En un simple y mero haikú se pueden expresar tantas cosas... Basta
con saber elegir las palabras, someterlas al suave y flexible corsé de la métrica, tener clara la razón o sinrazón de expresarlas y saber, eso sí, a quién
van destinadas...
A veces, con una mirada ya es más que suficiente...
Debe ser obra, prefiero que sea obra ¿y tú?
ResponderEliminarEl haikú plantea un interrogante. Cada lector es libre de hacer su propia interpretación...Tú respondes a una pregunta con otra..
EliminarUn abrazo Anabel
Ahí radica la esencia del aiku,(en poco decir lo que quieres) es, un poco como el buen perfume: en tarro pequeño.
ResponderEliminarYo prefiero miradas y complicidades...y, si encima lo saben expresar con la métrica adecuada: ya eso es obra y completa;)
Feliz semana Pascual!
Un abrazo.
Posiblemente las miradas llenas de complicidad sean insuperables...
EliminarIgualmente te deseo unas felices vacaciones de S.S., Bertha
Un abrazo
Curiosa e intrigante la cultura japonesa, pero ciertamente muy rica y sabia.
ResponderEliminarUn saludo.
Elperroverde
Me gustaría conocer más esa cultura, igual que la china...Creo que está muy distante de la nuestra en todos los sentidos...
EliminarSaludos
Esto de lo breve se ha puesto muy de moda. Con los 140 caracteres de Twitter he tirado la toalla. El haiku sienta bien, sobre todo si respeta las formas y transmite un buen mensaje. Desde ya, esto no es ningún prológo. Es definitivamente la obra, y nadie puede protagonizarla sin miradas.
ResponderEliminarFeliz Semana Santa, estimado Luis Antonio.
Un abrazo.
Fer
Tomo nota de la interpretación que haces. La escritura conceptual siempre me ha seducido. Por eso prefiero más el conceptismo que el culteranismo del Barroco Español (Quevedo, Gracián...)
EliminarIgualmente te deseo una feliz S.S., Fer
Un fuerte abrazo
No sé si es prólogo u obra pero te ha quedado estupendo. Y ya sabes aquello de lo bueno si breve... (por lo de las sílabas)
ResponderEliminarPásalo bien. Besos.
Si volviera a escribir este haikú sustituiría la palabra PRÓLOGO por PRELUDIO...
EliminarLo mismo te deseo, Angie.
Besos
Se trata de evitar la obra..
ResponderEliminar¿Por qué?
EliminarSaludos
Una obra abrazada e intensa desde la brevedad, me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegra que te haya gustado, María. Valoro mucho tu criterio.
EliminarBesos
Oh! lástima que las letras no tengan mirada, la de letras que me ahorraría ;))
ResponderEliminarLos haikús de verdad dice tanto tantísimo en el fondo como en la sencillez de su forma, por incapacidad manifiesta a causa de mi crónica verboragia siempre me han cautivado, en general toda la minimalista belleza orienta ¡quien lo diría en mi barroquismo extremo! ¿verdad? en vestimenta soy bastante minimalista para que veas jaja
Precioso tu haikú, solo puede ser un prólogo si la miras como tú debes saber, caso contrario cegata perdida :-)
Muchos besos y muy felices días... compartimos violinista ¡qué bieeen! Muaaaaaks!
No tengo claro en qué se traduce el minimalismo aplicado a la vestimenta....Jajaja (yo me entiendo...)
EliminarGracias por tus palabras, María
Quizás no tenga clara la idea y por eso planteo esa interrogación. En un libro se distingue nítidamente el prólogo de la vida; en las relaciones humanas es más complejo...
Muchos besos. Hasta pronto
Me quedo con el preludio que eliges después, Luis. Me gusta muchísimo más :D
ResponderEliminarY preferiría que fuera preludio, como antesala de algo mucho mejor que llegará después.
Un beso, Luis.
Tomo nota, Novicia. El problema de los prólogos o preludios es que no sabes bien en qué van derivar...
EliminarMe alegra saber de ti porque últimamente te prodigas poco. Espero que estés bien. Te necesitamos pletórica. Como acostumbrabas...
Muchos besos y feliz S.S.
Y sin duda tú sabes elegir las palabras a la perfección.
ResponderEliminarPrefiero que sea preludio o prólogo, siempre resulta excitante imaginar que queda por llegar lo mejor.
Besos
Gracias, Narci. Es excitante porque también hay mucha incertidumbre, ¿no?
EliminarBesos y feliz S.S.
Pues yo me comería tu haiku en el entreacto pare entrar con fuerza en la segunda parte de la obra. En todo caso un haiku está bien pero juega con ventaja: planta su semilla y pretende que los demás nos tomemos el trabajo sucio de repensarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
No se lo digas a nadie, pero es verdad. Cuando tengo una duda existencial, la planteo para que me la resuelvan los demás... Espero tu trabajo ¿sucio? para repensarla porque acostumbras a dar luz a mis dudas. Aprovecharé el entreacto con la mejor de las expectativas para acometer el inicio de la obra...
EliminarUn abrazo
¿Un preludio... o la obra completa? Esa mirada que mencionas al final puede decirlo todo. Pero, cuántas veces uno no sabe con certeza dónde acaba una historia... La mirada puede ser decisiva, o no... Porque todo, amigo, se mueve en las ondas del misterio, y de ese jeroglífico no solemos tener la clave. El tiempo, lo único que hace es demostrar lo que sucede, pero se le escapa lo que pudo suceder.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis Antonio.
Porque es un jeroglífico, como bien dices, lo planteo públicamente. Por si alguien me ayuda a desentrañarlo... Tu comentario confirma la necesidad que uno tiene de mostrar sus propios interrogantes...
EliminarUn abrazo, Antonio
En un haiku y en este en concreto, valen también los silencios entre las palabras...
ResponderEliminarTienes razón, pero a pesar de las muchas lecturas que se hacen del silencio, no siempre se acierta...
EliminarVital para toda obra, un buen prólogo nada despreciable que de pie a un magnífico argumento en el que hasta los puntos suspensivos jueguen su papel...
ResponderEliminarMagistral.
:)
Besos.
A veces, y ese es el problema, hay prólogos que poco o nada tienen que ver con la obra...
EliminarGracias por tu huella, Marinel.
Abrazos y feliz S.S.
Dificilmente habrá buena obra sin un prólogo que la preceda y la ilumine. La obra admitirá muchos derroteros quizá, pero si el prólogo es sólido y contundente, las posibles derivas de la obra quedarán resueltas. Un abrazo, Luis
ResponderEliminarComentario esperanzador, el tuyo. Agradezco la ponderación y sabiduría de tu lectura y me alegro muchísimo de tenerte por estos lares, estimado profesor.
EliminarUn abrazo
La obra empieza en el prólogo.
ResponderEliminarUn abrazo.