En
general las mujeres de todos los lugares del planeta tienen niveles superiores
de extroversión y de conciencia que los hombres, dos componentes esenciales de
la personalidad de la longevidad. El psiquiatra Luis Rojas Marcos manifiesta -
Somos lo que hablamos - que el cerebro femenino ya al nacer tiene un mayor
número de áreas relacionadas con el lenguaje que el masculino. Y por si fuera
poco, los trastornos del lenguaje, incluyendo las afasias y el tartamudeo,
afectan con mayor frecuencia al sexo masculino. La mayoría de los estudios
comparativos sobre el número de palabras que utilizan los hombres y las mujeres
revelan que, en general, ellas articulan al día hasta diez mil palabras más que
ellos.
Supongo
que los hombres poco tenemos que hacer en cuanto a modificar nuestro cerebro,
pero quizás tengamos que aplicarnos bastante en la tarea de hablar más...
https://www.elmundo.es/yodona/2014/12/12/548aca0e22601db87c8b4578.html
ResponderEliminarGracias por la información.
EliminarEs una cuestión de cerebro.
ResponderEliminarTodos debemos esforzarnos por hablar más y MEJOR.
Callar cuando convenga y no decir nada que no sea mejor que el silencio.
Hablar y vivir con discreción, sin alboroto. Supongo que algún sabio demostrará que si lo sabemos hacer viviremos más y MEJOR.
Salud
Francesc Cornadó
Hablar y callar cuando procede son virtudes. Lo contrario, no.
EliminarEstaría bien que las virtudes tuviesen una compensación.
Un abrazo, Francesc
En efecto, ya recuerdo yo hace décadas, en aquella España cerrada, en que los chicos con los chicos y las chicas con las chicas (y en las misas de los pueblos los hombres en grupo delante y las mujeres en grupo detrás) que las mujeres, desde niñas, se comunicaban más entre ellas, se contaban historias menudas pero importantes, se intercambiaban mil y una cuitas, iban de la mano de paseo...Mientras, nosotros practicábamos una camaradería escasamente confidencial, estábamos siempre de chirigota burra, nos desentendíamos de la cultura doméstica...Y encima criticábamos el parloteo incesante entre las mujeres, que sabían tratar los temas con hondura y nosotros nos despreocupábamos. En fin, entre los refranes que nos enseñaron había uno cruel, de procedencia antigua: "El humo, la gotera y la mujer parlera echan al hombre de la casa afuera". Nos reíamos pero tiene su miga y su doble lectura, que hoy no se entendería.
ResponderEliminarCuestión de cerebro y cuestión cultural y de división clasista, todo interrelacionado para una evolución afortunadamente plausible hoy día.
También viví alguna de esas experiencias que cuentas, pero con el tiempo he aprendido a valorar las múltiples virtudes de las mujeres. Creo que hoy en día van a la vanguardia en casi todo, al menos en el mundo occidental. Ya tocaba...
EliminarHola Luis Antonio, lo que nos traes hoy en ésta entrada, es muy sugerente y premonitorio, algo de lo que ya casi todos tenemos referencia en más o menos medida...pero atribuir a ese don particular “de agilizar la húmeda”, o de mucho hablar las féminas, que éstas tengan una longevidad mayor, me parece que por muchos análisis que se presenten o estadísticas al caso, que no dejará de ser una situación coyuntural, dado que la mayor o menor duración del ser, entiendo yo, que va implícito en los genes. Feliz semana.
ResponderEliminarUn abrazo
El valor de la genética es incuestionable, pero no lo es todo...
EliminarUn abrazo
Toda esa información está muy bien pero nada tiene que ver con el contexto y la entrada del blog.
ResponderEliminarDeseo lo mejor para el pueblo portugués.
Saludos