
donde guardas tus libros subrayados,
tus fotos, tu música, tus diarios manuscritos,
y tus cartas escondidas con remites blancos.
Deseo visitar tu cuarto de baño,
con tus jabones de colores, tus perfumes,
donde pende tu albornoz aún mojado,
y el espejo que dobla el desnudo de tu cuerpo.
Ansío penetrar en tu celeste alcoba,
en el ara de tu lecho donde ofreces el tesoro
de tus labios temblorosos, de tus pechos
jadeantes, de tus muslos entreabiertos...
De momento es una sombra la que ronda
por la vera de tu casa, la que busca errante
el cofre de tus ocultos tesoros,
que hoy parecen sueños infundados.
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