jueves, enero 03, 2008

DIVORCIO, ABORTO, MATRIMONIO GAY Y FAMILIA CRISTIANA EN LA PLAZA COLÓN DE MADRID

Ni el mismo PP lleva intención de modificar o
derogar las leyes del aborto y del divorcio

Nada que oponer al derecho a manifestarse de quien sea. Según las normas establecidas, claro está. El acto del pasado domingo en la plaza Colón de Madrid, convocado por el arzobispo de Madrid, Rouco Varela, en defensa de la familia cristiana cumple con las reglas del juego democrático. Según recogen los medios, en dicho acto tomaron la palabra diversas personas. Tanto la intervención del presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Blázquez, como la del Papa, Benedicto XVI, se inscriben dentro de las propias competencias, es decir, contenidos morales y pastorales. Pero cuando el arzobispo de Madrid arremete en tono beligerante contra el Ejecutivo socialista acusándole de retroceder en la defensa de los derechos humanos; el arzobispo de Valencia, García-Gascó ataca la cultura del laicismo y Cañizares, arzobispo de Toledo, hace lo propio contra las leyes del divorcio y del aborto, el campo de acción supera los límites de lo estrictamente moral. Imputar a este gobierno actuaciones que no son suyas, como el aborto o el divorcio, y no haberlo hecho durante los ocho años anteriores de gobierno del PP indica, bien a las claras, una sibilina intencionalidad política. No sé si tendrán algo que ver las próximas elecciones generales o no, pero mucho me temo que estas declaraciones, un tanto desabridas, pretendan influir en el electorado y condicionarlo. Afortunadamente dicho electorado sabe distinguir entre los sectores eclesiales conservadores que no aceptan las líneas marcadas por la Constitución en lo concerniente a la Iglesia y al Estado y a sus respectivos derechos y campos de acción y los sectores más avanzados que, desde el seno de la misma Iglesia, saben diferenciar lo que compete a la moral cristiana de lo que pertenece al ámbito legítimo constitucional. Ni el mismo PP, que yo sepa, lleva intención de modificar o derogar ambas leyes, me refiero a la del aborto y la del divorcio. En teoría dicho partido tendría que ser más receptivo a tales demandas. Digo en teoría porque también se hizo el sordo cuando el clamor de la calle clamaba NO a la guerra de Irak...Y no seré yo quien critique a determinados sectores de la Iglesia por hacer política, pero sería deseable mayor coherencia en la defensa de sus valores. ¿Por qué no los defiende con el mismo ímpetu cuando detenta el poder el PP? ¿Por qué algunos tenemos la sensación de que en estas ocasiones hacen la vista gorda? Lo confieso, me cuesta aceptar a esa Iglesia que mezcla sus signos y principios con siglas partidistas de una u otra ideología. Confunden y dividen a los mismos creyentes e indignan a los que desde un laicismo moderado y democrático se ven agredidos en sus principios y valores, que también los tienen.

El exministro José Bono no es santo de mi devoción, pero tengo que aplaudirle cuando tercia en esta polémica con una frase que sintetiza conceptualmente lo que, en definitiva, quiero recalcar: "Algunos dirigentes de la Iglesia si gobierna el PP no abren la boca y si lo hace el PSOE no la cierran".
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Sin embargo, la aprobación del “matrimonio” homosexual sí es responsabilidad del Gobierno actual y mi opinión está distanciada tanto de los partidos que la han apoyado como de los partidos que son contrarios a la Ley - PP y UNIÓ - al considerar que la regulación de las uniones debe realizarse al margen de la institución tradicional del matrimonio. Yo me habría conformado con que se buscase otra palabra diferente a la de “matrimonio” para referirse a esa unión, ya que provoca confusión al designar dicho nombre tanto a la unión entre dos personas del mismo sexo como a la de dos personas de sexo diferenciado, como venía siendo habitual en el matrimonio canónico y en el civil. Otro término lingüístico, y si no existe se inventa, habría sido más adecuado y aceptado mayoritariamente. Porque lo que clamaba al cielo era dar ya a estas personas homosexuales emparejadas los mismos derechos, incluida la adopción de niños desamparados, y la misma consideración social que a las parejas mixtas. Lo de empecinarse en ese "término" era secundario...

1 comentario:

  1. Anónimo1:19 a. m.

    Muy bueno tu punto de vista, el cual comparto. No vivo en España pero te dire que esas mismas situaciones que describes se repiten en otros lugares. Espero que al final se imponga la tolerancia y el sentido común.

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