Duque de Wellington
Felipe V
George
Square es el centro neurálgico de Glasgow. La plaza está rodeada de edificios
victorianos y, como las mayoría de su época, tiene gran número de estatuas.
Quiero destacar la de Walter Scott, autor de la novela histórica, Ivanhoe, porque
fue una de las lecturas que más me impactaron en mi infancia. Hay estatuas, sin
embargo, que no me merecen ninguna consideración por dedicarse a personajes que
despertaron amores y odios encontrados.
Tras
visitar la renacentista y majestuosa City Chambers, en cuyo interior
brilla la extravagancia y la desmesura,
(en ocasiones se ha utilizado como localización cinematográfica
para recrear el Kremlin o el Vaticano) me dirigí a la Gallery of Modern Art que
se halla al lado de dicha plaza. No entiendo de arte moderno, pero acostumbra a
dejarme atónito y también a divertirme. Y eso no es poco. En este museo elegante y de estilo
neoclásico, sin embargo, lo que más me
sorprendió fue la estatua ecuestre del Duque de Wellington que se halla delante
de la fachada principal. Resulta que sobre la cabeza de este insigne personaje
han colocado, a manera de gorro, un cono de señalización de obras con
franjas de colores naranja y blanco. Parece ser, según me dicen, que los
habitantes de esta ciudad son famosos por un sentido del humor un tanto
irreverente. Aunque el Ayuntamiento los quita de vez en cuando, siempre hay alguien que vuelve a
recolocarlos con nocturnidad y alevosía... La estatua, con este jocoso adorno,
se ha convertido en un símbolo oficioso de modernidad y clasicismo. El Duque de Wellington, uno de los más prominentes generales ingleses durante
la Guerras Napoleónicas, llegó a ser dos veces Primer Ministro del Reino Unido.
Ignoro si alguna de sus decisiones políticas fueron ingratas para los glaswegians
en particular o los escoceses en general...
He
contado este episodio porque, por esas azarosas y caprichosas asociaciones de
ideas, me vino a la memoria un retrato de un rey de España que también se hizo,
y se sigue haciendo, merecedor de la
mofa de los habitantes de una localidad valenciana.
El
retrato de Felipe V cuelga boca abajo en el museo de l´Almodí de Xàtiva (Valencia) como venganza por decretar
el incendio de la ciudad que secundó la causa del archiduque Carlos en la
Guerra de Sucesión. Además, durante la represión borbónica, se destruyeron
cerca de cuatro mil casas, su habitantes fueron deportados a Castilla y el
nombre de la ciudad se cambió por el de San Felipe, en honor al rey
conquistador. Desde entonces sus habitantes son conocidos con el apelativo de “socarrats”,
es decir, “chamuscados”...
Parecida
simpatía se le tiene al nieto del Rey Sol en muchos de los territorios de la
Corona de Aragón donde la represión no fue sólo política sino también cultural
y lingüística. El absolutismo de este monarca liquidó la monarquía hispánica
plurinacional y dio lugar a un proceso homogeneizador que tantos problemas
viene acarreando desde aquel entonces... Muchos, sin embargo, aplaudieron estas
medidas y así nos hallamos, desde entonces, hechos unos zorros...
Posiblemente resten
infinidad de estatuas o retratos merecedores de parecidas irreverencias, por no
decir escarnios...
continuamos con la historia
ResponderEliminarLa historia deja heridas que no restañan nunca... A veces, claro
EliminarComo las cosas sigan así nos va a hacer falta más de un cono de señalización y más de un retrato "insigne" tendrá que pender bocabajo:)
ResponderEliminarUn abrazo Luís Antonio.
Me temo que tus temores son más que fundados...
EliminarUn abrazo, Bertha
Apenas estuve unas horas en Glasgow y lo que más recuerdo de ella es como arreglaron las viejas y sucias factorías portuarias para darle un decoro semejante a lo que se hizo en Bilbao. También descubrí como la arquitectura modernista de Charles Rennie Mackintosh, el Gaudí escocés, le dio una imagen propia a esta industriosa ciudad. Pasé casi toda la mañana buscando una de esas maravillosas y bellas camisetas del Celtic y conocí una cafetería/librería en pleno centro histórico que me dejó absolutamente extasiado.
ResponderEliminarEdimburgo, como bien sabes, es una ciudad maravillosa en cuanto al urbanismo que la caracteriza, pero en Glasgow hay mucho más ambiente en todos los sentidos. Apenas quedan restos de la ciudad fea e industrial. Incluso (cómo no) está la huella del arquitecto Calatrava sobre el río Clyde. Igual que en Bilbao.
EliminarVisité una librería/cafetería como la que mencionas. Seguro que es la misma. He visto similares en otros lugares, pero esta también me resultó especial.
Creo entender el porqué de tu simpatía con el Celtic. Gallegos y descendientes de irlandeses afincados en Escocia tenéis muchos lazos.
Al Celtic, el otro día, y al Deportivo anteriormente les debemos los culés un mal rato...
Veo que de Felipe V prefieres pasar...
Un cabrón es un cabrón aunque se vista de Borbón.
EliminarMe ha tranquilizado la contundencia fonética de tu exabrupto. Por un momento pensé....
EliminarVete al carallo.
EliminarFederalismo a lo Pi y Margall o estamos condenados a comerse la cola unos a otros.
Aquí en mi tierra, mi querido amigo, no queda estatua ni personaje histórico por ridiculizar con graffiti, leyendas, destrucción parcial o total o profanación. Me encantaría visitar Glasgow, aunque estoy a años luz de poder planificar un viaje de semejante magnitud. Disfruta de lo que tienes a mano mientras puedas. Mira lo que nos pasó a nosotros en Argentina: inflación (¡peso: 1, dólar: 5!), y cepo cambiario, es decir, se venden dólares en cuentagotas a los pocos y afortunados viajeros argentinos para ir al exterior. Las empresas de turismo la están pasando terrible. Y nosotros... mejor ni hablar.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis Antonio.
Glsgow tiene su encanto, pero si algún día visitas el Reino Unido, te aconsejo que comiences por Londres...
EliminarSé de los problemas que hay en Argentina con las cuestiones monetarias. Asunto que ya viene de lejos...¿no?
En España, sin embargo, la única industria que sigue en alza es la del turismo...
De todo lo demás, mejor no hablar. El nº de parados ya se acerca a los 6 millones...
Disfrutaremos, como bien dices, de lo que podamos a la espera de vientos más favorables.
Un fuerte abrazo, Fer
Por más tiranos que fuesen reyes y gobernantes el pueblo siempre ha sabido sobrevivir a esos terribles yugos, aunque es cierto que a veces a un precio excesivo.
ResponderEliminarLa historia está bien recordarla para poder guardarnos de calamidades pasadas; pero, sobre todo, debemos tener muy presente que somos nosotros los que decidimos qué publicaran los libros de historia futuros.
Después de alcanzar un cierto grado de bienestar, sobrevivir sabe a conformismo y resignación, ¿no?
EliminarMe temo que eso de que somos nosotros los que publicaremos los libros de historia es todavía una utopía. Siempre la han escrito los ganadores y el pueblo llano solo ha interpretado papeles de extras. El mérito de las victorias se atribuye siempre a los que contemplan las batallas desde atalayas privilegiadas y protegidas...
Bienvenido, Manuel
Saludos cordiales
Me temo que no, Luis. El conformismo y la resignación no son supervivencia. Son unas lastimosas formas de existencia. Yo me enfado mucho cuando oigo a mis paisanos (muchos de los cuales me avergüenzo profundamente) decir aquello de ¿Y que le vas a hacer? ellos mandan, booh! Tienes que votar a los mismos, otros ¿qué van hacer?... Con estas fórmulas no se sobrevive. Se sucumbe. Si hemos sobrevivido a lo largo de la historia a cuantos tiranos hubo, es solo porque hemos habido gente a la que no nos han podido quitar la opinión y nunca dejamos de luchar por nuestra dignidad.
EliminarEn cuanto a la historia, me refiero a esos libros que publican los historiadores aquellos que investigan para saber que ocurrió en realidad. Otra cosa son los libros de historias a la medida.
Está graciosísima la estatua con el cono de obra, además, se ve a la legua, no me extraa que insitan en ponerla. habrá llegado el momento en que la estatua sin cono pierde su sentido. Estuve en Glasgow hace muchísimos años, solo de paso, recuerdo una ciudad industrial, al menos la parte por donde yo estuve era muy fea. Al Duque de Wellington deben los ingleses las famosas "wellingtons", botas de agua.
ResponderEliminarEn cualquier caso, hay algunos a los que hacerles una estatua sería una faena. ¿Te imaginas una estatua de Esperanza Aguirre lo que daría de sí? ¿ O de Gallardón....o de...etc. Lo que se podría hacer con ellas...no quiero ni pensarlo.
Muchos besos.
El Glasgow que tú recuerdas es histórico. Como bien dice el Dr. Krapp, y doy fe de ello, esta ciudad ha sufrido una transformación muy similar a la de Bilbao.
EliminarLos ingleses le deberán a Wellington las famosas botas que mencionas, pero los escoceses de Glasgow no parecen tenerle mucho aprecio... Al caballo también le ponen un cono de vez en cuando. Es una atracción turística.
A lo mejor las estatuas sirven para que los ciudadanos se explayen con ellas. Las palomas, sin embargo, no respetan a ninguna...
Otra comentarista que se escapa sin hacer referencia a Felipe V...Con las ganas que le tengo yo.
Besos y muchos, Angie
Unas pocas paginas sobre Edimburgo por Francisco de las Barras de Aragón. en su visita del 1909. Y donde Wellington no podia faltar.
ResponderEliminarLástima que no visitásteis los Jardines Bótanicos.Entre otras muchas más cosas. (MiguelUnas pocas paginas sobre Edimburgo por Francisco de las Barras de Aragón. en su visita del 1909. Y donde Wellington no podia faltar.
Lástima que no visitásteis los Jardines Bótanicos.Entre otras muchas más cosas.(Miguel again)
http://www.seha.es/articulos/31.pdf
Toda la historia que ha trascendido es la de reyes, presidentes o caudillos. Los gobernantes tienden a perpetuar a sus antecesores o a perpetuarse, el pueblo luego tienen derecho a expresarse lo que a los otros no gusta y castiga. La expresión popular debe prevalecer a la imposición gobernante... que se jodan.
ResponderEliminarPues eso... que se j....
EliminarNo conocía ninguna de las dos anécdotas, pero son muy significativas.
ResponderEliminarDeberíamos ser más irreverentes, seríamos más felices, sin duda.
Interesante, interesante entrada.
Gracias, Pedro, y viva la irreverencia con según quién y de vez en cuando...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarConozco el retrato del rey borbón cabeza abajo. Aquí en nuestra Comunidad (algunos le llaman País) Valenciana estamos muy sensibilizados con lo que hizo este rey. Tú lo has explicado perfectamente. En Cataluña pasó algo muy parecido. Y hay quien busca las raíces del soberanismo catalán actual en aquella guerra que protagonizó Felipe V. En mi País (algunos le llaman Comunidad) no existe el independentismo, pero existe la conciencia de que aquel rey nos quitó los fueros y nos obligó a castellanizarnos, con lo cual, ahí está, cabeza abajo...
ResponderEliminarMuy interesante el post.
Un abrazo.
Me satisface que corrobores el contenido de esta entrada. No todos lo aprecian de la misma manera...Pero la historia esta ahí...Aunque hay tantas historias que a veces no sabes cuál es la cierta.
EliminarUn abrazo
No conozco Glasgow, pero sí Edimburgo, preciosa ciudad vistoriana, con un festival en verano increíble por cierto. Son muy pintorescos los escoceses, no me extraña nada esa tenacidad en colocarle el cono en la cabeza del duque de Wellington, algo les haría sin duda, a lo mejor es quien inventó su asqueroso haggis jajaja es lo único que no me gustó, su comida. Recuerdo que me pasé todo el tiempo que estuve a base de unas frambuesas enooormes y riquísimas como no he visto en mi vida. No bebo whisky, ni cerveza, así que ese fue el mejor recuerdo que me traje en la boca de ellos. Los oídos y los ojos llenos de cosas ricas:-)
ResponderEliminarRespecto a las muchas perrerías que han hecho los altos dignatarios por todas partes, sí, la verdad es que si hurgamos en sus trapos sucios, a casi todos tendríamos que ponerlos boca a bajo como hacen los valencianos con Felipe V, imagina lo que harían los aztecas o los incas si pillan por banda a Isabel la católica... clavarían alfileres de budú en su retrato:-)
Muchas gracias por contarnos estas cosas tan curiosas que no conocía LUIS ANTONIO. ¿Lo ves? eres imprescindible, nos culturizas y resucitas a los comentaristas invisibles xD ¿qué haríamos sin ti aquí?:-)
Montón de besos y muuuy feliz noche.
De Edimburgo me han quedado muchos recuerdos: el urbanismo y el color de sus casas, la ciudad antigua (Old Town), la ciudad moderna (New Town), el bullicio de Princess Street, algún pub y, sobre todo, el castillo. Soy un forofo de este tipo de edificaciones y en Escocia he podido alimentarme con varios de ellos.
EliminarLa comida, floja. El pan, racionado. El haggis no me entusiasmó, pero lo probé en un par de ocasiones (también existe el haggis vegetariano, ¿eh?) Mucho mejor, su cerveza - para todos los gustos - y su wisky...
En Lleida no creo que a Felipe V le tengan mejor aprecio que en Xàtiva... También la mando incendiar...
Gracias, una vez más, por tus palabras de aliento, María.
Muchísimos besos
Me temo que en ese plan, no quedaría cuadro, estatua, ni nombre de plaza o de calle, que no fuera objeto de escarnio o mofa en algún rincón de España. Y aunque soy un gran seguidos de la sátira y la ironía, y me gustan estas cosas, siempre he admirado el estilo americano de numerar las calles en lugar de poner nombres, porque a lo largo de mi vida ha cambiado mi calle cuatro veces de nombre, y al final no sabes ni dónde acabas viviendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las calles numeradas, como bien dices, no cabrean a nadie y son más prácticas para saber dónde se ubican. En algunos cascos históricos, sería difícil numerarlas con lógica.
EliminarUn abrazo, Carlos