A priori, lo confieso, estaba cargado de prejuicios contra el nuevo Presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy. Lo tenía considerado como bastante radical e intransigente, sobre todo en las cuestiones referidas a los desórdenes callejeros –incendios de vehículos- que jóvenes de origen magrebí, provocaban en las calles del cinturón parisino. Enemigo de la negociación y ajeno a las causas de tales desmanes, parecía partidario de la mano dura como única solución de tales conflictos. El ejercicio de la, siempre difícil cartera de Interior, le había dejado esta impronta. Así pensaba...
Ya convertido en Presidente de la República por mayoría absoluta, Sarkozy, hiperactivo durante los tres primeros meses de su mandato, ha querido buscar otra forma de hacer política y de intentar superar la tradicional división entre izquierda y derecha mediante la incorporación de personalidades del PS para que trabajen en su proyecto. Con Kouchner, ex socialista y ministro de Asuntos Exteriores, el más popular en el Gobierno de François Fillon, han entrado en el Gobierno Eric Besson, Jean-Marie Bockel y Jean-Pierre Jouyet, mientras tres de los más mitterrandianos, Jacques Attali, Hubert Védrine o Jack Lang, han recibido el encargo de preparar informes sobre, respectivamente, los frenos al crecimiento, los problemas de la globalización y la reforma de las instituciones de la V República. El último en entrar en esta red ha sido el ex primer ministro socialista Michel Rocard, reclutado para un comité para la revalorización de la profesión docente. A la vez, el Gobierno francés impulsa la candidatura de Dominique Strauss-Kahn a la dirección del Fondo Monetario Internacional y cuenta, entre otros, como secretaria de Estado a Fadela Amara, fundadora de Ni Putas Ni Sumisas
También me sorprendió que nombrase a Rachida Dati como ministra de Justicia. Hija de un padre albañil, marroquí, y una madre argelina, inmigrantes. Esta mujer tiene siete hermanas y cuatro hermanos, dos de estos con problemas judiciales al estar involucrados en el tráfico de drogas. Pese a ello, Sarkozy llevo a cabo dicho nombramiento a pesar de las reservas suscitadas entre altos funcionarios tanto de la derecha como de la izquierda, algunos de los cuales han dimitido. En su ánimo, imagino, pesaba el deseo de afirmar la apertura política, religiosa y cultural de su mandato presidencial.
Rachida estudió comercio mientras desempeñaba pequeños trabajos (venta a domicilio, enfermera, contable) para pagar sus estudios y ayudar a sus padres, y toda su brillantísima carrera, como magistrada, primero, en el Banco Europeo de Inversiones y en grandes empresas de aeronáutica y petróleo, la realizó a pulso, venciendo sola muchos obstáculos.
La hostilidad racial que su nombramiento ha despertado no se ha hecho esperar. Tampoco faltan los defensores, incluso entre organizaciones humanitarias, tradicionalmente de izquierdas...
El tiempo y la gestión llevada a cabo por tales nombramientos, al margen de ideologías y prejuicios, quitará o dará la razón a Sarkozy. El desconcierto se da tanto en su propio partido como en los de la oposición. Sin duda, se trata de otra forma de hacer política...Sin aventurar resultados y con cautela extrema tengo que decir que esta actitud valiente me ha gustado. Algunos otros dirigentes políticos, constreñidos por puros intereses partidistas y limitaciones de cupos, deberían tomar nota...
Estoy de acuerdo con tu artículo, será un político que nos puede sorprender. Hoy en El Períodico hay un artículo sobre la disciplina que quiere introducir o recuperar dentro las aulas. Hoy en dia mucha gente cree que disciplina es sinónimo de submisión y creo que es importante para toda la sociedad que la recuperemos.
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