(Fotografías: Vista de Aliaga: su fuente de inspiración inagotable y José Mª -con corbata azul- en un acto cultural)
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José María Ariño "Josemarco", nacido en Aliaga (Teruel) en 1953, es Maestro y Doctor en Filología Hispánica. Actualmente compagina la labor docente y la dirección del Instituto Ramón y Cajal de Zaragoza con su otra gran pasión, la literatura. Es una persona inquieta, activa, con una visión universal del mundo en que vivimos y escribe de maravilla. Sus poemas, la narración y descripción de sus impresiones, su preocupación por la labor docente, su ideología progresista y ponderada, además del amor que profesa a la tierra que le vio nacer, tierra que también siento como propia, le hacen merecedor de mi admiración y consideración más sinceras. Sus múltiples actividades culturales y literarias dan mucho de sí y resultan más que sugerentes para escribir “largo y tendido” sobre las mismas. Hoy sólo voy a referirme a un hecho concreto, meritorio y que ha llegado a buen fin.
Josemarco acaba de publicar un libro que recoge las investigaciones llevadas a cabo en su Tesis Doctoral. Dicha publicación, por sí sola, supone un merecido galardón a más de diez años de trabajo, incontables visitas y viajes a las bibliotecas de Zaragoza, a la Biblioteca Nacional de Cataluña, a la Biblioteca Nacional de Madrid y a otras y variadas fuentes de documentación. La prolija bibliografía recogida en su libro es buena muestra del ímprobo trabajo de recogida de datos llevado a cabo. El libro no tiene nada de “modesto acercamiento” Sólo de pensar en el esfuerzo realizado y la constancia requerida por José Mª, yo mismo acuso el cansancio físico y moral, aunque gratificante, que tal empresa ha debido suponer.
El libro se titula Recuerdos y Bellezas de España, ideología y estética y ha sido publicado en Zaragoza, 2007 por la Institución Fernando el Católico. En las 566 páginas se recopilan y analizan aspectos literarios, artísticos, históricos y costumbristas de tres décadas del siglo XIX (1839-1872) reflejadas en once volúmenes –Recuerdos y Bellezas de España- publicados por entregas y en más de quinientas litografías, dibujadas del natural por el artista barcelonés Francisco Javier Parcerisa. El libro es un profundo y analítico acercamiento a esta serie documental redactada por Pablo Piferrer, José María Quadrado, Francisco Pi i Margall y Pedro de Madrazo que recibió la adhesión y constancia de numerosos suscriptores y gozó de gran prestigio durante el largo período que requirió su publicación. Josemarco pone de relieve el afecto y la admiración que siente por estos escritores románticos y realistas que intentaron rescatar del pasado y de los eventos históricos que convulsionaron el siglo XIX de nuestra historia la visión artística e ideológica que profesaban hacia los monumentos artísticos de España más representativos y los paisajes de las épocas medieval y renacentista vistos desde una perspectiva personal y eminentemente romántica.
Josemarco consigue transmitir al lector de su libro el afecto y la admiración que manifiesta por estos inquietos intelectuales decimonónicos, preocupados por el futuro del país y contagiados de la nostalgia romántica de la época. Todos los autores de esta obra monumental participan en una obra común desde posiciones personales acusadas que dejarán de manifiesto su impronta y sello personales. Confieso que, antes de leer el libro de Josemarco, sólo me sonaba el nombre de Francisco Pi i Margall, más por su significación política que literaria. Ahora la curiosidad se me ha hecho extensible también hacia el conjunto de dichos autores de esa obra decimonónica que llevaron a cabo y que constituye el objetivo central y ambicioso de la Tesis de Josemarco.
El libro se estructura en dos partes. La exposición y el lenguaje son claros y pedagógicos. La I recopila el contenido histórico de la obra estudiada, los antecedentes viajeros ilustrados, el espíritu viajero de los escritores románticos, la ideología romántica conservadora y nostálgica de los autores, el entorno complejo de la editorial de la obra y todas las vicisitudes que supone una obra de estas características en un medio de relativas disponibilidades técnicas y logísticas. También se centra en la presentación de los colaboradores. Todos ellos con una personalidad propia y poseedores de muchas capacidades, imprescindibles, por supuesto, para llevar a cabo una empresa de tal envergadura. De esta I parte, quiero destacar esta referencia a los autores como la más motivadora, sin olvidarme, por supuesto, de la descripción detallada de cada uno de los once volúmenes y la selección de los motivos artísticos seleccionados –sobre todo el arte románico, bizantino y gótico- y plasmados en hermosas y realistas litografías comentadas con gusto artístico y personalidad acusada.
La II parte aborda, en profundidad y con prolijos y primorosos textos documentales, los dos temas estrellas de la obra: la ideología y la estética de lo sublime y pintoresco del arte. Aunque yo siempre he sentido debilidad por el romanticismo más exaltado y revolucionario – Espronceda, Larra, etc.- confieso que la ideología conservadora y nostálgica de la Edad Media que se palpa en el conjunto de la obra analizada en el libro de Josemarco también me seduce en la medida en que esa visión sublimada que se desprende del pasado no obedece tanto a una especie de autoengaño contemplativo como a una valoración sincera de que cualquier tiempo pasado, sobre todo medieval y lejano, fue mejor.
He prestado especial atención al tomo IV de esta obra que se ocupa de Aragón Creo que, salvadas las distancias, hasta resulta actual la visión que estos viajeros –José Mª Quadrado como escritor y Fco. Javier Parcerisa como litógrafo- manifiestan sobre esta tierra austera, desértica y bastante desconocida. Ellos, como los que nos preciamos de conocerla, supieron captar el pintoresquismo del paisaje aragonés. La variedad que se observa desde los incomparables Pirineos, pasando por los desiertos y valles del Ebro y del Jalón hasta arribar a las sureñas tierras turolenses captaron el interés de viajeros sensibles que también supieron apreciar la actitud hospitalaria de sus gentes y sus costumbres y tradiciones más populares. Comparto con ellos la sorpresa que les supuso la contemplación y ubicación del antiguo monasterio de San Juan de la Peña. Tampoco les pasa desapercibida la relevancia y singularidad de los monumentos de Zaragoza y las ciudades más destacadas de la provincia, Daroca, Tarazona y Calatayud. Y los archiconocidos, ayer y hoy, monasterios de Veruela y Piedra. Y Teruel, la eterna tercera, por no decir última, supone el recorrido más limitado. Albarracín, Alcañiz y Teruel, la capital, serán las más destacadas. Afortunadamente también supieron captar y visitar localidades de gran valor artístico como es el caso de Mirambel, Mora de Rubielos, etc. Hasta supieron apreciar las excelencias del queso de Tronchón, presente en el mismísimo Quijote.
Josemarco finaliza su libro con unas breves, aunque densas, conclusiones en las que subraya la importancia de esta colección de libros como poseedor de “abundantes orientaciones para futuros estudios sobre la época convulsa pero apasionante de la España decimonónica”. Tanto los estudiosos del arte como los amantes de la literatura de viajes deben valorarla y tenerla en cuenta.
Josemarco acaba de publicar un libro que recoge las investigaciones llevadas a cabo en su Tesis Doctoral. Dicha publicación, por sí sola, supone un merecido galardón a más de diez años de trabajo, incontables visitas y viajes a las bibliotecas de Zaragoza, a la Biblioteca Nacional de Cataluña, a la Biblioteca Nacional de Madrid y a otras y variadas fuentes de documentación. La prolija bibliografía recogida en su libro es buena muestra del ímprobo trabajo de recogida de datos llevado a cabo. El libro no tiene nada de “modesto acercamiento” Sólo de pensar en el esfuerzo realizado y la constancia requerida por José Mª, yo mismo acuso el cansancio físico y moral, aunque gratificante, que tal empresa ha debido suponer.
El libro se titula Recuerdos y Bellezas de España, ideología y estética y ha sido publicado en Zaragoza, 2007 por la Institución Fernando el Católico. En las 566 páginas se recopilan y analizan aspectos literarios, artísticos, históricos y costumbristas de tres décadas del siglo XIX (1839-1872) reflejadas en once volúmenes –Recuerdos y Bellezas de España- publicados por entregas y en más de quinientas litografías, dibujadas del natural por el artista barcelonés Francisco Javier Parcerisa. El libro es un profundo y analítico acercamiento a esta serie documental redactada por Pablo Piferrer, José María Quadrado, Francisco Pi i Margall y Pedro de Madrazo que recibió la adhesión y constancia de numerosos suscriptores y gozó de gran prestigio durante el largo período que requirió su publicación. Josemarco pone de relieve el afecto y la admiración que siente por estos escritores románticos y realistas que intentaron rescatar del pasado y de los eventos históricos que convulsionaron el siglo XIX de nuestra historia la visión artística e ideológica que profesaban hacia los monumentos artísticos de España más representativos y los paisajes de las épocas medieval y renacentista vistos desde una perspectiva personal y eminentemente romántica.
Josemarco consigue transmitir al lector de su libro el afecto y la admiración que manifiesta por estos inquietos intelectuales decimonónicos, preocupados por el futuro del país y contagiados de la nostalgia romántica de la época. Todos los autores de esta obra monumental participan en una obra común desde posiciones personales acusadas que dejarán de manifiesto su impronta y sello personales. Confieso que, antes de leer el libro de Josemarco, sólo me sonaba el nombre de Francisco Pi i Margall, más por su significación política que literaria. Ahora la curiosidad se me ha hecho extensible también hacia el conjunto de dichos autores de esa obra decimonónica que llevaron a cabo y que constituye el objetivo central y ambicioso de la Tesis de Josemarco.
El libro se estructura en dos partes. La exposición y el lenguaje son claros y pedagógicos. La I recopila el contenido histórico de la obra estudiada, los antecedentes viajeros ilustrados, el espíritu viajero de los escritores románticos, la ideología romántica conservadora y nostálgica de los autores, el entorno complejo de la editorial de la obra y todas las vicisitudes que supone una obra de estas características en un medio de relativas disponibilidades técnicas y logísticas. También se centra en la presentación de los colaboradores. Todos ellos con una personalidad propia y poseedores de muchas capacidades, imprescindibles, por supuesto, para llevar a cabo una empresa de tal envergadura. De esta I parte, quiero destacar esta referencia a los autores como la más motivadora, sin olvidarme, por supuesto, de la descripción detallada de cada uno de los once volúmenes y la selección de los motivos artísticos seleccionados –sobre todo el arte románico, bizantino y gótico- y plasmados en hermosas y realistas litografías comentadas con gusto artístico y personalidad acusada.
La II parte aborda, en profundidad y con prolijos y primorosos textos documentales, los dos temas estrellas de la obra: la ideología y la estética de lo sublime y pintoresco del arte. Aunque yo siempre he sentido debilidad por el romanticismo más exaltado y revolucionario – Espronceda, Larra, etc.- confieso que la ideología conservadora y nostálgica de la Edad Media que se palpa en el conjunto de la obra analizada en el libro de Josemarco también me seduce en la medida en que esa visión sublimada que se desprende del pasado no obedece tanto a una especie de autoengaño contemplativo como a una valoración sincera de que cualquier tiempo pasado, sobre todo medieval y lejano, fue mejor.
He prestado especial atención al tomo IV de esta obra que se ocupa de Aragón Creo que, salvadas las distancias, hasta resulta actual la visión que estos viajeros –José Mª Quadrado como escritor y Fco. Javier Parcerisa como litógrafo- manifiestan sobre esta tierra austera, desértica y bastante desconocida. Ellos, como los que nos preciamos de conocerla, supieron captar el pintoresquismo del paisaje aragonés. La variedad que se observa desde los incomparables Pirineos, pasando por los desiertos y valles del Ebro y del Jalón hasta arribar a las sureñas tierras turolenses captaron el interés de viajeros sensibles que también supieron apreciar la actitud hospitalaria de sus gentes y sus costumbres y tradiciones más populares. Comparto con ellos la sorpresa que les supuso la contemplación y ubicación del antiguo monasterio de San Juan de la Peña. Tampoco les pasa desapercibida la relevancia y singularidad de los monumentos de Zaragoza y las ciudades más destacadas de la provincia, Daroca, Tarazona y Calatayud. Y los archiconocidos, ayer y hoy, monasterios de Veruela y Piedra. Y Teruel, la eterna tercera, por no decir última, supone el recorrido más limitado. Albarracín, Alcañiz y Teruel, la capital, serán las más destacadas. Afortunadamente también supieron captar y visitar localidades de gran valor artístico como es el caso de Mirambel, Mora de Rubielos, etc. Hasta supieron apreciar las excelencias del queso de Tronchón, presente en el mismísimo Quijote.
Josemarco finaliza su libro con unas breves, aunque densas, conclusiones en las que subraya la importancia de esta colección de libros como poseedor de “abundantes orientaciones para futuros estudios sobre la época convulsa pero apasionante de la España decimonónica”. Tanto los estudiosos del arte como los amantes de la literatura de viajes deben valorarla y tenerla en cuenta.
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Como premio y reconocimiento a esta labor, el prestigioso Antón Castro, gallego/aragonés, escritor y director del programa cultural Borradores (Aragón TV) invitó a Josemarco a presentar su libro el pasado 23 de agosto. Supieron a poco los diez minutos de charla sosegada, amena y provechosa que mantuvieron ambos en un marco de complicidad amistosa. José Mª se mostró tranquilo, profesional y, dada su gran capacidad de síntesis, supo aprovechar el relativo tiempo disponible para colmarlo de contenido. Lástima que la hora del programa no sea la de la audiencia deseable.
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A mí, sólo me resta añadir un par de cosas a esta breve e incompleta referencia a la obra doctoral de Josemarco. Enhorabuena, gracias y adelante. Espero que este libro sea el comienzo de un camino ya consolidado donde los proyectos literarios no falten y pronto sean realidades...que podamos disfrutar los que te profesamos admiración y afecto sincero.
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A mí, sólo me resta añadir un par de cosas a esta breve e incompleta referencia a la obra doctoral de Josemarco. Enhorabuena, gracias y adelante. Espero que este libro sea el comienzo de un camino ya consolidado donde los proyectos literarios no falten y pronto sean realidades...que podamos disfrutar los que te profesamos admiración y afecto sincero.
Te agradezco sinceramente, Luis, el comentario elogioso que haces de mi libro. Tu valoración es muy acertada y denota que has leído el libro con gran interés. Espero sirva para que otros se acerquen a la obra con el mismo talante. A mí me sirve de impulso para seguir investigando sobre una época y una literatura todavía no muy conocida por nuestros contemporáneos.
ResponderEliminarGracias, Luis.
José María