo tenía 8 apellidos catalanes?.Como si eso fuera el quid de la cuestión (...)
Nada que ya nos queda menos y, vamos a pegar la oreja a la almohada a ver que nos aconseja.
Un fuerte abrazo.
Si el ideal que tenemos es nuestra forma de vida...dudo que la dejemos.
EliminarTe seré sincero, me preocupa más el futuro por los míos que por mí mismo.
La experiencia que hemos tenido con los gobernantes últimos ha sido tan negativa que ya desconfiamos de casi todos...
Abrazos, Bertha
Voy a citar a Juan Carlos Monedero, que es un tipo lúcido...en ocasiones. Decía que cuando fue a estudiar a Berlín le impresionó que hubiera cajones abiertos en la calle para que la gente comprara periódicos y dejará allí la pasta, también en el Metro uno se podía colar sin problemas no te pedían el billete (ahora las cosas son distintas lo he comprobado personalmente). A él como a otros le parecía genial poderi en Metro y leer la prensa por la cara. Al principio bien pero un día pensó: ¡Qué mierda! Aquí la gente no necesita que lo controlen para hacer las cosas, hay una especie de confianza mutua y un acuerdo tácito para no ir por la vida aprovechándose de los demás. En España eso sería imposible"
ResponderEliminarLejos de mí la intención de defender el gregarismo teutón pero mientras siga habiendo individuos que dejen que sus perros caguen en medio de la calle sin recoger los excrementos y otros individuos tiren envoltorios sin respetar las papeleras, que por cierto muchas veces son quemadas en las borracheras de fin de semana, o no respeten el sueño nocturno de los demás. Es decir, mientras que la gente no piense que lo común es tan propio como la ropa interior que lleva puesta, cualquier idea de cambio no será más que un juego bonito para rellenar tertulias, generar afectos y teorizar en bares y facultades.
Un abrazo.
Eso que explicas que dijo Monedoro también ocurrió en Inglaterra. Hoy leo en un diario que en Suecia van a cerrar cuatro cárceles por falta de "inquilinos"...
EliminarTambién soy testigo, y bien que me indigna, de los detalles de incivismo que contemplamos en la vía pública. En Barcelona observo que ha mejorado lo de los perros y el reciclaje de los desechos caseros, pero han surgido otros. Estoy pensando en los ciclistas urbanos que se saltan mayoritariamente los semáforos en rojo, como si estuviesen en ámbar. Nadie controla este tráfico. Los ayuntamientos lo promocionan, pero no lo regulan. Una vergüenza...
Sin embargo, me preocupa mucho más la degradación ética que la cívica...
Un abrazo
Mi padre decia:
ResponderEliminar"Las palabras convencen, el ejemplo arrastra..."
Era persona con más edad que yo y más inteligente. La Civilización nos trajo la Educación, pero esto se desmonta ante la necesidad o, mejor dicho, la sensación de necesidad. El egoísmo va en los genes, es un mecanismo de supervivencia, se suaviza con la Educación, pero siempre ganara el egoísmo.
Es mucho fácil descargar nuestra conciencia viendo los defectos ajenos, maximizandolos, que hacer autocritica. Pero tampoco he sido mucho de autoflagelarme. Un saludo
Aunque hay excepciones que confirman la regla, tu padre tenía toda la razón...
EliminarEstaría muy de acuerdo con tu visión pesimista de la condición humana si no observara que hay países, sobre todo del ámbito nórdico occidental, que destacan por su civismo, respeto, nivel cultural y cuidado del espacio público... Todo es mejorable. Si no lo creyera firmemente dejaría el ejercicio de la docencia...
Una cosa es la autoflagelación, que tampoco quiero, y otra la autocrítica...
Saludos, Temujin
Llevo reflexionando un tiempo sobre esta cuestión y, en efecto, estar a la altura del concepto de ciudadanos nos pone delante de un espejo en el que tenemos gran parte de responsabilidad en lo que nos ha pasado, pasa y pasará. No cedamos en la lucha para estar a la altura de ese concepto.
ResponderEliminarSeguiremos reflexionando, observando y luchando, según ganas y posibilidades, para intentar no reincidir en los mismos errores...Y ojalá muchos hagan suyos estos propósitos.
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