"MIDNIGHT IN BARCELONA"

Este verano, Barcelona ha sonado en los medios por las noticias de conflictos que ha generado: apagón tercermundista de amplia proyección que ni en La Habana, ciudad acostumbrada como pocas a los cortes de luz, lo han vivido de tal calibre; retrasos endémicos en los trenes de Cercanías de la Renfe, cabreos generalizados...Sin embargo, quiero seleccionar un tema ajeno a tales sinsabores, aunque pueda considerarse un tanto frívolo. Me refiero a la película de Woody Allen, titulada provisionalmente: “Midnight in Barcelona”

Desde que en una nublada mañana de principios de julio, con la estatua de Colón al fondo, Allen empezara a dar cuerpo a su último proyecto han transcurrido casi dos meses de trabajo que han incluido también un desplazamiento a Asturias.

La presencia de Scarlett Johansson, Penélope Cruz y Javier Bardem ha generado una inusitada expectación. A pesar del corte de calles, de la vigilancia policial y de los guardias de seguridad, no ha sido difícil captar su presencia en algunas zonas emblemáticas de esta ciudad: el barrio pescador de la Barceloneta, la Sagrada Familia, el Paseo de Gracia o las populares Ramblas han servido de escenario para el canijo -dicho con cariño- director, ataviado en todo momento con su gorra caqui de pescador.

Woody Allen, más apreciado en Europa que en EEUU, durante su estancia también ha tenido tiempo para ser nombrado doctor 'honoris causa' por la Universidad Pompeu Fabra y tocar el clarinete, junto a los músicos de su banda, en la conocida Casa Fuster del Paseo de Gracia.

El tema de la película gira en torno a una turista americana guapísima (Scarlett) que entabla relaciones con gente, también guapa, de la ciudad (Javier Barden, Rebecca Hall y Penélope Cruz)

Este evento, cómo no, que para el ciudadano ocioso ha sido un motivo de curiosidad, se ha politizado, sobre todo en el Ayuntamiento, dadas las cuantiosas subvenciones que, dicen, ha recibido tal rodaje por parte de las instituciones públicas.