El periodista y profesor Oriol Vidal-Aparicio encuentra una alegoría curiosa para trazar ese estado de incomodidad congénita que caracteriza a los españoles. Algo fallará en nuestro país cuando después de tantos años somos incapaces de hallar una posición en la que todos estemos cómodos. Y eso es algo preocupante, teniendo en cuanta lo mucho que nos gusta la siesta...
Debo de ser una excepción. A mí no me gusta nada la siesta. Nunca la duermo. Porque si duermo poco por la noche, imagínate si durmiera la siesta.
ResponderEliminarCurioso lo que dice el periodista, pero muy cierto.
Un abrazo estimado Luis Antonio.
Me gusta estirarme un ratito, pero sin dormir...
ResponderEliminarAbrazos, querida y admirada María