De madrugada, sobresaltado, me ha despertado la lluvia de este julio impreciso y cambiante. Al principio, tormentosa, incesante y pertinaz. Luego, más sosegada y plácida, silenciosa a la vez que ingenua, aquieta mis temores, despierta mis recuerdos, aviva los rescoldos y me habla de ti a golpes suaves de susurros contenidos. Lluvia serena, tras el estallido sobrecogedor y la rotura del alba, ahora caes mansamente sobre el pavimento de la calzada, tamborileas sobre los capós de los coches, enturbias las farolas de luz tenue, te deslizas por los toboganes de los toldos y das los buenos días a una ciudad que despierta y bosteza con desgana...mientras la boca del Metro vomita los primeros transeúntes de la mañana mojada.
Sé que te hallas lejos de mí, perdida entre sombras de montañas, reposando en silencio y restañando penas. Nuestro pacto en vigencia: tú en la poesía del campo y yo en la prosa del asfalto urbano. Alojados en mundos tan dispares y distantes como tus valores y los míos. Sin embargo, sé que la misma lluvia que apacigua la arritmia de mis pálpitos acaricia los cristales enrejados de tu casa. Sé que sientes su murmullo, su cadencia, el oscuro gorjeo de las gotas que persistentes caen sobre tu prado, sobre las hojas de tu jardín, sobre el buzón de tu cerca, sobre los olmos, álamos, chopos cabeceros y algún que otro sauce que bordean el río y los senderos de tu valle hendido entre mudos plegamientos de rocas milenarias. Sé que la música de la lluvia penetrará en tu alma, alterará la cadencia de tu pecho y tú, como siempre que gime el cielo, escucharás en silencio las notas del agua, ofrecerás tu piel para que te penetre, escamparás tu melena para que se riegue y tus ojos grandes, ahora sólo entreabiertos, se extraviarán mirando más allá de la grisura de las nubes. Sé, porque te conozco bien tras tantas lluvias compartidas, que abrirás la boca para que se alivie el fuego que dejaron en tus labios aquellos besos. Tú no lo sabes, amor, pero esta noche lluviosa me llevará furtivo a tu ventana, y allí repiquetearé incesante como una gota más. Rompiendo el acuerdo, llamaré a tu oído, resbalaré por el cristal, suplicaré y penaré por tu ausencia....
sencillamente genial!
ResponderEliminarsaludos
Que llueva, entonces.
ResponderEliminarMuy bien. Chapeau.
ResponderEliminarEsto que has escrito, Antonio, es una belleza. Me voy con el gustirrinín a mi ventana, a ver si llueve y se me pega algo de dulzura.
ResponderEliminarUn abrazo y un beso,
Marga
Es...es maravilloso. Ese, ahí.
ResponderEliminarSencillamente magistral, Luis Antonio. En un par de líneas llegas y se engancha uno hasta un final que parece corto.
ResponderEliminarFelicitaciones y un fuerte abrazo.
qué hermoso llueve
ResponderEliminaren la ventana
Lamento mi ceguera poética, porque no he logrado apercibirme esta noche pasada,entre truenos y relámpagos de la belleza infinita de tus lineas.....
ResponderEliminarAbrazos.
Etel.
me encantó...genial.
ResponderEliminarun saludo
¡Qué hermoso relato en prosa poética, amigo mío! Desborda amor y sentimiento de tal forma, que han llevado tu pluma a crear un canto tan bello como atractivo. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy muy muy bonito, Luis. Te felicito :D. Es evidente que 4 gotas son capaces de sacar lo mejor de ti eh??? Procura en épocas más lluviosas cuidarte mucho de los chaparrones, no vaya a ser que en un descuido te aflore el alma y te la desvalijen...
ResponderEliminarUn beso
Me has dejado sin palabras, no estoy acostumbrada a que escribas cosas de este estilo romanticón. Es muy bonito lo que has escrito, la ausencia habla por sí sola convertida en estas palabras que se lamentan en la lluvia nostálgica.
ResponderEliminarBesoss!
A mi que estaba en la cama con mi esposaysinembargoamiga, el trueno gordo y retumbon me desperto y me hizo notar el cuerpo, dormido, que tendido a mi lado rendia pleitesia a Morfeo... solo tarde tres minutos en despertarlo...
ResponderEliminarBUEN ¿RELATO?
A TODOS:
ResponderEliminarSi fuera un poco más vanidoso de lo normal, moriría de placer ante vuestras generosas adulaciones... Afortunadamente conozco mis límites y, aunque los asumo a regañadientes, sé que vuestras palabras no responden a la realidad. En este mundo de las bitácoras nos excedemos en los elogios y suavizamos las críticas.
Cada vez que releo lo que escribo encuentro errores de puntuación, de construcción sintáctica y palabras mal elegidas. De esta entrada sólo salvaría de la "quema" 3 ó 4 líneas... (me cuesta dejar de acentuar la o intervocálica, a pesar de lo que señalan las nuevas normas de Ortografía de la RALE)
Un fuerte abrazo para todos y muchas gracias
Te aseguro que lo que tiene valor de este escrito, lo que nos importa a los lectores habituales, no es la puntuación ni la acentuación de la o intervocálica. Para eso existen los útiles pero aburridos correctores. También creo, que los que escribimos, con mayor o menor fortuna... nunca acabamos de estar satisfechos de nuestras "creaciones" y siempre a posteriori, cambiaríamos esto por aquello. Por lo visto, es lo normal.
ResponderEliminarPero cuando escribiste este post, estabas ciertamente inspirado. Y aunque probablemente, no sea algo buscado, nada como el sentimiento para "llegar" al corazón de los lectores... lo que gusta, por encima de ortografías y sintaxis. es el tema y como lo abordas Luis.
Así que, un abrazo y bienvenida sea, esa lluvia inspiradora, amigo.
P.D.: O sea, que cuando dices que reiteras "que escribo que enamoro" estás exagerando... oooooh snif! jajajaja
A Cristal00k:
ResponderEliminarCuando digo lo que digo de tus escritos es que lo siento. Y no se trata de una hipérbole emocional...
Besoooos...
Las lluvias compartidas tienen ese secreto que hace que las personas se conozcan, de un modo quizás más mágico y sorprendente que en otros momentos.
ResponderEliminarUna maravilla que por por fortuna no me perdí...
ResponderEliminarAbrazos, querido amigo.
A Fermín Gámez:
ResponderEliminarTienes razón. A mi memoria vienen recuerdos de lluvias compartidas - no muchas - que me han dejado gratos recuerdos.
A Marysol Salval:
ResponderEliminarUn placer gozar de tu presencia por este espacio.
Un abrazo, estimada amiga
Uyyyy...dónde estaba yo que no había leído este poema tan bello.
ResponderEliminarSabes? ahora llueve. Voy a acercarme a la ventana, a ver si alguien recuerda tan bonito como vos, las lluvias compartidas.
Abrazo
Hermoso!, la lluvia siempre tiene algo que nos hace sentir vivos.
ResponderEliminarNos hace recordar momentos, roces, aromas, colores... amores...
simple mente hermoso!!! felicidades :)visita mi blog
http://estasatododar.blogspot.com
Gracias. Aunque tarde, visitaré tu blog.
EliminarSaludos, Karen
Fantástico, Luis Antonio. Yo iba buscando una con lluvia y la elegida me ha traido hasta aquí. ¡Qué sorpresa! Me ha encantado, no solo por la narración, que discurre ligera como el agua, sino por todo lo que sugiere.
ResponderEliminarBesos.
No me digas que el azar te ha traído por esta casa que, como bien sabes, es también la tuya...
EliminarBesos, estimada Angie
"Sé que la música de la lluvia penetrará en tu alma, alterará la cadencia de tu pecho y tú, como siempre que gime el cielo, escucharás en silencio las notas del agua, ofrecerás tu piel para que te penetre, escamparás tu melena para que se riegue y tus ojos grandes, ahora sólo entreabiertos, se extraviarán mirando más allá de la grisura de las nubes. Sé, porque te conozco bien tras tantas lluvias compartidas, que abrirás la boca para que se alivie el fuego que dejaron en tus labios aquellos besos..." EXCELSOOOO!!!
ResponderEliminarMucha gracias, OlysPe, por tu adjetivo exclamativo y por visitar esta bitácora.
EliminarSaludos muy cordiales