No sé qué experiencia educativa tienen
los demás, pero a mí me enseñaron dentro y fuera de casa que hay que
sacrificarse y ocuparse de los demás antes que de nosotros mismos. A decir
verdad, suena genial: generosidad, desinterés, bondad. ¿Qué otros conceptos
podemos atribuir a los que viven con
esos principios como norte de sus vidas?
De un tiempo a esta parte, sin embargo, lo de pensar solo en los demás me supera y me
obliga a replantearme estos asuntos desde una perspectiva más realista.
Junto a tales principios también me inculcaron aquello del "amor propio" entendido como
la "consideración y estima que una
persona siente por ella misma y por la cual espera ser considerado y estimado
por los demás. De esta definición, hoy, me sobra la segunda parte. Creo que
la opinión de los demás nos condiciona en demasía...
Creo que el amor
propio se basa en tener un buen concepto y bastante confianza en uno mismo - no hay que llegar al
extremo de Cristiano Ronaldo, ¿eh? - y si no es así no queda más remedio que esforzarse
por alcanzar esta autopercepción... Ya
va siendo hora de que nos dediquemos tiempo y atención, que valoremos y
fomentemos nuestras habilidades, que dejemos de pretender el imposible de
complacer a todo el mundo,- bastante exigentes somos con nosotros mismos -, que
sepamos dar la espalda a los manipuladores, que dejemos de compararnos con los
demás y que no ser perfecto, que nadie
lo es, no está reñido con amarse y aceptarse a sí mismo.
De verdad, creo que nunca es tarde para conjugar el verbo amar en
forma reflexiva y actuar en consecuencia.
Y esto nada tiene que
ver con el egocentrismo que es pensar que el mundo debe girar al son que uno desea ni con el
egoísmo...Creo.
Aceptarse a sí mismo es fundamental para tener una vida saludable, como bien dices eso no debe llevarnos a pensar que somos lo nunca visto... Amarse a sí mismo, me suena raro y me llama la atención que lo utilices como sinónimo de aceptarse (nunca lo había pensado así, pero quizás tienes razón.
ResponderEliminarUna buena reflexión Luis Antonio (a mí me dejas pensativa).
Un fuerte abrazo!!
Tienes razón, si volviera a escribir esta entrada sustituiría el verbo amar por el querer o estimar. Aceptarse, a veces, me sabe a resignación...
EliminarAbrazos
¿Sabes que estoy muy de acuerdo con todo lo que dices? si es que a veces pensamos más en los demás que en uno mismo, y tienes mucha razón en que debemos dedicarnos más a nosotros pero ¿sabes? quién sea así de esa manera generosa, es dificil lo pueda conseguir.
ResponderEliminarMe encantan tus temas que siempre nos llevan a reflexionar amigo Luis Antonio.
Un beso.
Algún rato y atenciones nos merecemos de vez en cuando, ¿no? Me alegra saber que estás de acuerdo. Para algunos debe sonar a egoísmo...Pero como decía más arriba, no hay que dejarse influir tanto por el qué dirán...
EliminarMuchos besos, María Perlada
Hay veces que hay que decir que NO, así de sencillo. Si quieres dejar contento a todo el mundo, al final, no contentaras a nadie, incluso te producirá frustacion.
ResponderEliminarAfortunadamente, yo no tenido problemas con eso...
Un saludo
Difícil contentar a los demás si uno no está un mínimo de contento consigo mismo, ¿no?
EliminarSaludos
-Aquí somos menos poéticos con este verbo, pero cómo Sinónimo tiene más sustancia:estimar,apreciar,querer,adorar...etc.
ResponderEliminarCreo que primero nos tenemos que escuchar un poco aunque sea de vez en cuando.-Yo amo: mi profesión; pero no la amo, hasta el punto de anteponerla a mi familia,amigos, o incluso a la persona que en estos momentos ocupa mi espacio afectivo.
Sinceramente creo que no se puede meter todo en el mismo tarro se puede amar pero con matices.-Yo amo a mis hijas por encima de...,pero también amo a mi pareja por qué...y, a mi familia porque...-Pero se tiene que estar bien con uno mismo, y eso no es ser egoista, simplemente que si amas lo que haces y te aceptas:generas una buena praxis en tu entorno.
-Y me auto culpo; de tener mis malos prontos,pero es que a veces hay que tenerlos con ciertas clase de personas que no se avienen a razones...
Un abrazo feliz día.
Adorar y amar son excesivos. Me quedo con estimar, querer, apreciar...
EliminarEstar bien con uno mismo es esencial para que los demás también lo estén con nosotros. Eso es de "cajón"...
Hay que reflexionar y tal, pero sin abusar de la autoinculpación...
Abrazos, Bertha
...si, que se tiene que sacrificar ciertas cosas, para superarse y eso más que un amor es, amar lo que de verdad te llena
ResponderEliminarLa felicidad con minúscula es tener "cosas" que nos "llenen".
EliminarMe imagino que todo dependerá de la etapa vital en la que cada cual se encuentre, en sus experiencias, temperamento y circunstancias.
ResponderEliminarPor ejemplo: ahora "siento" que formo parte de "los demás" y deseo al resto de "demases" lo mejor, eso si que no me toquen las narices porque me esfumaré a la mínima intención....cuestión de vejez y experiencia al respecto, imagino. Acaso no se dijo siempre que los viejos son egoístas, normal, tanto cargaron que se quebraron y ya no pueden ni con su alma. Descanso se convierte en la palabra mágica por excelencia en etapas avanzadas de la existencia.
Es evidente que Ortega y Gasset acertó con la célebre frase de "yo soy yo y mi circunstancia". Cada uno tiene su historia y llegado un momento reflexiona sobre la misma y sobre lo que resta por escribir...en función de lo ya escrito o vivido
EliminarSaludos
Creo mi querido LUIS ANTONIO que se puede conciliar perfectamente lo de pensar en los demás sin dejar de quererse a uno mismo, una cosa es ir de tonto por la vida recibiendo por todos lados, otra olvidarse del mundo mirándose el propio ombligo, desgraciadamente de estos hay tantos que no. Lo de aceptarse a uno mismo es una de las cosas más importantes que debemos intentar los humanos para como dice nuestra querida LAURA tener una vida mentalmente sana y saludable. Uno es lo que es y no hay más, como dice Serrat, nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio.
ResponderEliminarA mi lo que de verdad se me da mal es lo de ser asertivo, solo lo soy profesionalmente creo que porque represento intereses ajenos, respecto de mi misma lo de decir NO, lo llevo realmente mal, al final me da pena todo el mundo y eso me hace hacer el tonto en no pocas ocasiones, me salva que lo sé ;)
Me ha encantado este ratito de charla contigo, espero que tú te quieras tanto como mereces que es mucho muchísimo !! Montón de besos mi querido profe q tu puente acueducto haya sido muy feliz!
Efectivamente, ambos "quereres" son compatibles, pero segün la circunstancia personal se prioriza uno u otro...
EliminarSolo que te quieras una parte de lo mucho que te queremos los demás, ya puedes estar satisfecha y con la autoestima por las nubes. Te lo mereces.
Muchos besos, estimadísima María
Vaya yo que me esperaba al ver el titular una entrada sobre las acepciones de los verbos reflexivos, con los que los galegofalantes tenemos algún problema ya que su uso no es tan frecuente como en castellano, y es un preciso tirón de orejas sobre la importancia del amor propio.
ResponderEliminarNo discutiré tal cosa, pero hay que recibir tantas palos como palmaditas en la espalda para entenderlo y sobre todo, lo más complicado, practicarlo.
Un abrazo
Tienes toda la razón, pero a mínlos palos que me hacen más daño son los que me propinó yo mismo.
EliminarUn abrazo
Yo llevo fatal la negación...la verdad. Me sé un bastante como aquella cancioncilla que decía algo así:tonta pelá que te pican los mosquitoooossss
ResponderEliminarJajaja
Hay mosquit@s arpías que nos ven a lo lejos y vienen directos a nuestras venas.
Sí, suena a broma y algo brutal, pero es bien cierto.
Que debemos querernos primero nosotros, afianzarnos en nuestras convicciones y desde ellas, proyectar lo mejor de nosotros evitando caer en la petulancia y el egocentrismo,¡por favor! Es el ideal de cualquier ser humano que se precie...
Sin embargo, no siempre es fácil hacerlo en la justa medida, en el equilibrio exacto.
Es mi opinión, claro.
Besos.
Tú opinión es sabia y tu presencia en este espacio, un privilegio y una gozada.
EliminarBienvenida, Marinel
Muchos besos
El reflexivo es necesario para usarlo luego hacia los demás. Algunos se quedan solo en la primera parte, claro...
ResponderEliminarEvitaremos quedarnos en la primera persona del singular...
EliminarHay que diferenciar claramente lo que es querer y lo que amar . Un fuerte abrazo LUISANTONIO
ResponderEliminarEfectivamente, no es lo mismo. Permite que te lo explique Raquel Olmeda, psicøloga, que hace una interpretaciøn preciosa de El Principito:
Eliminar"
La sabiduría emocional que encierran los diálogos en el Principito
Una maravillosa recreación literaria basada en El Principito de Saint-Exupéry nos brinda una poderosa enseñanza sobre esta cuestión. Leamos con atención este pasaje con el objetivo de aportar luz sobre esta poderosa realidad emocional que nos afecta a casi todos en un momento u otro de nuestra vida.
—Te amo —le dijo el Principito.
—Yo también te quiero —respondió la rosa.
—Pero no es lo mismo —respondió él, y luego continuó— Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde
nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro. Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento.
Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de ti, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.
Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.
Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como pareja, padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.
—Ahora lo entiendo —contestó ella después de una larga pausa.
—Es mejor vivirlo —le aconsejó el Principito
Otra preciosa explicación relacionada con la diferencia de la que hablamos es aquella que las enseñanzas budistas nos ofrecen. En ellas se afirma sabiamente que si quieres a una flor, la arrancas para tenerla contigo, y si “amas” a una flor, la riegas todos los días y la cuidas.
En definitiva, cuando amamos a alguien le aceptamos tal cual es, permanecemos a su lado y buscamos dejar posos de felicidad y de dicha en cada momento. Porque los sentimientos para ser puros e intensos tienen que venir de muy adentro.
Por eso es esencial hacer un ejercicio de trabajo interior y cuestionarnos si lo estamos haciendo bien, si estamos gestionando bien nuestros apegos y nuestros sentimientos o, por el contrario, estamos confundiéndonos por el deseo de ponerle palabras duraderas y profundas a nuestras relaciones."
Un abrazo