Sobre las
consecuencias negativas y hasta trágicas de la pandemia tenemos noticias un día
sí y otro también. El protagonismo que ha alcanzado en los medios es único y agobiante. Para compensar, dudo que sea posible, quiero hacer
referencia a algunos aspectos mínimamente estimulantes de este episodio que
ensombrece nuestras vidas:
- Los investigadores y los médicos han notado algunos aspectos positivos, curiosos e inesperados, en el comportamiento humano durante la pandemia por Covid-19: los cielos son más azules, hay menos accidentes de tráfico, la criminalidad desciende y algunas enfermedades infecciosas están disminuyendo en las consultas hospitalarias.p
- Yo añadiría que esta situación te hace recordar y tener mucho más presentes a familiares, por supuesto, a amigos, compañeros y conocidos. Particularmente, me he comunicado con varios para interesarme por su estado y el de sus familiares. Ha sido una manera de recobrar contacto con algunos después de mucho tiempo de incomunicación.
- La vacuna, que también provoca polémicas, parece estar pronta a llegar. A muchos, me incluyo, nos anima. La historia del siglo XX da fe de la extraordinaria bondad de las vacunas. El recuerdo de la escuela donde hacíamos cola con el brazo descubierto para recibir la vacuna se hace presente. Se respiraba un ambiente un tanto festivo. Alguno no podía disimular su temor al "pinchazo" y otros se hacían los "machitos"...
- Todavía más relevantes son las reflexiones de carácter existencial que sugieren. Tengo la convicción de que algunas nos llevan a hacer muy buenos propósitos para cuando finalice este calvario. El tiempo confirmará si tales pensamientos tienen o no consistencia.
Un año terrible, la pandemia causa muchas muertes, las consecuencias se auguran dolorosas. Confiemos en la ciencia, en el trabajo responsable de los entendidos (de los verdaderamente entendidos). Tengo esperanzas en la vacuna y en la medicina de tratamiento.
ResponderEliminarA las consecuencias positivas que refieres, añado un mayor cuidado e higiene personales y espero que las autoridades políticas sean consecuentes con una apuesta decidida por la sanidad y la higiene pública.
Saludos
Francesc Cornadó
Comparto la esperanza en la vacuna.
EliminarSaludos cordiales, Francesc
En efecto, el tema da para sacar reflexiones colaterales e incluso positivas. A pesar de la desgracia universal, antes o después se sacarán conclusiones nuevas y prácticas sobre este y otro patógeno, las pautas de conducta humanas, la higiene, la necesidad de acceso gratuito y universal a la atención médica, la educación acerca de la salud, la aceleración en la conservación de un medio ambiente saludable, etcétera. La duda es si el sistema imperante de mercado y producción será capaz de afrontar los retos, modificando lo que sea preciso para no caer en los mismos fallos, o si volverá a las andadas, descuidando el bienestar general. Dudas a corto plazo: que las vacunas sean buenas, que la lucha competitiva por vender en el mercado no haya deparado riesgos de fabricación, por ejemplo. Confiemos en los próximos meses.
ResponderEliminarSaludo afectuoso.
Comparto tus certezas y tus dudas.
EliminarUn abrazo
Pues a mi no me transmite ninguna confianza. No me gusta nada lo que se está haciendo y cómo se está haciendo. Y no digo más, porque me meteré en un jardín... Un trampantojo más...
ResponderEliminarAbrazo
Todo es mejorable, pero no ver las dos caras de la moneda es tener una visión parcial-
EliminarAbrazos
Creo que sí las veo, y es por ello que digo lo que digo... pienso que la cara (las caras (carotas)) es tan dura que puede ser que la cruz (las cruces) no sólo sea dura de llevar, sino que inicie un calvario de resultados inciertos... pero cada cual es libre de mirar y valorar la moneda como mejor le parezca... mi valoración tiene más que ver con mi intuición (y una poquita de experiencia vital) que con parámetros técnico-científicos... pero, si uno escucha a los científicos (sirvientes de las ciencias oficiales, con estómago y tripas como tú y como yo), puede llegar a conclusiones tan contradictorias como sorprendentes... entonces, las conclusiones de los "oyentes", de los escuchadores de la doctrina científica (en este caso en el terreno de la medicina, rama epidemiológica) no sé si se pueden anclar en el terreno del conocimiento o de la fe... ¿Tú crees que nos están contando la verdad? Yo te voy a ser claro: yo pienso que no y que nos están mintiendo de manera descarada...
EliminarAbrazo
Luis Antonio, ahora hacía algún tiempo que no te leía (falta de tiempo) . Cuando escribes algún recuerdo, (no sé si es porque te conozco personalmente o por mi imaginación o por las dos cosas), me es fácil dibujar la imagen mental. Me parece curioso. La contrapartida que propones a este momento es sin lugar a dudas, buena. Me gusta mucho , porque es así. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra saber de ti y que compartamos este pensamiento.
EliminarAbrazos, estimada Ana
Aparte del protocolo a seguir en las aulas se suma este "agobio" que genera no saber a ciencia cierta como responderán estas vacunas...
ResponderEliminarEl personal sanitario tiene muchos frentes abiertos : me pongo en su lugar la impotencia que da que están entre dos fuegos el político y de intereses...
Cada uno con sus competencias y no esta intromisión que no genera sino irritación
Un abrazo
Tengo confianza en las vacunas y en la seriedad de quienes las autoricen
EliminarAbrazos, Bertha
Bueno nos hemos acostumbrado a los 50.000 (por lo menos) muertos anuales de más. Hemos connaturalizado que las cajeros de supermercado tienen más proximidad que los médicos y personal sanitario en la mayoría de ocasiones, nos hemos habituado a que criticar al Gobierno por su nefasta, negligente y medieval forma de llevar esto sea considerado como "politizar" la enfermedad. Nos hemos acostumbrado a más de 50.000 muertos de coronavirus más, por lo menos, otros 50.000 que no tienen coronavirus y que habrán muerto por falta de atención. Ahora llega la otra parte, los arruinados, los embargados, la clase media, los autónomos olvidados y sólo recordados para subirles los impuestos de manera miserable, mezquina y cruel.
ResponderEliminarLas mentiras, nos hemos acostumbrado a las mentiras, los mascarillas no servían, ahora te multan si no las llevas. Las pruebas no sirven, cuando llegamos a niveles indecentes, todo el mundo a hacerse pruebas, los comités de expertos que no existen. Europa les impedía bajar el IVA de las mascarillas dicen y ahora pueden (otra mentira). Nos hemos acostumbrado a que nos mientan vilmente., a nuestra cara y no solo eso, todavía hay muchos que lo justifican y aprueban, a este nivel hemos llegado.
Nos han tratado como idiotas y encima aplaudimos.
Uno disculpa los errores, es normal, lo que nunca perdonaré es la mentira repetida y consentida.
Nos vamos a ir a la mierda.
Un saludo.
No me incluyo en el !"nos hemos acostumbrado".
EliminarSaludos
Salvo que me lo expliques, no entiendo las dificultades que pones en tu blog para hacer comentarios...
EliminarYo estoy de acuerdo -y lo he escrito- en esos síntomas positivos. Me quiero agarrar a ellos, como me agarro a las personas que han cambiado su forma de vida replanteándose los errores. También a la esperanza de que el sentimiento colectivo de solidaridad aparece en situaciones como esta. Que dure.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con lo que expresas y que comparto en su totalidad.
EliminarQuien más lo puede agradecer es el planeta liberado en determinados momentos de la epidemia humana.
ResponderEliminarAlgo se aprenderá sí, esperemos que sea sí, y no me sorprende que hay gente que quiere sacar partido de algo tan trágico con sus monomanías obsesivas y abusivas ya sabemos que a río revuelto ganancia de pescadores como nos ha enseñado la historia.
Un abrazo
Esperemos que el planeta tenga motivos para estar agradecido. Todos saldremos ganando.
EliminarUn abrazo