Me informan de que un compañero está hospitalizado por haber sufrido una hemorragia estomacal como consecuencia de un tratamiento de antiinflamatorios para combatir una fuerte lumbalgia. No me han sabido decir si tomaba o no protectores. Esta incidencia me ha traído a la memoria una entrevista que hicieron al Dr. Joan-Ramón Laporte, catedrático de Farmacalogía del Hospital de Vall d´Hebron de Barcelona y director del Institud Cátala de Farmacología, centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud. (OMS). Se trata de una persona de reconocido prestigio en el mundo de los medicamentos. Quizás no nos diga nada que no sepamos, pero con harta frecuencia hacemos caso omiso de los efectos secundarios u olvidamos seguir el cauce reglamentario y nos automedicamos o seguimos recomendaciones de personas que ejercen funciones médicas sin titulación ni número de colegiados...
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De ANGIE para LUIS ANTONIO
"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".
el beso que se entrega
cuando hay querer".
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaren que tema te has metido, ¿sabes?
ResponderEliminardeberíamos preguntarnos porqué hay quienes se hacen ricos con la salud..
saludos
Sí, realmente nos hipermedicamos. Somos dependientes de la química. Se alienta desde todos los campos el cuidado y prevención de la salud y hacen que nos angustiemos y queramos estar protegidos contra cualquier enfermedad. Dicen que los ríos bajan llenos de sustancias antidepresivas que arrojamos por los desagües en nuestra orina. Saludos.
ResponderEliminarMi padre estaba más estropeao que la moto de un hippie y nunca tomó nada de lo que hay para su enfermedad -que no tiene cura, pero bueno, supuestamente paliativo-. Una vez si le dieron un tratamiento de corticoides intravenoso pero no pareció hacerle efecto, así que llevarle durante toda una semana al hospital cada día, para nada, pues eso. El caso es que al principio, mi madre leyó los efectos secundarios de la química que querían enchufarle para frenar el avance de la enfermedad. Uno de ellos era depresión y tendencia al suicidio. Con eso nos bastó para decidir que pa' su prima la de Alcorcón.
ResponderEliminarMe alegro. Si algo tenía mi padre de sano, era el humor. Y hasta el último día que así fue :)
Yo paso de movidas químicas, me dan mucho repelús.
Besetes, Luis Antonio :)
A mi madre la pasaron de anticoagulante, el resultado fue el mismo de tu amigo.
ResponderEliminarY quien se los prescribió jamás se hizo cargo ni se hará.
En fin, mejor busquemos no estar enfermos, por si acaso...
Los medicamentos te curan una enfermedad pero te traen otras cuantas, a mí no me gusta tomar medicinas, a no ser que no me quede más remedio.
ResponderEliminarUn beso.
Los que se automedican son los que toman medicamentos conduciendo... ¿no? :)
ResponderEliminarun abrazo
Generalmente los antiinflamatorios llevan protectores, pero no me extraña ya que si uno se medica por varias cosas a la vez.
ResponderEliminarEspero que tu amigo se mejore.
Un saludo
No es bueno automedicarse,naturalmente,pero también hay médicos que deberían autoinformarse y autoasegurarse bien,muy bien, antes de recetar.
ResponderEliminarCosas de la vida.
Un beso.
Pues yo ahora tengo que tomarme un montón de cosas - y además fuertes - para mis muchos achaques y estoy loca por quitármelas.
ResponderEliminarYo siempre me he mantenido a base de aspirinas y con eso iba que chutaba, pero cuando no queda otra, pues eso, que hay que tragar.
Un beso, Luis
Hay que decirlo claro: el sistema está podrido de arriba abajo. Los médicos son meros expendedores de medicinas, la gente vive permanentemente obsesionada por su salud y alimenta el sistema. Al final del proceso las farmacéuticas sacan tajada de la forma más escandalosa con actividades puramente mafiosas y mortíferas como por ejemplo, que valga tres o cuatro veces más una medicación contra el SIDA en Sudáfrica que en los paises nórdicas cuando la incidencia en el primer país es sencillamente pavorosa.
ResponderEliminarEn al misma línea de esta entrevista leí otra en El País Semanal del 1 de abril a Manuel Gómez-Beneyto, cómo se crean enfermedades de forma ficticia. Yo ya lo he dicho en alguna ocasión , me sorprende el incremento de adolescentes medicados por el síndrome de hiperactividad y déficit de atención. Yo creo que hay que plantearse muy en serio si realmente se necesita la medicación o es otra la forma de ayudar a estos chicos. Mi experiencia es que de alguna forma se crea la etiqueta y lo llevan mal. Creo que hay casos y casos pero muchas veces lo que necesitan sencillamente es una atención que no se les da. Vivimos deprisa y delegar en una pastilla es mucho más fácil y nos ahorra culpas.
ResponderEliminarTambién llama la atención la cantidad de medicamentos que toman las personas mayores. Si los pensionistas son una fuente de votos para los partidos políticos, para la industria farmacéutica son una mina siempre por explotar. Alucino cada vez que mi madre va a recoger la colección de recetas cada dos meses, sin visitar siquiera a su médico, a no ser que haya un problema. Cajas y cajas que se recetan para que el paciente aparezca por la consulta lo menos posible. Dinero tirado a la basura sin control, cuando muchas dolencias se solucionarían con un cambio en los hábitos de vida y un poco de control.
Cada vez soportamos menos cualquier malestar y necesitamos alivio instantáneo.
Muy interesante el tema. Da que pensar.
Besos
Tomamos demasiados medicamentos. Y más medicamentos para que no nos hagan daño los primeros.
ResponderEliminarLos medicamentos son necesarios, han alargado nuestra vida y sus condiciones óptimas, pero a veces uno tiene la sensación de que los médicos recurren con demasiada facilidad a ellos por no recetar lo más básico: comprensión y diálogo.
Sí, estamos esclavizados por los medicamentos. Pero ¿qué hacer? Con la salud no se juega. Y no culpo a los médicos. Ellos no son más que un eslabón más del engranaje que hay montado. Un montaje que es como un monstruo mitológico inalcanzable e inmortal. Por eso, nosotros, los ciudadanos de a pie, solo nos queda tomarnos nuestra pastillita mientras leemos la prensa o vemos la tele o oímos la radio y nos quedamos asqueados por todo el negocio que hay montado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quien receta dosis altas de potentes analgésicos sin antes prescribir un protector gástrico debería ser acusado de mala praxis.
ResponderEliminarSi te detienes a leer todos los efectos adversos de cada medicamento, por inofensivo que parezca, te lo pensarías dos veces antes de tomarlo.
Tenemos un umbral de tolerancia al dolor en general, físico, psíquico y espiritual, muy bajo. Y la industria farmacológica esimula el deseo de no tolerar dolor, de querer acabar con él rápida y rotundamente.
A veces conectarnos con el dolor es escuchar algo que el cuerpo nos pide: reposo, descano, cambio de rumbo o de actitud. Pero ingerir una pastilla siempre nos parece mágico y mucho más sencillo que confrontarnos con los mensajes del cuerpo o del alma. Y hay cada vez menos médicos dispuestos a escuchar y contener antes de recetar: despachan pacientes en quince minutos. No hace mucho, tenías tu médico de cabecera de toda la vida, que te conocía y hacía las veces de un cura, pero las consultas podían durar una hora. Lo sé porque mi padre era uno de esos médicos, dinosaurio ya extinguido.
Así es como a veces la cura resulta ser peor que la enfermedad.
Un abrazo.
A TODOS:
ResponderEliminarEn cuanto tenga un ratillo, contesto a vuestros comentarios. Gracias