viernes, mayo 31, 2013

“Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas”



Hay opiniones para todos los gustos. Unos dicen que nuestras palabras y expresiones son un reflejo de nosotros mismos. Otros piensan que lo que realmente nos define son nuestros actos.

Luis de Góngora expresó estas ideas con una plausible economía de léxico:

“Las palabras, cera;
las obras, acero”

Aunque podamos discrepar de lo que dicen y hacen, la verdad es que aquellas personas que logran la coherencia entre lo uno y lo otro son dignas de respeto y consideración. Lástima que escaseen tanto...

En el mundo de la educación familiar y escolar  pecamos de esta ausencia personal de integridad y coherencia. Predicamos lo que debe hacerse con la convicción de que así debe ser, pero la ejemplaridad con harta frecuencia brilla por su ausencia. Esto es especialmente tangible en el ámbito familiar. Y luego nos lamentamos de la escasa proyección de nuestros principios, normas y recomendaciones...

Cuando manifestamos nuestras emociones podemos optar por una formulación eminentemente positiva o negativa. La inmensa mayoría no se plantea la trascendencia que tiene elegir una u otra senda...Cada uno es como es y sus acciones y decisiones dependen de sus circunstancias, pero lo que sí tengo claro es que es poco inteligente juzgar o decir lo que habríamos hecho de estar en el lugar de otro. Y más penosa resulta, si cabe, la comparación. Ni estamos en la misma circunstancia ni somos la misma persona.

Siento auténtica veneración por las personas que realizan críticas constructivas, respetuosas, comprensivas,  que tienen empatía y elevada autoestima. Son capaces de consolar y  de animar con palabras estimulantes. Como las personas íntegras a las que me refería antes, éstas tampoco abundan mucho. La intolerancia, el pesimismo y la negatividad imperan. Es cierto que las circunstancias actuales pueden hallarse en la raaíz de las mismas, pero a veces pienso que también están... de moda. 

Quizás no está en nuestro ánimo ni en nuestra capacidad optar por la coherencia y la vía positiva, pero sí está a nuestro alcance, creo, reflexionar sobre lo que dice este hermoso proverbio árabe:

“Si lo que vas a decir
no es más bello que el silencio,
no lo digas”

miércoles, mayo 29, 2013

El juez Oteros compara a los políticos con los burros, "con todos los respetos para con los equinos".


No soy devoto del diario El Mundo (1), pero hoy publica una noticia que merece ser divulgada por todos los medios. Resulta que el magistrado de Córdoba, Manuel Oteros Fernández, se autoproclama "indignado" y no ahorra críticas a los representantes públicos, a los que califica de "burros", al tiempo que anula la sanción que le había sido impuesta a un empleado del Instituto Municipal de Deportes de Córdoba (Imdecor), al que considera poco menos que una víctima de las "peleas" en las que se enzarzan los políticos.

La resolución, fechada el pasado día 13, anula el castigo al trabajador, precisamente, por considerar que "recibe los palos que iban dirigidos a otros" y que actuó en todo momento de buena fe. No así los políticos bajo cuyas órdenes trabajaba y a los que, ya de forma general, critica por dedicarse, a su juicio, más al enfrentamiento partidista que a velar por el interés público. 

El juez Oteros compara a los políticos con los burros –"con todos los respetos para con los equinos"– y a los ciudadanos con los "arrieros" del popular proverbio para concluir que las negligencias de los primeros las pagan los segundos. 

Y en este sentido se lanza a "recordar" a los políticos, o sea a los burros, "de que más les valdría a los arrieros, que somos todos, que se dejaran de pelear y se pusieran a andar", a lo que añade, en una clara referencia a la crisis económica y política en la que se encuentra sumido el país, que "hay mucho camino por delante y poco tiempo para recorrerlo, a riesgo de llegar tarde o no llegar". 

Lo que hace no es, explica, sino emular a los juzgadores ingleses, que en no pocos casos no sólo juzgan "sino que además a veces reconvienen a las partes". 

(1).- Me asaltan las dudas de si este diario habría dado tanto relieve a esta noticia si los hechos hubiesen sucedido en un municipio gobernado por otro partido. Quizás peco de suspicacia...

jueves, mayo 23, 2013

Cristóbal Colón ficha por el Barça




El monumento a Cristóbal Colón que preside el final de las Ramblas ha amanecido con una imagen novedosa. Resulta que el descubridor de América lleva puesta la nueva camiseta del Barça que se vestirá en la próxima temporada. Seguirá colgada hasta el 9 de junio a razón de 94.100 €. Las distintas tendencias políticas y deportivas están muy enfrentadas.  El alcalde de Barcelona, Sr. Trías, acérrimo culé,  ya afirmó en su día que “tener un yerno del Español o del R. Madrid sería una desgracia”. Por supuesto no tardó en pedir disculpas públicamente, dado el revuelo que provocó semejante afirmación. Sin embargo esta decisión del Ayuntamiento de Barcelona de autorizar “dicho fichaje”  es considerada por no pocos como una nueva afrenta a los que tienen otras sensibilidades...


Más allá de las rivalidades y preferencias deportivas, el debate que provoca este hecho no es baladí. ¿Se pueden comercializar y disfrazar  los monumentos públicos con fines recaudatorios? ¿Hay que poner límites a estas prácticas publicitarias? Esta es la cuestión...


Lo positivo o negativo de esta noticia es que ha relegado a un segundo plano  toda esa suerte de conflictos y  problemas que nos vienen aquejando y amargando desde hace tiempo: recortes en la sanidad y en la educación, paro laboral, corruptelas,  planes de educación politizados, incertidumbres, etc.




miércoles, mayo 15, 2013

CLUB DE CORNUDOS O EJÉRCITO CORONADO: Plazas libres


En Los juegos de la edad tardía, Luis Landero recrea a dos otoñales adolescentes, Gregorio y Gil, que han emprendido juegos demasiado peligrosos y, fortificado el uno por la fe redentora del otro, ya no pueden sino fundirse para siempre en Faroni (personaje de ficción: ingeniero y poeta, triunfador, culto, políglota, apuesto, audaz en el amor, progre...) quien reune todas las virtudes que ellos quisieran para sí.. Me han llamado la atención muchas cosas en esta novela, pero sobre todo lo bien descrita que está la situación inalcanzable. ¿Quién no ha sentido deseos alguna vez de superar, a cualquier precio, la mediocridad de la vida cotidiana? Pues esto es lo que pretenden ambos personajes...Sin embargo, el texto que acompaña a esta breve introducción en el tema de esta gran novela nada tiene que ver con la trama central, pero es muy divertido y original. Un sesentón, vendedor de lotería y con la frente supuestamente coronada explica al protagonista Gregorio un proyecto de asociación ciertamente novedosa: el ejército coronado...

-Tengo grandes proyectos. Los cornudos somos legión. Debemos organizamos, fundar un club, o una cofradía, como el kukusclán. Saldríamos de noche con antorchas, a chamuscar coños. La gente se reúne para formar sectas. Las hay políticas, religiosas, laborales y de todo tipo. Hasta los maricas y las putas tienen sede propia. Sólo los coronados vamos insolidarios por el mundo. Con el honor se nos va el coraje. Y siendo, como somos, víctimas de natura, no una secta secreta, un Real Colegio deberíamos fundar. Hay que remover los cimientos del mundo y aprender materia de los animalillos. La humildad nos enseñará el orgullo de las calamidades. Y aún le diré más: todos los hombres son cor­nudos. Hasta los más seguros, aunque sólo sea del pensa­miento, los tienen esbozados. Hay cabrones aéreos y terres­tres. Vivir es estar de camino. Hasta la soltería y el clero andan en armas, en servicios de retén. Hablo como hom­bre antiguo que soy. Va uno a la guerra, pierde un brazo y gana una medalla. Pues lo mismo nosotros. Los coronados también lo somos de laurel. Debemos llevar la añadidura como otros el miembro mutilado, como un timbre de glo­ria. Imagínese un ejército de vencidos. Una embestida mun­dial de cabrones tendría efectos parejos al de una guerra ató­mica. Cambiaría el curso de la Historia, como ocurrió con otras grandes sectas, la masonería o el socialismo. Mire esto -y sacó un pequeño látigo con puntas de plomo- ¿Se ima­gina? ¿Qué ejército habría mayor que el nuestro? ¡El Ejér­cito coronado! 

Estrechó aún más el cerco de su voz:

-Por el momento somos tres. Tres soldados, que nos reu­nimos los sábados después de medianoche. Pero, le diré. Sólo en este barrio, tengo contabilizados más de cuatrocien­tos posibles infantes. Tienen miedo del deshonor. No han aprendido todavía el orgullo de esta gran desgracia natural. Tenemos antepasados emperadores, príncipes, santos, papas y sabios. Una genealogía que nos hace aristócratas. Tene­mos una bandera, dos rayos rojos sobre fondo blanco, y pronto tendremos también un himno. Amigo, si alguna vez cae en desgracia, o ya ha caído, únase a nosotros. Yo estoy aquí todas las noches, después de las nueve. Corra la voz. Nuestro lema es: « ¡Honor en llamas! ».

Luis Landero.- Juegos de la edad tardía, págs. 319-320

viernes, mayo 03, 2013

GEORGE STEINER: "“Aquellos que no han sido militantes de sus sueños, han nacido viejos”.



(Esta entrada fue publicada en esta bitácora el 24 de octubre de 2007. En aquella época escribía convulsivamente cada día. No recibía ningún comentario. Al releerla me ha parecido que mantiene vigencia. Siento debilidad por este pensador – quedan tan pocos – y por eso vuelvo a la carga con alguno de sus pensamientos).

George Steiner impartió una conferencia el pasado martes en el Saló del Tinell de Barcelona. La sala estaba totalmente abarrotada. El aplauso con que fue recibido fue atronador. No era para menos. La presencia de uno de los pocos intelectuales de talla universal que quedan vivos ha supuesto un auténtico acontecimiento en la ciudad condal. Es un lujo y un privilegio asistir en directo a una de sus acostumbradas reflexiones en torno a algo que parecía una paradoja “Recordando el futuro”. Crítico, escritor y teórico de la literatura y de la cultura. Su ámbito de interés principal es la literatura comparada. Su obra como crítico tiende a la exploración, con reconocida brillantez, de temas culturales y filosóficos de interés permanente, contrastando con las corrientes más actuales por las que ha transitado buena parte de la crítica literaria contemporánea. Su obra ensayística ha ejercido una importante influencia en el discurso intelectual público de los últimos cincuenta años.

Hace años me regalaron Lecciones de los maestros de Steiner y recuerdo que ya planteaba el problema de la pérdida de prestigio del profesor o maestro que antes poseía. El libro invita a reflexionar sobre el acto de enseñar y las complicadas relaciones entre quienes dan el conocimiento y quienes lo reciben. Ser profesor, enseñar, es ciertamente una actividad llena de riesgos, de luces y sombras. Una buena clase, una lección magistral, requiere no menos de inspiración que de una preparación adecuada y depende, además, de un conjunto de factores de enorme fragilidad. La enseñanza, decía, es una actividad laboral que reporta pocas gratificaciones (y no se refería a las económicas) y que con demasiada frecuencia tiene que ver más con la resignación que con el entusiasmo. En dicho libro recordaba la cruel sentencia de Goethe: “El que sabe hacer una cosa, la hace. El que no sabe, la enseña”

Su disertación giró en torno a los temas de siempre, pero con acento nuevo y centrado en Europa: el declive de las humanidades, la memoria histórica, la función de la educación, el peligro seductor del olvido, la banalidad, la tiranía del dinero... 

“Europa hace peste a dinero y hay que abrir las ventanas para que entre la cultura reflexiva, que no tiene nada que ver con una generación de jóvenes que a los treinta años tienen como máxima aspiración hacerse millonarios”. 


Steiner se pregunta si la memoria de lo que ha pasado en Europa no es ya una carga demasiado pesada. Si es preciso olvidar para seguir adelante. Si la tendencia al olvido colectivo no es el intento de suprimir aquello que es insoportable. 

“No se explica –ha escrito Steiner- que el pueblo más culto, más avanzado y más preparado, como era el alemán de los años treinta cayese en la depravación humana e inmoral que lleva a Auschwitz”. 

Difícilmente se puede abordar el futuro si se deja un vacío detrás. 

“El destino de Europa tiene que ver con la capacidad de convertir nuestros lugares de memoria en lugares de posibilidad”.

De sus palabras se desprende pesimismo cuando reflexiona sobre la prisa que caracteriza a la vida moderna. La prisa perpetua no nos lleva a ningún sitio, nos convierte en autómatas, nos priva de la facultad de utilizar el tiempo para pensar, para construir y para hacer más humana la convivencia. No es el tiempo de los relojes ni el de las agendas que va pasando inexorablemente. Es el tiempo del espíritu el que nos lleva a ir hacia delante en contra y por encima de los obstáculos.

Steiner aborda también un tema de actualidad, la inmigración. Y se pregunta con perplejidad y tristeza por la actitud europea ante ella. Europa no es homogénea ni por su historia ni por su cultura ni tampoco por sus identidades nacionales. Europa se ha hecho acogiendo a los que han llegado del este, de la estepa. de los países balcánicos, mezclando lenguas, culturas religiones y actitudes vitales. Aquí volvió a la tesis de acuerdo con la cual somos invitados de la vida. Y sugiere, a partir de esta máxima, que tal vez la función de Europa, después de las atrocidades del siglo XX, sea mostrar que podemos vivir como invitados los unos de los otros. Recalca la palabra “huéspedes” como maravillosa puesto que denota tanto a quien acoge como a quien es acogido. Estas palabras –paradojas de la vida- casi coinciden con la noticia de un acto de racismo violento cometido por un joven en el vagón de un tren de FGC contra una muchacha ecuatoriana.

Steiner finaliza su charla con la petición expresa de que protejamos la esperanza para no convertirla en una refugiada de la vida. 

“Aquellos que no han sido militantes de sus sueños, han nacido viejos”. 

Escuchar a Steiner es un privilegio. Dejo el Saló del Tinell decidido a leer alguno de sus libros.

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De ANGIE para LUIS ANTONIO

"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".