Parece ser que el YO moderno está
extremadamente interesado en la impresión que de él tengan los demás, usando su apariencia como una suerte de propaganda de sí mismo,
una tarjeta de presentación que pone en evidencia no sólo una distinción de
clase u oficio, sino nuestras más profundas aspiraciones o ideologías. El
cabello, las prendas, los accesorios y el maquillaje pueden aludir a
identidades tan disímiles como el punk,
el hipismo y el pop más comercial dentro de la gramática vestimentaria de un determinado colectivo social.
Es evidente, por lo tanto, que la
indumentaria y sus accesorios tiene por objeto definirnos frente a lo
colectivo, de reinterpretarnos frente a la mirada del otro. Tras esta especie
de circunloquio y para concretar el objeto de esta entrada, voy a referirme sólo
a los accesorios o símbolos que expresan una determinada opción ideológica de
carácter político.
De un tiempo a esta parte y en
Cataluña, sobre todo, un gran colectivo de personas exhiben en su vestuario
cotidiano símbolos que expresan un sentimiento o ideología de carácter
nacionalista. Sin negar a nadie el
derecho a hacer "de su capa un
sayo" y a obrar según su propio albedrío en cosas o asuntos de su
exclusiva incumbencia, tengo que confesar que me desagrada un tanto. ¿Por qué?
Por un par de razones muy simples: la ideología es personal e íntima, a nadie
le interesa lo que piense menganito o zutanito y el exhibicionismo del que
hacen gala, no exento de cierta provocación real o imaginaria, me causa cierto
grado de incomodidad. Posiblemente - casi seguro - se trate de una manía personal
que me deje en mal lugar, pero a fuerza de ser sincero es lo que siento y asumo
las consecuencias y los varapalos que puedan caerme. Por eso tengo meridianamente claro que no caeré en la
tentación de mostrar en mi vestimenta signo alguno que delate mis preferencias
políticas. Aunque me pagasen por ello... Así preservaré mi intimidad y no
molestaré a personas que puedan compartir mis aprensiones...
Es entendible tu incomodidad, Luis
ResponderEliminar😗
Gracias por tu comprensión, Adel.
EliminarAbrazos
Amigo Luis Antonio, esto no es más que una pérdida de pudor. El pudor es una de las formas civilizadas de la buena educación y es, por lo tanto, es una exhibición de mala educación. Las ideologías, los sentimientos personales, la emociones y los sueños son cuestiones íntimas, su exhibición en público es grosería y zafiedad.
ResponderEliminarSaludos
Veo que también te afectan estas actitudes. Tu firmeza me da seguridad,
EliminarUn abrazo
El impudor, el exhibicionismo, la exaltación de los símbolos, la represión de la palabra dialogante, la falta de respeto, la infracción del derecho al silencio visual...Imaginemos que esa senda que señalas, Luis Antonio, es tomada de manera análoga por los exaltados de la ultraderecha y tenemos que comernos los símbolos y comportamientos, como sucedió en el pasado. Un horror esa especie de militancia formal, hipócrita, que solo se fomenta en la confianza de que el grupo respalda las conductas (en otros territorios ¿se atreverían?) Tribalismo necio. ¡Por el derecho a la comunicación y a la mente abierta!
ResponderEliminarCreo que en las dos palabras que citas se explica y sintetiza todo: "Tribalismo necio"
EliminarSaludos
Es una interesante reflexión pero recordemos que lo de los símbolos personales tiene mucha historia detrás. Desde los símbolos de sindicato, de club o de asociación hasta los no queridos,, los que usaban los nazis contra judíos, gays etc.. Es una identificación de grupo, una identificación que puede tener un carácter político o un carácter de apoyo a un colectivo como los que se usa en favor de los enfermos del SIDA o de cáncer de mama. No olvidemos la famosa banderita de la Cruz Roja que algunos repartimos en tiempos infantiles.
ResponderEliminarUn abrazo
Respeto a los que tienen mentalidad tribal con insignias que los distingan. No comparto esa necesidad de grupo exhibicionista. Prefiero caminar solo y sin signos que delaten lo que a nadie importa...
EliminarUn abrazo
Cuando una ideología tiene que reforzarse con símbolos, imaginería, puestas en escena grandilocuentes y demás parafernalia, está intentando, entre otras cosas, encubrir su escasez de argumentos, de palabras, de diálogo. Es muy propio de los extremismos, ya vimos siniestros ejemplos en el pasado.
ResponderEliminarTu cabreo es muy comprensible.
Un abrazo, amigo Luis Antonio.
Me reconfortan tus palabras, Paco. Yo también creo que toda esa parafernalia tiene poco argumento y fundamento en su trasfondo.
EliminarMe descabreo, no vale la pena sufrir por algo tan sinsentido...
Un abrazo, Paco
¿Sabes cuando noto ese desagrado? Cuando paso unos días fuera de Cataluña y vuelvo. Cada vez me cuesta más volver, me entristezo y me cuesta armarme de fuerza para aguantar esto. Hace tiempo que no estoy agusto aquí, una tragedia para mi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entristezco...
EliminarEso es lo que quisieran algunos, que se vayan los que piensan diferente. Ánimo, que no estás sola.
EliminarAbrazos
El lazo amarillo no es un simbolo nacionalista, reivindica la libertad de expresión .En Catalunya no se quiere echar a nadie, al contrario todo el mundo es bienvenido.Únicamente se pide respeto i libertat de opinión, es pedir mucho? Todo el mundo no tiene porquè pensar lo mismo...
ResponderEliminarEn Cataluña hay libertad de expresión. Estoy totalmente a favor del pluralismo ideológico y en contra de los actos que sobrepasan los límites constitucionales. El simbolismo del lazo amarillo no es uniforme
EliminarAgradezco tu aportación.
Saludos