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De ANGIE para LUIS ANTONIO
"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".
el beso que se entrega
cuando hay querer".
Seguramente sí... o tal vez sólo sea el instinto de supervivencia en su afán por calmar la intensa sed que produce caminar por esta Tierra hacia el destino... donde se alternan desiertos y oasis... y donde los espejismos, a veces, nos dejan sin "el agua" que tocabamos con los dedos de la confusión...
ResponderEliminarNo es fácil la travesía... pero la necesidad "de agua" para el aventurero que busca... le lleva a sumir todos los peligros que en el desierto habitan...
Abrazo.
Has conectado perfectamente con lo que pretendía exponer.
EliminarAbrazo
Vender helados en el Polo Norte no es negocio.
ResponderEliminarSupongo que así es.Lo que me cuesta entender es la conexión de tu comentario con mi frase. No acabo de pillarla...
EliminarSaludos
Sí, sobre todo los que atraviesan el desierto. A mí la lluvia no me gusta, pero sí tu precioso Haiku.
ResponderEliminarUn beso, amigo Luis Antonio.
Me temo que la lluvia que me sugirió esta frase no es la que a ti no te gusta...
EliminarBesos, María
Parece el cuerpo de un gigante tendido al sol. Poética imagen y poéticas palabras.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Ahora que lo vuelvo a mirar, casi veo al gigante que mencionas...
EliminarUn abrazo
Quien no sabe de sed y de abrasiones no puede amar la húmeda y saciante lluvia, claro...
ResponderEliminarSin desierto no hay oasis o no sabemos verlos.
Besos.
Es evidente que solo la travesía de unos u otros "desiertos" nos hace apreciar y disfrutar de las bondades de la "lluvia". Como bien dices...
EliminarBesos
Sin duda que sí, exactamente igual que quien transite por la India o Vietnán en época de monzones odiará la lluvia con todas sus fuerzas.
ResponderEliminarHasta hace muy poco yo misma sentía una repulsa casi visceral por la lluvia. Aquí a veces se instala semanas y semanas sin tregua...ver llover sin descanso hace que se te enmohezca el cerebro y deja muy lejos del tópico melancólico de su tintineo dulce en las noches y ese olor delicioso a tierra mojada que inunda todo cuando hace mucho calor y llueve de pascuas en ramos. Es la misma lluvia, pero no la percibe igual quien la recibe. Yo la asociaba a no poder salir de casa, a la oscuridad del cielo que se instala en todo, al frío y la humedad que te cala hasta los huesos... me peleaba mentalmente con ella cada vez que aparecía... ahora he conseguido aceptarla y no me parece tan terrible... he aprendido a dejarme mojar por ella, a no pelearme contra lo inevitable, a ver el lado positivo de estar calada y congelada ¿ sabes cual es? pensar que llegaré a casa, me daré una ducha calentita, me pondré ropa seca y estaré el doble de a gusto que antes de empaparme ;)
Siempre añoramos lo que no tenemos...y justo porque que eso desconocemos sus inconvenientes y todo lo tiene... se trata de valorar lo positivo de lo que tenemos y aceptar su parte negativa, que siempre va incluido en el pack ...salvo que no haya forma, en cuyo caso hay que cambiar de clima ;)
Mil besos maestro zen ;)
Estoy sorprendido de las interpretaciones que provoca una frase concisa, abierta y un tanto ambigua.
EliminarYo adoro la lluvia. Quizá porque nací en una tierra árida y por eso la asocio con muchas cosas buenas.
Como bien dices, deseamos lo que no tenemos y todo en abundancia cansa...
Muchos besos, María
Por desgracia, solo valoramos aquello de lo que carecemos y necesitamos. Buena manera de reflexionar al respecto.
ResponderEliminarUn abrazo de lluvia!
Así es.
EliminarLa lluvia me hace feliz. Imagínate...un abrazo de lluvia.
Besos
Así es, así somos: mejor dicho, imposible, Luis Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fer
Me agrada que te haya gustado una frase tan simple...en apariencia.
EliminarAbrazos, Fer
A mí cada vez me gusta más que llueva.
ResponderEliminarA mí me ha agradado siempre, pero este amor va a más también
EliminarYo conozco más bien el lado contrario. Los que se pasan todo el día quejándose de que no viven en Lanzarote o Marbella. En el fondo la cuestión es quejarse de lo que se tiene y añorar de lo que carecemos
ResponderEliminarVivo en un tierra húmeda y verde pero eso tiene un precio: el agua. Tampoco llueve tanto, hay mucho mito en ello. Mi ciudad es una ciudad luminosa y clara aunque aparentemente llueva bastante no llega ni a los dos tercios de lo que llueve en Compostela a 65 km. Lo cierto es que, tal como dice María, con la madurez descubres los valores de la intimidad casera lejos de las lluvia que repiquetea en ventanas y tejados.
Ya sé que lo tuyo es metáfora pero también permite una interpretación literal.
Un abrazo
Efectivamente, se trata de una doble metáfora, pero lo bueno, y de esto tú sabes mucho, son las interpretaciones que cada uno hace.
EliminarNo quiero pensar lo que sería el mundo sin apenas lluvias...
Un abrazo
Aman la lluvia sobre todo aquellos que caminan bajo un sol abrasador…
ResponderEliminarMe encanta ver llover, será por que casi nunca llueve…
Un cálido abrazo
Tus dos frases son inapelables.
EliminarGracias por tu visita
Un abrazo prolongado