Hace 500 años de la primera edición (1511) de la obra más relevante de Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura (Stultitiae laus, cuya traducción más ajustada sería, Alabanza de la estulticia o de la necedad), uno de los libros más difundidos a lo largo de la historia y que todavía mantiene interés para los estudiosos y para la modernidad.
Erasmo de Rotterdam (1446-1536) fue un personaje controvertido y molesto en su época. Entre la reforma protestante y la ortodoxia tradicionalista de la Iglesia Católica, Erasmo tuvo el “mérito” de granjearse la enemistad y el rechazo de unos y de otros. Traidor para los luteranos y peligroso reformista para la Iglesia de Roma. Y eso que su propósito era hacer de mediador:
"Por lo que veo mi destino es ser lapidado por las dos partes en disputa, mientras yo pongo todo mi empeño en aconsejar a ambas partes"
Elogio de la locura es una obra escrita como un juego divertido, satírico e ingenioso que pretende hacer crítica de la sociedad de la época, en la que todas las clases sociales son denunciadas y despedazadas por la Locura (Estulticia) que es la que narra el relato. No deja títere con cabeza: papas, reyes, nobles, monjes, mujeres...
Erasmo, defensor de la racionalidad y del equilibrio humanista, pasará a la historia con esta obra que es todo lo contrario. Quizás la razón que le empujó a romper con su línea pudo ser táctica. Al expresarse por boca de la Locura se disfraza de bufón y se protege de las previsibles represalias del poder, al tiempo que los buenos lectores sabrán comprender sus mensajes sin problema alguno... Esto último es cuestionable... En su época el sistema hacia aguas, pero los poderosos seguían manteniendo sus privilegios como aves de rapiña sin importarles un comino el devenir del futuro mientras pudiesen seguir dominando su presente. Erasmo no pudo o no quiso denunciar ese estado de otra manera que elogiando la Locura, o sea la estupidez...
El libro, sin embargo, es tremendamente ambiguo. Las contradicciones abundan y ni en su época supieron llegar a fondo de su pensamiento ni quinientos años después se pude presumir de haberlo logrado. Ante todo es una obra irónica, en la que se expresa lo contrario de lo que parece expresarse. Se trata de un discurso que obliga a convertir todas las afirmaciones en negativo para comprenderlas. Pura retórica que le protege porque siempre podrá negar lo dicho alegando que se trata de un mero juego de palabras.
No me veo capaz de hacer una síntesis de esta obra, pero sí destacaré el contenido del capítulo XXI – el único que tengo subrayado – en el ejemplar que leí hace tiempo, y que bien podría servir de referencia:
Habla la Locura (o la necedad, si se prefiere):
“Sin mí, el mundo no puede existir ni por un momento, pues, ¿no está lleno de locura todo lo que se hace entre los mortales?, ¿no lo hacen locos y para locos? Ninguna sociedad, ninguna convivencia pueden ser agradables o duraderas sin locura, de modo que el pueblo no podría soportar a su príncipe, el amo a su sirviente, la doncella a su señora, el preceptor a su alumno, el amigo a su amigo, la mujer a su marido por un solo momento, si de vez en cuando no se descarriaran, se adularan, toleraran sensatamente las cosas o se untaran con un poco de Locura”
Este texto contiene el resumen de su pensamiento: la locura es sabiduría mundana, resignación y tolerancia”
¿Que sería de la vida sin una mínima gota de locura? La respuesta es obvia: Seria algo triste, aburrida, frustrante, insípida e ingrata... ¿no?
Cervantes, erasmista convencido, así lo entendió y ahí está Don Quijote, ejemplo de loco feliz y altanero que dejó atrás la razón y se lanzó a la aventura que, sin duda, acabará dando sentido a su vida. De su etapa de hidalgo, ¿qué sabemos?, aparte de que se pasaba el tiempo absorto y devorando libros de caballerías. Quien va por la vida bajo el dominio de la razón, sin pasión, sin emociones... (sin inteligencia emocional, diríamos hoy) es un ser monolítico, aburrido, serio, que no despierta afectos ni compasión. Don Quijote, sin embargo, vanidoso, loco de atar, temerario... se granjeará la admiración, la comprensión y el afecto. Amén de algún que otro coscorrón, claro. Lo mismo podríamos decir de su “alter ego”, Sancho Panza.
Texto de Elogio de la locura:
http://www.proyectosalonhogar.com/Clasicos_Literatura/Elogio_de_la_locura.htm
Texto de Elogio de la locura:
http://www.proyectosalonhogar.com/Clasicos_Literatura/Elogio_de_la_locura.htm
Por eso a mí me gustan esos locos bajitos, cada vez más. Y por ser locos, como quijotitos que son, también se llevan algún que otro buen coscorrón.
ResponderEliminarBesos.
El gran loco de la literatura universal de tonto no tenía un pelo. Es el problema de traducir mal o usar inadecuadamente las palabras. Se dice de Hitler que era un loco, pero yo creo que de loco no tenía nada. Sancho quizá fuera un insipiente, pero lleno de sabiduría. Habría que tirar de etimología, pero tengo la impresión de que estulticia, en el contexto de libro, debía significar algo así como necedad sobrevenida a causa de la desidia, necedad por abandono. Spinoza vive una época convulsa, con la inquisición funcionando a pleno rendimiento. Al parecer, el libro lo debió escribir en aquella primera planta que le cedió un amigo suyo, De Witt,en una casa llena de niños (quizá por eso los odiara tanto), aislado del mundo, pero con la posibilidad de recibir visitas y debatir con ellas. Me parece que elogia a los necios porque eran los necios los que gobernaban el mundo, como si ahora elogiamos la avaricia, la especulación o el latrocinio: Elogio del Chorizo, titularíamos, y reflejaríamos la degradación que ha sufrido la inteligencia desde entonces.
ResponderEliminarBon dia Luis, algo locos si que estamos, aunque confieso que mis locuras no tienen nada que ver con regir el mundo ni el circunstancial, son mas bien del tipo utopico.
ResponderEliminarLo peor de las locuras es llevarlas al extremo, los niños las cometen tan rapido como las olvidan y dejan un rastro que nos permite meditar sobre las nuestras.
Saludos cordiales.
Jesus
P.D. En Creaciones te dejamos una invitacion.
Ese maravilloso libro me dejó una enorme huella. Es una obra maestra de cordura en un mundo absolutamente desquiciado por las luchas religiosas, políticas o territoriales. Gente como el gran Erasmo con su sutileza extrema, con su aguda inteligencia, con su denuncia irónica de los males de la época es una demostración clara de que el pensamiento libre puede sobrevivir aún en los peores condiciones. No podemos pedirle más y debemos entender sus contradicciones: se estaba jugando acabar en una hoguera, la Inquisición y los luteranos querían condenarlo.
ResponderEliminarEstá más vigente de lo que recordaba....
ResponderEliminarGracias por esta magnífica reseña.
un abrazo
Me ha venido a la cabeza esto: "Y en mi locura encontre la libertad, y seguridad que da el que no entiendan a uno, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros." Khalil Gibran.
ResponderEliminarUn beso, Luis Antonio.
Había escuchado de la obra, pero no había leido en torno a ella. Gracias por la información.
ResponderEliminarNo lo he leído, así que sobre el libro no puedo opinar.
ResponderEliminarSobre locura sí... Yo creo que la definición de "locura" es tan subjetiva... Está basada en "normas" standard creadas por hombres que se consideran a sí mismos "cuerdos" y quien lo se ajuste a esas normas y quede fuera de ellas, ya está loco....
Yo no estoy de acuerdo con eso. Creo que la "locura" es necesaria en un cierto grado para poder sobrellevar la vida sin petar por sobredosis de cordura.
Un beso, Luis
La locura, bien entendida, es la cordura más ortodoxa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay obras que siempre son jóvenes. Si se hubiera hecho más caso a Erasmo desde dentro de la Iglesia Católica, hoy todo sería diferente.
ResponderEliminarubicándonos en el momento histórico de Erasmo, se asemeja mucho a los socialdemócratas en la política por malos consejeros de la izquierda y peores imitadores de la derecha...
ResponderEliminarLo que traes a cuento, es ilustrativo por demás. Aconseja echarle una leída a los pensamientos que como nubes pasaron por esas épocas.
un abrazo
A Angie:
ResponderEliminarPues yo me quedo con la Dulcinea de la 1ª parte...
A Juan Navarro:
El éxito de esta obra radica en las numerosas, y hasta contradictorias, interpretaciones que provoca. Y de la vigencia del mismo, nadie duda
A Jesús y Encarna:
Un poco de locura se necesita para enfrentarse con estos misteriosos poderes que se ocultan tras la apariencia de molinos.
Gracias por la invitación. No sé cuando, pero algún día pasaré por ahí
Saludos
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarComparto todo lo que expones, amigo Dr.
A España, donde tenía muchos partidarios, empezando por el Emperador Carlos I, nunca quiso venir porque no se fiaba un pelo...
A De cenizas:
De nada y gracias por tu visita.
Un abrazo
A V (de Vero):
Me gusta la frase de Khalil Gibran. Es muy oportuna para ilustrar esta entrada.
Beso, Verónica
A David C.:
ResponderEliminarBienvenido, experto en cine peruano. Un saludo
A Novicia Dalila:
Comparto totalmente lo que expones. La razón y el sentido común para según qué asuntos, pero para otros...un poco de demencia no está mal.
Besos, Novicia
A Miguel:
No sabía que la locura pudiera ser ortodoxa, pero capto lo que quieres expresar
Un abrazo, Miguel
A Pedro Ojeda Escudero:
ResponderEliminarNo tengo la menor duda
A Omar(enletrasarte):
Lo he traído porque se celebra el 500 aniversario de su publicación y porque mantiene su actualidad. Y eso tiene mucho mérito.
Un abrazo, poeta