Desde hace bastantes años he desterrado la palabra “pecado” - en su acepción clásica - de mi vocabulario. Prefiero hablar de inmoralidad o de falta de ética (1), entendiendo por tales toda suerte de actos que ostensiblemente perjudiquen a otros o a sus intereses, que atenten, en definitiva, contra los derechos de los demás o les provoquen consecuencias injustas.
Aquel concepto que nos enseñaron de “pecado”, equivalente a hacer aquello que Dios ha prohibido o negarse a hacer lo que ha ordenado, no cuadra con mi manera de pensar. La idea de “pecado” formaba – sigue en vigencia - parte de una especie de mecanismo de fuerza destinado a garantizar el sometimiento a una autoridad. La expresión militarista, “obediencia debida”, podría derivar de este concepto...
Aunque muchos creyentes, de una u otra religión, dicen que sin fe en Dios y en sus principios absolutos no puede haber una conducta moral, yo estoy convencido de todo lo contrario: existe una moral al margen de las religiones.
El problema que plantea la evidencia de que existe una moral civil es el pluralismo moral que se da en la actualidad y que desorienta a muchos. Me incluyo entre ellos. Sería deseable alcanzar consenso sobre unos principios básicos (2) – cómo se debe vivir y qué valores hay que defender - para que las voces discordantes no contribuyan a alimentar más los fundamentalismos. Que no son pocos...Y ya sabemos que el poder de estos se basa en su efecto persuasivo, al margen de la verdad...
(1).- A veces utilizo la expresión moral como sinónimo de ética y no es correcto. Moral sería el conjunto de normas, principios y valores que dan dirección a nuestra conducta y ética sería una especie de reflexión sobre la moral.
(2).- Tipo, Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Me temo que el concepto de "pecado" nos lo metieron a fuego de niños y hasta que no pasen algunas generaciones no saldrá del vocabulario con la acepción teológica que tiene...
ResponderEliminarPues si no hubiera moral sin religión, los arapahoes no habrían tenido moral, que, aunque tenía dios no tenían religión, y, sin embargo, sí tenían sus reglas de convivencia. O qué habría que decir de los esquimales. Es como todo, si privatizo la moral, la administro. De eso sabe mucho Benito, el I y el XVI.
ResponderEliminarÉtica y moral, no son lo mismo... pero coloquialmente se utilizan como sinónimos, vaaaale.
ResponderEliminarPecado, por mi experiencia, sobre todo de mi infancia y juventud, se puede asociar a todo aquello que produce satisfacción (excepción, lo que perjudique a los demás: robar, matar...)
"Hemos venido a este mundo a sufrir"....¡ y una M...... señor cura! El objetivo del ser humano en este mundo es buscar la felicidad... sin impedir la felicidad del prójimo. ¿No?
un abrazo
Existe una moral al margen de las religiones y por encima de ellas. Las religiones se ufanan de ser las que "religan" al ser humano con lo divino, pero todo el mundo sabe que hay trampa en eso, y que no son sino expresiones muy parciales de ciertos pueblos concretos, con intereses igual de concretos y particulares. De ahí que la moral de uno sirva para enfrentarse e incluso aniquilar a otros.
ResponderEliminarBueno, quizá no lo sepa todo el mundo, sino sólo aquellos cuyas conciencias están mínimamente despiertas.
Personalmente, mi moral es muy simple, y se reduce a, por ejemplo, elegir siempre aquello que me hace crecer y sentirme vivo, respetando siempre la vida de los demás.
Un saludo ético, Luis Antonio.
Lo que llamamos en otros pecado, consideramos en nosotros como experiencia.
ResponderEliminarRalph Waldo Emerson
Cuestión de enfoque.
Definición de pecado del Catecismo de la Iglesia Católica (edición de 2010):
ResponderEliminarEl pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna” (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22, 27; San Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 71, a. 6) )
Un fuerte abrazo Luis Antonio.
Un texto muy interesante y coincido con tus reflexiones. Exactas las definiciones de moral y ética. Se disfruta al leerte . Un abrazo.
ResponderEliminarNo puede haber consenso, olvídate. La conciencia moral se forja a través de la cultura y luego en contacto con otras conciencias morales diferentes. Un principio básico como "no matar" no tiene iguales connotaciones en una cultura que en otra y solo la hegemonía de la moral occidental, el predominio de ésta sobre las otras, podrá convertir ese principio en verdad universal. Sería deseable que hubiera ese acuerdo que reclamas pero los hechos han demostrado su imposibilidad.
ResponderEliminarEn cuanto a la religión oficial ya ha cumplido su función en el mundo aportando un base teórica a esa conciencia ética, pero creo que en la actualidad solo es un lastre para la expresión de la ética y la espiritualidad general.
¿Pecado? Hace muchos años que desterré esa palabra de mi vocabulario y de mi vida. Yo vivo como creo que se debe vivir, mi moral me marca las pautas y si las infrinjo intento corregirlas sin necesidad de una absolución de nadie.
ResponderEliminarCreo que si todos nos atenemos a nuestra moral y ética y actuamos con sentido común, los problemas del mundo se acabarían. Lola
Con sólo leer el título me puse de mal humor.
ResponderEliminarHay quien piense realmente que la ética tiene alguna necesidad de la religión?
¿El ser humano contemporáneo necesita que lo asusten con un infierno y le prometan un paraíso para actuar correctamente?
A eso me refiero cuando digo una de mis frases más molestas en ciertos ámbitos "las religiones son una ofensa contra la inteligencia"
Las religiones son una ayuda psíquica que muchos necesitan, les hace bien, pero no debería ser la razón de la ética. De ser así, no sería uno una buena persona, sino un farsante o un cobarde.
Lo publico rápidamente para no arrepentirme y borrarlo.
Un abrazo.
Hay cosas en este mundo que son contrarias a lo establecido por la sociedad. Podemos llamarle como se quiera. Pero lo que está claro es que las religiones acaparan estas reglas básicas de convivencia y nos obligan a estar dentro de ella. Y el ser humano es libre por naturaleza. Libre para jugar con unas reglas o con otras. Pero eso sí, tiene que ser honesto, a hacer trampas no vale, más que nada porque está feo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, tenemos una Declaración Universal de los Derechos Humanos en la que están recogidos los valores esenciales. Podríamos empezar por hacerle más caso.
ResponderEliminarUn beso, Luis Antonio.
Yo creo en el pecado. Me formaron en él, me nutrí de él, me sentí culpable en él y en un momento de mi biografía lo superé. Sin embargo, cuando juzgo mi vida, mis decisiones, mis elecciones siento algo parecido a la naturaleza del pecado. No puedo sentirme bien si yo hago eso, si dejo de hacer algo necesario. Sé que no es pecado, sé que no hay ningún dios que me contemple o que me vaya a juzgar, pero yo oigo una voz interna que me compele a actuar dignamente, con honradez, con moralidad. Creo en la moral y en el pecado, aunque no creo en dios. El pecado es un misterio, pero no es ocioso que lo sintamos. Es una línea roja que no se puede traspasar, que no se debe traspasar.
ResponderEliminarAunque creo que lo que entendemos por "moral" es algo cultural y lo que aquí iría en contra de nuestro código moral - heredado - , en el otro extremo del mundo puede ser algo inocuo, y viceversa, en general, creo que hay unas pautas muy básicas que se deben seguir y que no van en contra de ninguna creencia.
ResponderEliminarObviamente, la declaración de los derechos humanos recoge las consignas que caen de cajón y que cualquiera, viva donde vida, entendería como imprescindibles para la convivencia.
Respecto al sentido de "pecado" que nos han inculcado a través de la religión... pues es cuestión personal creérselo o no, respetarlo o no, y hacer lo que se supone que hay que hacer para evitarlo... Yo, particularmente, prefiero que exista para poder hacer todo lo contrario y sentirme transgresora a ojos de los que lo abanderan.
Un beso, Luis.
La moral del individuo es en parte la que le han ido forjando desde pequeñito por una parte y la que se va forjando él mismo al desprenderse de muchas de esas cosas aprendidas e impuestas. Nunca nos entenderemos porque nuestras acciones nunca van en la misma dirección que los demás y creo que además, la moral se deja influir mucho por los intereses, simempre podemos justificar, o eso intentamos para liberarnos de la culpa.
ResponderEliminarOstras, qué rollo me ha salido! Yo también acabo pronto para no arrepentirme y borrarlo.
Besos.
A Pedro Ojeda Escudero:
ResponderEliminarPues yo sólo utilizo esa palabra para hacer referencia a banalidades: comer más de la cuenta, por ejemplo. En algunos restaurantes ofrecen postres con la denominación “pecado de chocolate”...
A Juan Navarro:
Las reglas de convivencia surgen de la propia naturaleza humana. Y las mejores, sin duda, son las que acuerdan las gentes para vivir en sociedad.
A De cenizas:
Si todos buscáramos, como bien dices, la felicidad propia y la ajena, el pecado o la inmoralidad serían escasos. Estoy totalmente de acuerdo con el contenido de tu comentario.
Un abrazo
A Antonio H. Martín:
ResponderEliminarTengo la sensación de que cada vez, como bien dices, hay más conciencias despiertas. Afortunadamente.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expresas en tu comentario.
Mi moral a estas alturas de mi vida también es muy sencilla: no desear para los demás lo que no deseo para mí mismo y ser lo más feliz posible para poder compartirlo con el entorno más próximo. Que no es poco...
Me alegra saber de ti, Antonio.
Un saludo afectuoso
A Groucho:
El problema de las inmoralidades o pecados, según otros, es que con harta frecuencia estamos más pendientes de los que comenten los demás que de los propios...
A Jota Mate:
El deseo de conocimiento que profesamos algunos nos ha llevado a hacer preguntas y a buscar la verdad más allá de las respuestas oficiales, Iglesia, Estado, etc. Afortunadamente ahora tenemos más libertad y más acceso a la información que explica muchas cosas y no necesitamos acatar las versiones oficiales, porque muchas son falacias sin otra finalidad que la de mantener el dominio.
La obediencia a los mandatos de la autoridad – Iglesia, el Estado o cualquier otra fuente de poder – ha venido siendo el rasgo dominante de las antiguas tradiciones. Todavía lo es en muchos ámbitos porque es más fácil acatar que pensar y tomar decisiones personales. Muchos necesitamos, sin embargo, el consentimiento de la razón y de los sentimiento. A veces te produce sensación de soledad y desamparo, pero vale la pena... Obedecer, sin más, es muy cómodo. Por eso los que mandan y marcan el camino tienen tantos adeptos.
La verdadera culpa (pecado, para algunos) lo es respecto a la obligación que cada uno debe a su propia conciencia. La falsa culpa se debe a no ser lo que otros dicen que uno debería ser. Y te aseguro que mi conciencia no es laxa en absoluto...
Me quedo con las ganas de saber, Jota Mate, si crees o no que también existen valores éticos y morales al margen de Dios o de las religiones.
Bienvenido siempre. Te mando un abrazo cordial
A Alma Mateos Taborda:
ResponderEliminarEs gratificante verificar que uno no está solo en estas reflexiones...
Un abrazo, Alma.
Al Dr. Krapp:
Quizás lo de encontrar ese acuerdo universal sea imposible, pero algo se ha avanzado. Por ejemplo, “Tratar a tus semejantes como quisieras ser tratado”; “no hacer a los demás lo que no deseas que te hagan a ti”, etc, son valores ya de dimensión universal. Y no es poco...
Las Iglesias, a todas luces, hoy están fuera de lugar. Lastran y están lastradas con el peso de la tradición que no sirve para afrontar la realidad del presente.
A Lola:
No puedo estar más de acuerdo contigo. Sin embargo, como bien sabes, muchos están más preocupados por lo que dirán o pensarán los demás de nuestros actos que lo que pueda decirles su propia conciencia.
Un abrazo, Lola
A Gamar:
ResponderEliminarMe sorprende que digas que te pone de mal humor lo que dice el título, “existe una moral al margen de las religiones” porque luego confirmas con tu comentario que estás de acuerdo.
Nada que objetar a lo que expresas y no hay que tener mala conciencia. Afortunadamente la Inquisición ya pasó a la historia, aunque a no pocos les gustaría reactivarla.
Bienvenido y un abrazo
A Miguel:
Mis reglas más sagradas son las que me dicta mi propia conciencia. Naturalmente, ignorar la influencia del entorno social y cultural en la conformación de la misma sería un error.
Un abrazo, Miguel
A V:
Algo es algo. Hasta hace poco no existía tal Declaración. Ahora hay que avanzar en el camino de ejercitar los Derechos contemplados en la misma.
Una gran alegría saber de ti, V.
Besos
A Joselu:
ResponderEliminarMuchos hemos tenido esa misma formación, pero el tiempo y el acceso al conocimiento nos hace reconsiderar muchas cosas asumidas sin criterio personal. A lo que tú llamas voz interna, otros la llamamos conciencia, pero vienen a ser lo mismo, ¿no?
Si pecado es incumplir los mandamientos, ¿qué sentido tiene seguir con la palabra cuando se ha perdido la fe en quien dicen que los dictó?
La convivencia nos obliga a fijar esa “línea roja” que señalas y que viene a indicar que no estamos solos para hacer lo que nos venga en gana
A Novicia Dalila:
El día que eso que tú llamas “pautas básicas” sean aceptadas y llevadas a la práctica habremos avanzado mucho.
Me hace mucha gracia la defensa que haces del pecado para poder transgredirlo... Si se entera la madre abadesa de tu convento...
Besos y feliz finde, Novicia
A Angie:
Por no correr el peligro de que esa moral personal se desmadre, convendría llegar a unos acuerdos mínimos de carácter universal. Algunos dirán que ya están los mandamientos, pero si los analizas uno a uno, sólo merecen respeto tres o cuatro (no matarás, no hurtarás, no mentirás. Etc.) Nunca he entendido que sea pecado tener malos pensamientos o deseos... Y amar a Dios es harto difícil porque no lo conoces y si te crees lo que inventan de él tampoco es tan gratificante... Jesucristo, aunque sólo sea considerado desde la perspectiva histórica, es otra cosa...
Besos y feliz fin de semana, Angie
P.D. No te vi en la manifestación del otros día...
Efectivamente,moral es un conjunto de normas de convivencia clasificados como buenos a malos por la sociedad en que se vive, mientras que la ética es una parte de la filosofía que discute sobre lo que es bueno y lo que es malo en general. Por tanto puede haber - y de hecho la hay - una moral laica que predomina sobre la religiosa, así como una serie de principios básicos universalmente aceptados, que son Los Derecha Humanos. Podemos de este modo ver como la moral puede variar de una sociedad a otra, siendo aceptado en una lo que en otra es condenado. El hecho de considerar nuestras normas como superiores a las otras fue conocido como antropocentrismo en el campo de la antropología cultural, y en épocas anteriores causa de genocidios. Esta moral laica se diferencia de la religiosa es que no es inamovible (algunas de sus normas son variables y se modifican en el transcurso del tiempo, por influencia, por ejemplo, de un avance científico o tecnológico), está basado en la razón y no en un dogma o revelación divina, y por tanto siempre está abierta a la posibilidad del diálogo.
ResponderEliminarEsta es mi postura, luego que venga dios y la vea.
Saludos, y un abrazo.
A Carlos Galeón:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Sabes que valoro mucho tu criterio sobre estos temas.
Un abrazo
Afortunadamente, hace tiempo que "el pecado" se ha difuminado. Efectivamente, la desazón que nos invade por no haber obrado en ciencia con respecto al prójimo y a nosotros mismos, es de por sí, un cachete íntimo y hemos de reaccionar.
ResponderEliminarEl pecado es un concepto que incluye a Dios. Y desde Copérnico para acá, el concepto de Dios ha dejado de ser el judeo-cristiano. Está, al parecer, mucho más allá de la galaxia.
Ángel.
A Ángel:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu comentario y te lo agradezco.
Saludos